La Depresión como Proceso y Función: Una Síntesis Darvinista Deprimentemente Realista (página 2)
Enviado por Felix Larocca
"La última vez que lo llamé. Me despidió diciéndome que estaba ""curada"". Que parara de tomar la medicina y que no tenía que volver a verlo. Entonces, me recordó que las llamadas telefónicas entre nosotros, representarían en mi cuenta final, un honorario adicional de diez dólares por minuto…"
"Enfurecida le colgué. Esa noche anticipaba tener una pelea con mi marido por volver tarde de su noche de póker."
"Cansada de esperar, decidí acostarme tirando las píldoras en el inodoro."
"Cuando mi esposo, finalmente llegó temprano. Y, cuando lo confrontara, hostilmente, por su tardía llegada. Me gritó. Me acusó de estar loca. De tratar de volverlo loco a él — y aquí estoy…"
Mina mantuvo una actitud serena aunque desafiante durante la sesión. Su afecto era de amplitud normal y sus asociaciones tendían a lo exagerado e histriónico, por lo que apropiadamente se riera.
Por ejemplo: "Le he dicho a mi marido un millón de veces — bueno — quizás cien mil veces…" mientras sonriera.
Aproveché la oportunidad para recordarle a Mina, lo que de antemano supiera, que nuestra visita era tentativa y diagnóstica. Por lo que no podría garantizarle seguimiento conmigo de éste ser indicado.
Edvard Munch
A lo que ella respondió de indignada manera: "Entonces, lo que usted quiere es que me lleve el diablo y que siga deprimida…"
Le indiqué que no tenía deseos de que nadie se la llevara — y, mucho menos, el diablo.
Silencio
"Entonces (me dice) lo que usted desea es que siga en esta depresión de la que no puedo salir…"
Le pregunté y observé: ¿A cuál depresión se refiere? Porque, deprimida, usted no lo está".
Se levantó de su asiento, abruptamente, con los brazos en jarras, mientras, me interpelara de la siguiente manera: "Si no deprimida ¿Entonces qué diablos me sucede?"
Edvard Munch
Le dije quedamente: "Usted está furiosa".
Algo que, a carcajadas, admitiría, mientras me preguntaba, "y, ahora ¿qué hacemos?"
En un recetario comencé a escribir algo, cuando Mina, visiblemente atemorizada, me preguntaba: "¿Otra receta?"
No, le di el nombre de una terapeuta por mí conocida y el título de un libro para que leyera: Portnoy"s Complaint por P. Roth.
En este caso, como en tantos que pasan desapercibidos, la rabia reprimida e inconsciente se tornaría — incorporada de manera reprimida como sentimientos de culpa — contra las defensas del ego y avanzaría expresándose como melancolía. (Véase: Ferenczi, Sándor. (1959). Introjection and transference. In Sex in Psychoanalysis (Contributions to Psychoanalysis) (pp. 30-80). New York: Dover. http://www.answers.com/topic/introjection#ixzz1WMUMRsRm)
De ahí provendrían los síntomas que simulando depresión clínica — no lo fueran.
Una paciente me decía, con perspicacia singular: "Muchos doctores recetan antes de que uno entre a la consulta…"
En resumen
La "cura por el habla" es, sin duda — y por eones ha sido — la panacea por excelencia para la gran mayoría de los sufrimientos humanos. Pero, para que ésta sea efectiva se necesita el conocimiento y la experiencia de un terapeuta capaz.
Algo que, tantos pacientes como terapeutas, con frecuencia sorprendente ignoran. (Véanse mis ponencias al respecto).
Ahora, concluiremos esta lección con otra que la complementa…
El principio de la realidad y su entendimiento como instrumento terapéutico
Uno de los beneficios de ser nuestros pacientes o haber sido tratado en algunos de los centros que en el pasado dirigiéramos, es terminar siendo recipientes de una colección extensa de artículos que incrementan logros personales, acrecientan la el tempo de la terapia y facilitan la incorporación emocional de conocimientos básicos para seguir viviendo una vida libre de conflictos neuróticos. Porque para nuestros pacientes, educarse es un capítulo mayor en su desarrollo. (Véanse mis artículos acerca de la educación del paciente y sus familiares para realce terapéutico).
