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Modo de producción doméstico, capitalismo y racismo en el Sudáfrica Colonial y neocolonial

Enviado por Sebastian Negrelli


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Desarrollo

    Resumen

    "La historia del África del Sur puede ser considerada como un duelo feroz entre los descendientes de los boérs y los descendientes de los zulú, xhosa, basuto y otros pueblos negros. Es un singular combate entre el poder blanco y la mayoría negra"[1].

    Desarrollo

    Las opiniones tradicionales veían al África un continente sin historia. Quizás la negación de la historia africana provino del mismo etnocentrismo europeo, el cual, además, cumplió un papel muy importante en el origen de las políticas racistas en África del Sur. Pero no se malinterprete; el etnocentrismo fue solo un factor importante; hay, sin embargo, causas más profundas.

    Por lo tanto deberemos tomar conciencia de la importancia que representó (y representa) el África para el mundo.

    En este sentido, podemos estar de acuerdo con Joseph Ki-Zerbo cuando afirma que "allí donde haya seres humanos hay, por definición algún tipo de progreso"[2]. Por ello debemos descartar, de una vez por todas, esta negación de la evolución de las sociedades africanas. "No es posible entender a Europa sin tener en mente la función que África desempeño en su desarrollo y expansión" nos dice un importante investigador.[3]

    Puesto que el trabajo que aquí nos ocupa no nos permite un análisis profundo del África en su totalidad, me ocuparé de un espacio relativamente reducido del África, pero que por su precoz aparición en el teatro mundial de la lucha colonial, entre las distintas potencias europeas que se disputaban sus riquezas; puede ser visto como un buen ejemplo de las políticas y de las disputas entre los diferentes actores que participaron; y como pantalla donde apreciar también como se cocinó la salsa de la explotación de los países más débiles. Los ingredientes de esta salsa fueron los países denominados "atrasados", especialmente los africanos, pero también los latinoamericanos, entre otros. Países que todavía sufren, día a día, los efectos de la dominación imperialista.

    Es por ello imperioso comprender como se produce esa explotación, que como intentaré demostrar en este pequeño artículo, es producto de una terrible explotación del trabajo de hombres y mujeres que carecen de los recursos técnicos y políticos, además de sufrir la conspiración de las clases dominantes locales y el desamparo del Estado, entre otras cosas.

    África se nos muestra como el espacio donde el imperialismo pudo desarrollarse hasta llegar a su perfección, si bien muestra algunas diferencias en cuanto a las formas en que fue puesto en práctica en sus diferentes regiones, los objetivos siempre fueron los mismos: explotar sus riquezas con el menor costo posible para las potencias colonialistas.

    El marco espacial, entonces, comprende la región meridional de África; la que más tarde recibirá la denominación de Republica de Sudáfrica y sus alrededores.

    El periodo que abarca el análisis cubren los años que van de 1880 hasta 1948, que según Rodney, "cubren las bases de las relaciones de producción características del colonialismo"[4]. Además este periodo marca la consumación de la dominación colonial con el reparto del África por medio de la Conferencia de Berlín[5] y la introducción del Apartheid por el Partido Nacional (PN) respectivamente.

    Hay también otras discusiones que se presentan todavía en torno a la historia africana, son las que se refieren al impacto que produjo la inserción, en sus sociedades, de culturas occidentales "más avanzadas".

    Así por ejemplo, hay autores como Berteaux, que ven en la colonización del África un proceso que posibilitó el desarrollo de sociedades hasta entonces "estancadas". Sostienen, por ejemplo, que este proceso posibilitó mejoras en las condiciones de vida de las poblaciones locales al introducir adelantos tanto en los aspectos económicos, sociales, demográficos, e incluso, y relacionado con este último, los sanitarios.

    Señala que las políticas educativas, sanitarias, etc., son muestras de un verdadero esfuerzo de las naciones coloniales. Sin embargo es necesario destacar que en África del Sur, las poblaciones negras no tendrán las mismas oportunidades que los blancos en cuanto al acceso a la educación, la sanidad, etc.

    Desde otro punto de vista, otros que observan el proceso más críticamente y con una mirada un tanto más negativa, plantean que la relación más estrecha que trajo consigo el colonialismo modificó radicalmente todas las características de las estructuras tradicionales africanas, "el roce cotidiano de los africanos con el hombre blanco y la economía de mercado fue el punto culminante de un proceso que se tradujo en explotación, expropiación, y dominación de la población africana por estas potencias" [6].

    Esta última discusión está todavía presente, con mayor fuerza que la anterior, en los diferentes discursos. Por mi parte me limitaré a una breve reflexión de ello al final del presente escrito.

