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La ciudad perdida de Kong y las mentiras exploratorias (página 2)


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Esta larga descripción ?necesaria en nuestra opinión, no sólo por la perfección con la que fue escrita, sino por el rico contenido que posee? nos permitirá distinguir otros lugares comunes de la literatura exploratoria y la segura influencia que la película de King Kong ejerció sobre la pluma de Morde.

En primer lugar quisiera detenerme en el tema de los ulaks, "los hombres velludos de la selva".

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A la izquierda: P.H. Fawcett ante los míticos indios maricoxis de Sudamérica (dibujo de su libro)

A la derecha: escultura de un supuesto ulak mesoamericano

La presencia de hombres velludos, mitad hombre/mitad mono, ha sido una constante en la literatura de exploración. Unas veces producto de la imaginación y otras como resultado de malas observaciones o lisas mentiras, el hombre primitivo siempre ha estado presente cuando uno se sale del mapa.

Henry Morton Stanley, el afamado explorador de África, dijo haber visto a "hombres coludos" y Percy Harrison Fawcett juró haber tenido contacto en 1912 con criaturas homínidas muy semejantes a los neandertales, en las Sierras de Parecis, en Bolivia oriental.[23]

Pero Morde no se arriesgó a tanto. Sólo se limitó a decir que los indios sí creían en ellos y que por culpa de esa superstición habían desistido de seguir acompañándolos en determinado momento del camino, dejándolos a él y un amigo de la universidad, solos en medio de la selva. Como ya sabemos, eso no los acobardó. Siguieron viaje y "durante varios días nos abrimos camino a través del territorio selvático, pero nunca encontramos ni vestigios de los legendarios antropoides medio hombres".[24]

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King Kong (1933)

Exitosa película que marcó profundamente el imaginario relato de T. Morde

Aún no topándose con ninguna de esas criaturas simiescas, otra, de enormes dimensiones, proveniente del universo de Hollywood, parece haber estado sobrevolando la imaginación del explorador; y ?como ya dejamos entrever antes? de su antecesor en la región, R. Stuart Murray.

Estamos refiriéndonos, claro está, al monstruo más famoso de la historia del cine: King Kong. Película que creemos marcó profundamente la parte más imaginativa del relato de Ted Morde.

Veamos qué influencias y puntos en común encontramos entre el film y la crónica a La Mosquitia.

En primer lugar: el hecho de poner a un mono como objeto de adoración y centro de un desconocido culto.

Segundo: el aislamiento selvático del lugar en donde se encuentra la Ciudad Sagrada del Dios Mono. Equivalente de la Isla de la Calavera, en la que Kong se mantiene seguro y olvidado por el mundo exterior.

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Lejanía y aislamiento

Tercero: la larga data y antigüedad del culto al simio sagrado.

Cuarto: la iconografía aborigen que tiene al mono como principal figura.

Quinto: la descripción del templo, con su balaustrada y escalera que conduce a un altar en donde se practicarían los sacrificios en honor al dios mono. Esto es idéntico al film de Kong.

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Izquierda: Altar y murallas (King Kong, 1933)

Derecha: Altar y estatua del Dios Mono /I. Finlay, 1940)

Sexto: el primitivismo de las tribus que adoran al simio.

Séptimo: tanto la ciudad de Morde como la aldea de la Isla de la calavera están protegidas por una muralla (exageradamente grande en la película) hecha de piedras. En ambos casos la muralla lo que hace es impedir el ingreso de la temida criatura (o, en el caso de los ulaks, criaturas).

Octavo: como en la película, Morde describe una tenebrosa danza (la mencionada de los Monos Muertos) cuya nota esencial es el salvajismo y escenas macabras, muy del estilo de las ideadas por Merian C. Copper para sus indios, al inicio del film.

Noveno: el origen de la danza se debe a una leyenda que habla de monos secuestrando jóvenes hermosas, de la misma manera en que Kong "secuestraba" a las mujeres que le eran puestas como ofrendas en el altar.

