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El Hijo Pródigo

Enviado por Gines Barreto


Partes: 1, 2

  1. Antecedentes
  2. Una decisión errada
  3. La partida fatal
  4. La espera del padre
  5. El encuentro
  6. Los enemigos insatisfechos
  7. Conclusión

Voy a contarle una historia verídica que sucedió hace mucho tiempo, y que aun sucede hoy en día con la humanidad.

Antecedentes

Había una vez un hombre que tenía dos hijos. Estos hijos eran de lo más amados por su padre quien siempre estaba pensando cómo complacerlos y tenerlos contentos.

El mayor de ellos de nombre Juan, era un muchacho quieto, dispuesto a aceptar todo lo que el padre le decía sin estar entrabando las cosas, y siempre estaba tratando de que todo anduviera bien con las cosas de la casa Juan era del tipo de personas satisfechas con la vida. El nunca se preocupaba con lo que pasaba a su alrededor, pues podríamos decir que él era un muchacho sin problemas.

El hijo menor quien se llamaba Antonio, era de ese tipo que no estaba contento nunca con nada aunque lo tuviera todo. Se la pasaba comentando con sus amigos sobre la inmensa fortuna que tenía su padre y que él no podía disfrutarla porque el padre aun no había muerto.

Antonio tenía un amigo en especial que se llamaba Pedro, amigo de estudios y de toda su infancia, era su confidente y eran más o menos de la misma edad. Siempre lo estaba instigando a que consiguiera plata para disfrutarla juntos.

Pedro se dio cuenta que a su amigo le ocurría algo, y hallándolo pensativo y cabizbajo le preguntó: ¿Qué té pasa "Tony"? ¿Por qué estás tan demacrado?

Ay, no sé "Pedrito" pero estoy muy preocupado porque no puedo hacer lo que yo quiero en mi casa y mi hermano no me ayuda. Tú sabes como es él.

Pero, ¿cuál es el problema?

Bueno es que la he estado entusiasmando para que le pidamos dinero a nuestro padre pero él dice que no, que no hace falta, que nuestro padre nos da todo lo que queremos, y eso es verdad, pero yo quiero más. A veces sueño con ser millonario y tener mucho dinero para gastarlo como a mí me dé la gana y no estar siempre sujeto a lo que me da mi padre.

Pero bueno, vale, no seas tonto, ¿tú no sabes dónde guarda él la plata? Quítale un poco de manera que no sé de cuenta y por lo menos te podrás divertir un rato.

No, eso no, yo no soy ladrón. Yo quiero obtener lo que es mío por las buenas, no así.

"Tony" yo conozco a un abogado que es bien bueno en esto de herencias, si tú quieres yo puedo preguntarle qué se puede hacer. A lo mejor quizá habrá la manera de que le pidas tu parte. De todas maneras eso es tuyo, cuando el viejo pele te va a quedar. El ya está bastante viejo, ¿tú no crees que acceda a darte tu plata ahora mismo?

Yo no sé Pedrito, él a mí nunca me ha negado nada y quizá esto me lo niegue, pero voy a intentarlo, porque quiero darme la gran vida con lo mío.

Claro, amigo mío, pídele lo tuyo y ya; las leyes te amparan.

Esta idea se le clavó a Antonio .como una obsesión y día y noche pensaba en esto.

¿Cuánta plata me dará mi papá si es que me la da?

¿Que voy a hacer con toda esta plata?

Bueno, quizá tomaré un viaje bien largo donde nadie sepa donde esté y me daré la gran vida. Me la echaré en lujos ya que eso será mío.

Tengo que hablar con mi papá, pero, ¿cómo? ¿Cuándo?

El padre notaba algo extraño en su hijo, pero le amaba mucho como para importunarle con preguntas que la fueren a herir. Tengo que reunir a mi familia y hablar con todos ellos y manifestarle a todos cuando es mi amor por ellos, como un gran reencuentro en mi casa para que todos estén contentos. Mataré uno de mis novillos y haré una fiesta en grande para que todos sepan que no soy tacaño como algunos me han querido catalogar.

Una decisión errada

Mientras su padre meditaba en esto se presentó Antonio resueltamente a su biblioteca y le dijo:

Papá, deseo hablar contigo seriamente. Quiero que me des la parte de los bienes que me corresponden como herencia, porque quiero disfrutarlo mientras esté joven. Yo no sé que pasará mañana y no quiero malgastar mi juventud como tú lo has hecho trabajando, y volverme viejo sin ningún disfrute. Quiero que me des todo lo mío lo más pronto posible.

El padre se quedó boquiabierto por aquella sorpresa, pero no dijo ni una palabra. Pensaba: ¿en qué habré fallado en la crianza de "Tony"? No me esperaba esto de mi amado hijo. Sin embargo, llamó a su contador y le encargo rigurosamente que le sacara un balance de todo lo que tenía hasta el último centavo.

