Él es tío de mi padre el general Diego Ibarra y Toro, como de mi ti el general Andrés Ibarra y Toro. Antonio, por mi amantísimo tío, quién también es familia tuya y sobrino del difunto Francisco Rodríguez del Toro, último Marques del Toro; como del tribuno Fermín Toro.
Monseñor Silvestre Guevara y Lira
Arzobispo de Caracas
Toño, espero que cumplas con mis deseos, por el amor que te profeso a ti y al Nazareno de San Pablo.
Y el general Antonio Guzmán Blanco le respondió a su amantísima esposa doña Ana Teresa Ibarra y Urbaneja, lo siguiente:
Ana Teresa, amada mía; cierto es que el problema que tenemos con ese arzobispo que has nombrado, es porque el no acepta el laicismo que desde el estado mismo tratamos de imponer como forma de respeto a la libertad de culto y conciencia; no es que yo tenga un problema de índole personal con monseñor Silvestre Guevara y Lira.
Ya que ese administrador de la fe está comprometido con las componendas que generaron en este país la familia Monagas, durante muchos años. Él es uno más de los declarados enemigos que la francmasonería tiene en estas tierras.
General Diego Ibarra y Toro
Edecán del Libertador Simón Bolívar
Padre de doña Ana Teresa Ibarra y Urbaneja de Guzmán Blanco
Amada mía, he estado considerando en expulsarlo del país, por el bien de la feligresía y de la patria en general. Pronto lo echaré de estas tierras, ya que las cosas en este país deben ir hacia otros senderos y rumbos, y tiene que ser sobre la base del progreso y del conocimiento a través de la Luz.
El general en jefe Antonio Leocadio Guzmán Blanco para congraciarse con su amada esposa, le respondió con estas palabras:
Mi amada Ana Teresa; tú belleza se convierte en deseos, en verdad no he pensado en distanciar El Nazareno de San Pablo de ti; dentro de poco lo tendrás muy cerca de tú veneración y de ti misma.
Ya que demoleremos el convento de San Francisco Neri y allí construiremos una iglesia con dos entradas, por un lado se llamará Santa Ana y por la otra entrada llevará el nombre de Santa Teresa; y en el centro de ambos templos estará El Nazareno.
Monseñor Dr. Francisco Ibarra y Herrera en la ciudad de la Nueva Valencia del Rey
1er. Arzobispo de la Arquidiócesis de Venezuela y Caracas
Y de esa manera, derribaremos la iglesia de San Pablo y allí haré el Teatro Guzmán Blanco; también estaré cerca de El Nazareno y de ti, amada mía; porque estaré en el centro de la bóveda celeste en ambos templos, y de esa manera será tan recordado como El Nazareno de San Pablo, mi querida Ana Teresa.
Al fondo se ve el Teatro Municipal y la Iglesia de Santa Teresa
Las dos últimas sedes del Nazareno de San Pablo en Caracas
Finalmente, lo trasladaron a la iglesia de Santa Teresa, que es el lugar dónde aún se encuentra. A pesar de que en el año 1.950, en un miércoles santo, alguien gritó: "Incendio".
Hecho trágico, dónde murieron una gran cantidad de personas. Pero la imagen bendita sigue allí encorvándose aún más hasta que los días y los años pasen y él vuelva a reinar sobre su pueblo.
El Nazareno nos quitó el yugo que tenían los curas de La Guayra sobre nosotros, ya que pocos años después nombraron a Tarmas y Carayaca como un Curato propio, con un sacerdote que atendía estas doctrinas de indios.
Entre los pueblos de Carayaca y Tarmas se hacen las procesiones que son muy bonitas, de eso no hay dudas; ya que somos pueblos diferentes. Por ejemplo, en Carayaca aún se conserva "La Peregrinación" de los Santos en Semana Santa.
Iglesia San José de Carayaca
Fue erigida en 1.890 y derrumbada en los tiempos del terremoto del año 1.967
El poeta cumanés Andrés Eloy Blanco en su poema "El Limonero del Señor", tiene algunas prosas sobre quién hizo esta sagrada imagen, que dice:
Dime, dime magnífica escultura,
¿Qué mano fue la que tus trazos dio?
(…)
Habla, dime escultura incomparable,
¿Do está el genio de que eres producción?
¿Quién te fijó ese aspecto inimitable?
¡Do está el pincel con que te dio expresión?
El Nazareno de San Pablo expresa en su impresionante figura estas palabras sagradas del pueblo venezolano: "…La voz del pueblo es la voz de Dios…".