Décimo: el rol del principal hechicero del que habla Morde (el Dama Suk-ya Tara) es muy semejante al del film. Su teatral forma de aparecer, la vestimenta exótica y los gestos ampulosos, nos recuerdan al chamán que preside las ofrendas a Kong.

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Vestimentas y comportamientos exóticos (King Kong, 1933)

Decimoprimero: la descripción de una parte de la ceremonia hondureña, en la que "el toque de los tambores se elevaba en un crescendo y se detiene súbitamente cuando el sacerdote alza los brazos y describe un círculo en el aire", es prácticamente una copia de la escena en la que toda la tribu de la Isla de la calavera, al son de los tambores, gritan "Kong-Kong-Kong-Kong", callando abruptamente cuando el líder religioso lo manda.

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Ceremonia y cánticos (King Kong, 1933)

¿Qué ha quedado de esta misteriosa Ciudad del Dios Mono? ¿Dónde están sus ruinas? ¿Cuánto de todo lo dicho es real? ¿Cuánto fantasía? ¿Qué buscaba T. Morde al publicar esa fantástica historia, prácticamente calcada en más de un aspecto ?como pudimos ver? de King Kong?

La prematura muerte del explorador ha dejado muchas preguntas sin responder y también muchas otras fantasías que desarrollar. Y, de hecho, ciertos programas de divulgación, resucitando su inusitado legado, lo están haciendo.

Palabras finales

A principios de 2015, el productor y periodista Steve Elkins, junto a Douglas Preston y la NatGeo, lanzaron al mundo la noticia de un gran descubrimiento arqueológico. Todo parecía indicar que, finalmente, la legendaria Ciudad Blanca había sido encontrada el algún lugar de La Mosquitia hondureña.

El mundo de la exploración tembló y los medios masivos inundaron los diarios, revistas, noticieros y portales de Internet con la buena nueva.[25] Y así, la figura de Theodore Morde resucitó con ella.

No podían obviar la veta romántica de la historia y la imagen del explorador independiente, incomprendido y desacreditado por sus pares, tomó fuerza, encarnándose de nuevo en los noveles buscadores de misterios que, con mayores recursos y tecnología, superaron con creces la publicación con la que Morde pretendió imponer sus dudosos criterios.

Ahora el circo venía mejor armadito, en colores y con el apoyo de una cadena de televisión internacional.

No voy a abundar en el tema. Eso requeriría mucho tiempo y espacio.

Sólo diré que, tras leer gran parte de todo lo publicado en los medios, el anunciado hallazgo adolece ?a primera vista? de muchos de los vicios en los que Ted Morde incurrió. Y no es ésta una crítica únicamente personal. Numerosos arqueólogos, serios y prudentes de diversas partes del mundo, han destacado las desprolijidades cometidas. Coinciden en afirmar que el hallazgo de piezas arqueológicas (semejantes a las que Morde sacó del interior de la selva en 1939), en una región de la que desde hace décadas se viene extrayendo material de ese tipo, no habilita a gritar a los cuatro vientos ?con bombos y platillos? que encontraron la ciudad perdida.

Como era de esperarse, el gobierno hondureño se subió al carro. Lanzó rimbombantes discursos y el propio presidente de la nación rebautizó el sitio como Ciudad Jaguar (debido a una pieza de piedra trabajada que tenía a ese animal tallado). El dios mono fue desplazado y eso no está mal del todo.

Lo que sí es impropio es inflar un globo de semejante forma. Vender humo y atribuirle a un yacimiento (cuya ubicación, una vez más no ha sido revelado por cuestiones de seguridad) un nombre y apellido legendario (Ciudad Blanca).[26]

Queda mucho por investigar todavía. Los debates recién ahora están empezando. Pero para hacerlo con honestidad hay que colocar todas las pruebas sobre la mesa. Y hasta ahora no se ha hecho.