Después que el contador le dio la cifra, el padre llamó a sus dos hijos y al hijo menor le dijo: Hijo, de acuerdo a tu petición, he decidido repartirles mis bienes en vida a ustedes dos. El total de los bienes que tengo lo he dividido en dos partes iguales, de manera que la mitad de todo lo que está en este inventario es tuyo y la otra mitad de Juan, Yo me quedaré aun en la hacienda con mis ocupaciones actuales, hasta que muera.

Antonio se apresuró con desesperación mirar la cantidad de cosas que poseía y de inmediato le dijo a su padre: Papá me hubiera gustado que mi herencia me la dieras en efectivo, pero como no ha sido así, tendré que vender todo esto porque estoy decidido a irme de la casa, y ya.

El padre, con asombro, dejó correr una amarga lágrima por sus arrugadas mejillas y le preguntó:

¿Cómo dijiste, hijo mío?

Que me voy de la casa, papá, y siento mucho que te cause disgusto, pero esa es mi decisión.

Hijo mío no me causa disgusto alguno, solo tristeza, pero si ese es tu decisión no te pararé.

La partida fatal

Antonio, después de vender todos los bienes que le dio el padre, y recoger toda aquella fortuna en unas maletas, en efectivo y después de despedirse de su familia se marchó bien lejos a un país que le habían dicho que era de lo mejor, con un pasaje sin retorno.

Este joven llegó a un lugar que no conocía, tampoco conocía a ninguna de las personas allí, pero como llegó con tanto dinero de inmediato las aduladoras y aduladores los tenía por montones.

Conoció a algunas mujeres de la vida alegre y con ellas se juntó, aprendió a tomar licor, a fumar, a fornicar y a bailar desnudo en orgías preparadas para los "amigos" más cercanos.

Con las borracheras y las orgías que hacía con sus nuevos amigos cada día, el dinero que llevó se iba agotando y sin darse cuenta estaba quedando en la ruina.

En aquél país en donde estaba vino una grande hambre de manera que los más pobres comenzaron a clamar por comida, pero a él todavía le quedaba algún dinero y podía comprar para comer, pero como no producía nada sino solamente gastos, un día notó que ya no tenía ni siquiera para comer.

En los primeros días de hambre y necesidad algunos de sus antiguos aduladores le aceptaban en sus casas porque creían que aun tenía dinero y le daban comida, pero cuando se dieron cuenta de la triste realidad, la noticia se corrió rápidamente que estaba en bancarrota y todos le sacaron el cuerpo.

Al fin sólo le quedó la ropa que llevaba puesta, pues todos los demás los había perdido en apuestas y/o regalado a sus amigos íntimos cuando andaba de farra.

Cuando no tenía absolutamente nada se dio cuenta que todas sus amigas y todos sus amigos le habían abandonado.

¿Y ahora qué hago? Me voy a morir de hambre. No, esto no puede ser, tengo que conseguir trabajo.

Antonio nunca había trabajado, no sabía hacer nada pues en su casa llena de sirvientes nunca tuvo necesidad de hacer nada sino usar sus manos para comer.

Consiguió, con la dueña del prostíbulo que frecuentaba que la llevara a su cochinera para que le lavara los pisos a los cochinos y les echara comida.

Cuando estaba en aquella condición, sin amigos, sin amigas, sin ropa, sin dinero, sin comida, sin familia, todo andrajoso y hediondo a desperdicios de cochinos, tenía tiempo para pensar. Al estar sobrio podía darse cuenta de su triste condición.

La lozanía con que se apareció el primer día había desaparecido, parecía un viejo, cuando en verdad era muy joven. Tenía mucha hambre y lo único que había para comer era cochinarina, pero aunque quería comer de eso, la instrucción recibida en casa de su padre le paraba, pues era muy honesto y no se atrevía a comerse un poco, aunque la dueña también le tenía prohibido tomar nada de eso. Esa comida era para los cochinos solamente y no podía malgastarse en él. El valía menos que un cochino.

Por mucho tiempo había olvidado su casa, su padre, su hermano mayor, sus sirvientes, sus amigos de la infancia, su novia, la mesa que tres veces al día le servían, sus ropas, sus zapatos, sus joyas, todo había quedado al olvido, estaba viviendo su presente. ¡¡Pero qué presente tan horrendo!!

Con el estómago pegado al espinazo pensó, con muchas lágrimas en sus ojos: En la casa de mi padre sobra la comida, pero ya no tengo ningún derecho de estar allí. Yo mismo escogí esta triste vida y estoy sufriendo lo que merezco.

He malgastado la mitad de la hacienda de mi padre y todo lo he despilfarrado con los que se llamaban mis íntimos amigos. ¿Quién iba a pensar que ellos me hicieran eso a mí después que me ofrecían tanto? Ahora no tengo ni amigos, ni amigas, ni dinero, ni aun ropa y estos andrajos que cargo encima me dan pena. Lo único que puedo beber es agua y eso porque yo mismo la saco del pozo. Estoy descalzo, ¡uy que horror¡ ya tengo cayos en las plantas de mis antes delicados pies. ¡Qué vergüenza, hasta donde he llegado!

