De pequeño, mi padre no sabía que Hiroshima quedaba en Japón, que existía Guadalcanal, tenía una idea imprecisa de Dresde y sólo sabía de la India lo que había leído en Salgari. Yo, que soy de la época de la guerra, aprendí esas cosas de la radio y las noticias cotidianas, mientras que mis hijos han visto en la televisión los fiordos noruegos, el desierto de Gobi, cómo las abejas polinizan las flores, cómo era un Tyrannosaurus rex y finalmente un niño de hoy lo sabe todo sobre el ozono, sobre los koalas, sobre Irak ysobre Afganistán. Tal vez, un niño de hoy no sepa qué son exactamente las células madre, pero las ha escuchado nombrar, mientras que en mi época de eso no hablaba siquiera la profesora de ciencias naturales. Entonces, ¿de qué sirven hoy los profesores?
He dicho que el estudiante dijo una verdad a medias, porque ante todo un docente, además de informar, debe formar. Lo que hace que una clase sea una buena clase no es que se transmitan datos y datos, sino que se establezca un diálogo constante, una confrontación de opiniones, una discusión sobre lo que se aprende en la escuela y lo que viene de afuera. Es cierto que lo que ocurre en Irak lo dice la televisión, pero por qué algo ocurre siempre ahí, desde la época de la civilización mesopotámica, y no en Groenlandia, es algo que sólo lo puede decir la escuela. Y si alguien objetase que a veces también hay personas autorizadas en Porta a Porta (programa televisivo italiano de análisis de temas de actualidad), es la escuela quien debe discutir Porta a Porta. Los medios de difusión masivos informan sobre muchas cosas y también transmiten valores, pero la escuela debe saber discutir la manera en la que los transmiten, y evaluar el tono y la fuerza de argumentación de lo que aparecen en diarios, revistas y televisión. Y además, hace falta verificar la información que transmiten los medios: por ejemplo, ¿quién sino un docente puede corregir la pronunciación errónea del inglés que cada uno cree haber aprendido de la televisión?
Pero el estudiante no le estaba diciendo al profesor que ya no lo necesitaba porque ahora existían la radio y la televisión para decirle dónde está Tombuctú o lo que se discute sobre la fusión fría, es decir, no le estaba diciendo que su rol era cuestionado por discursos aislados, que circulan de manera casual y desordenado cada día en diversos medios -que sepamos mucho sobre Irak y poco sobre Siria depende de la buena o mala voluntad de Bush.
El estudiante estaba diciéndole que hoy existe Internet, la Gran Madre de todas las enciclopedias, donde se puede encontrar Siria, la fusión fría, la guerra de los treinta años y la discusión infinita sobre el más alto de los números impares. Le estaba diciendo que la información que Internet pone a su disposición es inmensamente más amplia e incluso más profunda que aquella de la que dispone el profesor. Y omitía un punto importante: que Internet le dice "casi todo", salvo cómo buscar, filtrar, seleccionar, aceptar orechazar toda esa información.
Almacenar nueva información, cuando se tiene buena memoria, es algo de lo que todo el mundo es capaz. Pero decidir qué es lo que vale la pena recordar y qué no es un arte sutil. Esa es la diferencia entre los que han cursado estudios regularmente (aunque sea mal) y los autodidactas (aunque sean geniales).
El problema dramático es que por cierto a veces ni siquiera el profesor sabe enseñar el arte de la selección, al menos no en cada capítulo del saber.Pero por lo menos sabe que debería saberlo, y si no sabe dar instrucciones precisas sobre cómo seleccionar, por lo menos puede ofrecerse como ejemplo, mostrando a alguien que se esfuerza por comparar y juzgar cada vez todo aquello que Internet pone a su disposición. Y también puede ponercotidianamente en escena el intento de reorganizar sistemáticamente lo que Internet le transmite en orden alfabético, diciendo que existen Tamerlán y monocotiledóneas pero no la relación sistemática entre estas dos nociones.
El sentido de esa relación sólo puede ofrecerlo la escuela, y si no sabe cómo tendrá que equiparse para hacerlo. Si no es así, las tres I de Internet, inglés e Instrucción seguirán siendo solamente la primera parte de un rebuzno de asno que no asciende al cielo.
a) Antes de la lectura
¿Para qué voy a leer? Establecen el propósito de la lectura
El propósito de la lectura es explicar el rol del docente. Cómo enseña, cuál es su perfil, nivel de conocimientos.
¿Qué sé de este texto? Considera los conocimientos previos del lector
El docente cumple un rol no sólo de transmisor de in formación sino de formación en valores centrales: responsabilidad, convivencia, cooperación o solidaridad.
¿De qué trata este texto? Anticipa el tema o lo infiere a partir del título pero, ojo, todavía no se lee el texto.
El texto, basándose en el título, refiere a si el profesor es necesario o no. Si los centros educativos requieren de sus servicios. En este caso el título nos lleva a inferir si la presencia o actividad del docente es necesaria en el proceso de aprendizaje o no.
¿Qué me dice su estructura? Analiza la composición de su estructura, su extensión, escritura.
En cuanto a su estructura, el autor no consigna subtítulos, sino que de manera detallada empieza con una anécdota y una interrogante, luego explica la situación o cómo conciben los estudiantes la labor del docente. Termina resaltando el verdadero rol del docente, centrado en la formación y en el desarrollo del pensamiento crítico.
b) Durante la lectura
Formular hipótesis y realizar predicciones sobre el texto
La tecnología o Internet tal vez aminore la actividad del docente, pero no tenderá a reemplazarlo.
Formular preguntas sobre lo leído
¿Por qué la Internet podría reemplazar al maestro?, ¿por qué no puede reemplazarlo a pesar que cautiva con sus excelentes imágenes, acompañadas de sonido?, ¿el docente está lo suficientemente preparado para desarrollar o compartir sus conocimientos usando como medio la Internet?, ¿el docente sólo transmite conocimientos y no forma o en realidad sí realiza las dos actividades simultáneamente?
Aclarar posibles dudas acerca del texto
En realidad el texto está sumamente claro respecto a la posición del autor en que el docente es necesario porque desarrolla la formación en el estudiante y no sólo la transmisión de información que se puede hacer a través de cualquier medio: Internet, periódicos, libros. En ese sentido el docente debe desarrollar en el estudiante habilidades: seleccionar información, procesarla de manera crítica y creativa. Hacer del alumno un ser reflexivo y crítico frente a la información y no solamente un receptor de información.
Releer partes confusas
El texto está bien elaborado por la argumentación contundente del autor.
Pensar en voz alta para asegurar la comprensión
Crear imágenes mentales para visualizar descripciones vagas
c) Después de la lectura
Utilizar organizadores gráficos. El uso de estos medios nos parece más interesante para la comprensión.
Conclusión
La estrategia propuesta nos ha permitido comprender adecuadamente el texto, teniendo en cuenta los conocimientos previos que tenemos acerca de la actividad del docente en el desarrollo de sus actividades académicas.
En efecto, el estudiante no es una máquina o cámara en blanco que debemos llenar o grabar, sino un sujeto que tiene experiencias desde su concepción y primeros años de vida: en el hogar, en su entorno a través de los diversos medios de comunicación o en interacción con los demás y luego en la escuela.
Asimismo se debe resaltar que el docente como complemento del acto educativo es quien orienta y forma al estudiante sobre todo en la parte crítica y creativa en el proceso de aprendizaje.
Autor:
Hugo González Aguilar
Docente de la U. Autónoma del Perú
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