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Pensando la familia desde el Enfoque Sociocognitivo (página 2)


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Esta visión del mito que constituye una representación mental que tipifica al grupo familiar, refuerza lo planteado por los autores sociocognitivistas cuando dicen que la familia llegará a ser un grupo social en la medida en que sus miembros se perciban de manera más semejante entre sí en su afán por encontrar un equilibrio cognitivo desde una validación sincronizada de sus actitudes, valores, creencias e incluso emociones, comparándose con aquellos a los que considera parte de esta, y en la medida en que se marquen más las diferencias con relación a los grupos que sean considerados exogrupos, aunque sean similares genéricamente.

De esta manera se crean también los estereotipos, que no son más que la generalización de un sistema de categorías asociadas a la pertenencia a una determinada clase. A partir del estereotipo la familia generaliza desde la posición intragrupo las diferencias intergrupo, que refuerzan su identidad grupal.

Desde el punto de vista psicológico, la familia va a actuar como un grupo y sus integrantes se sentirán parte de él cuando reconozcan cognitivamente la existencia de un no grupo, es decir de un grupo diferente al suyo del que no se sienten parte. La acción del sujeto como miembro de su familia legitima su no acción como miembro de otra familia. En este sentido, se apunta desde lo teórico.

Billig y Tajfel plantean que el favoritismo intragrupo aumenta en función de la categorización y de la similaridad, siendo más fuerte en la condición de «categorización-similaridad» y más débil en la condición de «no categorización-no similaridad». En otras palabras, la categorización per se parece tener un efecto por encima de cualquier otro debido a la similaridad. Tiene lugar la discriminación en el mundo exterior.

También Turner plantea en su teoría de la identidad social del grupo como característica fundamental de este, el hecho de que sus miembros compartan una o varias categorías perceptivas y señala la necesidad de establecer una diferencia entre conducta grupal y conducta social, para poder hablar con propiedad de una Psicología Social de los Grupos. Al respecto apunta que toda conducta grupal es social, pero no a la inversa .

Desde el Enfoque de la Interacción Intergrupal planteado por Tajfel, se dice que toda relación intergrupal se fundamenta en el terreno psicológico, en la desvalorización del otro (exogrupo), hacia el que se generan nociones despectivas y negativas. La familia no se encuentra exenta de esto, pues precisamente la identidad propia de la familia se refuerza cuando se perciben de manera favorable aquellos elementos que la tipifican y desfavorables los que tipifican a otra familia que se toma como referente comparativo.

Constantemente encontramos en la consulta personas que haciendo alusión a la dificultad que afronta su grupo familiar realizan comparaciones referidas a la manera de accionar de otras familias. Pensando en un ejemplo que lo ilustre me atrevo a parafrasear a esos padres que plantean desde su visión particular del asunto lo siguiente:"Le damos todo lo que nuestro hijo necesita y mire que mal se porta, sin embargo nuestros vecinos que no se ocupan de sus hijos reciben mejores comportamientos de ellos". Esto nos ilustra como constantemente las familias buscan otros grupos familiares como puntos de comparación para autovalidarse, siempre sobre la base de una crítica peyorativa en alguna medida, con relación al referente de comparación, aún cuando la dificultad esté del lado del grupo que establece la comparación.

Se plantea desde este enfoque que la diferenciación intergrupal se lleva a cabo mediante el uso de categorías discriminantes, que dependen de un contexto social particular. Es por esto que la conducta intergrupal se construye y emerge sobre la base de la significancia de otro; se define como relación mutua de dos o más individuos y está determinada por su pertenencia a diferentes grupos o categorías sociales.

Por otra parte, en la medida en que se hace saliente el nivel de categorización grupal, la evaluación negativa del exogrupo provoca un aumento de la competición intergrupal que constituye la fuente del conflicto social .

Turner propone una distinción básica entre «conflicto de intereses» y lo que denomina «competición social», que depende primariamente del deseo de los individuos de ser capaces de evaluarse a sí mismos positivamente en comparación con otros. Si son miembros de un grupo que puede probarse a sí mismo que es «mejor» que otro grupo en alguna dimensión de comparación, entonces ese grupo y la dimensión serán salientes para su autoconcepto e «identidad social».

Aplicando estos planteamientos a la familia, podríamos decir que, en la medida en que los miembros de una familia se consideren superiores a los de otra u otras familias, tenderán a retroalimentarse de manera positiva y reforzarán su identidad en este sentido. Tal es el caso por ejemplo, de aquellas familias conformadas por personas que se consideran muy cultas y que han conformado un endogrupo familiar de personas similares en cuanto a su nivel cultural, al compararse con familias a las que consideran menos cultas, se sentirán superiores y se retroalimentarán de manera positiva reforzando su autoconcepto.

Valdría la pena analizar, antes de continuar con otras aplicaciones teóricas del sociocognitivismo, ¿qué se considera grupo desde este enfoque?

Las concepciones teóricas que nos ocupan en este momento, coinciden en que compartir el mismo espacio físico, no se erige como un criterio para determinar el endogrupo a menos que sus miembros así lo consideren. Por ejemplo, una persona que vive sola, no encuentra clasificación como familia, aun cuando tenga su propio hogar, pues se necesita de al menos un otro que genere determinadas significaciones y que por tanto pueda otorgar significados a la conducta de su compañero, para hablar entonces de grupo.