No puedo imaginarme porque yo hice eso, si antes yo era obediente a mi padre. Ah, pero mi amiguito Pedro me empujaba a esto y a lo mejor él, a estas horas está de lo más cómodo allá en mi tierra y yo aquí me muero de hambre. Yo no debí haberle hecho caso.

Ya yo no valgo nada en este mundo, ni siquiera un trabajo honrado consigo en los ricos del pueblo porque mi conducta pasada no les permite llevarme a sus casas para vergüenza de sus familias. No tengo que ponerme, y desnudo no puedo trabajar, es por eso que tengo que convivir con los cochinos, a ellos no les importa que esté desnudo.

Entre lánguidos suspiros decía: ¡Oh, si pudiera hablar con mi Padre!!!!!….pero él está muy lejos de aquí… Ahora sin zapatos para caminar, sin dinero para pagar un pasaje, sin amigos que me lleven no sé que hacer….

Pero tengo que hacer algo… no, no puedo quedarme aquí cruzado de brazos…

Yo fui instruido desde niño en los caminos del Señor, en la Escuela Dominical, pero me parecía que el mundo y sus placeres eran mejores para mí que ser cristiano. Pues para mí era mejor gozar como todos mis amigos, y aquí estoy completamente desengañado. ¡Qué terrible paga el pecado!! Con razón me enseñó mi padre que, la paga del pecado es muerte…y esto me va a llevar a la muerte…

Lo que voy a hacer ahora mismo es ir casa de mi padre y le diré todo lo malo que he sido faltando a las buenas costumbres que me enseñó y a las grandes enseñanzas que él me daba de la palabra de Dios.

Sí, iré y le diré a mi padre que peque gravemente contra él. Él es muy bueno y no debí haberle hecho lo que le hice. Él me amaba mucho, demasiado diría yo, y yo le hice más caso a mis amigos para caer en esta desesperación. ¡¡¡Así pagan los amigos!!!

Si me quedo aquí me voy a morir de hambre.

¡Ah, cómo anhelo sentarme otra vez a la mesa con mi padre y con mi hermano mayor y comer lo que yo escogiera!! Pero para mí ya todo esto se acabó. Pero mi padre es muy misericordioso, yo sé que él no me rechazará, ya no me recibirá como a su hijo, pero espero que me reciba como un sirviente más que le ayude en los quehaceres de la hacienda.

Yo no soy digno de llamarme su hijo, pero ahora mismo me voy a su casa, y como sé que por lo menos volveré a comer, y tal vez me dé alojo, por eso voy a ir con toda confianza… De todas maneras aquí todo lo tengo perdido.

Aquel muchacho en la misma hora de su reflexión se paró, dejó todos aquellos cochinos atrás, y se fue camino de regreso a su casa natal. No le dio ningún informe a la dueña del prostíbulo sino que resueltamente ya no quería saber más nada de cochinos y lo dejo todo atrás pues no tenía más nada que perder. Ya todo lo había perdido.

Camino dificultosamente por medio de las piedras, sus pies tropezaban a cada rato con la tierra dura y sus llagas eran evidentes. Sangraba por ambos pies pues el trayecto era muy largo.

Varios días caminó comiendo lo que conseguía en el camino y bebiendo agua de las charcas. Aquello para él ya se había convertido en su miseria, algo cotidiano.

Los finos cristales y el agua purificada que tenía en su casa ya lo había olvidado por completo. Cualquier agua que consiguiera para mitigar su sed para él lo era todo, por supuesto en ello iba su vida.

Muchas veces en el camino se enfermó porque comía frutas que no eran comestibles, pero la idea de estar de nuevo en la casa de su padre lo animaba. El conocía el corazón de su padre, y sabía que era muy bondadoso, y que nunca les faltaba nada a sus jornaleros, y pensaba ahora podría ser como uno de ellos, ya no sería su hijo, pero por lo menos podría trabajar para pagar su comida pero podría comer en abundancia.

Soñaba con sus preciosos fluxes que usó hacía mucho tiempo atrás, sus zapatos de piel de cocodrilo, sus lujosos relojes, sus anillos de oro con diamantes, ahh!!!, pero ya eso para él no tenía atractivo, se conformaría con una ropa dura de caqui, que le sirviera para cumplir con sus labores de trabajo diario en la casa de su padre, y unos zapatos de seguridad para cubrir sus pies, ah, y allí no le importaba que trabajo desempeñara, porque él sabía que por muy duro que fuera el trabajo por lo menos no habría cochinos qué alimentar.

Pensando en esto hacía esfuerzos sobrehumanos, pues lo que quedaba de él, un cuerpo que se podría catalogar como muerto, avanzaba lentamente con la sola esperanza de ver a su padre.

Su hermano mayor no le traía ningún recuerdo grato, pues cuando él se fue, su hermano no le dijo nada, pensando que si moría su padre podría quedarse con todo, aunque ya su padre les había repartido la hacienda.

El hermano mayor pensaba en el nombre que tenía su padre, sería el nuevo dueño de la hacienda y sería merecedor de respeto por parte sus conciudadanos y de la servidumbre. Todos verían en él su nuevo dueño y le harían reverencia.

