Como en todo lo demás. Los Estados Unidos, posee el mayor número de embarazos y nacimientos accidentales entre sus adolescentes que cualquier otro país en el mundo. Sólo el Reino Unido es segundo a los Estados Unidos, representando en Europa el mayor número de estos embarazos.
La estadística reciente que nos alarma aun más, es el número creciente de adolescentes que han venido sufriendo de ETS. En los EE.UU los casos de gonorrea, clamidia y sífilis en la edad por debajo de los 20 años se han triplicado desde el 1998. La clamidia, que a menudo se mantiene silenciosa por años, y que, asimismo causa la infertilidad e inflamación testicular dolorosa en el varón, es la que ha avanzado en la mayor proporción.
En el mundo civilizado — no en el nuestro — el problema se ha convertido en asunto de la mayor importancia política. Ambos países, los Estados Unidos e Inglaterra, han lanzado campañas tan ambiciosas como fallidas para controlar la actividad sexual de sus jóvenes. Pero, el resultado neto ha sido que para la edad de quince años un 60-70% de las hembras y los varones no son vírgenes — lo que permanece inexplicado es por el qué.
Si confiamos en las versiones anecdóticas, que en nuestro medio pasan como estadísticas, el curso en nuestro medio corre paralelo al de los países mencionados, con un porcentaje alto de mujeres muy jóvenes, muchas de entre las clases pudientes, que salen embarazadas — a menudo — por un "novio" que les lleva entre quince y treinta años.
De, esto último, ser verdad. Sería asunto de trágicas proporciones para el futuro de la nación y su juventud.
Retornando a la educación sexual. Ésta, en casi todas partes, se limita a explicaciones acerca de la fisiología de los sexos y de cómo aplicar la contracepción para evitar embarazos.
Para el asunto crucial de las ETS no existen pautas ni educativas ni de otro género, ya que este asunto es preferible ignorarlo.
Los países bajos como ejemplo
Por todo el mundo se admira Holanda; cuyas prácticas han logrado un control impresionante de ambos problemas: la transmisión de las enfermedades venéreas y la reducción de los embarazos precoces. La razón por esta situación tan especial aun se desconoce, aunque sabemos que la juventud holandesa practica el sexo casual, típico del americano y de nuestro país, con más reservaciones y que esperan hasta una edad más avanzada antes de tener la primera experiencia amatoria íntima.
Pero, las Iglesias, como de costumbre, han entrado en acción. Los conservativos norteamericanos han lanzado una cruzada de abstención sexual, pregonando a todos que el sexo fuera del matrimonio es pecado. "Lo que los pastores dicen y no hacen", afirma Teresita.
La idea no es nueva. En el 1981, el gobierno estadounidense pasó una ley que suministraba los fondos requeridos para promover una campaña de abstinencia sexual. A pesar de que costara $50 millones anuales los resultados fueron muy pobres.
Muchos creen que la educación sexual, que suministra conocimientos acerca de la contracepción, gravita contra la abstinencia, ya que facilita el acto, mientras que elimina, por lo menos, una complicación negativa.
Pero, la contracepción ha fallado de manera rotunda. Ya que el porcentaje de los embarazos aumenta de manera progresiva. Además se conoce que el uso de los condones no es infalible para evitar los embarazos ni prevenir las enfermedades venéreas.
La abstinencia, dice Teresita, "es un concepto romántico en el cual, ni los santos creen…"
Otros programas, han iniciado un sistema de mayor impacto. Promover la contracepción, con un voto de castidad añadido, hasta el día del matrimonio. El problema de lograrlo es lo difícil. En la Semana Santa del 2008, los periódicos dominicanos publicaron la reseña de dos pedagogos, un director de colegio y un consejero del mismo plantel escolar, ambos responsables por el embarazo de varias niñas muy jóvenes — sino los sacerdotes, son los maestros.
