Evolución de huevos de Fasciola hepatica en el medio ambiente en Temuco, IX Región de Chile (página 2)
Enviado por R. Felmer, B.Q, PhD.
MATERIAL Y METODOS
Los huevos de F. hepatica se obtuvieron de bilis de bovinos. El contenido de 4 a 5 vesículas se pasó a través de un embudo con filtro de 60 hilos por pulgada hacia una probeta de 2.000 ml. Se agitó la bilis con una bagueta y se completa con agua hasta los 2.000 ml. Se dejó sedimentar por 3 horas y se eliminó un litro de sobrenadante. Se completó nuevamente la probeta con agua hasta los 2.000 ml y se dejó sedimentar nuevamente por 3 horas. Este procedimiento se repitió por 4 a 5 veces, hasta obtener un sedimento lo más claro posible.
El sedimento se colocó cada vez en dos vasos de 200 ml, con el objeto de tener un duplicado para resolver problemas de ruptura, pérdidas, etc., de alguno de ellos.
Los vasos fueron colocados en un sistema de flotación de acuerdo a Valenzuela y Sievers (1978).
Con el objeto de hacer más estrecha la relación huevo-hábitat, el sistema se mantuvo en canales determinados como hábitat de caracoles de la especie Limnaea viatrix.
Los huevos se examinaron mensualmente al microscopio, y el período de observación de cada muestra se consideró el período comprendido entre la colocación de los huevos en el medio ambiente hasta que se observó el 50% de los huevos eclosionados. Las observaciones se realizaron entre abril de 1988 y febrero de 1990.
Datos climáticos de temperatura media mensual fueron proporcionados por la estación meteorológica INIA Carillanca.
RESULTADOS
El tiempo de desarrollo para las diferentes muestras se presenta en el cuadro 1 y figura. 1.
En el primer año la muestra colocada en el ambiente en el mes de abril prolongó su desarrollo, siendo éste de 249 días. Sin embargo, el segundo año en que las observaciones se iniciaron en el mes de enero, prolongó su desarrollo la muestra colocada en el mes de marzo, siendo su período de evolución de 216 días.
El período más corto de desarrollo fue de 37 días y correspondió a la muestra colocada en el mes de enero de 1990, y de 54 días, a la muestra colocada en enero de 1989.
Se observa que los tiempos más largos de desarrollo corresponden a las muestras colocadas en otoño e invierno y los más cortos a los meses de primavera y verano.
Cuadro 1. Tiempo de desarrollo de huevos de Fasciola hepatica, temperatura media mensual y pluviosidad para Temuco, IX Región. Período 1988-1990. Development time of Fasciola hepatica eggs, average of temperature and rainfall for Temuco, IX Region of Chile. From 1988-1990.
Desarrollo (días) | T.M.M. (°C) | Pluviosidad (mm) | ||
1988 | Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre |
249 173 166 136 94 61 64 96 66 | 15.7 18.5 14.6 11.9 8.7 7.1 5.5 7.7 9.2 10.4 13.3 15.0 | 63.1 0.0 114.5 29.8 106.1 214.7 124.0 181.9 55.1 145.6 32.6 47.3 |
1989 | Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre | 54 58 216 178 146 144 120 119 58 96 61 70 | 17.5 17.4 13.9 11.3 8.8 8.1 7.2 7.9 9.3 11.2 13.6 15.5 | 25.8 21.0 56.0 28.4 77.5 273.0 236.3 207.7 60.4 51.8 21.8 171.7 |
1990 | Enero Febrero Marzo Abril | 37 56 | 15.9 17.3 14.2 10.9 | 14.7 55.1 130.6 106.3 |
DISCUSION
El efecto de la temperatura sobre el desarrollo de los huevos de F. hepatica fue observado primero por Thomas 1883 (citado por Pantelouris, 1965), quien concluyó que ciertas temperaturas eran más favorables para el desarrollo de los huevos. En investigaciones posteriores se demostró que a temperaturas inferiores a 10° C no se producía desarrollo ni eclosión de los huevos (Ross y McKay, 1929; Rowan, 1956), como tampoco desarrollo de estados larvarios en el caracol, huésped intermediario, ni la emergencia de las cerca-rias desde los mismos (Ollerenshaw, 1971a).
En la presente investigación se comprobó que los huevos colocados en el mes de abril prolongaron su desarrollo durante los meses de invierno, esto se debió a que recibieron la influencia de un solo mes con temperaturas adecuadas para la eclosión, abril 1988, por lo tanto insuficiente (cuadro 1).
Ollerenshaw (1971a), en Inglaterra, observó eclosión antes del período de invierno en huevos colocados en septiembre, lo que estacionalmente correspondería al mes de marzo en el hemisferio sur; lo mismo fue observado por Valenzuela (1979) en Valdivia.