Antonio se recordaba mucho de aquella sirvienta quien la atendía y que le rogaba que no se fuera, hasta que le dijo:

¿Y quien eres tú, vieja entrépita, para meterte en lo mío?

La pobre sirvienta con lágrimas en los ojos la vio partir, lágrimas que ahora le venían a su memoria como las lágrimas más lindas que jamás recordara desde que su mamá murió.

Su madre había muerto cuando era aun un adolescente y se recordaba que su madre sufría mucho por su mal carácter, que aunque era el hijo mimado de su padre y que la madre deseaba que fuera un gran personaje, él siempre le contestaba con malas respuestas.

Mi madre murió, pensaba, pero seguramente que allí estará la que fue mi haya si es que en este tiempo no ha muerto también.

A la mitad del camino se paró a meditar por varias horas pensando, ¿Y si mi padre ha muerto? ¿Y si está vivo y aun está enfadado y no me da trabajo?

Yo sé que ninguno de los adinerados que viven cerca de mi padre me darán trabajo, por la deshonra que le hice a mi padre, pero mi padre es de buen corazón, además es la única esperanza que tengo. Si él me falla, moriré, pero moriré cerca de él.

La espera del padre

Su padre, día a día esperaba el regreso de su hijo sin que él lo supiera…

Como buen padre, conocedor de la vida de los jóvenes, decía para sí mismo. Yo sé que mi Tony reflexionará pues aunque es impetuoso, algún día volverá en sí, y tal vez vuelva.

El dinero que se llevó le alcanza para pasar una vida completamente sin problemas. No habrá ningún muchacho más rico que él en dondequiera que se encuentre. Ojalá que sea una buen administrador y pueda hacer una buena vida, pero yo creo que no lo va a hacer.

Su carácter es muy voluble, y hasta que no aprenda que las cosas no son como a él le parece, no aprenderá. Sin embargo estaré esperando noche y día su regreso, pues es mi hijo amado.

Pero pasó mucho tiempo, tanto que aparentemente el padre perdía todas las esperanzas, y la dio por muerto. Ya mi hijo para mí está muerto, ya tiene tiempo de haberse regresado pero no lo ha hecho. Para mí mi hijo se perdió.

No me siento culpable de que haya escogido voluntariamente alejarse de mí. Siempre tuve el gran cuidado de halagarle con todo, pero así es la gente, malagradecida.

Aun seguiré esperando, aunque a veces me impaciento, pues han pasado ya varios años que se fue. Lo esperaré y aunque ya no valga medio seguiré esperando pues algún día volverá.

Los ojos del padre nunca se apartaban del camino por donde vio irse por última vez a su hijo amado, lleno de dinero y de juventud pero sin futuro. No había momento en que él no pensara en él, muchas veces pernoctaba mirando el camino por donde tal vez alguna vez lo vería regresar.

La hermano mayor

Su hijo mayor siempre estaba renegando de las fantasías del padre. El le decía siempre ¿Cómo es posible papá que tú aún estés esperando a ese tipo que sin ningún motivo se llevó tu dinero y ni siquiera se ha tomado la molestia de escribirte una sola carta en todo este tiempo?

El no es digno de ti, él nunca te quiso, tú sabes como era él engreído, y más sabio que los demás en su propia opinión. Olvídate de él, papá, ya no sufras más por algo que no vale la pena.

El Padre nunca le respondió a este hermano que así pensaba, mas bien meditaba muy intensamente con la posición de su hermano, ya que tampoco tenía ningún tipo de sentimientos.

Si así era con su hermano que se habían criado desde pequeños juntos, ¿cómo sería para con él si tuviera la oportunidad de estar del lado opuesto? Sin embargo el padre no se daba por vencido.

El encuentro

Un día, con sus grandes ojeras por la larga espera, vio cómo se acercaba a lo lejos una figura que para él le era conocida. Muchas veces había visto figuras semejantes aparecerse por aquel camino y pensaba que podría ser su hijo, pero siempre se equivocaba.

Esta vez sus dudas se disiparon cuando vio una figura desgarbada, vestida con harapos, tenía mucho tiempo que no se había cortado el pelo, muy hediondo, cojeando y ya casi no daba pasos sino mas bien que se arrastraba.

Su corazón le palpitó aceleradamente, cosa peligrosa para su edad, pero dijo:

Es mi hijo, no hay otra figura como esa que no sea la de mi hijo. Está todo harapiento, parece más bien un anciano, su tez parece muy quemada por el hambre, pero ese es mi hijo.

El padre sintió gran misericordia por su hijo y corrió al encuentro de aquel pobre joven que se arrastraba por llegar hasta donde se encontraba él, pero él viendo que no iba a llegar, el pobre padre corrió, levantó aquel casi cadáver, se abrazó a él con gran emotividad y amor y la llenó de besos.

La fetidez de aquel hombre no le importó al padre, pudo ensuciar su hermoso traje con los malolientes harapos de su hijo, pero su amor era mucho mayor hacia su hijo que lo que pudiera el hijo imaginarse.