Edvard Munch: Autorretrato en el Infierno
Los dos principios de la función mental
Freud distinguió dos módulos fundamentales que gobiernan nuestras actividades emocionales: el principio del placer y el principio de la realidad. El primero supone una pulsión innata de la búsqueda de lo agradable y, de modo paralelo, una huida del dolor, lo que nos orienta a procurar aquello que nos hace sentir bien. En contraposición a éste, el principio de realidad subordina el placer al deber. La subordinación del principio del placer al principio de la realidad se lleva a cabo a través de un proceso psíquico denominado sublimación, en el que los objetivos frustrados reconvierten su energía en algo aceptable, útil o productivo. Tomando como ejemplo el instinto sexual, su descarga indiscriminada supondría el abandono imprudente de otras actividades indispensables, a veces, descartando valores morales.
El hombre civilizado, dotado de elementos éticos encumbra sus ansias y utiliza su energía para la realización de otras acciones sin conflictos. Sin la sublimación de los instintos, según Freud, la civilización, como la conocemos, no existiría.
La depresión puede ser un fallo en la regulación de descargas instintivas reprimidas.
Pero, todo es cómo el observador lo interpreta.
Cuando contemplo el mar fuera de mi ventana, me pregunto, fascinado por su belleza: ¿Es posible que todos quienes observen esta profusa hermosura perciban lo mismo? Un médico amigo, recientemente me indicó que "no". Me dijo que la vista, que tanto me impresiona, le recordaba un parqueo y que el mar a él no le gustaba.
Ese ejemplo mundano, quizás ilustra, cómo observando lo mismo percibimos lo distinto.
Volvamos al tema de la realidad y de la terapia, palabra ésta última de significado ambiguo, para muchos quienes la ejercen — así lo digo, porque, es la Realidad.
Las distorsiones paratáxicas y el mito de la creencia colectiva
Harry Stack Sullivan (1892-1949) adaptó un concepto gramático, la parataxis, para designar distorsiones sensoriales, comúnmente defensivas, que con otros compartimos, para mantener nuestra homeostasis emocional.
Nosotros nacemos, en cierto modo, como tabula rasa o como pizarra limpia, sujetos a las enseñanzas que nuestros mayores en ésta inscriben, las que después transformamos, absorbemos, como esponjas, e incorporamos en nuestras mentes.
Muchos valores y preceptos son inculcados así durante nuestro desarrollo.
Cuando, en la adolescencia, completamos nuestra evolución moral, también completamos nuestro proceso abstracto/cognitivo, con el que calibramos nuestras respuestas a las presiones interpuestas por el mundo de nuestra experiencia.
Tabula rasa
En el orbe de Islam, comer la carne de cerdo es anatema, mientras que la poligamia es aceptable. En el mundo del geopolítico norteamericano, un suicidio por la resistencia iraquí, resultando en muertes de inocentes no-combatientes, se considera un acto terrorista de naturaleza criminal, mientras que el bombardeo de poblaciones civiles por la Fuerza Aérea Estadounidense, donde perecen niños y seres inofensivos, se considera un ataque que produjo "daños colaterales".
¿Me explico?
Cuando crecemos, adquirimos valores que, son, frecuentemente conflictivos con la esencia de la evaluación de la Realidad como Principio. (Véase mi lección El Pensamiento Mágico, publicada en El Sol de NY). Por consecuencia, habiendo crecido, aceptando indiscriminadamente lecciones inculcadas en la niñez, admitimos sin reflexión que todo lo que parece ser bueno, es bueno y que todo lo que nos dijeran ser malo, es malo.
Usando este modo de entender lo que nos afecta, concedemos que todos los sacerdotes son castos y abstemios, que todos los banqueros son honestos, que todos los economistas son doctos y que todos los apparatchiks son decentes.
