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Evolución de los modelos y enfoques referentes a la competitividad


Partes: 1, 2

  1. Competitividad sistémica
  2. Conclusiones
  3. Bibliografía

Evolución de las teorías del comercio internacional

El marco conceptual de la competitividad fue establecido en el siglo XVII por las teorías de comercio internacional sustentadas por los principales economistas clásicos de la etapa, cuya esencia está centrada sobre todo en aspectos económicos (Lombana y Rozas, 2008). El análisis parte del aporte del mercantilismo, pensamiento económico desarrollado en Inglaterra y que perduro hasta el siglo XVIII, basó su teoría en fortalecer la producción y el comercio privado, los cuales alcanzaban un beneficio económico a la vez que contribuían a la consolidación, prosperidad y poder del país, considerando el comercio exterior como la actividad fundamental sobre la cual se sustentaban, para los cuales este representa un juego suma cero donde el superávit comercial de un país suponía un déficit comercial de otro, siendo fundamental para ello un nivel competitivo en precios, además relacionaban la acumulación de metales preciosos como indicador de la riqueza y bienestar de un país. Posteriormente se desarrollaron una serie de modelos propuestos por los economistas clásicos.[1]

1.1 La teoría de la ventaja absoluta de Adam Smith

Desarrolló su obra económica en la década de los 70 del siglo XVIII, donde publica su principal obra económica en 1776 y la llamó Indagación acerca de la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones, más conocida como Riqueza de las Naciones.

A través de la misma describe las ventajas derivadas de la especialización productiva y la división del trabajo, y las ganancias del intercambio como consecuencias de las diferencias de costos entre países.

Smith comienza su doctrina por la teoría de la división del trabajo, esto se debe en gran medida a que vivió en la época del desarrollo manufacturero, el cual es expresión clásica de la división del trabajo, pues es en aquella etapa en que todos los trabajadores se reunían en un taller, bajo un mismo techo, para producir una mercancía determinada y cada productor se especializaba en una función específica, de forma tal que cada obrero era un obrero parcial, porque solamente realizaba una parte del producto en el proceso de producción. Él encuentra que es la división del trabajo la que hace que se incrementen las riquezas de las naciones, mediante la especialización.

Según Smith …"esta división del trabajo, que tantas ventajas reporta, no es en su origen efecto de la sabiduría humana, que prevé y se propone alcanzar aquella general opulencia que de él se deriva. Es la consecuencia gradual, necesaria aunque lenta, de una cierta propensión de la naturaleza humana que no aspira a una utilidad tan grande: la propensión a permutar, cambiar y negociar una cosa por otra"[2].

Argumentaba que de manera análoga a los individuos, que obtienen ventajas de especializarse en las tareas que mejor saben hacer y, mediante el comercio, acceder a los demás bienes, los países podrían obtener ganancias del comercio si se especializan en la producción de aquel bien en el que asumieran un menor coste. Es decir, Adam Smith defendía que cada país podía aumentar la eficacia de sus productos si se especializaba en la producción de aquel bien que pudiese producir en más cantidad, con los mismos recursos, que el resto de los países, esto es en aquel bien que tuviera ventaja absoluta, e intercambiara sus excedentes por los bienes que desease y no produjera. En este sentido citaba en su obra que "(…) si un país extranjero nos podía ofertar un bien más barato de lo que nosotros podíamos hacer, para beneficiarnos del comercio deberíamos comprar el bien producido por el país extranjero, con alguna parte de la producción de nuestra propia industria, empleada en la forma en la que tenemos alguna ventaja".

De esta forma, se demostraban las ventajas derivadas de la especialización productiva y de la división del trabajo, y la importancia del comercio como consecuencia de las diferencias absolutas de costes entre países.

1.2 La teoría de la ventaja comparativa en el modelo económico de David Ricardo

David Ricardo desarrolla su obra fundamentalmente en el primer cuarto del siglo XIX, donde publica en 1817, su obra fundamental titulada Principios de Economía Política y de Tributación.

En su obra amplió el anterior marco teórico al demostrar que, incluso en el caso de que un país fuera más eficiente que otro en la producción de todos los bienes, existiría especialización productiva y comercio entre ambos, obteniendo ganancias derivadas del intercambio. Su razonamiento se basaba en el principio de la ventaja comparativa, según el cual los países se especializaban en la producción de los bienes que pueden fabricar con un coste relativamente menor, es decir, en los bienes donde su ventaja es mayor o su desventaja menor.

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