El padre abrazó fuertemente a su hijo, y él, casi sin aliento, sin haber llegado a la casa aún, le dijo con las pocas fuerzas que le quedaban: Padre he pecado gravemente contra Dios y contra ti.

Calla hijo mío, no hables, entra a la casa, estás muy mal, le dijo el padre.

Aquel muchacho guindando del cuello de aquel padre amoroso llegó hasta la casa en donde ya estaban reunidos todos los trabajadores y sirvientes para ver aquel gran espectáculo increíble para ellos.

El padre con una alegría inmensa, ya con un rostro sonriente, cosa que no había hecho desde que su hijo se había ido. Les gritó a sus criados.

¡¡Miren se los dije: Mi hijo regresaría. Esto es algo que tenemos que festejar en grande!!!!

Traigan el becerro gordo que hemos estado engordando desde que se fue, para esta ocasión.

Por ese becerro mi hijo mayor me ha estado llamando loco, por él pensó que nunca regresaría, y aunque yo ya la había dado por muerto y perdido, vamos a matar este novillo, vamos a hacer una gran fiesta, hay que reunir a toda la familia y de inmediato hay que matar este novillo y vamos a comérnoslo en honor a mi hijo que se había muerto y ha vuelto a la vida, se había perdido como todos comentaban, pero ha sido hallado.

Pero antes de esto, deben las sirvientas darle un buen baño, y pónganle el vestido mejor que está preparado para él, se le deben curar sus heridas en los pies y pónganle un buen par de zapatos y además colóquenle las mejores joyas, de manera que mi hijo parezca como nuevo.

El debe lucir lo mejor posible, ¡¡es mi hijo!!!! que estaba muerto y ha revivido, estaba perdido pero ha sido hallado.

Los enemigos insatisfechos

Bueno amigos, la fiesta empezó temprano en la mañana a la hora que este pobre hombre regresó a su casa, hasta muy entrada la tarde. A esas horas, precisamente regresaba el hijo mayor a la casa, el cual estaba atendiendo sus negocios en la hacienda pero en otro campo lejos de la casa y cuando vio aquella inusual escena en su casa, se quedó un poco lejos contemplandola, pero por nada del mundo se le ocurría lo que pasaba hasta que llamó y le preguntó a uno de los criados:

¿Qué bochinche es este que tienen en la casa? ¿Por qué no me avisaron de esto?

Mira Juan, lo que pasa es que tu hermano Antonio regresó y tu padre ha hecho matar el novillo gordo por haberla recibido sano y salvo.

¿Quéeeeee? No lo puedo creer, como es posible que mi padre haga eso, ¿está loco o que es lo que le pasa?

¡Qué bochorno¡ ¿Cómo es posible que mi padre haga esto? Lo veo y no lo creo. Esto yo no lo puedo soportar, mejor me voy otra vez para donde estaba.

El criado corrió donde el padre y le dijo que Juan estaba fuera de la casa y que no iba a entrar a la fiesta y que se había enfurecido mucho con él.

El padre con un amor inmenso, corrió de nuevo hasta donde estaba Juan y le dijo: Hijo ¿qué té pasa, por qué no quieres entrar, mira es tu hermano, tenemos que alegrarnos, volvió Tony, volvió Juan, ¿eso no te alegra?

No, papá eso no me alegra en nada, ¿cómo es posible que tú siendo tan estricto hagas lo que estás haciendo?

Mira papá: cuando tú nos repartiste la herencia tú me dijiste que lo que quedaba era mío, pero sin embargo yo nunca te pedí permiso para matar un ovejita para disfrutar con mis amigos.

Yo nunca te he desobedecido en todos estos años de mi vida, y viene este perdido de Tony, que despilfarró toda tu hacienda con sus amigas prostitutas, en casas de mala muerte, aprendiendo vicios y tú lo consientes de esa manera y ¿la honras matando para él mi bello novillo que yo había criado con tanto empeño?

Hijo, mira, entra por favor a la fiesta, te lo ruego, saluda a tu hermano, él está muy avergonzada por lo que ha hecho.

No, papá, desde que Tony se fue de la casa, todo tu interés se volvió hacia él, y a mí nunca me has mostrado ningún afecto, todo hacia el perdido ese.

No, hijo mío, no digas eso: Para mí tú eres lo más grande que yo tengo. Todo lo que tengo es tuyo, sino has tomado nada para gozarte con tus amigos es porque no has querido, yo nunca te lo hubiera prohibido. Tú siempre has estado conmigo y has podido hacer lo que quisieras.

Además mis ojos te han contemplado cada día y te amo, pero tu hermano que ha regresado, estaba muerto y ha revivido, se había perdido y mira aquí está con nosotros otra vez.

Claro papá, si gastó todo y no tiene nada ¿tú crees que está arrepentido? No, eso es coba, lo que él está buscando es sacarte más plata y ya. El es un vagabundo y yo no quiero apoyarte en esto.

Hijo, no digas eso, tu hermano aunque a ti no te parezca, está arrepentido. Tú no la viste como llegó, yo si pude percibir su estado agónico de arrepentimiento.

