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El Carácter Problemático de la Situación Penitenciaria Venezolana: hacia una Solución de Fondo

Enviado por Jorge Dávila

Partes: 1, 2

    1. El afán justiciero moderno como posible fundamento del carácter problemático de la "problemática penitenciaria"
    2. El afán de rehabilitación como posible fundamento del carácter problemático de la "problemática penitenciaria"
    3. Hacia el desocultamiento del fundamento del carácter problemático de la "problemática penitenciaria"
    4. ¿Qué significa "solucionar la problemática penitenciaria"?
    5. Referencias

    El artículo plantea la pregunta por las condiciones de posibilidad del carácter problemático de la problemática penitenciaria venezolana. La investigación avanza mediante el destape de distintos modos de pensamiento, relativos al ámbito penitenciario, que sirven de fundamentos hipotéticos de las intuiciones morales que ven como problemática la problemática penitenciaria. Se muestra que estas intuiciones morales no son consistentes ni con un discurso moderno- ilustrado ni con un discurso positivista sobre las cárceles. Esto permite realizar un primer esbozo de la unidad de fondo a la cual pertenecen tales intuiciones. Finalmente, se discute la importancia práctica de este tipo de investigación.

    Palabras claves: cárceles, problemática penitenciaria, moralidad, modernidad, ilustración, positivismo.

    1. INTRODUCCIÓN

    La pregunta que se pretende plantear1 en el presente artículo es la siguiente: ¿por qué nos molesta, nos preocupa y nos parece problemática la situación actual de las cárceles en Venezuela2?

    La pregunta anterior, en un primer acercamiento, puede resultar extraña, e, incluso, molesta o superflua. Empecemos, pues, nuestra indagación, a partir de esta primera reacción: ¿en qué sentido esta pregunta puede mostrarse como extraña, molesta o superflua? Como veremos más adelante, este camino nos permitirá realizar una primera distinción del problema que se esconde tras la pregunta.

    La pregunta puede ser extraña porque es una pregunta que nunca (o casi nunca) aparece: ni en los debates públicos sobre las cárceles del país, ni en el discurso oficial del Estado venezolano, ni en los estudios e investigaciones formales que giran en torno a la situación penitenciaria. En el primer caso asistimos, por lo general, a una cacofonía de mutuas acusaciones ejecutada magistralmente por los representantes de las distintas instancias del poder público encargadas de velar por el sistema penitenciario del país. La pregunta que parece orientar estos debates es:

    ¿de quién es la culpa? En el segundo caso nos encontramos, por una parte, con una serie de proyectos de reforma del sistema penitenciario, y, por la otra, con una enumeración de las múltiples dificultades y obstáculos —de orden financiero o administrativo— que impiden la ejecución de tales proyectos. La pregunta que orienta este dominio parece ser: ¿dónde conseguir los recursos? En el tercer caso encontramos una serie de investigaciones que pretenden descubrir, científica y sistemáticamente, la raíz del "desperfecto" que, se supone, presenta el funcionamiento actual del sistema penitenciario. La pregunta propia de este dominio es: ¿cuál es la causa?3

    Estas tres preguntas (¿de quién es la culpa?, ¿dónde conseguir los recursos? y ¿cuál es la causa?) son preguntas que no sólo no lucen extrañas, sino que parecen plenamente pertinentes y adecuadas a la situación actual de las cárceles. Tan adecuadas y pertinentes parecen que, por lo general, no nos preguntamos siquiera por el origen de tal adecuación y pertinencia. Sin embargo, si miramos con atención, este origen lo podemos encontrar en el dogma que ha guiado toda la discusión sobre la problemática penitenciaria en Venezuela: que la problemática penitenciaria amerita, urgentemente, de una "solución". A la luz de este imperativo, la pregunta que formulamos al principio luce completamente impertinente, es decir, carece de valor e importancia con respecto a la solución de la problemática penitenciaria. Por tanto, lo que constituye el origen de la "pertinencia" de algunas preguntas, constituye, también, el origen de la "impertinencia" de la pregunta que aquí nos ocupa.