Nos queda el resultado frustrante de que nada ayuda en la prevención de las enfermedades venéreas ni el embarazo prematuro en la adolescencia. Ambas condiciones, hoy aceptamos, que están afectando a grupos de individuos cada vez más jóvenes.
Más y más, los críticos de la educación sexual, tratan de impresionarnos no sólo con el hecho de que sus objetivos han permanecido elusivos, sino que también sugieren que la educación sexual despierta curiosidad donde antes ésta no existiera.
Estos últimos nos dicen, citándose a ellos mismos como ejemplos deslumbrantes de virtud, que la abstinencia basta, hasta que existan compromisos de índole maduros para empezar una vida sexual y, estos últimos, siempre luego del maridaje.
Pero, ¿podemos confiar en que el mito de la abstinencia sexual dará resultados con los adolescentes? Etapa de la vida que se distingue por su oposición antagonista a los dictámenes de los adultos.
Proponentes de la abstinencia nos aseguran que las investigaciones soportan sus afirmaciones al respecto. Lo que ellos no nos dicen es que los estudios a que se refieren son exiguos, pobremente diseñados e inciertos.
Un estudio, publicado en el 1997, demostró que entre 10,600 adolescentes que fueran indoctrinados en las teorías y principios de la abstinencia, los resultados fueron decepcionantes. Otro estudio que analizara la vida sexual de 12,000 adolescentes norteamericanos, falló en soportar la idea del impacto positivo en el comportamiento de la juventud, de los programas de continencia.
Sin embargo, en estudios más pequeños, el voto de virginidad resultó en que el inicio de la edad para la actividad sexual fuera postergada por un año de dilación. Lo que no pudo explicarse fue el hecho de que este grupo, años más adelante, sufriría de un índice mayor de ETS.
El problema parece ser, que este problema es algo para lo que los investigadores estarían preparados para someter análisis en masa y no para examinar los candidatos mismos usando métodos individuales, como debieran haberlo hecho — ya que no dos adolescentes son exactamente similares en sus comportamientos.
Modelo trágico…
Otro problema que plaga estas investigaciones es la de localizar y designar como controles a grupos que sean representativos.
Un estudio reportado en el prestigioso British Medical Journal, vol. 324, p 1426, soportó la noción de que la educación sexual y la práctica de la abstinencia mejoraban los resultados en prevenir el embarazo prematuro y las enfermedades venéreas en este grupo demográfico, pero los números de sujetos eran muy pequeños y, por tanto, carentes de significado.
En los últimos años se ha visto el comienzo de la aparición de reportes que son más optimistas. Pero que también se explican porque los sujetos se someten a procesos individualizados acompañados por soportes de índole terapéutica.
Estos métodos no se limitan al problema del embarazo, sino a la educación y mejoramiento de la calidad de la vida de aquellos adolescentes que viven en condiciones de desventaja.
Estos sistemas actúan como grupos de soporte social, donde se asiste a los jóvenes a completar sus tareas escolares y a socializar de manera supervisada.
Pero, a pesar de todo, la mayoría de los programas conocidos en el Reino Unido y en Norteamérica se limitan a los hechos más crudos, como sería, enseñar al joven cómo poner un condón a un pepino. Este sistema obliga a un conocido educador en la materia a exclamar: "¡Estamos fallando a nuestra juventud desde el mismo principio!…"
Desafortunadamente, quienes nos guían y formulan las pólizas de comportamiento sexual saludable carecen de todo conocimiento preciso acerca de lo que funciona y de lo que no. Dejándonos en el dilema de tener que improvisar, sin saber por qué hacemos, lo que sea que hayamos decidido hacer.
Para un país que se considera democrático, como los Estados Unidos, el poder imperial de la presidencia es inmenso. La presidencia del presente miembro del clan de los Bush es un desastre sistemático, ya que este señor se empecina en oponer todo aquello que sea en apariencia científico y lógico, ignorando la realidad y los hechos más contundentes que lo miran cara a cara.