Esto no quiere decir que quien vive solo no forme parte de una familia, pues aunque no exista otro en ese espacio físico, en el plano afectivo pueden existir otras personas con las que se sienta identificado como familia y de este modo se relacione con ellas. Es por eso que se plantea desde el sociocognitivismo que la existencia humana no se define desde el anclaje físico, el endogrupo no existe físicamente, pués cada individuo decide si la persona con la que interactúa valida su experiencia particular y de esta manera irá conformando su endogrupo.

Desde esta perspectiva de análisis, podemos plantear entonces que, cada individuo considera familia a las personas que desea, tomando como referencia diversos criterios que pueden ser de consanguinidad, afectivos o de convivencia, es decir, la familia para unos puede ser aquellas personas que llevan su misma sangre, para otros, todas aquellas personas que aprecia o con las que puede contar en cualquier situación y para algunos pudieran ser solamente aquellos con los que convive bajo el mismo techo, incluso pueden mezclarse estos criterios. Por tanto el espacio físico no define al grupo familiar.

La importancia de los referentes de comparación significativos tanto en el intra como en el inter espacio grupal, se presenta como un elemento fundamental en esta percepción cognitivista del grupo.

Siguiendo esta línea para el análisis de los grupos, aparece también la idea de la influencia grupal. Estos autores plantean que de la presión hacia la uniformidad, surge la necesidad de certidumbre de los integrantes del grupo. Pero el sujeto no recibe la influencia del otro directamente, lo que percibe es la incertidumbre que le genera un otro significativo y en este momento se abre a la influencia.

Dentro del grupo familiar no siempre existe uniformidad de criterios en cuanto a diversos temas de la vida cotidiana, generándose la incertidumbre entre algunos de sus miembros. La incertidumbre se genera cuando el sujeto percibe desacuerdo con aquella persona con la que espera estar de acuerdo (un otro significativo). Cuando se genera tal incertidumbre es porque el individuo carece de algo que el otro en desacuerdo le puede ofrecer, por tanto se produce una necesidad de aceptar a ese otro que cubre su carencia y es entonces cuando se produce la influencia y por tanto la variabilidad de la familia que no se mantiene estática a lo largo del tiempo. De ahí que se presenten en ella varios ciclos vitales con determinadas particularidades en cada una de ellas.

Estas podrían ser alguna de las aplicaciones teóricas que desde este enfoque pueden realizarse pensando en el grupo familiar. Podrían analizarse muchas más, esto es sólo un ensayo, lo importante es tomarlo en cuenta con un sentido práctico y abrir nuestra mirada a la familia como grupo psicológico ya sea desde esta nueva perspectiva o desde cualquier otra.

Concluyendo…

Intentar entender el grupo familiar desde esta perspectiva, ha resultado novedosos y a la vez interesante. En ocasiones somos portadores de la idea de que la familia no se escoge y por tanto irremediablemente deben ser aceptados aquellos que nos tocaron en el azar de la vida.

Esta afirmación no deja de ser cierta dependiendo de la manera en que se construya la idea de familia, por lo que resultaría muy absolutista si nos enmarcamos solamente en un criterio de consanguinidad, cuando en realidad la concepción de familia, depende del criterio en que cada individuo se base para conformar su propio endogrupo.

Las teorías del enfoque sociocognitivo apuntan hacia elementos de suma relatividad en cuanto a numerosos conceptos, definiciones y construcciones teóricas que nos ofrecen una visión del grupo, teniendo en cuenta subjetivaciones individuales y grupales y no sólo encuadres físicos muy objetivos.

Los teóricos cognitivistas se caracterizan además, por una concepción dinámica del grupo, que enfatiza en cuanto a la variabilidad y el cambio de lo que consideramos endo-exogrupo en el estudio de la familia.

Sobre la base de este pensamiento podemos concluir planteando que, es el individuo quién decide el lugar de los otros con los que se relaciona y de esta idea puede resultar la mayor o menor identificación que observamos en los integrantes de una familia.

Pienso que para nada debemos sesgarnos con este enfoque, como con ningún otro, pués comparto la idea de que las ciencias sociales requieren de una imprescindible apertura teórica, en tanto los fenómenos sociales gozan de tremendísima relatividad según sus dinámicas internas y externas. De ahí que en los últimos tiempos haya surgido también una teoría de la complejidad, por ejemplo, una de las teorías más contemporáneos e interesantes, pero igualmente inacabada. Lo innegable es la inexorabilidad de esta perspectiva de análisis del grupo y la manera tan operativa de sus concepciones a la hora de aplicarla a cualquier grupo humano.

Haber utilizado este enfoque en el análisis del grupo familia, no deja de ser útil y enriquecedor, viéndolo con un sentido práctico. En gran medida ha contribuido en el afianzamiento desde lo teórico, de algunas ideas empíricas que me sugería mi corta experiencia en el trabajo con la familia, así como el descubrimiento de una visión diferente de este grupo sociopsicológico.

BIBLIOGRAFÍA

  • González, María del Pilar. Orientaciones teóricas fundamentales en Psicología de los Grupos. Barcelona, 1985.
  • Ibarra, Lourdes: (Artículo) "El Grupo: Un espacio para crecer", 1995.
  • Neuburger, Robert. "La familia dolorosa. Mito y terapias familiares", Empresa Editorial Herder, Barcelona, España, 1997.
  • Peñalver, Yamila; Alina, Boo. "La familia y sus producciones simbólicas: Reproducción, continuidad o ruptura", Trabajo de diploma, Facultad de Psicología, Universidad de la Habana, Cuba, 2001.
  • Enfoque sociocognitivo: .

 

Autora:

Lic. Yaima Del Cristo Sánchez

Universidad de la Habana

Facultad de Psicología

2006

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