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El trabajo más allá del empleo

Enviado por Gastón Pacua

Partes: 1, 2

    1. Trabajo y ciudadanía: la vinculación keynesiana
    2. Crisis del trabajo, crisis de la ciudadanía
    3. Ruptura del pacto keynesiano y fragmentación social
    4. Rearticulación productiva y nuevos, a la vez que difíciles, espacios para la ciudadanía
    5. Las nuevas y paradójicas formas de intervención del estado
    6. Sindicalismo y ciudadanía compleja
    7. Conclusión

    La transformación del modo de la vida laboral y la reconstrucción de la cuestión social, desde la perspectiva de Luis Enrique Alonso

    Introducción

    A lo largo de este trabajo intentaremos realizar un recorrido sobre la obra de Luis Enrique Alonso sobre la transformación del modo de la vida laboral y la reconstrucción de la cuestión social.

    Lo que se pregunta Alonso es ¿de que estamos hablando cuando hablamos de trabajo?, lo que va a decir el autor es que el trabajo no es un hecho universal que tenga el mismo significado en cualquier sociedad, en cualquier tiempo, ni cualquier cultura. El trabajo es una construcción social que esta referida a un contexto histórico, a una cultura concreta a un modo de vida de los sujetos así como un sistema de relaciones simbólicas que se desarrollan en su entorno.

    En la época fordista / keynesiana el concepto de trabajo y de ciudadanía se hermanaban en una sociedad laboral que hacían del derecho publico al trabajo en el centro de sus propias convicciones sociales.

    Este modo de vida laboral marcado por la estabilidad, la normalidad productiva, por la ciudadanía salarial, y por el esfuerzo político de lograr el pleno empleo, en los últimos tiempos ha sufrido cambios notables, determinados acontecimientos hicieron a la ruptura y a la fragmentación de la relación salarial fordista, mientras que en la era del consenso keynesiano se puede ver un trabajo que pasa por un proceso de fragmentación, de individualización y de perdida de sus soportes institucionales.

    La identidad entre el trabajo y la ciudadanía en estos momentos esta radicalmente amenazada en cuanto a la seguridad en el puesto de trabajo, los derechos laborales y el respaldo nacional del Estado a la negociación colectiva.

    Trabajo y ciudadanía: la vinculación keynesiana.

    Durante la época Keynesiana, la ciudadanía tendía a ser considerada como un valor de inclusión e integración social, una forma de construcción jurídica y administrativa que pasaba a un segundo plano las diferencias en la creación de un proyecto común nacional de soberanía y de bienestar.

    La ciudadanía como valor de identidad nacional, y como proceso en que se reflejan los individuos de una sociedad, tendría a servir de elemento de codificación ordenada de las diferencias. Esta se ampliaba hasta ser garantía de titularidades y de derechos económicos y sociales por la recepción de un conjunto estandarizado de bienes y servicios públicos que normalizaba la ciudadanía nacional en sus aspectos directamente materiales.

    Planteada como remedio contra las desigualdades extremas y como legitimación definitiva de la desigualdad y funcionalidad de las clases sociales industriales enlazadas y pacificadas por un orden productivo. Aquí una sociedad articulada en la ciudadanía de un modo de integración fuerte y ordenado de la reproducción de las fuerza de trabajo. La ciudadanía se construía y mantenía sobre un relativo consenso. El trabajo se constituía en el elemento central de la ciudadanía social, esto servia como regulador de lo derechos y deberes de los individuos dentro de la sociedad de bienestar. El keynesianismo se consagraba como la filosofía social de la intervención del estado en la economía y de equilibrio parcial. Se tendió a ensanchar con ellos los limites de la ciudadanía, hasta conseguir que esto se convirtiese en una comunidad social asentada sobre los valores de lo publico. El trabajo en la época fordista/keynesiano tendía a ser el centro de una sociedad que articulaba en la ciudadanía un modo de integración centrípeto y ordenado de la reproducción de la fuerza de trabajo.

    La ciudadanía "…se convertía en un normalizador socio-económico que generaba una cultura de trabajo y un modo de vida laboral que articulaba el estatuto de nacionalidad a la recepción de bienes y de servicios públicos".

    El universo laboral basado en la cultura del trabajo estable, en la filosofía del pleno empleo y en la centralidad de la relación salarial, se expresaba políticamente en la realización de una identidad básica y duradera entre ciudadanía nacional y trabajador normalizado, el trabajo se considera, pues un centro social.

    La ciudadanía se convertía así en el elemento de identidad fundamental dentro de un juego de regulación que determina normas, y valores sociales a los valores de acumulación económica. El modo de acumulación fordista/keynesiano se componía de una faceta privada, articulada en la producción en masas y las normas de producción en cadena, así como también estilos de consumo de masas que tendían a separar a la clase obrera del miserabilismo y el pauperismo; y de una faceta ligada a una regulación normativa de los procesos de uso de la fuerza de trabajo.

    Durante el pacto keynesiano el problema central es la reproducción integrada y ordenada del trabajo. Todas las subculturas eran unificadas por la gran cuestión de la ciudadanía laboral y de la normalización pública, capaz de seguir extendiendo los derechos sociales y las políticas de bienestar a sujetos no directamente laborales o relacionados por otras formas con el mundo laboral. El trabajo se constituía en el elemento central de la ciudadanía social, servia de regulador de derechos y deberes de los individuos dentro de la sociedad de bienestar, en si se articulaba el estatuto de nacionalidad a la recepción de bienes y de servicios públicos.

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