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Oportunidades del sector ganadero vacuno

Enviado por federicoast


Partes: 1, 2
Monografía destacada

    1. Resumen
    2. Grado de aprovechamiento de oportunidades entre 2002 y 2004
    3. Causas de las restricciones de oferta
    4. Proyecciones sobre la sustentabilidad de las exportaciones
    5. El Plan Ganadero Nacional
    6. Conclusión
    7. Precisiones sobre bibliografía

    Oportunidades y desafíos del sector ganadero vacuno en su inserción internacional en los primeros años del siglo XXI

    Resumen

    El objetivo del trabajo es estudiar el desempeño exportador del sector productor de carne vacuna entre 2002 y 2004, años en que el establecimiento de un tipo de cambio competitivo y la reapertura de mercados internacionales permiten una notoria mejora para las oportunidades de inserción externa. En el estudio se sostiene que, ante estas perspectivas favorables, el desempeño exportador de carne vacuna ha sido decepcionante por la existencia de una serie de problemas de oferta que han conducido a un notable aumento de precios al consumidor y una fuerte liquidación de stocks ganaderos. A continuación, se analizan las causas que han generado estas insuficiencias de oferta y se muestra en qué medida éstas impiden una inserción externa sustentable. Por último se evalúa el proyecto del "Plan Ganadero Nacional" elaborado por el gobierno a los efectos de resolver los problemas de oferta que en la actualidad enfrenta el sector para lograr una inserción exitosa y sustentable de la Argentina en los mercados mundiales de carne vacuna.

    I- Introducción

    El sector ganadero vacuno es una actividad de peso en la economía argentina, tanto por su aporte al PBI, por la cantidad de empleo que genera como por ser proveedor de uno de los alimentos esenciales de la dieta de los argentinos.

    A partir de la devaluación del 2002, se han abierto una serie de posibilidades de exportación vinculadas a la reapertura de mercados externos y al establecimiento de un tipo de cambio competitivo. En base al fuerte incremento de las colocaciones entre los años 2002 y 2004, muchos analistas y periodistas especializados no sólo han anunciado que el sector atraviesa por una época excepcional sino que también le profetizan un brillante futuro.

    El objetivo de este estudio será analizar si dicho enfoque se encuentra justificado. En efecto, desde una perspectiva más amplia, el aparente "boom" exportador de la actualidad no es un episodio novedoso. En distintos momentos de la historia, cuando se registra apertura de mercados para las carnes y el tipo de cambio resulta favorable, también se observa similar desempeño.

    Sin embargo, éste luego acaba por verse frustrado por ciertos factores limitantes de la oferta que desembocan en un desaprovechamiento de las oportunidades que tan brillantes parecen a los observadores de cada época de expansión.

    A continuación se sostendrá que, tal como se encuentran planteadas las condiciones actuales de oferta del sector, el aumento observado de las exportaciones se enmarca dentro del esquema de expansión exportadora seguida de una crisis que devuelve los valores a sus niveles previos. Al mismo tiempo, se demostrará no sólo que el complejo ganadero vacuno no ha logrado aprovechar plenamente las oportunidades brindadas por la nueva coyuntura internacional sino que el comportamiento de sus actores ha sentado las bases para una nueva crisis que, de mantenerse el rumbo actual de los acontecimientos, no tardará en producirse.

    Por último, en respuesta a dichas falencias que, a la luz de la experiencia pasada, podrían denominarse "estructurales", la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos ha lanzado el "Plan Ganadero Nacional", un ambicioso proyecto destinado a resolver los problemas antes mencionados para lograr una inserción exitosa del sector de las carnes argentinas en el mercado mundial.

    El plan a seguir en la exposición será el siguiente. En primer lugar, se demostrará que, durante el período bajo estudio, las oportunidades no han sido aprovechadas debido a la existencia de ciertas restricciones de oferta. En segundo lugar, se analizarán las causas de dichas restricciones. En tercer lugar, se brindarán dos proyecciones para señalar en qué medida los problemas de oferta podrían afectar los negocios futuros del sector. Y por último, se presentará el Plan Ganadero Nacional evaluando de qué manera se propone resolver las restricciones de oferta que aquejan al sector.

    Ahora bien, a los efectos de abordar correctamente la problemática, será necesario establecer un criterio sobre en qué consiste "aprovechar las oportunidades del mercado internacional". Si bien al nivel del productor individual podría considerarse que aprovechar oportunidades es maximizar los beneficios de la firma vendiendo a los mercados donde la rentabilidad es mayor, a nivel agregado este enfoque resulta insuficiente.