Siguen jugando con la veta misteriosa y romántica del asunto; y mientras mantengan esa postura, la sombra de Theodore Morde seguirá presente, sobrevolando la selva hondureña y dejando entrever, semi-escondida la influyente silueta de Kong.

 

 

Autor:

Fernando Jorge Soto Roland*

Buenos Aires

Diciembre 2016

[1] Estoy cansado de ver por televisi?n c?mo muchos se adjudican el acceso a documentaci?n secreta y olvidada, cuando en realidad ese documento ha estado disponible y al alcance de cualquiera desde hace d?cadas, incluso siglos.

[2] V?ase del autor: El bosque, la imaginaci?n y el miedo. Disponible en Web: http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/soto_fernando/bosque.htm

[3] V?ase: Boia, Lucien, Entre el ?ngel y la bestia, Editorial Andr?s Bello, Espa?a, 1997.

[4] V?ase: Ainsa, Fernando, De la edad de Oro a El Dorado. G?nesis del discurso ut?pico Americano, Editorial Fondo de Cultura Econ?mica, M?xico, 1992.

[5] V?ase: Ainsa, Fernando, Historia, Utop?a y Ficci?n de la Ciudad de los C?sares, Editorial Alianza, Madrid, 1992.

[6] V?ase: De Gand?a, Enrique, Historia Cr?tica de los Mitos y Leyendas de la Conquista Americana, Centro Difusor del libro, Buenos Aires, 1946.

[7] V?ase: Fawcett, Percy Harrison, A Trav?s de la Selva Amaz?nica, Editorial Zigzag, Chile, 1951.

[8] V?ase del autor: Percy Harrison Fawcett y su delirante universo esot?rico. Disponible en Web: http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/soto_fernando/percy_harrison_fawcett_y_su_delirio.htm

[9] Los uf?logos y los criptozo?logos han sido muy afectos a cometer este pecado de juventud, creyendo ver en meras pel?culas de Hollywood testimonios ver?dicos de hechos reales. No es extra?o observar en sus libros el modo en que utilizan ciertos filmes como recursos de autoridad.

[10] La Mosquitia es una enorme regi?n selv?tica ubicada en el Departamento de Gracias a Dios, al este de Honduras. Tiene una superficie de unos 52.000 kil?metros cuadrados y est? recorrida por varios r?os. Uno de ellos, el R?o Pl?tano, es el que le da nombre a la reserva de biosfera que se cre? en 1980 para proteger el medio ambiente. Est? considerada Patrimonio de la Humanidad y, desde un punto de vista hist?rico-arqueol?gico constituy? una zona intermedia (?puente?, dicen algunos) entre el ?rea mesoamericana y la andina, por el sur. Se la conoce popularmente como ?la peque?a Amazonas? y los restos arqueol?gicos rescatados en los ?ltimos a?os parecer?an indicar que fue una zona poblada y rica en ?pocas precolombinas. Hay mucho por investigar todav?a, lo que ha dado pie a que se esgriman fantas?as en verdad interesantes.

[11] Murray llev? a cabo dos expediciones en la zona. Una en 1934 y otra en 1935.

[12] Seg?n algunos el material fotogr?fico se hab?a perdido en un accidente fluvial y hundido en un r?o.

[13] Aunque pueda parecer extra?o hay escritores que plantean un clima de sospecha sobre la muerte de Morde, sugiriendo (entre l?neas) que su ?misteriosa muerte? pudo deberse a alguna cuesti?n relacionada con el emplazamiento (nunca revelado) de la ciudad. Algunos pocos art?culos publicados en 2012 informan que Morde hab?a muerto atropellado por un auto en Londres cuando se dispon?a organizar la expedici?n que lo llevar?a finalmente a su mentada ciudad del Dios Mono. Esto es falso de cabo a rabo. Un diario public? oportunamente (1954) su obituario indicando su suicidio en su pueblo natal de EE.UU. Obituario publicado en Newport Daily News, Rhode Island. 28.07.1954 P?gina 2. Disponible en Web: http://pueblosoriginarios.com/biografias/morde.html

