El Sentido Histórico del Proyecto Educativo de Lutero (II)
Enviado por Jorge Dávila
Este es el segundo artículo de un trabajo dedicado a la comprensión histórica de la reforma educativa que Martín Lutero impulsó en Alemania a principios del siglo XVI. El primer artículo, luego de discutir los principales aspectos de dicha reforma, y mostrar su relación con el cambio de fondo que parecía requerir la cultura occidental de aquel entonces, dejó abierta la cuestión referente a la naturaleza de ese cambio. Por ello este segundo artículo está dedicado a describir el orden de sentido medieval que el pensamiento de Lutero parece estar abandonado, así como también el orden de sentido en el que dicho pensamiento parece encontrar cobijo.
Palabras claves: comprensión histórica, Lutero, reforma educativa, orden medieval
This is the second paper devoted to the historical comprehension of the educational reform promoted by Martin Luther in the early 16th century Germany. The first paper, after discussing the principal aspects of such reform, and showing its connection with a profound change that western civilization was undergoing at that moment, left unanswered the question concerning the nature of that change. Thus, this second paper is devoted to describe the medieval order which Luther’s thought seems to be leaving, and the new order in which that thought seems to find shelter.
Key words: historical comprehension, Luther, educational reform, medieval order
1. Introducción
En este segundo artículo dedicado a la tarea de comprender el pensamiento educativo de Martín Lutero, se aborda directamente la problemática que apenas se dibujaba vagamente en el trasfondo de la discusión desarrollada en el primero. En efecto, una vez expuestas sistemáticamente las propuestas educativas formuladas por este pensador, y una vez mostrado el cambio de fondo (1) que las mismas implicaban dentro de la cultura occidental, nos preguntamos, ahora, en qué consiste, exactamente, ese cambio. En otras palabras, nuestra tarea ahora será la de revelar el orden epocal que le brindaba sentido a la educación medieval —contra la cual Lutero lucha en sus propuestas—, así como también el nuevo orden de sentido al cual apuntan todos sus planteamientos educativos. Como veremos más adelante, ese nuevo orden de sentido parece esbozar ya algunos de los elementos claves de la cosmovisión que usualmente identificamos como específicamente "moderna". Veremos, también, cómo ese nuevo orden da lugar a algunos de los principales problemas filosóficos a los tuvo que enfrentarse, siglos después, el pensamiento moderno.
2. El orden medieval
No es un hecho fortuito el que el orden social medieval haya consistido en una jerarquía de clases sociales de carácter ontológico —es decir, que determinaba el ser de cada ser humano. A lo largo de toda la Edad Media, la concepción
ontológica dominante fue una en la que el ser de cada cosa particular estaba determinado por la clase a la que ésta pertenecía. Prueba de ello la encontramos en uno de los textos básicos del programa educativo medieval: el Isagoge de Porfirio, compuesto a fines del siglo III como una introducción a las Categorías de Aristóteles. En efecto, el Isagoge, las Categorías y De la interpretación (éste último también de Aristóteles), fueron los libros canónicos de la lógica medieval desde principios del siglo VI, luego de ser traducidos al latín por Boecio. Cuando en el siglo XII fueron recuperados y traducidos los demás tratados de Aristóteles en el campo de la lógica (Analíticos Anteriores, Analíticos Posteriores, Tópicos y Refutaciones Sofísticas), todos estos libros pasaron a formar parte del curso básico de lógica medieval, conocido como el Organon. En el Organon quedaban plasmados los principios del método de investigación propio de la filosofía medieval, pero también su conexión con una cierta ontología que servía de fundamento a tales principios. Así, cuando Porfirio, en su Isagoge, intenta aclarar el significado de algunas nociones fundamentales de las Categorías —género, especie, diferencia específica, propiedad y accidente— lo hace dibujando una división jerárquica del ser que va desde sus niveles más abstractos y generales, hasta sus niveles más particulares y específicos:
La sustancia es, de por sí, un género; bajo ella está el cuerpo; y bajo el cuerpo, el cuerpo animado, bajo el que está el animal, bajo el que está el hombre, bajo el que están Sócrates, Platón y los hombres particulares. De éstos, la sustancia es el género más alto, y es sólo género, mientras que el hombre es la especie más baja, y es sólo especie. El cuerpo es una especie de sustancia, pero un género de cuerpo animado. El cuerpo animado es una especie de cuerpo, pero un género de animal. Animal es una especie de cuerpo animado, pero un género de animal racional. Animal racional es una especie de animal, pero un género de hombre. (Porfirio, Isagoge; traducción mía).
Podemos ilustrar gráficamente las palabras de Porfirio del siguiente modo:
Sin embargo, "sustancia" —el género más alto o más genérico de la anterior estructura— es sólo una de las diez "categorías" señaladas por Aristóteles en su obra. El conjunto completo de tales categorías (sustancia, cantidad, calidad, relación, lugar, tiempo, posición, estado, acción y pasión) representa los diferentes tipos de predicados que se pueden hacer acerca de un sujeto. Por ejemplo, afirmar que algo "es un animal" es muy diferente a afirmar que ese mismo algo "es blanco". Ambas afirmaciones tienen la forma "algo es X", pero el "es" tiene significados diferentes en cada caso: en el primero afirma la sustancia del algo, en el segundo sólo una de sus cualidades. Podría decirse, entonces, que las categorías expresan los diferentes significados posibles de ser. Todo lo que, en algún sentido, es, lo es según alguna de estas diez categorías. Las categorías constituyen, por tanto, los géneros de mayor nivel de generalidad, pues abarcan, en su conjunto, a todo el ámbito del ser.
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