Dicha imagen era sacada en el pueblo de Carayaca todos los miércoles santos, sirviéndoles a los sacerdotes para que la gente y los comerciantes dieran sus diezmos e hicieran sus promesas. De nuestro pueblo se llevaron tan sagrada imagen y la colocaron en la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen y Jesús Nazareno en Caracas.
"La Peregrinación" en Carayaca, año 1.950
Cabe decir, que dicha imagen jamás fue tallada en España, sino en estas tierras al oeste del litoral guaireño, y después fue guardada en la iglesia de San Pablo de Caracas, en dónde nace el culto a tan venerada imagen.
Y el mismo poeta Andrés Eloy Blanco, más luego en su afamado poema dice estas palabras:
El Nazareno de San Pablo
Tuvo una casa y la perdió
Y tuvo un patio y una tapia
Y un limonero y un portón,
¡Malhaya el golpe que cortara
El limonero del Señor!
Yo, León Manuel Morales, en mi condición de patrimonio cultural viviente de la parroquia Carayaca le dedico esta inspiración poetica al más grande carayaquero de todos los tiempos; "Elegía al Nazareno Bendito de San Pablo".
"Elegía al Nazareno Bendito de San Pablo"
¡Oh, Nazareno Bendito!
Que naciste en Carayaca
Hace algunos siglos ya;
Inspiración divina y armónica
De Joseph Cristián Molinero.
Decían los viejos tarmeños,
Que tú madera era tan dura
Como los viejos cedros
Que amalgamaron la savia
De tú sangre bendita.
Cuentan las crónicas populares
Que tú creador muy joven
Al pueblo de Carayaca llegó;
Colocando rodilla en tierra,
A su mente vino tú imagen
Esperanzadora y maltratada
Por tus enemigos de siempre.
Dicen que vino un gran terremoto
En tiempos de San Bernabé;
Cuando Joseph Cristian Molinero
El isleño de Canarias,
Estando en su rancho
Elevó su plegaria al cielo
Recordando a la Candelaria
Y al Cristo de La Laguna.
Nuestros antiguos padres,
Indios, sambos, mulatos,
Esclavos, canarios y pocos españoles;
De sus casas salían al grito de:
¡Se está acabando el mundo
En el día de San Bernabé!
Joseph Cristián Molinero
Con su hacha en manos,
Bajando entre Suapo y Mayupán
Se encontró con una mata
De San Gregao,
De cuyas venas brotaba
La savia roja del Nazareno.
¿Cuál sería su sorpresa?
El sitio se llamaba Nazareno,
Sentado sobre una piedra
Y tomando un sorbo de agua cristalina,
Vio un árbol hermoso
Que frente a sus ojos estaba.
La tragedia, el dolor y la muerte
Se había apoderado de la gente
En Tarmas y Carayaca.
Atrás estaban su conuco,
Rancho, animales y familia.
Elevando una plegaria al cielo,
Dijo estas palabras:
¡Oh, Nazareno mío!
Testigo de mis males y alegrías,
Ayuda a mi pueblo a salir
De esta melancolía.
A mi tierra guanche
En mi Canarias querida
Jamás volveré nunca más;
Pero, al pueblo de Carayaca
Le dejaré tú imagen
Eterna y señera
Que siempre perdurará
Por los siglos y la eternidad.
Permíteme padre amado
Golpear este madero,
Que la forma le iré dando
Y vida volverás a tener
Entre mis sufrimientos,
Amarguras, tristezas y alegrías.
Nazareno inspírame
En tú devoción espiritual,
Y permítele a este tú hijo,
Pueda hacer tú figura
Para el miércoles santo
En tú devocionario cristiano.
El isleño devoto
La madera cargó a su hogar,
Y día tras día tallando
A la figura enalteció.
El Nazareno bendito
Forma iba tomando
A medida que lo tallaba
Con ahínco y prestancia.
Joseph Cristian Molinero
Reflejaba en la sagrada imagen
Sus amarguras y sufrimientos,
Era El Santo Nazareno
Una copia fiel de él.
De pronto vio la figura santa
Frente a sus ojos profanos;
No creía lo que había creado,
Arrodillándose y con lágrimas
En sus añorados ojos,
Le dijo al Padre Celestial
Maltratado y coronado
Con las espinas de nuestro dolor,
Y sangrando con las heridas del amor,
Estas memorables palabras:
Mi Nazareno inmaculado,
Casa no tengo en dónde alojarte,
Y pensar que al propio hijo de Dios
En mi casa de huésped tengo.
