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Proyecto Ruta Excursión "Leyendas Habaneras" (página 2)


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Así llaman a quien está sepultada en el cuartel SO 8, Zona de Monumentos de 3ra, de la necrópolis de Colón, "el monumental cementerio de La Habana, guarda los restos de esta señora nacida en el año de1866, en Michigan, E.U.A. Jeannette Ford Ryder, vino a Cuba en 1869 donde realizó una notable labor de caridad y consagración hacia la protección de animales domésticos, mujeres desvalidas y viciosas, niños desamparados, huérfanos y pobres en general. Son narradas dos versiones de su leyenda: Una de ellas dice que; al morir la Ryder, el 12 de abril de 1931, a los 65 años de edad, su fiel perrito Rinti permaneció a los pies de la tumba hasta sucumbir junto a su ama. Se dice que contrario a las normas vigente en la necrópolis, los empleados dejaron al noble can permanecer en el lugar, e incluso le dejaban algo de comer, que rechazaba. El otro relato cuenta que el animalito venía diariamente hasta la tumba de su dueña y se echaba a los pies de ella durante casi todo el día, hasta que murió de tristeza en el lugar. Esta conmovedora historia inspiró al artista Fernando Boada, para crear una escultura conocida como "la Tumba de la Fidelidad". Singular obra que deja reflejado ante los ojos del visitante, los sentimientos de lealtad y nobleza del perro hacia el ser humano, como recompensa a la labor humanitaria que esta bondadosa señora desarrolló en vida.

7. EL ENTERRADO DE PIE

Se trata del único difunto que hasta ahora cuentan, fuera enterrado de pie en la Necrópolis de Colón, "era llamado en vida Eugenio Casímiro Rodríguez Carta. Condenado a muerte en 1918 por asesinar al alcalde de la ciudad de Cienfuegos, donde le sería conmutada la sentencia a cadena perpetua y remitido al Castillo del Príncipe, en La Habana. Un día, barriendo el patio del penal, conoció a una mujer que visitaba el lugar, con la que inició un furtivo romance entre rejas. Esta dama resultó ser María Teresa Zayas, nada menos que la hija del Presidente de la República en aquellos momentos en que se desencadenan los hechos. Nadie a estas alturas puede asegurar, o negar, cuanto habría de amor, o interés en los sentimientos del presidiario. Lo cierto es que la joven enamorada, gestionó con el padre el indulto para su prometido, obtuvo además del primer mandatario, la autorización para la boda. He aquí convertido a Casímiro, de la noche a la mañana, en el Sr. Rodríguez Carta. En vertiginosa carrera política, dado el impulso de su suegro, llegó a ocupar un escaño en la Cámara de Representantes durante tres períodos legislativos, por el Partido Conservador. Ya rico y poderoso, mandó a construir en la capilla familiar un nicho vertical, en el Cuartel NE 22, Campo Común, pues decía él: que un tipo que había caído de pie en la vida, tenía también que caer parado en el infierno, además, aseguran que pidió antes de morir, ser enterrado con el arma que utilizara para dar muerte al alcalde de Cienfuegos.

8. MODESTO Y MARGARITA

Se cuenta que, "Modesto Cantó Menjíbar, vivió una monótona existencia, hasta que apareció la joven Margarita Pacheco, quien hizo encender en él, la llama del amor, apagada durante mucho tiempo. Existieron rumores, que ella era su vecina y estaba casada con un hombre que la maltrataba. La violencia ejercida sobre la joven, fue llevándole a un sentimiento profundo hacia la pobre sufriente y algún tiempo después se sintieron ambos atraídos, simpatía que no pudo definirse, hasta que se resolvió la separación del cruel marido. Aunque en realidad, Modesto era mucho mayor que Margarita, la primavera de amor entró en ambos corazones con la misma ternura y pudieron al fin, efectuar su unión. No sin sufrir los perjuicios de la época que les tocó vivir. A pesar de todo fueron felices recreando su mundo, disfrutando cada día a plenitud, hasta que la pálida cruel de la guadaña, le arrebató a la mujer de su vida. Fallece ella de 39 años. Él vivió 20 años más, durante los cuales visitaba a diario la tumba de su amada.

