Manejo de la Agresividad en el Aula: ¿Cambio de actitud en el docente?
Enviado por Sylvia Santiago Miranda
- Introducción
- Desarrollo
- Lineamientos actitudinales del docente
- Pensamiento proactivo antiviolencia
- Conclusiones
- Referencias y bibliografía
Introducción
El presente documento tiene como fin aportar una propuesta de actuación con respecto al problema de la gestión de la agresividad en el aula, mediante la motivación y ampliación de la perspectiva del lector en cuanto a la adquisición de una actitud proactiva, la cual no depende de un cambio externo y fortuito en el ambiente escolar, sino que se enfoca al establecimiento de una postura de actuación positiva por parte del docente que posibilita la ocurrencia de dicho cambio.
En la primera parte del escrito se abordan los conceptos de Agresividad y Violencia con el propósito de clarificar sus diferencias y ayudar a comprender sus alcances ya que la correcta identificación de los términos constituye la base de su gobernabilidad.
La segunda parte o sección medular de este trabajo: Lineamientos Actitudinales del Docente, ofrece cinco aspectos cuyo ejercicio y observación resulta fundamental e indispensable, en la opinión de quien escribe, para alcanzar los objetivos de erradicación de la violencia en el aula.
La tercera parte: Pensamiento Proactivo Antiviolencia incluye un ejercicio de pensamiento lateral que permite por un lado mostrar la reacción que como seres humanos tendemos a adquirir ante la ocurrencia del conflicto y por otro explica como la creatividad y la correcta canalización de la energía mental, puede llevarnos a sacar provecho aún de las situaciones que de manera inicial pueden parecer totalmente adversas e imposibles de resolver.
Finalmente en las conclusiones se realiza un recuento de los aspectos más importantes tratados en el desarrollo del tema así como de la relevancia de llevar a cabo la tarea de gestión de la agresividad.
Desarrollo
El aula de clases es sin duda un espacio donde convergen personas de muy diversos intereses, niveles de madurez, trasfondos familiares y sociales. Esta heterogeneidad así como la necesidad de interacción entre sus miembros, constituyen factores de generación de conflictos, los cuales si no se abordan de manera adecuada dan lugar a comportamientos violentos.
Con frecuencia los términos: agresividad y violencia se usan indistintamente, sin embargo conviene comprender su connotación a fin de elegir el curso de acción más adecuado para canalizarlos o hacerles frente. Pilar Muñoz explica ambos términos:
Agresividad implica la voluntad de causar daño a sujetos y objetos; pero el sentido completo del término lo da el reconocimiento de su capacidad "dañina" por parte de la sociedad. Violencia es por otro lado la parte patológica de la agresividad, por lo que recomienda No llegar a ella. (Muñoz, 2013)
Pilar Muñoz también distingue dos acepciones de agresividad:
La Defensiva, que implica reacción por ira y miedos.
La Premeditada cuyo propósito es la consecución de una meta, prestigio social o estatus de poder, sin embargo no tiene como objetivo primordial causar daño (aunque lo hace).
Cualquier que sea su tipo, corresponde al docente, como figura de autoridad, intervenir de manera pertinente y eficaz en la resolución de situaciones de agresividad, pues la adopción de una actitud pasiva e indiferente, da lugar a la "malignización" de dichas situaciones y por ende a la anulación de los objetivos del aprendizaje. En este respecto Stanley (2014) alerta: "Cuando los profesores no actúan con rapidez y eficacia para detener el comportamiento agresivo de un alumno, pueden perder el control de toda la clase. Algunos estudiantes podrían encontrar ese comportamiento molesto, pero otros lo verán como una oportunidad para actuar de la misma manera (…) el profesor no va a ser capaz de enseñar, y el resto de los estudiantes no podrá aprender."
Lineamientos actitudinales del docente
Ante lo planteado anteriormente surge la pregunta:
¿Podría el cambió de actitud en el docente ser el antídoto a los eventos que afectan la convivencia en el aula?
Considero que este cambio de actitud estaría ligado a cinco factores esenciales que explico a continuación:
1. Respetabilidad.
Un aspecto actitudinal esencial que en mi opinión debe caracterizar al docente consiste en ser una figura digna de respecto por la congruencia que manifieste en el ejercicio de este valor, en el trato hacia sus semejantes. Al respecto Juan Vaello comenta: "Para exigir respeto, hay que ofrecerlo" (Vaello, 2011).
2. Integridad.
La capacidad para censurar y eliminar un comportamiento errado radica en la rectitud del docente. Solo si el alumno es capaz de reconocer, en quien reprende su conducta, a un individuo coherente entre lo que es y lo que exige, estará dispuesto a reflexionar y considerar un cambio en su actuación. De lo contrario reprimirá su proceder por temor a consecuencias desagradables o se tornará más violento; empeorando de este modo las acciones disruptivas que ejercerá en el futuro, cuando las circunstancias favorezcan dicha práctica.