¿Adónde te llevo Señor mío,
Nazareno de mi alma?
Y de pronto una luz bajo
Y el Nazareno respondió:
"hijo mío, casa no tendré
Porque mi deber es bendecir
A mi pueblo que sufre
En todo momento,
Víctima de mis perseguidores
Los mismos del ayer,
Hoy, mañana y siempre.
Joseph Cristián, hijo mío;
Llévame a lugar santo,
Que El Calvario llamarán
En el pueblo de Carayaca,
Que de ahora en adelante
Será la sede de mi Señorío.
Y con querencia de lugar,
El Nazareno glorioso
Con sudor de sangre en su frente
Corroída en el tiempo y las edades,
Le habló al isleño desconocido:
Joseph, Joseph; hijo mío,
El nombre de mi padre
El carpintero de Galilea llevas,
Y en San Joseph de Carayaca
Me has tallado en espiritu y verdad.
¿Dónde me has visto
Que me has hecho tan perfecto?
Joseph Antonio Molinero aturdido
Por tan magnánimas palabras
Pronunciadas por el Mártir del Gólgota,
Sobresaltado de tal manera,
Le respondió con humildad
A su propio creador,
Con estas sublimes palabras:
Nazareno bendito,
Tú eres en mi y yo en ti,
Tú tragedia es mi tragedia,
Mi dolor es tú dolor,
Mi esperanza es tú alegría,
Mi amor por ti
Es la vida de nuestro pueblo;
Hoy, yo soy tú carne
Hecha realidad,
Y tú con ese sagrado madero
A cuestas de tus encorvados hombros,
Me has permitido reflejarme en ti.
Nazareno Bendito de mi alma,
Tú eres la voz de este pueblo,
Porque eres la creación perfecta
De tú padre que está en los cielos.
Nazareno eterno, permitidme
Estar a tú diestra cuando muera,
Como Dimas el justiciero;
No me abandones nunca
Y bendice a tú pueblo Carayaca,
A sus vecinos y a mi familia,
A nuestras tierras y sembradíos.
Y el Nazareno hablando
Con voz entrecortada y triste,
Le dijo a su nuevo apóstol
En la creación inmutable y eterna:
Joseph Cristian, tú serás recordado
Por todas las generaciones venideras,
Como el hacedor de esta efigie santa
Hecha a mi memoria.
Búscame hijo amado,
Un lugar santo que mi morada sea
Para siempre y por la eternidad.
Hijo mío, se que nunca podré estar en paz,
Ya que vendrán pestilencia y guerras,
Miseria, tragedia, dolor
Hambre y muerte;
Pero todos desfilaran delante de mí
Pidiendo clemencia o invocando
El Altísimo en mi nombre.
Al final de los tiempos regresaré
A mi lar natal, Carayaca;
Transmítelo de esa forma
De generación en generación
Hasta la consumación de los siglos.
Las ancianas carayaqueras
En los siglos anteriores,
Relataban que El Nazareno
En gran procesión llevado fue
A la iglesia del patriarca San Joseph.
Y que mejor morada
Que la que lleva el nombre
De su padre el gran Joseph,
Esposo de María, su inmaculada madre,
Sin pecado original y concebido fue.
Los pobladores originarios
De Carayaca y Tarmas,
Al verlo pasar en peregrinación,
En sus oraciones dijeron:
Nana Papa * amoro Dios, *.
Nuestros anuános padres
Contaban en sus tristezas
Y remembranzas alegóricas,
Que Su Señoría Ilustrísima
Don fray Mauro de Tovar y Sotomayor,
Religioso fablistán y malcriado,
Dando origen con su apellido
A una familia muy rica
En el valle caraqueño,
Al verte Nazareno bendito
Lleno de vida grandiosa,
Dijo estas palabras:
Al Nazareno Templo
No le podemos dar,
Porque blanco de orilla es,
Copia de su tallador
Joseph Cristian Molinero.
El obispo fundador
Del apellido Tovar en estas tierras,
Con su sequito bajo palio
Salió de Carayaca
Sacando la sagrada imagen
Del Nazareno a escondidas;
Dicen que tomaron
Un atajo entre las montañas
De Cataure y Bucaral
Y a Caracas fueron a dar.
En un paraje de descanso,
El Nazareno al obispo
A susurras le dijo:
Bibrón, a mi palabra
Tú no representas,
A mi Carayaca querida
Tús sucesores alicaídos,
Tarde o temprano
Me tendrán que regresar.