Hay más. Que todos los padres son abnegados, que todos los hermanos se adoran, que nuestros mayores no mienten, que el mejor amigo, nunca le echará ojos a la mujer de su compañero, que los gobernantes se sacrifican para el bien de sus pueblos y que el rico es sabio.
Para darnos dirección y conforte, tenemos los Diez Mandamientos (no las "diez sugerencias"), los cuales sirven a muchos para insistir en que otros (no ellos) los cumplan. Así somos.
Entonces, ¿cuál es el problema?
El problema surge cuando en nuestras mentes inconscientes se contraponen ideas y valores conflictivos e incongruentes.
Ejemplos:
"¿Cómo puede decir que me quiere y me miente?"
"Me jura que es una guerra justa, para liberar a un pueblo, no para usurpar el petróleo".
"Yo no tengo prejuicios — sólo que no quiero tener un negro como vecino".
"Esta droga no te va a perjudicar, es sólo crack. Te sentirás fantástico cuando la tomes…"
"Yo, realmente, no sé cómo mentir…"
"El sacerdote Fulano quiso verme desnudo y me tocó. Lo hizo — explica mi mamá — porque dice que yo soy muy especial, ya que él es un santo."
"…yo no creo que tan solo vinimos al mundo a sufrir y a llorar"
Cuando conflictos de esta naturaleza emergen, la ansiedad resulta. Resulta porque nuestro ego evalúa la situación y duda del significado que los convencionalismos de nuestra infancia les asignaran. Como consecuencia tenemos un conflicto, que si permanece irresuelto nos colmará de dudas y angustia.
Porque si nuestros valores y sistemas cimentados para apreciar la Realidad son defectivos, nuestro universo interior se tambalea y peligra.
Para mejor entender este proceso… Brevemente, analicemos de nuevo los dos Principios de la Función Mental, que Freud propusiera:
El Principio de la Realidad. Que reza que somos seres morales y que tenemos deberes adquiridos para conducirnos en nuestras vidas. Que somos honestos, no porque tememos el castigo, sino porque nos sentimos mal cuando no lo somos.
El Principio del Placer. Que nos indica que todo instinto y deseo debe de ser satisfecho a todo costo. Que la ética se descarta si interfiere con nuestros deleites.
Muchas veces, las personas que entran la psicoterapia se dan cuenta de que muchos valores que respetaban, ni eran valores ni merecían el respeto. Es necesario que aprendan entonces a evaluar la Realidad por sí mismas vía la interpretación de las situaciones específicas y de los afectos asociados.
Robert Burton
Ejemplo. Cuando comenzamos una frase con "lo siento mucho, pero…" Generalmente, vamos a señalar — mientras nos disculpamos — algo negativo que el interlocutor nos causara — ¿quién debe de afligirse, la víctima o el que victimiza?
En la terapia es necesario que aprendamos a hablar sin rodeos y con franqueza. A llamar las cosas lo que son y a definir los sentimientos como son.
Para muchos la furia dirigida hacia los padres — o personas en autoridad — es tabú aunque sea sentimiento apropiado. Para otros, percibirse depreciado por seres despreciables, les duele. Les duele porque su visión distorsionada les indica que no pueden ser menos de lo que se cree acerca de ellos, por seres que en realidad nada significan.
En mis artículos, lecciones, ponencias y contribuciones a la educación y la ciencia, a menudo — para enfatizar mis ideas — me dirijo a los políticos como engañosos, a los banqueros como deshonestos, a los economistas como patrañeros y a quienes de los demás se mofan para lesionar sus estaturas, como peleles.
Así lo hago, para que habiendo fracturado el obstáculo de su distorsión colectiva, esto permita a nuestros pacientes evaluar la nueva Realidad, determinando quién merece nuestra admiración y quién desmerece nuestro respeto.
Comparemos a Gandhi o a Mandela con Gadafi. Es buen lugar para empezar a interpretar la Realidad.
Finalmente hay un refrán inglés que nos amonesta que hay que llamar una espada por su nombre. Entonces, para nuestra madurez y equilibrio emocional, "let"s call a spade a spade".
¡Tremendo parqueo!