3. Preparación continua.
El docente debe tener la disposición de adquirir una preparación que le permita responder y reaccionar de manera pertinente, asertiva e imparcial ante conductas de abuso y agresividad; necesita contar con información que proporcione una perspectiva amplia del motivo de conductas erradas, es decir la identificación del tipo de conducta agresiva con la cual se trata: Defensiva o Premeditada así como de estrategias adecuadas para hacerles frente, pues la aplicación de "acciones que han funcionado en otros tiempos y en otros contextos" no ofrece garantía de solución a la situación de actual interés.
Vaello (2011) identifica a la Agresividad Premeditada como la causa principal de daño a la convivencia y progreso en el aula. Explica que el trasfondo de quienes buscan boicotear la clase corresponde a la necesidad de mantener una autoestima elevada. Argumenta que quienes no logran obtener protagonismo en las tareas académicas, buscan tenerlo causando el caos en el aula.
En cuanto a aspectos de preparación, Vaello indica como esencial la adquisición de la capacidad de discernimiento que permite identificar la intensidad de la reacción que debe ejercer el docente ante cada tipo de situación perjudicial. En ocasiones –explica- solo bastará una advertencia breve, una mirada; pero en otras será necesaria una llamada de atención en solitario, pues hacerlo en público proporcionaría al disruptivo la oportunidad de menoscabar la autoridad del profesor.
4. Pertinencia de intervención.
El catedrático debe tener conciencia de sus limitaciones de actuación, es decir debe identificar cuándo, la solución de un problema de comportamiento compete a su función y cuándo requiere la intervención de otro u otros profesionales. En este sentido Vaello (2011) establece que lo primero que hay que determinar es si el comportamiento problemático ocurre únicamente en la propia clase o en varias:
Si ocurre solo en la propia clase, el docente podrá como se mencionó en párrafos anteriores hablar directamente con el alumno, en privado, pero en caso de que detecte que esto no dará resultado, lo mejor será que acuda al departamento psicopedagógico de la institución. Harmer sugiere pedir asesoría a colegas, coordinadores, directores o a aquellos cuya experiencia avale un buen consejo (Harmer, 2008).
Cada alumno tiene su lugar de tratamiento argumenta Vaello. También recomienda formar equipos de docentes, no actuar solos, en el caso de que la conducta conflictiva se presente en varias asignaturas, porque la sinergia ofrece la posibilidad de acertar en la solución al problema.
5. Transformación del interés disruptivo.
El profesor debe diseñar clases que capten el interés de sus alumnos permitiéndoles dirigir sus energías hacia objetivos provechosos y hacia el desarrollo de aspectos positivos de su personalidad de manera tal que hagan innecesarias las acciones correctivas o las minimicen por tratar con situaciones disruptivas triviales.
Harmer (2008) explica que el comportamiento problemático rara vez ocurre en salones de clase en que se brinda a los estudiantes la posibilidad de tener éxito, porque esto eleva su autoestima y elimina todo incentivo de comportamiento errado. Además establece que la manera en que trabajemos en cada lección así como la forma en que interactuemos con nuestros alumnos contribuirá al éxito grupal.
La interacción propuesta sin embargo, debe darse en el marco de respeto, siendo firmes en aspectos indispensables para la correcta formación de los estudiantes, pero sin romper la relación con ellos.
Pensamiento proactivo antiviolencia
Me permito incluir en los párrafos siguientes un ejercicio de pensamiento lateral llamado Rubíes y Diamantes, porque sirve a este documento con dos propósitos, el de mostrar como ante situaciones de crisis se puede llegar a pensar que la violencia es la única vía de solución al conflicto y también para manifestar que es posible analizar la situación de forma creativa y de este modo aprovechar aun lo que parecería ser más desfavorable.
Érase una vez una reina viuda que tenía una hija bellísima. Cierto día llegó al castillo de la reina, un príncipe muy apuesto, quien se enamoró de la princesa; el príncipe le declaró su amor y ella le correspondió. Decidieron por esta causa pedir permiso a la reina para casarse.
La reina, que era una mujer envidiosa, egoísta y fea, también quería casarse con el príncipe. Como era muy rica, el camino en el jardín de su castillo tenía diamantes y rubíes los cuales junto con toda su riqueza, ofreció al príncipe para que se casara con ella. El príncipe rehusó la proposición y dijo que solo quería contraer matrimonio con la princesa.
Un día, mientras los tres caminaban por el jardín, la reina les propuso que el azar decidiera la situación en conflicto: les dijo que colocaría un rubí y un diamante en un pequeño cofre. Entonces el príncipe, debería escoger una de las joyas. Si tomaba el diamante, podría casarse con la princesa, pero si tomaba el rubí, entonces tendría que casarse con ella.
Con suma tristeza pero sin otra alternativa, el príncipe y la princesa decidieron aceptar el reto. La reina se detuvo, recogió dos piedras preciosas del camino y las puso en un cofre, pero el príncipe se dio cuenta que en lugar de un diamante y un rubí, la reina solo había colocado dos rubíes; acto seguido ordenó al príncipe que tomara una joya.