    En efecto, la producción y comercialización de carne vacuna en la Argentina ha estado tradicionalmente asociada a la satisfacción de la fuerte demanda doméstica de un alimento que los argentinos consumen muy por encima de los niveles del resto de los países (los 62 kilogramos per cápita actuales son el valor más alto del mundo). Por lo tanto, si satisfacer la demanda del mercado externo significa tan sólo una reasignación del destino de la producción desde el interior hacia el exterior a través del mecanismo de precios, no se afirmará que las oportunidades han sido aprovechadas.

    En segundo lugar, se comprenderá que "aprovechar oportunidades" no sólo significa aumentar las ventas en el presente sino también crear las condiciones para un nivel de exportaciones sustentable y lucrativo en el tiempo. Es decir, elaborar una estrategia de inserción internacional lo suficientemente sólida como para que las oportunidades futuras puedan seguir siendo aprovechadas. En efecto, no resulta razonable sostener que una firma sea exitosa si expande sus ingresos presentes a través de la venta de su capital de trabajo. Y, como se demostrará a continuación, esto es precisamente lo que ha ocurrido en el sector de la carne bovina: para aprovechar las condiciones actuales de demanda se ha procedido a una notoria liquidación de stock que ya ha comenzado a comprometer seriamente la posibilidad de negocios futuros.

    II- Grado de aprovechamiento de oportunidades entre 2002 y 2004

    A) Las nuevas oportunidades del mercado internacional

    1- El cambio favorable de la coyuntura a partir de 2002

    El incumplimiento del primer criterio anteriormente definido para el aprovechamiento de las oportunidades puede observarse nítidamente en el período inmediatamente posterior a la devaluación. En esta primera etapa, el sector no ha respondido adecuadamente al aumento de demanda externa pues, en lugar de incrementar su producción de carne para satisfacer simultáneamente a los mercados interno y externo, ha generado un aumento de precios al consumidor que, a través de la reducción de su demanda, ha liberado recursos para la exportación.

    En primer lugar, nos referiremos brevemente a la situación que enfrentaba el sector durante el período anterior al 2002. El brote de aftosa descubierto en 2001 conduce al cierre de numerosos destinos como Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Chile y otros. Si a esta contracción de la demanda externa se le añade el dato de que la Argentina sufría de atraso cambiario, se comprende que entre 2000 y 2001, las ventas se hayan derrumbado de 357.000 toneladas a 169.000, una reducción de más del 50%. Al mismo tiempo, la relación exportaciones sobre producción cae del 12% al 6%, un valor extremadamente bajo en la historia.

    Por lo tanto, el sector de la carne vacuna comienza el año 2002 inmerso en una profunda crisis causada por el cierre de mercados externos y un mercado local recesivo que no logra absorber el sobrante de producción.

    Ahora bien, el primero de los factores comienza a revertirse gracias a la reapertura de ciertos destinos. En efecto, a lo largo del 2002, se reabren el mercado de la Unión Europea (28.000 toneladas de cuota Hilton más un adicional con carácter extraordinario de 10.000 toneladas), Bulgaria (17.000 toneladas de carne congelada), Egipto (35.000 toneladas de carne congelada faenada según el ritual religioso Halal) y otros de menor importancia relativa.

    Al mismo tiempo que se recuperan destinos, el alto tipo de cambio real permite un aumento de competitividad que, como se señalará más abajo, ha permitido exportar a países del circuito aftósico donde anteriormente las carnes argentinas no resultaban atractivas por su alto precio: notoriamente Brasil (cuyas compras a nuestro país se incrementan en 10.000 toneladas entre 2001 y 2002), Nigeria, Perú y otros. Más aún, la Argentina es tan competitiva en este período que logra colocar envíos en Europa por fuera de la cuota Hilton, es decir, pagando un arancel superior al 100%.

    La explicación que puede brindarse para este gran despliegue exportador es que el precio en dólares del novillo (principal determinante de los costos de los frigoríficos y, por lo tanto, de la competitividad externa de las carnes argentinas) registra una notable reducción al pasar de un promedio de 0,73 U$S a lo largo de todo 2001 a 0,50 U$S en su promedio de 2002.

    Esta disminución en los costos permite a los frigoríficos exportadores gozar de una excelente competitividad en los destinos del circuito aftósico donde el precio es la variable relevante. Los mercados que aceptan carne de países con aftosa suelen pagar menores precios por tonelada que aquellos que sólo compran carne libre de enfermedad. Entonces, en los primeros resulta fundamental ofrecer un producto barato.