Para muchos educadores, hay que esperar al momento en que este señor, el más dañino de todos los presidentes que hayan ocupado el solio presidencial de ese país, desaparezca en el zafacón de basura de la historia.
Las palabras y los pensamientos expresados en el párrafo anterior, aunque por mí sean compartidos, no son propios.
Mientras tanto, las estadísticas continúan alarmándonos, ya que parece ser nuestro destino — como naciones que dormitan a la sombra del coloso yanqui — que lo que pasa allá, aquí también pasará, y que, cuando pase, pasará en mayor medida.
Como Bill Clinton hiciera a su vez: Ejemplo egregio para hijas y esposa…
Para quienes desean formular métodos para proteger a nuestros jóvenes, les basta reconocer que sus esfuerzos no son fáciles, ya que ellos están maniatados por gobiernos indolentes y por burócratas desapercibidos en sus alcances, cuya única preocupación es el saqueo del fisco.
Otros han comenzado a tratar de inspirar a los adolescentes mismos para que de manera altruista hagan un esfuerzo colectivo en ayuda de sus contemporáneos.
La razón parece ser simple: "ellos hablan el mismo idioma."
Otros más realistas creen que algo se puede lograr si a las adolescentes se les describen en detalle las dificultades y las tribulaciones de ser madre. Lo que Teresita dimite de esta manera: "Mi caso fue especial, porque mis padres me tiraron a la calle, abandonándome a mi suerte. Yo tengo muchas amigas a quienes los papás asistieron haciéndose cargo del primero y de los bebés que vinieron después…"
En resumen
Cuando yo participara en el Programa de Salud Comunal que lanzara el presidente J. F. Kennedy, una de las reservaciones científicas más importantes para dudar su eficacia preventiva, fue la siguiente: Si no sabíamos entonces — como aún no lo sabemos — qué agente causa las enfermedades mentales. ¿Cómo es que vamos a lograr prevenirlas?
Pero, lo que sí sabemos con toda certidumbre, es lo que causa el embarazo precoz de las adolescentes — entonces, ¿cómo es que no logramos su prevención?
Comenzaremos por el principio. La niñez moderna ha perdido su "inocencia" ya que los padres la revisten de atracciones eróticas. No basta que la niña no tenga aun seis años, cuando ya muchas madres la exhiben en concursos de belleza donde se la presentan en grupo como mujeres dotadas de todos los atributos sexuales secundarios característicos de la madurez psicosexual.
Las hacen seductoras, antes de que sus cuerpos y sus mentes estén listas desde el punto de vista del desarrollo normal.
Como también ya hace mucho que renunciáramos a ver la comida como función y parte de un proceso adaptivo de supervivencia y no de placer hedonista. Hoy comemos de modo desenfrenado; rebasando, en consecuencia, y con facilidad, los pesos críticos formulados por la investigadora Rose E. Frisch quien nos alerta al hecho de que nuestras hijas llegan más tempranamente cada día a la edad de la menarquía y a la edad en que pueden ser madres.
Así pasa con los varones, pero éstos no pueden — hasta ahora — salir embarazados.
Pero como mantengo en mi artículo En el Valle del Sexo y la Inocencia, los padres han abdicado sus responsabilidades de educar, dedicándose al culto dudoso de una orgía comestible irrefrenable donde todos en casa engordan de manera exagerada.
Papá y mamá rollizos y felices…
El resultado es la llegada temprana de la pubertad y la posibilidad de la experimentación sexual genética, instintiva, natural y programada.
Cuando asumamos la responsabilidad por la dieta de nuestros descendientes, posponiendo la corpulencia y su desarrollo prematuro, quizás entonces podernos hablar de cómo evitar los embarazos adelantados.
Desdichadamente, y como ese día está muy lejano — pasa el helado…
Bibliografía
Suministrada por solicitud.
Dr. Félix E. F. Larocca
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