- Introducción
- La Guitarra Latinoamericana
- Mangoré el Hombre
- Mangoré el Artista
- Mangoré y la música de J.S. Bach
- Mangoré en Venezuela
- La muerte de Mangoré
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
Hablar de la guitarra en Latinoamérica es hablar de Agustín Barrios Mangoré, pues sin la presencia de este insigne paraguayo en la vida de ese instrumento tal vez la historia hubiese sido otra. Su triunfo es definitivo en todos los escenarios donde actuó; los críticos más exigentes lo compararon a Segovia como intérprete y como creador lo juzgan precursor, comparándolo con Chopin; además introdujo en la guitarra un virtuosismo que le acerca a Paganini.
Hablar de Agustín Barrios Mangoré es hablar de un artista de genio, de una personalidad excepcional que rebasando los límites de su tiempo, trascendió las fronteras de la cultura universal por el camino de la música guitarrística culta y popular. Una de las figuras paradigmáticas más notables de la cultura paraguaya contemporánea en la esfera de la creación artística de su espacio natal. La vida y obra de Agustín Barrios Mangoré representan en el universo de la música, lo que es el arte por de la colectividad paraguaya; el arte que mejor expresa el carácter de este pueblo.
Hasta hoy nadie olvida su figura elegante, bohemia y su extraordinaria personalidad de artista. Todos exclamaban a su paso: "Allá va el gran Mangoré!". Todavía su música es interpretada con entusiasmo y devoción por los mejores intérpretes de ese instrumento maravilloso que es la guitarra, causando éxtasis y admiración entre los oyentes. En todos los países que visitó dejó una huella que en muchos casos la causó con su sola presencia, como en Antonio Lauro y su decisión de estudiar guitarra.
La Guitarra Latinoamericana
Para no extendernos tanto retrocedamos hasta el siglo XVIII; en éste, Italia fue indiscutiblemente el centro de la guitarra, pero en el siguiente surgirían otros centros guitarrísticos como Francia y en especial Alemania, donde se estima que los músicos, cansados del uso del laúd –que hasta llegó a tener 24 cuerdas- comenzaron a usar la guitarra que era un instrumento más noble. Esto permitió que este instrumento se expandiera por otros países del este de Europa como Holanda, Bélgica, Polonia, Checoslovaquia, y Rusia. A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX la guitarra española se convirtió en un instrumento en boga en todo el continente europeo.
El paso más grande que se dio en el siglo XVIII fue la adición de la sexta cuerda, supuestamente añadida por Jacob Otto de Jena, aunque que probablemente ya era usada en Italia. Muchos fueron los factores que permitieron el desarrollo de la guitarra en el siglo XIX: los cambios sociales a causa de la Revolución Industrial y las mejoras en los medios de transporte como los trenes, entre otros. Entre los exponentes de la escuela del expresionismo español están Fernando Sor (1778-1839), y Dionisio Aguado (1784-1849). La historia de la guitarra moderna llega a su cumbre con la figura de Francisco Tárrega (1852-1909), un connotado guitarrista y creador de la escuela moderna. Sus innovaciones se basaron en el posicionamiento de las manos y los dedos y la manera de pulsar las cuerdas. Tárrega y sus discípulos dieron particular énfasis al uso de la mano derecha. Las transcripciones de Tárrega de la música de Bach, Beethoven, Mozart, Haydn y compositores españoles como Albéniz y Malats mostraron las grandes posibilidades del instrumento.
El origen de la guitarra en Latinoamérica se ubica en el siglo XV y principios del XVI, cuando en cumplimiento de las órdenes dadas por los Reyes Católicos a Cristóbal Colón, los conquistadores debieron introducir por primera vez una pequeña guitarra de cuatro órdenes dobles (la que luego de varias "mutaciones" daría origen al cuatro venezolano): "Asimismo deben ir, algunos instrumentos e músicas para pasatiempo de las gentes que allá han de estar".
Durante el siglo XX el desarrollo del estudio y la práctica de la guitarra fue especialmente notable en Latinoamérica, la afición se extendió visiblemente multiplicándose las escuelas y los profesionales de este instrumento. Este auge tal vez se debió a que la guitarra se convirtió en el instrumento inseparable de las danzas, canciones y poemas populares ya fuera en Cuba, Venezuela, Perú, México o Argentina.
Una característica de la mayoría de los grandes guitarristas clásicos latinoamericanos fue que, al margen de su formación académica y de la producción que les llegaba de los Maestros europeos, se preocuparon con verdadera pasión de transcribir, arreglar, interpretar y dar a conocer la riqueza de la música popular de sus respectivos países, a la vez que de componer nuevas obras de una riqueza incomparable. Así lo hicieron Antonio Lauro, Alirio Díaz, Rodrigo Riera, Leo Brouwer y Agustín Barrios Mangoré. Pero no solo se trata de la élite guitarrística conocida internacionalmente, pues son innumerables los músicos de cada uno de los países latinoamericanos, con mayor o menor formación académica, que han ampliado el arte de la guitarra con sus composiciones claramente enraizadas en las formas musicales populares.
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