    Es en este momento, quizás, cuando esta pregunta puede resultar molesta, pues pareciera, ahora, que la pregunta pone en duda la necesidad de solucionar la problemática penitenciaria. En efecto, la pregunta lleva en su interior el peligro de ser planteada de manera cínica, como diciendo: ¿por qué hemos de preocuparnos por lo que suceda con los delincuentes en las cárceles? La pregunta estaría sugiriendo, en ese caso, que no hay ningún problema con las cárceles, que la tal "problemática penitenciaria" es una especie de ilusión. La molestia que surge ante esta posibilidad es una molestia moral. Es la molestia de alguien doblemente preocupado: por una parte, por aquel ser humano que es sometido a sufrimientos espeluznantes dentro de las cárceles, y, por la otra, por aquel ser humano que, fuera de ellas, es sometido a la inseguridad y a los riesgos resultantes de la inefectividad del sistema penitenciario en la tarea de reprimir el delito. Esta molestia moral, sin duda, celebra el imperativo de "solucionar" urgentementela problemática penitenciaria y rechaza toda posición que pretenda justificar o minimizar la gravedad de ésta. Pero debemos tranquilizar al lector: este modo cínico no es el modo cómo se intenta plantear la pregunta.

    No se trata de negar la realidad o gravedad de la problemática penitenciaria. Se trata de interrogar cuáles son las condiciones de posibilidad que permiten que la situación actual de las cárceles luzca como problemática.

    Pero he aquí que la pregunta ahora parece superflua. En primer lugar, porque acabamos de responderla: es una molestia moral lo que constituye tal condición de posibilidad. ¿No es suficiente, acaso, el horror que se vive dentro de las cárceles y las tragedias que cada cierto tiempo ocurren dentro de ellas, para generar, justificadamente, una atmósfera de rechazo, indignación y preocupación por el funcionamiento actual de esas instituciones? Pero, en segundo lugar, porque es una pregunta que sigue sin aportar nada a la solución de esta problemática. Podemos construir complejos edificios filosóficos que sustenten nuestras intuiciones morales referentes a la actual situación penitenciaria, pero, ¿de qué nos sirve embarcarnos en tal tarea?

    Pues bien, estas últimas dos críticas nos permiten distinguir, finalmente, el modo como se quiere plantear la pregunta y el problema al que ésta apunta. En primer lugar, aun cuando el fundamento de nuestra preocupación por las cárceles sea una intuición moral, no está en absoluto claro qué clase de intuición es esa ni cuál es su origen. Porque no se trata de construir un discurso filosófico que sea, simplemente, acorde con tal intuición, sino de pensar filosóficamente el orden de vida al cual pertenece —o puede pertenecer— ésta. Pero no sólo eso. Nuestras intuiciones morales sobre la situación penitenciaria (junto con el orden al que pertenecen) están estrechamente vinculadas a nuestro discurso normativo sobre las cárceles. En tanto que estas intuiciones no aparezcan sobre el fondo del orden que les es propio, el discurso normativo seguirá siendo, como ocurre actualmente, un dogma invisible que condiciona nuestras acciones y no permite la aparición de otras ópticas de la situación penitenciaria. Es, por tanto, una necesidad precisamente práctica la que impulsa la pregunta que se pretende plantear en este artículo. Aceptemos que es urgente solucionar la problemática penitenciaria. Pero, entonces, es muy urgente pensar qué significa, o puede significar, para nosotros "solucionar la problemática penitenciaria".

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    1 "Plantear" no significa aquí, simplemente, formular o enunciar la pregunta, sino enunciar la pregunta y explorar su sentido. Tal exploración muestra los contornos del problema contenido en la pregunta —sus temas, sus fondos y sus dificultades— permitiendo que el problema aparezca en toda su "problematicidad". Plantear la pregunta, por tanto, no es sino una tarea preparatoria para responder a la pregunta. Tal tarea, sin embargo, permite poner al descubierto los gérmenes de la respuesta misma.

    2 Aunque la reflexión presentada en este artículo tiene su origen en la problemática penitenciaria venezolana,

    es probable que sea pertinente, también, para el caso de otros países latinoamericanos.

    3 Uno de los mejores trabajos de este tipo, realizado en Venezuela, es el de Hidalgo y Jordan (1994).

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