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Aspectos preventivos de la ingesta de calcio en los diferentes ciclos vitales del ser humano (página 2)


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La movilización del calcio del hueso materno podría dar soporte al crecimiento fetal y a la producción de leche materna si la ingesta de calcio fuera insuficiente. Sin embargo, se han observado cambios en el contenido mineral del hueso materno y en la absorción, excreción y en el metabolismo, pero se desconoce si estos cambios son modificaciones fisiológicas normales o son una respuesta a la insuficiente ingesta de calcio4. Tampoco se conocen las consecuencias de estos cambios en la salud de la madre a corto plazo. La evidencia de que cambios óseos que acompañan la gestación y la lactancia pueden aumentar el riesgo de osteoporosis, no es muy concluyente.

Es necesario tener en cuenta la baja biodisponibilidad de calcio en la dieta, en especial por el alto consumo de alimentos de origen vegetal, que son el mayor componente de la alimentación diaria. Los productos lácteos son las únicas fuentes animales de consumo, que se ingieren en niveles muy bajos en muchos países, sobre todo en grupos de menores ingresos. Es muy poca la posibilidad de llenar las necesidades del mineral sólo con la dieta, más aún en la gestación cuando las necesidades del calcio aumentan en forma considerable.

Se sabe que las variaciones en la ingesta de calcio en la dieta tienen un resultado directo sobre la medida de la presión arterial por cambios en las concentraciones de calcio extracelular5. El aumento de los niveles de calcio extracelular ha permitido estabilizar la membrana de las fibras musculares vasculares debido a reducción de la conductancia iónica de la membrana celular lo cual limita la despolarización y la permeabilidad de la membrana a cationes monovalentes y bivalentes6-8 y lleva por último a un descenso del tono vascular. Otro aspecto es que el calcio en el ser humano es un inductor de la fosfolipasa A2 necesaria para producir ácido araquidónico9 y un inductor de la óxido nítrico sintetasa para formar óxido nítrico10. Por esto completar los requerimientos fisiológicos de calcio es importante para mantener estable el tono vascular sobre todo en pacientes expuestos a riesgo. Se cree que hay una conexión potencial entre la baja ingesta de calcio y desórdenes hipertensivos del embarazo debido a que la incidencia de eclampsia es mayor en países donde la ingesta basal diaria de calcio es baja11 (incidencia de la eclampsia: 0.16-1.2%, promedio ingesta basal de calcio: 240-360 mg/día) si se compara con una incidencia menor en países con una mayor ingesta basal diaria de calcio (incidencia eclampsia: 0.04-0.09%, promedio ingesta basal de calcio: 884-1100 mg/día). Los estudios de meta-análisis12 han incluido tan sólo ensayos clínicos controlados con placebo y se han visto los efectos protectores del calcio para la enfermedad hipertensiva del embarazo, únicamente cuando la ingesta basal de calcio de la gestantes fue menor a 900 mg/día (OR = 0.32, i.c. 95% 0.21-0.49).

Es evidente que la gestación es un período crítico para la ingesta de calcio en la dieta del ser humano sobre todo en gestantes expuestas a riesgo. Asimismo es importante en el período de adolescencia donde hay unos mayores requerimientos fisiológicos del mineral por un crecimiento acelerado con unas mayores necesidades de calcio para el esqueleto. El aumento de la ingesta con la dieta o la suplementación de calcio en el período de adolescencia es muy importante como preventivo en el riesgo de osteoporosis, de modo especial en las mujeres. En el anciano el aumento de ingesta del mineral en la dieta o la suplementación de calcio es importante de manera particular en estados carenciales y en riesgo de osteoporosis ante el descenso en la resorción ósea y pérdida de masa ósea13-16.

Los grupos poblacionales de menores ingresos tienen limitaciones para garantizar una adecuada ingesta de calcio en su nutrición por el costo elevado de los alimentos con contenido rico de calcio, como leche y derivados lácteos. Se observa un mejor vínculo de costo-efectividad en la suplementación oral con fines preventivos para programas de salud pública sobre todo en poblaciones vulnerables.