El obispo asustado
De su pesar desanimado,
Algo asustado le dijo:
Nazareno Santísimo,
Otros que se encarguen
De tus divinos deseos;
Este hijo de María Inmaculada
Pronto se va de este suelo
A llevar tú palabra
Más arriba de las tierras
Que bordean el Caribe mar.
Las crónicas cuentan
Que fray Mauro de Tovar
A Chiapas en el sur de México
Fue orondo a parar;
Convirtiéndose en un buen obispo
Que enseñanzas y sucesión dejó;
Entre sus naturales y feligreses
Teólogo de la liberación fue;
Y antes de morir expresó:
Al Nazareno a Carayaca
Hay que volver a llevarlo
Para que bendiga a su pueblo
Y le permita progresar.
¡Nazareno del alma!
En el valle de Caracas
Y en otras regiones de nuestra tierra,
Grandes avatares pasaron,
Algún osado sacerdote
Por instrucciones del Obispo
Fray Mauro de Tovar y Sotomayor,
A Santiago de León de Caracas
A escondidas de nuestra gente
Te colocaron en algún lugar;
Lejos de la reverencia
Que te teníamos en estos lares.
Más luego en un nicho colocaron
Tú maltratada imagen
En la iglesia de San Pablo "El Ermitaño",
Quienes olvidando tú origen natal,
En el transcurrir del tiempo
Comenzaron a llamarte,
El Nazareno de San Pablo.
Nazareno Santísimo,
El viejo Lino Infante
En su rancho de Cataure,
Contaba que el obispo
Fray Antonio González de Acuña
En la iglesia de San Pablo el Ermitaño
Una orden dio a sus frailes y sacerdotes,
Que sacaran en procesión
Tú sagrada imagen
El día miércoles santo de cada año,
Para que salvaras a tú pueblo
De aquella epidemia de fiebre amarilla
Que dio origen al limosnero del Señor
En la caraqueña esquina de Miracielos.
El nonagenario Lino Infante
A León Manuel Morales contó,
Que en el año un mil novecientos ochenta y dos,
El Nazareno de San Pablo
En sueño le respondió:
¡Lino, hijo mío!
A mi regazo celestial pronto vendrás,
Dile a mi feligresía
En mi pueblo Carayaca,
Que ya cansado estoy
De tanto peregrinar;
Después que mi apóstol amado
San Pablo El Ermitaño,
Tan atorrante como yo
En su templo morada me dio.
¡Lino Infante, cordero de mi redil!
Saulo de Tarso, mi apóstol fue;
Sin templo quedó
Al igual que yo.
Condenados por el mundo andamos
Buscando posada para descansar
Después de tantas injusticias
Cometidas por gobernantes y frailes
En contra de mis creyentes
En esta tierra bendita
Que llamamos Venezuela.
¡Oh, Nazareno de San Pablo!
¡Oh, Nazareno de Carayaca!
Tú pueblo amado de Carayaca
Olvidado siempre fue;
Algunos de tus bien amados hijos
Combatieron frente a ti
En los tiempos de La Sampablera,
Viejos generales como
Mauricio Mayora y Elías León,
Silverio Pacheco, el coronel;
Y el comandante José Tomás Rángel.
Todos bajo las órdenes de tú devoto
El general Pedro Vicente Aguado,
En los momentos de la Guerra Federal.
Padre Eterno D_os mío,
Que te encorva en el tiempo
Soportando los males sufrido por nuestro pueblo
Indiano, africano y mestizo;
Siempre te recordamos
En nuestra procesiones
En tiempos de la Semana Mayor.
Ellos los que detenta el poder,
Tú recinto en la iglesia de San Pablo
Destruyeron tratando de dejarte
En la calle del olvido.
Tus enemigos quisieron
Convertirte en un atorrante más,
Como tú tallista Joseph Cristian Molinero.
Al fin en un lugar santo
Dicen ellos te metieron;
Entre las iglesias de Santa Teresa y Santa Ana,
Y en sus cercanías, el Saludante
Antonio Guzmán Blanco
Destruyendo tú aposento de siglos,
A esos nuevos parajes te mandó,
Para que te convirtieras
En el atorrante milenario
De la fe, esperanza y caridad.
Nazareno de San Pablo,
No es una blasfemia lo que digo
Ante tú sagrada imagen,
Herida por un tirador
Falto de amor y querencia,
Quién al Nazareno infringió
Una herida más en tiempos
"de democracia y paz".