No papá, no me vas a convencer, lo que pasa es que tú tienes predilección por Tony y conmigo no, es por eso que siempre he tratado de estar separado de ti. Es por eso que llegó tarde a casa para no entablar una conversación contigo, porque tú siempre estás hablando de ese perverso que gastó todo tu dinero.

No, hijo, lo que pasa es que tu nunca te has dado cuenta de lo mucho que te quiero y creyendo que estás haciéndolo bien, te he dejado a que hagas lo que quieras como a tu hermano, porque para mí tú también has estado muerto, y tu posición actual te hace peor que él.

Aquello enfureció a Juan y no entró a la casa, desobedeciendo y desacreditando por completo a su pobre padre. Aquel hermano no entró a la fiesta de bienvenida de su hermano esa noche, fue después de algunos días, cuando le había pasado la gran rabia, cuando aun con disgusto por el constante lloriqueo de Tony para que su hermano le perdonara fue que accedió.

Sin embargo, el padre se encontraba con un gozo indecible porque había recuperado aquel su hijo menor que se había perdido y había sido hallado, y que estaba muerto y había revivido.

Conclusión

Bueno, amigos: Esto nos pinta un cuadro patético de lo que es nuestra vida en este mundo. Todos nosotros nos hemos alejado del Padre celestial creyendo que nuestros actos son mejores que los que él tiene preparados para nosotros.

Cada uno de nosotros ha elegido su propio destino. Unos se han alejado por completo de él practicando y dando rienda suelta a su pecado sin importarle que el Padre amante se enfurezca con uno, y aún otros le ofenden adorando a Satanás abiertamente.

Otros sin embargo permanecen equivocadamente en la casa, como el hermano mayor de Antonio, con una religión, creyendo que es mejor la religión inventada por los hombres, que lo que Dios dice en su Palabra. Creen que a Dios se le puede cambiar por una imagen y aceptan los preceptos dichos por los hombres antes que los sanos consejos de la Palabra de Dios.

La Biblia dice que para ser nominados hijos de Dios solamente debemos creer y recibirle como nuestro Salvador personal. Uno dice: No, eso no es posible, eso es demasiado fácil y yo no voy a dejar la religión que tengo para meterme a evangélico; cuando el evangelio ni es una religión, ni se puede meter alguien a él.

El Padre celestial ha visto en nosotros, a todos nosotros no importa lo bueno que nos creamos, unos hijos pródigos que hemos dejado la casa del padre y nos hemos apartado a una provincia en donde no hay ningún alimento para nuestra alma, sino las pocas comidas de cochino que el diablo nos pone delante para comer, es decir: adulterio, fornicación, drogas, aguardiente en todas sus manifestaciones, secuestros, homosexualismo (que ya está rebasando la copa de Dios), fiestas, música rock, juegos, religiones, etc., etc., etc., hasta que nos morimos de hambre y nos perdemos en el infierno de fuego, sin embargo Dios siempre está esperando nuestro regreso, no importando lo andrajosos y hediondos que estemos en nuestros pecados.

Si es verdad que las cosas del mundo son sabrosas, por supuesto que son sabrosas, pero llega un momento en que Satanás el enemigo de nuestras almas nos exprime tanto que lo que deja es nuestro bagazo, como le pasó a Antonio, y cuando ya no servimos para nada nos abandona. No así Cristo que siempre está esperándonos con los brazos abiertos; no para hacernos jornaleros, sino para darnos potestad de ser llamados hijos de Dios.

Antonio se encontró totalmente desahuciado de todos y pensó en su padre y volvió y fue perdonado. Juan creía que lo tenía todo con lo que creía y no aceptó la invitación del padre a entrar a la fiesta y jamás pudo ser colmado de besos como a Antonio.

Dios quiere que usted se pare y reflexione en su condición delante de él, y que de una vez por todas, de una manera totalmente voluntaria regrese a la casa del Padre, es decir a ser llamado hijo de Dios; que se convierta de los ídolos a Dios y reciba el gran abrazo eterno de Dios, el cual está esperando que se pare y se levante para ir a su encuentro.

Amigos míos, uno se pierde con un solo pecado, por eso el Señor vino a buscar y a salvar lo que se había perdido y si usted cree que tiene algún pecado, usted es otra persona apta para el reino de los cielos, pues el Señor vino a salvar solamente a los pecadores. Estoy seguro que Dios saldrá corriendo a su encuentro y le perdonará todos sus muchos o pocos pecados.

Por otro lado si usted se cree como Juan, es decir sin pecado, pues cree que nunca le ha faltado a Dios, bueno, usted tendrá que quedarse fuera de la fiesta y se perderá en las obscuras tinieblas de la noche eterna.

Es tiempo de levantarse en ese país lejano en que se encuentra y acuda al Salvador, quien le dará un vestido nuevo de justicia, le pondrá un anillo de oro en su corazón como arras para reclamar la vida eterna, que es el Espíritu Santo al entrar a morar en su corazón, y zapatos en sus pies para que pueda caminar en este escabroso mundo tan lleno de pecados en sus sendas, además de comenzar una eterna fiesta para todos pues hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente que por todos los otros que no necesitan de arrepentimiento.