Hay diversas sales de calcio para la suplementación oral, pero se observan ciertas diferencias con implicaciones profilácticas o terapéuticas. En un estudio17 in vitro con seis sales de calcio (lactato, carbonato, citrato, gluconato, fosfato y citrato malato), se observó que cuando las sales se sometían a un pH de 2.0, similar al pH gástrico, 90% se solubilizaron en forma iónica; sin embargo, cuando el pH era alcalino (pH 7.0, como el intestinal) sólo el citrato cálcico y el citrato malato formaron niveles altos de complejos solubles. En otros estudios hubo mujeres postmenopáusicas18 que recibieron 500 mg de calcio elemental proveniente de carbonato de calcio, citrato de calcio y placebo; en las curvas de variación basal para el calcio sérico se vio un mayor cambio, 94%, para el citrato de calcio con respecto a los otros grupos y lo mismo para el calcio urinario, 41%, un mayor cambio en el citrato de calcio si se compara con los demás grupos. Al evaluar los valores de la hormona paratiroidea y de la resorción ósea, el citrato de calcio fue el que mostró un mayor descenso de la hormona, lo que significa una mayor disminución de la pérdida ósea con respecto a los otros grupos. Otro estudio en diabéticos13 observó cómo el suministro de calcio de fuentes distintas hizo disminuir los niveles de hormona paratiroidea, la resorción ósea y, por tanto, la pérdida ósea. Así se demostró la utilidad del suplemento de calcio en individuos con riesgo de osteoporosis.

En un estudio de meta-análisis19 para evaluar 15 trabajos diferentes, se comparó la absorción del carbonato de calcio y el citrato de calcio en 184 sujetos, y se observó que el citrato de calcio tiene una mayor absorción en un rango de 22-27% de aumento en su biodisponibilidad. Otros estudios en hombres jóvenes14 y mujeres sanas postmenopáusicas15,16 demostraron alza en las calcemias: 76% con el citrato de calcio, si se compara con los niveles séricos del carbonato de calcio; hubo una correlación significativa con descenso en el nivel de hormona paratiroidea, en la resorción ósea y por tanto en la pérdida ósea14. En un grupo de 236 mujeres postmenopáusicas que recibieron 1600 mg de citrato de calcio, comparado con un grupo placebo, se observó que la administración prolongada de citrato de calcio por 48 meses bajó las alzas de la hormona paratiroidea relacionadas con la edad y, por tanto, disminuyeron la resorción y la pérdida de masa ósea15. En los estudios in vitro y en seres humanos13-19 se han visto ventajas considerables en la suplementación de citrato de calcio en cuanto a biodisponibilidad, mayor descenso en los niveles de hormona paratiroidea y resorción ósea, con respecto a otras sales de calcio14-19.

Como es indudable la necesidad de completar los requerimientos fisiológicos de calcio en la gestación, especialmente en gestantes de riesgo para preeclampsia, en la última década se han hecho múltiples estudios a nivel internaciónal12 que han demostrado beneficio únicamente en gestantes con baja ingesta diaria de calcio (< 900 mg/día). El grupo de investigación de la Universidad del Valle en la última década efectuó dos ensayos clínicos controlados en Colombia20,21, luego un ensayo clínico poblacional en siete departamentos del sur-occidente de Colombia22, y en el último año un estudio cooperativo entre Colombia, China y Bangladesh en el sur-este asiático, en los que se administraron calcio y ácido linoleico con fines profilácticos a un total de 4,200 gestantes en riesgo. Se observó una baja en la incidencia de preeclampsia y en su letalidad, debido a reducción del síndrome de Hellp y eclampsia. Esta reducción es comprensible si se tiene en cuenta que todas las gestantes eran de nivel socioeconómico bajo (régimen subsidiado en salud) con una baja ingesta diaria de calcio (< 900 mg/día) con alto riesgo obstétrico, psicológico y social. La combinación de calcio y ácido linoleico ha demostrado un efecto protector por aumentar los niveles de prostaglandina E221 que es el antagonista fisiológico de la angiotensina II, potente vasoconstrictor al que son altamente sensibles las gestantes que por último desarrollan preeclampsia4.

Para suplementar el calcio oral con fines profilácticos en la gestante, es necesaria una buena tolerancia gastrointestinal para asegurar que se sigue el protocolo, pues debe recibir a diario el calcio durante la segunda mitad del embarazo y por lo general recibe otros micronutrientes. Por esta razón el citrato de calcio tiene ventajas debido a sus más bajos índices de dispepsia y flatulencia lo que asegura una alta tasa de cumplimiento en las embarazadas.

En conclusión el calcio es un mineral indispensable para el depósito óseo y cumple además funciones fisiológicas a nivel celular en el mantenimiento del tono vascular, por lo que es importante completar sus necesidades fisiológicas sobre todo en tres ciclos vitales del ser humano: gestación, adolescencia y vejez, y tiene un impacto preventivo en la salud pública.

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Julián A. Herrera, M.D.  Profesor Titular, Departamento de Medicina Familiar, Escuela de Medicina, Facultad de Salud, Universidad del Valle, Cali, Colombia

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