Muchos le vieron "en marcadas ocasiones, acompañado de un músico amigo, y le dedicaba una hermosa melodía a los acordes de un violín, interpretando un himno titulado: "Sublime sueño", que el propio Modesto compuso para ella. Profesor de oficio, músico y escultor, talló el busto de Margarita en 1964 con la inscripción: "Margarita mía, modelo ésta obra inspirado en tu sagrada memoria. Tu Modesto". También, esculpió un busto de él al año siguiente, que colocó al lado del de su amada. Así esperaba el momento para unirse a ella. En el panteón, conocido como "la Tumba del Amor", puede apreciarse un epitafio que dice: "Bondadoso caminante: abstrae tu mente del ingrato mundo unos momentos y dedica un pensamiento de amor y paz a estos dos seres a quienes el destino tronchó su felicidad terrenal, y cuyos restos mortales reposan para siempre en esta sepultura, cumpliendo un sagrado juramento. Te damos las gracias desde lo eterno. Modesto y Margarita". Afirman los presentes en el entierro, que al morir Modesto, en el Cuartel SE 10 Campo Común, "donde está el panteón, una luz blanca ascendió al cielo, llevándose el alma de los amantes. Hay confirmación que la tumba fue clausurada por solicitud de Modesto antes de morir, pues fue tan grande su amor, que sólo quería compartirlo con la mujer amada, en su último lecho.

9. LA DAMA DEL DOMINÓ

El juego de dominó, tan recurrente en cualquier barriada habanera, ha estado asociado siempre al sano disfrute del tiempo libre entre amigos y vecinos, pero hasta  donde se conoce, sólo en la Habana, se encuentra asociado al arte fúnebre.

Juana Martín de Martín era propietaria del jardín "El Fénix", aquel  donde el millonario Juan Pedro Baró encargara el injerto de la Rosa Catalina Lasa, pero era también una apasionada del célebre juego de mesa y el 12 de marzo de 1925 esta señora, para quien constituía una cuestión de honor ganar o perder una partida, jugó  la última de ellas, muriéndose de un infarto por la emoción de tener en sus manos la ficha del doble tres que le daría la victoria.

Sus hijos Luisa y Antonio, muy jóvenes aún, aseguraban que a su madre le gustaba tanto este juego que siempre encontraba la excusa para iniciar una partida y cuando perdía una de ellas perdía también todo tipo de control y en los días previos a este fatídico juego había sufrido varias de ellas.

Le llegaba la oportunidad del desquite y cuentan sus hijos que hasta a una santera había ido a visitar, quien le aseguró que esa noche, finalmente se recuperaría de sus últimas derrotas. Un juego iniciado con un doble ocho, donde Juana, que llevaba todas las cuentas, comprobó que tenía en sus manos, el doble tres, una de las dos fichas que dominaría el juego.

Esperaba que su compañero pasara, dándole la oportunidad de ganar la partida, pero para sorpresa suya él no lo hizo, no pasó y la empedernida jugadora, llena de ira y maldiciendo su suerte, cayó, para asombro de todos, muerta de un infarto con la ficha del doble tres apretada entre sus manos.

Sus hijos quisieron entonces hacerle un homenaje y mandaron a construir, en la parte superior de su lápida, en mármol blanco y negro, la ficha del doble tres, la que tenía en sus manos la  noche de su último juego.

Esta tumba sui géneris se  encuentra situada en el cementerio habanero y es motivo de admiración y perplejidad para todos aquellos que visitan ese  museo a cielo abierto que es la Necrópolis de Colón, porque hasta donde se conoce, en ningún otro país del mundo el dominó había sido asociado al culto funerario.