Espero que esta pequeña historia, pueda abrirle los ojos de su entendimiento para que entienda que lo que usted habrá oído acerca del evangelio no es una nueva u otra religión para obligarle y acosarle a creer en "nuestra religión", sino más bien que conociendo la gravedad de todo aquel que camina en este mundo sin Dios, aunque crea que siguiendo una religión está con Dios como Juan, y que esa religión le enseña erróneamente que usted es hijo de Dios; sin Cristo en su corazón, aunque crea que teniendo en su casa un gran retrato del corazón de Jesús tiene para la vida eterna; y sin esperanza en este mundo, pues su confianza la ha puesto en una religión que solo le cobra por lo que le hace sin ofrecerle ninguna esperanza de vida eterna.

Crea pues en el Señor Jesucristo y será salvo.

Antonio, sin pensarlo dos veces se levantó y vino a su padre no importando lo que dijeren los que le vieran venir arrastrándose en su miserable condición. Simplemente fue una decisión, pues tenía una gran necesidad.

Si se quedaba en aquél país inhóspito iba a morir de hambre, pero si iba a su padre tenía la leve esperanza de ser como un jornalero más con comida, casa, vestido, amor y comunión. No hizo caso al qué dirán, para Antonio más valía la salvación de su alma, que todo el mundo que le rodeaba con sus múltiples y diabólicas críticas.

El camino hacia el cielo es muy angosto, implica críticas de los amigos de trabajo, muchas veces desprecios de sus familiares, a muchos los han botado de sus propias casas, han perdido el empleo por aceptar a Cristo como Salvador personal, pero vieron el futuro, y confiaron en Jesús de todo corazón, y Dios nunca los abandonó.

Ellos comenzaron a transitar este camino cuesta arriba, muy angosto, muy difícil, pero en este camino va el Señor con cada uno de los que creen en él. De manera que cuando uno no puede subir más la cuesta, allí está el Señor para tomarlo en sus brazos y ayudarlo a subirla. Y cuando llegue hasta el extremo en donde se le acabe el camino, allí estará el Señor con los brazos abiertos para ingresarlo en la vida eterna.

¿Cree usted eso? ¿Tiene usted esta esperanza? Piénselo en su soledad, y si ve que esta transitando el camino errado, fuera totalmente de la presencia de Dios aunque tenga una muy buena religión, pídale al Señor que le perdone todos sus pecados y se dará cuenta del precioso tiempo que ha perdido, posponiendo la salvación de su alma, haciéndole caso a los sutiles consejos de Satanás, el cual le pone por delante los disfrutes que a usted le gustan hasta que llegue el día de su muerte y entonces se de cuenta demasiado tarde que la palabra de Dios nunca le engañó y que fue más bien usted el que no quiso creer en la verdad que es Cristo. Yo soy el camino, y la verdad, y la vida, nadie viene al Padre sino por mí. Esto es lo que dice el Señor. ¿Quién otro le ofrece lo mismo y con la misma certeza?

Por el hecho de haber dejado la casa del Padre, mucha gente confunde la misericordia de Dios con su propia justicia. Antonio pensó que a le iría mejor fuera de la casa del padre, y la abandonó.

Dios tuvo misericordia de nosotros al enviar a su Hijo a morir por nuestros pecados y pagar la deuda y el juicio que merecen nuestros pecados; pero nosotros decimos: No, mi religión es mejor, yo no soy tan malo como para estar perdido y nos convencemos de verdad que estamos bien y no le damos importancia al amor del Padre quien está esperando a cada momento nuestro regreso. Acuérdese que Dios dice que toda nuestra justicia no vale nada delante de él y es como trapo de inmundicia. Es decir, que si nos creemos buenos o regulares, esto para Dios es una ofensa porque no hay ni uno solo bueno, sino Dios.

¿Usted cree está bien delante de Dios?

Mucha gente confunde el evangelio con otra religión. Antonio se cansó del continuo consejo de su padre y fue a probar suerte a otro lugar y con otra cosa.

El evangelio, si pudiéramos decirlo así, sólo tiene dos páginas, una negra y una blanca en la página negra está escrito la palabra rechazo, es decir: posponer el asunto de la salvación para después,… y su fin, el infierno ó lago de fuego; y en la página blanca está escrito: fe, es decir: aceptar el evangelio ó a Cristo como la única fuente de salvación, tal y como un niño acepta las cosas, y su fin es vida eterna, porque indefectiblemente si hay dos páginas solo hay dos caminos y dos destinos. No hay lugar intermedio. Ó se va al cielo, ó se va al infierno. El evangelio no hay que estudiarlo para ir aprendiendo, porque el evangelio se cree ó no se cree, uno se apropia de su gran verdad ó simplemente lo rechaza. Ó se pierde voluntariamente, ó es salvo por la gracia del Señor también voluntariamente. A ninguno se le obliga a creer.

Antonio lo había rechazado pero se dio cuenta a tiempo antes de morir y fue bien recibido en los brazos de su padre.