    La combinación de estos factores genera un aumento de volumen de casi 300% en las exportaciones de carnes frescas entre 2001 y 2002, de 257% en carnes congeladas y 12% en carnes procesadas. Este último rubro presenta una menor variación pues suele ser afectado en menor medida por la aftosa (ante el descubrimiento en la Argentina de un brote de dicha enfermedad en 2001, Estados Unidos cierra su mercado de carnes frescas y congeladas pero mantiene sus compras de carnes procesadas).

    2- El auge exportador como recuperación de espacios perdidos.

    Ahora bien, estas cifras parecerían evidenciar un fenomenal desempeño exportador si se las compara con los valores de 2001. Sin embargo, en una confrontación con el desempeño del sector durante la década del 90 resultan decepcionantes.

    El promedio de embarques entre 1992 y 2000 (años en que Argentina sufría de un serio atraso cambiario) se ubica alrededor de 392.000 toneladas. En 2002, cuando el país goza de una competitividad externa excepcional en base al novillo más barato del mundo y unos frigoríficos que pagan salarios inferiores a los 300 dólares mensuales, el nivel de embarques es de 348.000 toneladas, un 12% inferior en volumen. En cuanto a los valores, las exportaciones argentinas sumaron un promedio de 717 millones de dólares entre 1992 y 2000 contra 479 millones en 2002, una merma del 33%.

    Es decir que, incluso con estas enormes ventajas, el sector ni siquiera logra alcanzar el nivel de exportaciones de años en que la competitividad externa se veía seriamente disminuida por el atraso cambiario.

    3- El "boom exportador" como retracción del mercado interno.

    Ahora bien, ya se ha visto que difícilmente podría hablarse de "boom exportador" de carne pues, en realidad, lo que ocurre en 2002 es más bien un proceso de recuperación de espacios para las colocaciones argentinas. Sin embargo, a continuación se demostrará que esta recuperación no surge de una estrategia consciente y sustentable de inserción internacional sino como respuesta a una formidable contracción del mercado interno que incluso tendió a profundizar aun más dicho fenómeno.

    La profunda caída en los salarios reales de la población registrada entre 2001 y 2002 engendra una significativa contracción en el consumo doméstico de carne (se derrumba de 64 kilogramos per cápita en 2001 a 59 en 2002), alcanzando su nivel más bajo desde 1920. Paralelamente, el consumo total de carne vacuna cae de 2,5 millones de toneladas en 2001 a 2,36 millones en 2002. Es decir, una reducción de 140.000 toneladas.

    Al mismo tiempo, se observa que las exportaciones aumentan unas 180.000 toneladas entre 2001 y 2002 (de 169.000 toneladas a 348.000). Así, se aprecia sencillamente que 140.000 de las 180.000 toneladas del aumento de las colocaciones (alrededor de un 80%) entre estos dos años se explican por una retracción del consumo interno, es decir, por una reasignación del destino de la producción. En sí mismo, el incremento de la producción no explica más que el 20% del aumento de los embarques.

    La reasignación del destino de las carnes desde el mercado interno hacia el exterior se produce a través del sistema de precios. Si bien lo que determina la competitividad externa es el valor en dólares del novillo, la variable que afecta el consumo doméstico es su valor en pesos. Y se observa que éste trepa de 0,63 $ en diciembre de 2001 a 1,93 $ en diciembre de 2002, un incremento del 206%. Las repercusiones sobre el precio de la carne al consumidor son significativas: un alza del 79%, notablemente superior a la alcanzada por la canasta familiar (40%) y a la del rubro de alimentos y bebidas (57%). Por lo tanto, a través de esta comparación vemos que el aumento del precio de la carne no puede atribuirse meramente a la inflación. Es decir, hay cierto factor que afecta específicamente al rubro de la carne y que debe explicar semejante aumento de precio al consumidor.

    Y este factor es el incremento en el valor del novillo que imponen las fuerzas del mercado. En efecto, tras la apertura de mercados externos, los frigoríficos exportadores demandan una cantidad de novillos muy superior a la de 2001. Se observa que la cantidad de animales faenados pasa de 11.584.000 cabezas a 12.300.000 entre 2001 y 2002.

    Entonces, ante una oferta que no se expande a la misma velocidad (por motivos que más abajo estudiaremos), se registra una fuerte alza en el precio de la materia prima. Los frigoríficos especializados en el mercado interno no encuentran más alternativa que comprar su principal insumo al mismo precio que el de los exportadores. Sin embargo, al enfrentarse a un mercado doméstico deprimido por el estancamiento en los salarios reales, no pueden cargar todo el impacto al consumidor.

    Por lo tanto, si bien no se traslada la totalidad del aumento, el alza del 79% en el precio al mostrador ha tenido un efecto contractivo sobre la demanda local lo suficientemente intenso como para liberar las 140.000 toneladas extra que se destinan a la exportación.

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