La última solicitud que plantea este reto consiste en ponerse en el lugar del príncipe, teniendo en cuenta que no sería posible insinuar que la reina pudiera haber hecho trampa. (Asociacion Colombiana Pro Enseñanza de la Ciencia, 2005)
Cuando planteo este reto de pensamiento lateral a mis alumnos, la primera respuesta que obtengo es: el príncipe debería armarse de valor y matar a la reina, después ambos la princesa y el príncipe deberían huir a tierras lejanas y casarse.
Las causas que llevan a pensar en acciones bruscas podrían deberse por mucho a la violencia que impera en nuestra sociedad o tal vez se deban a que recurrimos a mecanismos de defensa primitivos en primera instancia y después de acuerdo a la educación, madurez y autodisciplina con que contemos los vamos regulando.
Cuando comento a mis alumnos que existen alternativas verdaderamente creativas, favorables, no violentas al problema del príncipe y la princesa y les pido generar más ideas en un lapso de tiempo adecuado, llegan a tres tipos de soluciones cuyo descubrimiento les causa gran alegría.
La solución más elaborada consiste en que el príncipe tome una de las joyas y después fingiendo un accidente la deje caer sobre el camino que contiene "ambos tipos de joyas", lo cual haría imposible la verificación de su naturaleza, pedir disculpas a la reina por este motivo, pero decirle que sin duda su tipo sería distinto al de la joya que quedó en el cofre, la cual es una esmeralda, por lo tanto la joya elegida tendría que haber sido un diamante.
Este tipo de ejercicios no solo ayudan a hacer la clase más amena, sino que presentan una perspectiva de evolución mental que transforma debilidades en fortalezas.
Por lo mencionado anteriormente, corresponde al docente:
Constituirse como ejemplo de evolución proactiva ante el conflicto.
La Integración de actividades reflexivas para brindar una perspectiva de acción positiva ante los retos que ofrece la vida.
La implementación de acciones correctivas, con fundamento teórico, para la canalización de la agresividad hacia propósitos trascendentes y valiosos.
Todo esto como el fin de ejercer una labor formativa integral que ofrezca a la sociedad la posibilidad de progreso.
Conclusiones
El conflicto será, en todos los casos en que exista congregación de educandos, la constante a gestionar. Más aún cuando los medios y la sociedad dan lugar a conductas permisivas y altamente violentas.
Hoy en día nuestros jóvenes son testigos de actos en donde parece triunfar el más feroz e intransigente, sin embargo esta conducta a la larga, destruye a quien la ejerce, por ello dependerá de la preparación y del talento del docente la correcta orientación de la agresividad hacia fines positivos y de aprendizaje, en que los alumnos sean capaces de establecer un diálogo, a fin de dar lugar a convenios en que las partes en desacuerdo satisfagan en igualdad de circunstancias sus necesidades e intereses, sin tener que recurrir a la violencia, porque esto será lo que llevará a nuestra sociedad al progreso y no a la decadencia.
Para que esto sea posible, se recomienda que el docente reúna cinco factores actitudinales esenciales:
Respetabilidad que adquirirá a partir del respeto que él mismo brinde a sus alumnos.
Integridad o Congruencia entre su hablar y su actuar.
Preparación o disposición para la adquisición de nuevas habilidades y conocimientos con el fin de hacer frente a situaciones de conflicto.
Reconocimiento de sus limitaciones identificando la necesidad de establecer alianzas con expertos, a fin de erradicar una situación de comportamiento disruptivo.
No dar lugar al conflicto, mediante el diseño de clases que capten el interés de los educandos a través de la puesta en práctica de sus talentos y habilidades, motivando en todo momento sus aciertos y ayudándoles a resolver sus fallas.
Solo a través de un modelo consistente y firme representado por la persona del docente, además de las oportunidades que este brinde para la canalización de la agresividad hacia fines positivos con evitación de la violencia, los estudiantes podrán reconsiderar la posibilidad de un cambio de actitud y actuación en su diario vivir. Este cambio es en mi opinión el logro más valioso que el ejercicio de la profesión del docente puede ofrecer ya que consolida esfuerzos y permite brindar a la sociedad el tipo de ciudadanos que esta necesita para su óptimo desarrollo
Referencias y bibliografía
Asociacion Colombiana Pro Enseñanza de la Ciencia. (2005). Buinaima. Recuperado el 12 de Enero de 2014, de http://www.ethosbuinaima.org/sedbogota/estrategias/unidad%20IV.PDF
Harmer, J. (2008). The practice of English Language Teaching. Essex England: Pearson Education Limited.
Muñoz, P. (3 de 1 de 2013). Psicología y Vida. Recuperado el 1 de 3 de 2014, de http://psicologayvida.blogspot.mx/
Stanley, K. (2014). eHow en español. Recuperado el 1 de Marzo de 2014, de http://www.ehow.com/info_7902134_effects-uncontrolled-aggressive-behavior-classroom.html
Vaello, J. (31 de 01 de 2011). Universitas Miguel Hernández de Elche. Recuperado el 5 de 02 de 2014, de http://www.youtube.com/watch?v=6yZlEsxgEhk
Autor:
Sylvia Santiago Miranda.