Nazareno de San Pablo,
Esperamos tú regreso,
No te encorves más
En los siglos venideros;
Tú pueblo Carayaca te espera
Con sus plegarias y oraciones.
Nana Papa * amoro Dios + *
Esperamos que el Cardenal Carlos Urosa Sabino, Arzobispo de Caracas, nos regrese para siempre nuestra sagrada imagen, "El Nazareno de Carayaca"; llamado por el pueblo venezolano a través de los tiempos, como: "El Nazareno de San Pablo".
Libro de San Mateo, Capitulo 24º, versículos:
33º.- Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a las puertas.
34º.- De cierto os digo, que no pasará esta generación, que todas estas cosas no acontezcan.
35º.- El cielo y la tierra pasarán, más mis palabras no pasarán.
36º.- Empero del día y hora nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo.
Qué Viva el Pueblo de Carayaca
Coro
Qué Viva el Pueblo de Carayaca
Por ser el pueblo en donde nací,
Nunca te apartes de mi memoria
Porque tus glorias son para mí…
Este conjunto Voces Risueñas,
Canta tus glorias con emoción,
Progresa mucho, pueblo querido,
Pero no olvides tú tradición… (Bis)
I
Tú clima es siempre de primavera,
No el sol molesta, ni da calor
Y si la niebla no lo envolviera,
El paraíso, lo hiciera D_os. (Bis)
II
Tú fauna y flora es lo más fecundo,
Todas las flores, aquí se dan:
Crecen los nardos, las azucenas,
Con las violetas y el tulipán. (Bis)
III
Que viva el pueblo de Carayaca,
Por ser el pueblo donde nací,
Nunca te apartes de mi memoria
Porque tus glorias son para mí. (Bis)
Jorge "Cardenal" Urosa Sabino y el Nazareno de San Pablo
¡Que Viva Tarmas Mi Caro Suelo!
Pueblo de Nuestra Señora de la Candelaria de los Tarmas, año 1.928
Pueblo natal del poeta Pío Rengifo
(*04/031.864 – Tarmas -/+1.917 Paracotos)
Allá viene la lancha Francistora
La que es dueña absoluta de mi amor,
Y por siempre te querré paloma mía
Con toda el alma y todo el corazón.
Pueblo de Tarmas
Tierrita mía, pueblo donde yo nací,
El que te canta con el alma no te olvida
Menos quisiera olvidarme yo de ti.
Que viva Tarmas mi caro suelo
Por ser el pueblo donde nací,
Nunca te aparte de mi memoria
Porque tus glorias son para mí.
Pueblo de Tarmas, con sus muchachas
Tan cantadoras y bailadoras como el gozal,
Por eso grito en esta ribera
Que una tarmera no tiene igual.
Pueblo de Tarmas, tan chiquitico
Tan redondito como la "O",
Con sus muchachas encantadoras
Y bailadoras como ellas son.
Pueblo de Tarmas, tan chiquitico
Tan redondito como la "O",
Por eso grito en esta ribera
Que una tarmeña si tiene voz.
Bajo sus frutos se dan naranjas,
Famosas piñas, café y limón.
Que viva Tarmas la redondita
Mi madrecita del corazón.
Pueblo de Tarmas, tierra querida.
El que te canta con el alma
No te olvida.
Casa Natal del poeta Pío Rengifo en Tarmas
¡En el pueblo de San Joseph de Carayaca te esperamos Nazareno bendito!
¡Ven pronto, Señor Jesús!
"ORACIÓN A JESUS NAZARENO DE SAN PABLO"
Jesús Nazareno, Creador y Redentor mío, a quién me humillo y en cuya presencia conozco debo ser vilmente despreciado, por haberos sido ingrato y haber olvidado tan grandes beneficios como habéis hecho, padeciendo por mis gravísimas culpas tantos martirios, especialmente los dolores que sufristeis cuando cargaron sobre vuestros delicados hombros esa muy pesada cruz, para rendir en ella la vida en el Monte Calvario. Me pesa, Señor, de todo corazón, de haberos ofendido; pésame Señor, de haber sido yo la causa de que llevéis esa cruz, sufriendo tantos dolores, amarguras y congojas. Pésame de mi ingratitud y descuido de no haberos dado continuamente gracias por tan grandes beneficios.
Procesión del Santo Sepulcro en el pueblo de Carayaca
A comienzos del siglo XX
Autor:
León Manuel Morales
Patrimonio Cultural Viviente del Edo. Vargas
Oficial de Marina Mercante
Carayaca, 26 de Octubre del año 2.009.
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