    Otro aspecto importante; la mayoría de los análisis del proceso colonial en África, tomaron como punto de exploración al hombre blanco, parten de él, para solo rozar muy superfluamente en el otro actor importante que tuvo el proceso. El negro africano solo sirvió para explicar la historia de los blancos. Esto hace más difícil una observación menos occidentalista del proceso, ya que la mayoría del material consultado fue escrito por europeos, no obstante la aparente objetividad de la mayoría de ellos.

    Este enfoque, lo mismo que aquel que ve en los pueblos africanos sociedades sin historia, no tuvo en cuenta la capacidad creadora de dichas sociedades.

    Con el colonialismo, por otra parte, nace también la discusión acerca del papel que debían cumplir estas potencias. Ideológicamente, atendiendo al supuesto que veía a la "raza blanca" de condición superior, el objetivo legitimador de la dominación era el de "civilizar" estos pueblos "atrasados".

    No obstante, en la práctica, cada potencia, puso en juego sus estrategias atendiendo a sus intereses. Esto quedó plasmado en las acciones que se llevaron a cabo luego de la Conferencia de Berlín, Lugard ya lo había señalado en su libro "el Doble Mandato en el África Tropical Británica" donde apuntaba que "el doble mandato que las potencias se habían dado así mismas es llevar a los africanos los beneficios de la civilización material y moral, y, al mismo tiempo, explotar las riquezas de África"[7].

    I

    "Explotar las riquezas del África", esta frase nos introduce en un aspecto sumamente importante que todavía no se ha señalado. Como se trata de una noción económica dentro de un proceso colonialista con nueva fachada, es imperioso analizar el proceso en el marco del fenómeno capitalista, pero el capitalismo no estuvo solo en este proceso, se sirvió de la comunidad doméstica.

    Pero ¿qué tenía el África del Sur que ofrecer?, además de sus recursos agrícolas y ganaderos, yacimientos de diamantes y oro, especialmente. ¿Cómo explotarlos?; uno de los primeros objetivos que se plantearán los colonizadores será el de conseguir mano de obra lo más barata posible; sin embargo, dentro de una sociedad que se mantiene al margen de toda noción de acumulación , poner en marcha los mecanismos capitalistas no será tarea sencilla.

    Será necesario, entonces, para el capitalismo mantener una estrecha relación con las comunidad doméstica para lograr "sacarle el jugo".

    El problema de la relación o articulación entre un modo de producción doméstico y el modo de producción capitalista será, por lo tanto, el eje principal sobre el que girará todo el artículo.

    De esta forma en este primer apartado se definirán los conceptos que cubren todo el trayecto del trabajo, poniendo también en discusión algunas teorías que explican los diferentes modos de producción con los que se ha intentado explicar el funcionamiento de las sociedades de África del Sur y su relación con el capitalismo.

    También se mencionarán los distintos mecanismos que utilizó el capitalismo para lograr sus objetivos, entre ellos, por ejemplo, la coerción.

    Godelier define como modo de producción "al nivel de las fuerzas productivas y la naturaleza de las relaciones sociales de producción que forman la infraestructura de la sociedad"[8]

    Aquí, a su vez, intervienen dos conceptos muy importantes que deben explicarse, "fuerzas productivas" refiere a la población, de la que surge el trabajo; a los medios de producción existentes (máquinas, instrumentos de trabajo en general y otros recursos minerales, por ejemplo), y a la tecnología y a la capacidad que tiene una determinada sociedad para incrementarla con el fin de aplicarla al proceso productivo.

    Las "relaciones de producción" son la forma bajo la cual se organizan las fuerzas productivas. El funcionamiento de un modo de producción depende de cómo se articulan las fuerzas y las relaciones de producción.

    Por su parte, la modalidad doméstica de producción y de reproducción de la fuerza de trabajo está dada por una serie de condiciones que se mantienen ajenas al capital pero que sirven a este para aprovisionarse de mano de obra barata especialmente en los países denominados "subdesarrollados".

    Se basa en una red de personas relacionadas a otras donde la posesión de los medios de producción pertenece a toda la comunidad.

    Entre sus particularidades pueden observarse: una forma de organización colectiva basada en la producción de una agricultura de alimentación, con baja productividad destinada a la subsistencia.

    Esta agricultura de alimentación según Meillassoux, "está totalmente al margen de la esfera capitalista de producción, pero está, directa o indirectamente, relacionada con la economía de mercado mediante el abastecimiento de mano de obra alimentada en el sector doméstico, o de alimentos de exportación producidos por campesinos alimentados con sus propios productos. Esta economía de alimentación pertenece, por lo tanto a la esfera de circulación del capitalismo en la medida de que lo provee de fuerza de trabajo y alimentos, mientras que permanece fuera de la esfera de producción capitalista por cuanto el capital no se invierte en ella y porque sus relaciones de producción son de tipo doméstico y no capitalista"[9].

     

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