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Urbanismo con sello propio (Referencia Especial El Hatillo)


Partes: 1, 2

    1. El Modelo Estadounidense
    2. Para reflexionar
    3. Conclusiones parciales
    4. Notas

    Una de las formas más peculiares que hemos utilizado los seres humanos para identificarnos es crear unos códigos que se generalizan entre los de una misma comunidad o cultura, de esas tendencias surge la moda.

    Esta forma de "unión" no es ajena al campo académico, hay "ismos" por doquier: relativismo, funcionalismo, positivismo, racionalismo, romanticismo, entre otros; claro está que esos ismos no quedan recluidos a una cultura o comunidad, especialmente cuando hay una industria de la difusión que "vende" patrones de comportamiento y más aún al convertirnos en una "aldea global".

    Esa manera de conducta tiene sus pro y contras, por ejemplo, al copiar modelos foráneos nos hacemos (aparentemente) parte de una cultura mayor a la "parroquial" en la cual vivimos; pero toda copia es de menor calidad que el original y además nos olvidamos que esos códigos responden a realidades diferentes, que tienen una marca de fábrica, una cultura que la genera en función de sus principios y valores.

    Venezuela no se ha querido quedar fuera de ese autobús y ha transitado por múltiples modas académicas o de otro género. Uno de los justificativos, o eufemismos que niegan nuestra condición de súbditos, que hemos utilizado, es que somos un país con muchas costas lo que nos "obliga" a recibir mucha información producida en otros ámbitos; lo cual es cierto, pero no suficiente para casi negar nuestra forma de ser, nuestra cultura.

    Por lo anterior, revisar los principios que están guiando nuestra arquitectura y urbanismo es una necesidad impostergable. No se quiere negar que nos debamos alimentar de los conocimientos producidos en otras naciones, pero sí su implantación sin una consideración o adaptación a nuestra latitudes e idiosincrasia.

    El municipio El Hatillo, en el estado Miranda, Venezuela, está realizando los pasos necesarios para diseñar y posteriormente aplicar un Plan de Desarrollo Urbano Local (PDUL), es nuestro deseo con estas reflexiones, enriquecer las ideas que están circulando en el equipo técnico así como en los vecinos que están contribuyendo con su participación activa y con sus propuestas o sugerencias en los foros vecinales que se adelantan a lo largo y ancho del municipio, en los censos o por medio de su visita a la página del PDUL o sus acercamientos a la sede de esta dependencia.

    El Modelo Estadounidense

    El funcionalismo es una tendencia sociológica que surge a finales del siglo XIX, pero que nutre a todas las otras formas de pensamiento académico. Por ejemplo, la "producción en cadena" que Henry Ford aplicó en la elaboración de sus vehículos está cimentada en este tipo de pensamiento. El urbanismo tampoco fue ajeno a ello, por ese motivo surge una escuela arquitectónica y urbanística el siglo pasado que se basa en tales principios, como lo expone Carme Miralles Guasch (1);

    "El espacio urbano actual tiene una de sus raíces teóricas más consolidadas en los congresos internacionales de arquitectura moderna de los años veinte y treinta del siglo XX, cuando los racionalistas se plantearon un modelo de ciudad basado en cuatro funciones básicas: trabajo, residencia, ocio y circulación, especializando cada área urbana en una de esas funciones."

    Por lo tanto, los suburbios son la concreción de esta tendencia académica:

    "La ciudad funcional se caracteriza por una localización diferenciada, fragmentada y desigual de las actividades urbanas y por la segregación social, todo ello dentro de una ocupación extensiva del territorio, lo que da lugar a una separación espacial y temporal de las diversas actividades cotidianas. La consecuencia es que el ámbito urbano vital de los ciudadanos, el lugar donde éstos desarrollan sus actividades cotidianas, es cada vez más amplio y distante. Amplificado por unos medios de transporte que incrementan la velocidad y cambian los tiempos conectivos y con ellos sus espacios. La distancia deja de ser una consecuencia directa de la necesaria distribución de las actividades sobre el territorio urbano y pasa a ser una derivada de los avances tecnológicos que han aumentado la velocidad. Aunque un incremento de ésta no haya significado un ahorro de tiempo sino un aumento de la distancia."(1)

    Del párrafo anterior podemos visualizar dos valores culturales estadounidenses, ninguna producción académica desdice al substrato cultural que la crea: la segregación y la energía (básicamente fósil) es supuestamente ilimitada y barata. Este último factor se debió al lobby de grandes empresas petroleras, automotoras y constructoras, que con el devenir se convirtió en una parte integrante de la psiquis estadounidense.

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