Figura 1. Evolución de huevos de Fasciola hepatica. Temuco, IX Región. 1988-1990. Development of Fasciola hepatica eggs. Temuco, IX Región. 1988-1990.
En la figura 1 se observa el desarrollo de los huevos a fines de otoño y durante el invierno. Se aprecia una lenta variación en el desarrollo. En todas las muestras colocadas en este período el desarrollo se prolongó en los meses fríos y se fue acortando gradualmente a medida que se fue acercando el período de primavera.
Rowcliffe y Ollerenshaw (1959) observaron desarrollo en el ambiente a temperaturas inferiores a 10° C, por ello señalan que 10° C es más inadecuado para la eclosión de los huevos, que para el desarrollo mismo; además, Borchert (1964) señala que la segmentación del huevo se inicia ya a temperaturas que fluctúan entre 8 y 12° C.
Esto ha sido observado en Chile por Rubilar (1990), en Chillán, y por Alcaíno y col. (1993) en Teno, en que hubo desarrollo en los meses de invierno. Esto se explica porque en dichos meses hubo temperaturas superiores a 10° C en algunos días.
El tiempo de desarrollo fue mayor en Temuco, IX Región, de 250 días comparados con 154 obtenidos en Teno, VII Región, por Alcaíno y col. (1993).
En el segundo año, los huevos colocados en el mes de marzo prolongaron su desarrollo. Esto fue observado también en Teno, VII Región, por Alcaíno y col. (1993). Los registros climáticos indican dos meses con temperaturas favorables para la eclosión, pero insuficientes para completar el desarrollo marzo y abril del segundo año (cuadro 1).
Luego, en el período de bajas temperaturas, el desarrollo se prolonga, siendo de 250 días en Temuco y 154 días en Teno, debido a que el promedio mensual de temperatura en este período fue de 10° C.
Ollerenshaw (1971b), en condiciones de laboratorio a temperatura constante, observó que a 10° C no se produce desarrollo en los huevos. Por su parte, Rowcliffe y Ollerenshaw (1959) señalan que en el medio ambiente se puede considerar como temperatura crítica el valor de 9.05 ± 0.5° C. Valenzuela y col. (1979) observaron en Valdivia, X Región, desarrollo de huevos bajo la temperatura de 10° C, pero eclosión de huevos sólo sobre ella.
En lo que respecta a la eclosión de los huevos, ésta comenzó en aquellos meses con temperaturas sobre 10° C o cercanas a ellas (figura 1).
La eclosión de los huevos que se desarrollan durante el invierno se concentra principalmente en octubre y noviembre en la IX Región. Alcaíno y col. (1993) lo observaron en septiembre en la VII Región.
En el trabajo de Rowcliffe y Ollerenshaw (1959), el comienzo de la eclosión ocurrió en junio, lo que estacionalmente corresponde a diciembre en el hemisferio sur, es decir, en el período más tardío, esto, debido a que las temperaturas en el hemisferio norte, durante la experiencia, fueron más bajas que las registradas en la presente investigación.
En Valdivia, X Región, Valenzuela (1979) observó eclosión en septiembre y en otro trabajo en octubre y noviembre (Valenzuela y col., 1979).
Luego se observa, en ambos años, que el tiempo de desarrollo se acorta gradualmente al acercarse la estación de primavera.
Esto fue observado por Rowcliffe y Ollerenshaw (1959), en Inglaterra. Se debe destacar que el período más corto de desarrollo se observó en los huevos colocados en el mes de enero de ambos años, siendo de 37 días a 15.9° C en enero de 1990, lo cual coincide con lo observado por Valenzuela (1979), en Valdivia, X Región, Alcaíno y col. (1993), en Teno, VII Región, y Rubilar (1990), en Chillán, VIII Región. A fines de verano y comienzos de otoño, el tiempo de desarrollo se alarga. Los huevos colocados hasta el mes de marzo producen miracidios antes de otoño e invierno. Esto coincide con lo observado por Valenzuela (1979), Alcaíno y col. (1993) y Rubilar (1990). Cabe hacer notar que este último autor observó que el tiempo de desarrollo en invierno fue menor que lo observado por los otros autores.
AGRADECIMIENTOS
Al Fondo de Investigaciones Agropecuarias, FIA; por proporcionar financiamiento para esta investigación, al Sr. Euclides Aravena por permitir el desarrollo de este trabajo en su predio agrícola, al Sr. Mario Olivares G., Médico Veterinario, por su coordinación en actividades prediales, a INIA Carillanca, por proporcionar los datos del clima.
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G. VALENZUELA1, M. V., M. V. Sc.; I. QUINTANA1, T.M., Prof. Biol. y Quím. 1Instituto de Patología Animal, Facultad de Ciencias Veterinarias, Universidad Austral de Chile, Casilla 567, Fax: 56 63 218918, Valdivia, Chile. * Financiado por el Fondo de Investigaciones Agropecuarias, FIA, Proyecto 064/85.
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