El evangelio es una persona que es Cristo mismo, el vino del cielo a morir por sus pecados, él mismo sufrió todo lo que usted merecía en persona.

Nosotros, los hombres y mujeres de este mundo, en abierta oposición a Dios nos hemos inventado más de 1600 religiones, pero todas son sistemas económicos que no ofrecen la salvación del alma.

¿Cree usted que el evangelio es de Dios, que no es otra religión y que es Cristo mismo a quien se debe aceptar?

Mucha gente confunde la invitación del evangelio, con una obligación a meterse a evangélico. A Antonio le daba vergüenza que le dijeran evangélico porque el no era, pero vivía con su padre que si era.

Ninguno puede estar "metido" en el evangelio, porque el evangelio es Cristo mismo, porque se es evangélico ó no se es, ó se está en Cristo que es el evangelio ó no se está en él. E indefectiblemente sin Cristo estará perdido. El evangelio no acepta términos medios, como: a mí me gusta, yo estoy asistiendo, yo siempre vengo, ya casi creo, ya me falta poco, etc.

Mucha gente se confunde cuando dice: Primero hay que gozar de la vida con el baile, la cervecita bien fría, el sexo, etc. y después me meteré al evangelio no sabiendo que lo que llama "gozar" es pecado delante de Dios y que su carga de pecado se multiplica.

Piensan que cuando crean al evangelio se van a convertir en personas aburridas, amargadas y sin apetencia alguna, cuando el verdadero disfrute de la vida se consigue una vez que uno ha aceptado al Señor Jesucristo como Salvador personal, teniendo la seguridad de que sus pecados han sido perdonados y de que ya no teme morir sin Cristo ni tampoco teme al juicio venidero, y de que el gozo que comienza a experimentar como nueva criatura de inmediato contagia el cielo también. Antonio se arrepintió y de inmediato consiguió el gozo eterno.

Mucha gente se confunde y se han confundido de verdad cuando piensan que están bien con Dios y le mientan a cada rato, porque a cada momento dicen frases como: En el nombre de Dios y la virgen (juntando la Deidad con un ídolo lo cual es abominación delante de él); si Dios quiere; gracias a Dios; yo le pido a Dios; sin pensar que la Biblia dice que Dios no conoce a los pecadores ni los oye, también dice: No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano.

Mucha gente confunde el plan de salvación de Dios, gratuito y de fe por querer ayudar a Dios al querer hacer algo para su salvación.

Antonio no estaba conforme con una salvación gratuita y fácil eso le parecía algo sin sentido y quería probar la cosa de otra manera.

Eso no puede ser tan fácil, tengo que sentir algo. Hacer promesas, hacer votos.

Mucha gente esta confundida al decir: Tengo que ir mejorando para después creer. Antonio creía que lejos del padre le iba a ir mejor cuando la Biblia dice que hay caminos que al hombre les parecen derechos pero su fin son caminos de muerte.

Mucha gente confunde la premura de aceptar al evangelio con el asedio que le hacen los cristianos al intentar hacerle entender la realidad de la urgencia de la salvación

Antonio pensó estar muy joven para eso y dijo: Voy a gozar primero del mundo y luego cuando este viejo veré, por ahora no me interesa ese fastidio de mi papá, cuando la Biblia dice: He aquí ahora el tiempo aceptable, he aquí ahora el día de salvación.

Mucha gente está confundida pensando que como Dios no es tan malo el no condenará a ninguno de sus criaturas en el fuego eterno; porque según la religión popular todos somos hijos de él, y eso es falso.

Antonio, quien no conocía muy bien a su padre no se había dado cuenta que la misma justicia de Dios por ser justo demanda castigo para el pecado. El creyó que Dios podía taparle algunos de sus pecados cuando la Biblia dice que. Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquél a quien tenemos que dar cuenta.

Mucha gente está confundida pensando que portándose bien van a alcanzar el cielo, cuando la Biblia dice que la salvación no es por obras para que nadie se gloríe. Antonio pensó que compartiendo su dinero con sus amigos y siendo "buen pana" estaba haciendo bien hasta que se dio cuenta que toda su justicia no era más que un artificio de Satanás para destruirle no importándole su vida depravada.

Mucha gente esta confundida pensando que el evangelio no es de Dios por el hecho de no adorar imágenes, incluyendo la veneración a la virgen María; cuando la Biblia dice: No te harás imagen de ninguna cosa que esté en el cielo, ni en la tierra y ni debajo de la tierra, no te inclinarás a ellas, ni las honrarás.

Antonio pensó que rendirle culto a las imágenes a las cuales sus amigos le prendían velas no era malo y que estaba adorando con eso a Dios.

Mucha gente está confundida pensando que los santos son los que hacen los hombres, canonizando a muertos que han sido buenos, cuando la Biblia dice a los que estamos vivos: Sed santos porque yo soy santo, porque en el sepulcro ¿quien te alabará? Antonio pensaba que después que llegara a viejo iba a mejorar su camino y siendo un buen hombre lo convertirían en "santo".

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