10. LA MILAGROSA

La leyendaaborda la versión de una mujer que falleció de parto y fue sepultada con la criatura a sus pies. Algunos años después, al efectuar la exhumación del cadáver, se cuenta que el cuerpo estaba conservado y sostenía en brazos al bebito momificado. A partir de ese momento se sucedieron numerosas visitas de creyentes a su tumba, quienes aseguraban que sus plegarias eran escuchadas y complacidas por la fallecida. Aun en la actualidad la leyenda continúa vigente y la tumba es visitada, sobre todo por mujeres solicitantes, que le ruegan, entre otras cosas, la posibilidad de tener hijos. El panteón, esta coronado por una hermosa estatua de mármol que perpetúa la memoria de una madre con su retoño en brazos, cuyo rostro fue esculpido por el famoso escultor cubano José Villalta de Saavedra, a partir de una foto de la protagonista y representa una de las obras de arte valiosas de este cementerio capitalino. Este artista es también el autor de la estatua a José Martí, que está en el Parque Central, el monumento a los Estudiantes de Medicina y la arcada del propio Cementerio de Colón, todos en la ciudad de La Habana. La historia real se atribuye a una bella habanera que murió en esta capital el día 3 de mayo de 1901, a consecuencias de una complicación en el parto.

El 25 de Junio del año 1900, es efectuada su boda, junto a la de su hermana María Teresa, quien hubo también de abandonar el mundo poco después a causa de alumbramiento, fue una ceremonia en extremo sencilla, puesto que su padre había fallecido el 19 de abril. La boda se efectuó en los suntuosos salones del Palacio de Balboa. Amelia Goiri de Adot, hija de los marqueses de Balboa, contaba al morir 22 años de edad y su deceso ocurre apenas transcurrido un año de su matrimonio con el Sr. Vicente AdotRabell, quien regresara de la guerra del 1895 con el grado de capitán mambí. Estaba él tan enamorado de su esposa, que aquel fallecimiento trastornó su razón. Le guardó luto hasta la muerte, y se cuenta que visitaba su tumba dos y tres veces al día, tocando en el frío mármol con una de las argollas lapidarias para despertar a su amada y platicar largamente con ella, después de cubrir su loza de flores. Al retirarse, lo hacía siempre sin darle la espalda a la sepultura, lo que posiblemente llamara la atención de la gente. Estas representaciones del más vivo dolor, unida a las evocaciones de la bella estatua, dieran cauce tal vez a la leyenda. Lo cierto es que La Milagrosa es venerada con profunda fe por cientos de creyentes, quienes agradecidos por la concesión de sus plegarias, le colocan ofrendas, flores y en no pocos casos donativos monetarios.

¿Qué destino pudieran correr estos ofrecimientos, si no existieran nobles corazones? En efecto, la tumba de Amelia Goiri nunca está sola. Con inmenso amor, en obra de fe y con la autorización legal de la familia de la fallecida, alguien que ha hecho ya del eterno agradecimiento a la otorgadora de milagros, una misión que vino a purificar su vida, cuida que estas donaciones tengan nobles fines de beneficencia. Pañales, ropitas de bebito, biberones y juguetes, que en ofrenda, dejan los creyentes sobre la blanca lápida del panteón adquirido por José Vicente AdotRabell, en el cuartel NE 28 campo común, de la necrópolis habanera, son llevados en sendos maletines, a la congregación de la Madre María Teresa de Calcuta, en su sede del Vedado. El 20 de octubre del año 2000, la Oficina del Historiador de la Ciudad de la Habana, donaba una lujosa tapa de mármol, a la tumba de "La Milagrosa", en sustitución de la que estaba dañada.

 

 

 

Autor:

Aimé del Carmen Pavón Escalona

La Habana, abril 2015

[1] Tomado de Perell? Cabrera, J. (2001)

[2] Tomado de Archund?a Fern?ndez, E.; Espinoza Mosqueda R. y L?pez Salazar, A.(2010)

[3] Tomado de Perell? Cabrera, J. (2005)

Partes: 1, 2
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