[14] Para ver algunos cuentos de A. Merritt v?ase 4 mejores relatos de terror a Abraham Merritt. Disponible en Web: http://elespejogotico.blogspot.com.ar/2013/01/mejores-relatos-terror-abraham-merritt.html

[15] V?ase: Virgil Finlay. Ilustraciones para sustituir la realidad. Disponible en Web: http://elespejogotico.blogspot.com.ar/2013/01/mejores-relatos-terror-abraham-merritt.html

[16] Utilizaremos la traducci?n realizada en 1950 por iniciativa de Julio Rodr?guez Ayestas, Director del Archivo nacional de Honduras. Disponible en Web: http://pueblosoriginarios.com/textos/morde/dios_mono.html

[17] Para datos m?nimos sobre este pueblo v?ase: Chorotega. Disponible en Web: https://es.wikipedia.org/wiki/Chorotega

[18] Observe el lector que estos recursos siguen estando vigentes en el 90 % de los documentales de televisi?n que tratan sobre expediciones y viajes a sitios remotos. No hay demasiados cambias al respecto aun a principios del siglo XXI.

[19] Fawcett, Percy Harrison (edici?n 1974). A Trav?s de la Selva Amaz?nica, Madrid, Editorial Zigzag, Madrid.

[20] V?ase: Morde, T.A. op cit. Disponible en Web: http://pueblosoriginarios.com/textos/morde/dios_mono.html

[21] Esto de alguna forma contradice los hallazgos realizados en los ?ltimos a?os, que no revelan (hasta ahora) construcciones l?ticas importantes, sino hechas en barro y tierra desplazada.

[22] Ib?dem.

[23] Los denomin? maricoxis. Los habitantes ?dijo? de una selva sin huellas. ?Eran hombres grandes y velludos, de brazos extremadamente largos y con frentes huidizas que empezaban en prominentes arcos superciliares; hombres en realidad de un tipo muy primitivo y completamente desnudos?. Fawcett, P.H., op.cit. P?g. 266.

[24] Theodore Morde describe a los ulkas como seres mitad hombre y mitad esp?ritus que viv?an en la tierra, caminaban erectos y ten?an la apariencia de grandes y velludos monos. Por otra parte deja de manifiesto que los indios del territorio de Mosquitia segu?an creyendo que esas criaturas todav?a habitaban las altas tierras del interior y el sur de Honduras. Frases que han servido de trampol?n para que los criptozo?logos sigan busc?ndolos con frenes?.

[25] V?ase los siguientes sitios Web: Documental NatGeo, La ciudad Blanca (2015) Disponible en Web: https://www.youtube.com/watch?v=qYpz3-vv7pE // En busca de la ciudad blanca (2003). Disponible en Web: https://www.youtube.com/watch?v=UrjjNN9ZkrQ // Descubren Ciudad Blanca (2015). Disponible en Web: https://www.youtube.com/watch?v=SXiTx3mMvTc //

[26] V?ase algunos art?culos cr?ticos: Brain, Alan, La ciudad blanca de Honduras. ?Mito o realidad? Disponible en Web: http://losdivulgadores.com/blog/2012/06/09/la-ciudad-blanca-de-honduras-mito-o-realidad/ Descubren ?la ciudad deldios mono?. Disponible en Web: http://www.abc.es/ciencia/20150309/abci-descubren-ciudad-dios-mono-201503091530.html Rubin, Anastacia, ?Existe la ciudad perdida del rey mono? Disponible en Web: http://www.lagranepoca.com/ciencia-y-tecnologia/87941-existe-la-ciudad-perdida-del-rey-mono.html Redacci?n de la BBC Mundo, Kaha Kamasa. ?Se encontr? en Honduras la legendaria Ciudad Blanca? Disponible en Web: http://www.bbc.com/mundo/noticias/2016/01/160113_busqueda_honduras_ciudad_blanca_mono_dios_ppb

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