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La industria lechera

Enviado por Paula Uhrich


Partes: 1, 2

    1. Introducción
    2. Reseña Histórica
    3. Repercusiones en el mercado internacional
    4. Rol del Estado
    5. Noticia CLARÍN y opinión personal
    6. Conclusión 
    7. Bibliografía

    Introducción

    Podemos decir que la leche es un alimento básico en la dieta humana, por lo que la producción de cada país se destina fundamentalmente a satisfacer las necesidades que requiere, y luego, tal vez al mercado exterior.

    Es que entonces partiremos de un eje clave para el desarrollo de nuestra monografía y éste será el papel que juegue el sector que industrialice las materias primas de la industria láctea en la actualidad. Como es nuestro interés centrarnos en la relación capitalista y las etapas de acumulación, entre otros, nuestro análisis comenzará con un argumento de las dos clases básicas del sistema capitalista: la burguesía y el proletariado, continuando con modelo agro exportador y las etapas de acumulación, hasta situarnos nuevamente en el presente lácteo y algunas preguntas con sus respectivas respuestas que nos servirán para esclarecer dudas.

    Reseña Histórica

    El proceso de industrialización que atraviesa Europa a fines del siglo XIX genera oferta de productos manufacturados, demanda de materias primas y excedentes de capitales en busca de mejores márgenes de ganancia.

    Argentina, como otros países que ante la necesidad de mano de obra ofrecen salarios altos, recibe a gran cantidad de inmigrantes expulsados de algunas zonas del viejo continente que sufren exceso de población, desocupación y hambrunas.  América Latina se reacomoda en el nuevo mercado mundial y Argentina se incorpora como uno de los principales productores de alimentos y materias primas.

    La producción lechera a comienzos del siglo XX, fue una actividad urbana o suburbana, propia de gente modesta y de medianos recursos; una explotación llevada adelante por pequeños propietarios y de carácter netamente familiar. Los grandes ganaderos de Argentina, interesados fundamentalmente en la venta de sus ovejas y ganado vacuno al exterior, prestaban escaso interés a la cría de razas lecheras y, por consiguiente, a la producción de derivados lácteos.

    El interés de la clase dominante es de perpetuar su dominación, es decir de incrementar el proceso de acumulación capitalista, y el interés del proletariado es la destrucción del sistema poderoso.

    En el caso de la burguesía, su interés de clase se manifiesta, entre otras maneras, en los modelos de desarrollo que defiende, es decir en las formas y ritmos que pretende imponer a la acumulación de capital, para acrecentar su ganancia en términos económicos y su poder en términos políticos.

    Ambas relaciones sociales definen conjuntamente el rol del capitalista y el del trabajador. Aquél aparece como explotador de la fuerza de trabajo y organizador de la producción; y éste resulta separado de los medios de producción y de la capacidad de ponerlos en movimiento, es decir separado de las condiciones de trabajo en su conjunto, que están unificadas en el rol del capitalista.

    La reorientación genera un nuevo patrón económico: el modelo agro exportador. Este modelo se basa en la exportación de carnes y granos, producidos a partir de la explotación extensiva de la tierra, para la que se necesitan capitales externos para inversiones y la incorporación de mano de obra inmigrante. Argentina contaba en ese momento con millones de hectáreas incorporadas por la fuerza como resultado de las campañas de ocupación de los territorios de pueblos y comunidades indígenas.

    La expansión de la frontera agrícola – ganadera, el desarrollo del sistema ferroviario, el alambrado de los campos, y la emisión de bonos por parte del Estado nacional, sobre los que paga intereses mayores a los europeos, busca atraer capitales financieros extranjeros y colabora de manera importante con la llegada masiva de inmigrantes para solucionar la escasez de mano de obra.

    La mayor parte del capital invertido es británico, dado que Gran Bretaña es la principal potencia económica mundial. Los capitales ingleses se invierten en la construcción de puertos y líneas férreas para favorecer la exportación de los productos agropecuarios y la introducción de industrias.

    Desde la década de 1850, en Argentina comienza a desarrollarse la producción agrícola – ganadera a partir del proceso de colonización, que consiste en el loteo de tierras en parcelas de un tamaño rentable para la producción basada en la mano de obra familiar y el ferrocarril se convirtió, en los comienzos del siglo XX, en el medio más importante para hacer llegar la leche fresca desde los establecimientos de las cuencas lecheras a las usinas elaboradoras de la Capital Federal.

    Para 1890 el crecimiento económico y la capacidad de consumo entran en crisis, lo que provoca el cierre de muchos bancos, la consecuente pérdida de los depósitos y la bancarrota del Estado nacional.

    La crisis del 90 tiene un duro impacto sobre los colonos que pagan las hipotecas de sus parcelas. Los dos grupos más numerosos y vulnerables son: por un lado, los pequeños arrendatarios, que explotan la tierra en base a la mano de obra familiar, y por otro los llamados braceros, que son peones y jornaleros empleados en la cosecha y tambo. A la producción agrícola se le suma la actividad ganadera, y así el modelo agro exportador obtiene gran dinamismo con la estancia mixta, en la que se alternan actividades agrícolas con la cría de ganado.

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