En resumen
Las vivencias del pasado, las miserias que de niños sufriéramos, los sentimientos de vergüenza por no ser como de nosotros nuestros mayores esperaban. Todos convergen para que, si permanecen irresueltos, aparezcan como afectos desagradables a los cuales debemos atender, antes de que sean incorporados en nuestra psiquis, hallando expresión sintomática en forma de las depresiones.
Para muchos, todo lo que contraviene un estado de felicidad idílico y utópico representa la depresión (de Aaron Beck y DSM-ETC) para la que Big Pharma aguarda con una píldora curativa.
Pero, si todo se reduce a concluir que cuando lloramos, aunque razón para hacerlo exista, es porque estamos deprimidos y cuando sufrimos es porque necesitamos prozac — entonces, la Realidad se ha ausentado, dejando en su lugar un repositorio de dudas y de ansiedades inéditas.
Ese estilo de pensamiento, desde el punto de vista humanístico de la psiquiatría genuina, es deprimente y no es vivir…
Quizás, el valor adaptivo de la depresión — como proceso — y la depresión como función — son las de conferir a nuestra especie la capacidad intelectual de vislumbrar lo que es desequilibrante y lo que no lo es para asistirnos en medrar en "un mundo "de incertidumbres ciertas" (Larocca). (Véase: Larocca, FEF De Cómo la Regla del DNA Gobierna un Mundo de Incertidumbres Ciertas en http://www.monografias.com/trabajos50/regla-del-adn/regla-del-adn.shtml)
Prometeo
Así seremos capaces de rectificar nuestras distorsiones conflictivas, guiados por el faro luminoso — privado de compromisos neuróticos — provisto por una Realidad libre de ansiedades paratáxicas.
Acerca de la razón por la cual ciertas condiciones (como son la depresión, el envejecimiento y la muerte) no nos abandonan — resistiendo nuestros esfuerzos para oponerlas — es porque la Naturaleza desdeña los Prometeos quienes tienen la audacia de pretender robarle su fuego sagrado.
Fin de la lección
Bibliografía
Burton, R: (1621) The Anatomy Of Melancholy Download http://www.gutenberg.org/ebooks/10800
Larocca, FEF: La Depresión en monografías.com
Larocca, FEF: Medicina, Psiquiatría Molecular y la Vitamina B12 en monografías.com
Larocca, FEF: Donde se Aprende de la Personalidad Histriónica en monografías.com
Larocca, FEF: La Depresión Puerperal en monografías.com
Larocca, FEF: La Sociobiología de la Tristeza y de la Depresión Desde el Punto de Vista de la Evolución en monografías.com
Larocca, FEF: Las Parorexias en monografías.com
Larocca, FEF: La Locura Megaloblástica en monografías.com
Larocca, FEF: El Síndrome de Rapunzel: La Tricotilomanía, la Tricofagia y el Tricobezoar: La Letal Trilogía en monografías.com
Larocca, FEF: Post mortem del Fallo de la Economía Global y de sus Resultados Psicológicos en monografías.com
Larocca, FEF: De la Terapia Cognitiva de los Trastornos Depresivos en monografías.com
Larocca, FEF: Sé Feliz: Neurociencia y Deseo en monografías.com
Freud, S: Beyond the Pleasure Principle (1990) W. W. Norton NY
Freud, S: The Reality Principle (1902) Penguin Freud Library London
Freud, S: The Ego and the ID The Standard Edition of the Psychological Works of Sigmund Freud
Bowlby, J: (1992) Charles Darwin: A New Life WW Norton
Fieve, R: (1975) Mood swing Bantam Books
Irving, J: (1998) The World According to Garp Modern Library
Libros recomendados
The Emperor"s New Drugs: Exploding the Antidepressant Mythby Irving Kirsch Basic Books
Anatomy of an Epidemic: Magic Bullets, Psychiatric Drugs, and the Astonishing Rise of Mental Illness in Americaby Robert Whitaker Crown
Unhinged: The Trouble With Psychiatry—A Doctor"s Revelations About a Profession in Crisisby Daniel Carlat Free Press
Autor:
Felix Larocca
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