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La prensa escrita en Manicaragua: páginas que atesoran la historia (página 2)

Enviado por lemes


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De esta forma lo reseñó Marino Luna, corresponsal de dicho rotativo, el 15 de febrero de 1940 en El Defensor, de Cumanayagua.

Machadito y un grupo de entusiastas colaboradores, entre los que se destacaban Mario Luna Pérez, Segundo Contreras Santana, Juan león Valenti, Ernesto Valladares Valdés, Zoila Veitía, Marcelino Riopedre, José Trujillo, Pablo Guerra, y otros, no se amilanaron y concibieron, en febrero de 1940, un nuevo boletín: La Voz de Arimao.

"Machadito sugirió llamarlo así por el río de igual nombre que circunda la localidad, para que fuera escuchada con fuerza entre los pobladores. Defendería los intereses ciudadanos. Con esa finalidad lo creamos", evoca Mario Luna, uno de los sobrevivientes de esta historia.

"Reclamos de mejoras para la villa, criticas sociales, comerciales y secciones literarias ocuparon la mayor parte de su espacio editorial", relata Luna, " y sirvió, además, para hacer campañas populares.

Recuerdo, por ejemplo, la que hicimos durante las colectas para la prolongación del cementerio municipal, o la del arreglo de la iluminación del parque local."

Tuvo varias interrupciones y constantes cambios en su formato, diseño y directiva. Comenzó siendo un semanario editado en Cumanayagua hasta 1947, cuando dejó de publicarse para retornar el 14 de enero de 1652, esta vez desde la imprenta Orbe, de Santa Clara, la capital de la provincia. En la calle Quintín Banderas, en Manicaragua, contaba con la oficina de redacción y administración.

"Nuevamente nos presentamos ante la opinión pública, con nuevos bríos y nuevas esperanzas (…) Llenos de fe, venimos una vez más ha esta lucha que es el periodismo, para ver si logramos encausar este periodiquito, que quiere ser como hijo de esta linda tierra de manicaraguenses…"

Así en su artículo "Presentación", señalaba Machadito el regreso de la gaceta que, durante todo 1952 continuó imprimiéndose para desaparecer por dos años y seguir en diciembre de 1955 con una frecuencia quincenal. Su edición se realizaba en la linotipia santaclareña Juan López Pérez. La redacción y administración pasó a un local en la calle Juan Bruno Zayas: "Nuevamente reaparece La Voz de Arimao, ahora con talleres propios, para ver si logramos, con un último y supremo esfuerzo, sostenerlo…"

Estas palabras, correspondientes a la tirada del 12 de septiembre de 1956, nos demuestra que había sufrido una nueva tregua para luego renacer una vez más. Por cierto, esta es la fecha del último número con que contamos hoy. ¿Fueron publicados otros? No lo sabemos.

Solo la aparición de otros ejemplares podría llenar los vacíos existentes en la memoria histórica.

Pero, ¿contó Manicaragua tan solo con estas publicaciones? Tras una incesante búsqueda de los pasajes que componen nuestros anales, descubrimos que…

TRAS LAS HUELLAS DE LA HISTORIA

"Existen evidencias de que sí existieron nuevas publicaciones en nuestro terruño. En el libro Del Bravo a la Patagónia, tomo III, La Patria o la Muerte, de Mary Ruiz de Zárate, en el epígrafe titulado: ¡ La Mujer es el hogar! ¡El hogar es la Patria!, se narran las acciones armadas de Carolina Valladares, una villareña, específicamente del poblado manicaraguense de Guinía de Miranda.

Esta valerosa mambisa era viuda del capitán Servando Sarduy, presidenta del Club Patriótico de Mujeres y autora de la única proclama dirigida a las ciudadanas de Las Villas, y conocida por ese mismo titulo.

"Por su activa participación en la gesta independentista contra el colonialismo español, en el siglo XIX, esta mujer fue apresada junto a sus cinco pequeños hijos, pero logra escapar, atacar al Fuerte de Cumanayagua donde estaba detenida, y apoderarse de un convoy cargado de pertrechos militares".

"Posteriormente entrega este cargamento a Federico Cavada, jefe del Estado Mayor del Ejercito Libertador en el territorio, cuya base de operacio0nes se ubicaba en la Matagua."

En dicho libro se cita textualmente: "La portentosa hazaña de Carolina Valladares alcanzó resonancia mundial luego que se hizo publicar por el mando villareño en La Estrella de Jagua, periódico dirigido por el entones capitán Antonio Hurtado del Valle.

El Cubano Libre, El Montero Libre y el periódico La Revolución la reprodujeron y relataron la sensacional fuga, con todos sus pelos y señas."

Estos datos nos demuestran que en la zona que hoy ocupa Manicaragua y que, hasta el año 1976 (cuando se produce la nueva División Administrativa de Cuba) formaba parte de la antigua provincia de Las Villas, circularon algunas publicaciones.

"Durante la lucha de nuestro pueblo contra la tiranía de Batista también se publicaron algunos boletines en el territorio. Estos eran editados con medios rústicos por las diferentes fuerzas progresistas que libraban la guerra.

"Entre los mismos se encuentran los periódicos Turquino y Sierra Maestra, órgano del movimiento 26 de Julio; Escambray, del II frente Nacional del Escambray; y Sierra Escambray, del directorio revolucionario del 13 de Marzo.

"Esos medios de información ofrecían partes de acciones guerrilleras; exhortaban al pueblo a cooperar, a levantarse en armas contra la dictadura batistiana para acabar con los males que aquejaban a la sociedad cubana; criticaban la situación político-social que imperaba en el país…". En el Museo Municipal de Historia, de Manicaragua, se muestran algunos de esos ejemplares.

Esos periódicos tienen sus páginas llenas de la historia más genuina y cercana del municipio Manicaragua, en la provincia cubana de Villa Clara.

NOMBRE DE RÍO LLEVA EL MENSUARIO

Más de medio siglo después, nace Arimao.

Desde su surgimiento hasta la fecha, es esperado por aquellas personas que, de una forma u otra, se ven reflejadas en sus columnas. Los montañeses tienen en él un nuevo amigo, que habla en lenguaje fresco y hermoso, como agua de manantial, para que sea comprendido por todos, y la comunicación fluya cristalina y ágil, como el río que le da nombre.

A pesar de las limitaciones de papel que afronta el país, mantiene una circulación estable, y es deseable por todos que se mantenga informando a sus lectores sin dejar de plasmar las tradiciones, las costumbres, la cultura, y la vida cotidiana de sus protagonistas, elogiando cuando corresponda, pero también contribuyendo la crítica, al análisis y la reflexión.

TOCAR EL CIELO CON LAS MANOS

Arimao se propone desempeñar un papel protagónico entre los manicaraguenses para lograr identificarse plenamente con su pueblo y, a su vez, que este lo sienta y lo haga suyo. Una encuesta realizada en varios poblados del municipio demostró que, para ello, es necesario que nazca no para Manicaragua, sino desde Manicaragua; que los profesionales de la comunicación del patio tengan un predominante accionar, y el clamor de la comunidad brote desde adentro, desde el corazón de la serranía.

Que se edite con mayor periodicidad para que la inmediatez sea uno de sus rasgos característicos.

Que el número de sus páginas se incremente y, por ende, podrá contar, con profundidad y extensión, sus memorias, sus más secretas intimidades y proyecciones futuras.

Que aparezcan trabajos críticos que ayuden a los organismos e instituciones resolver sus dificultades; que defienda su territoriedad resaltando sus valores autóctonos y combata a fondo los problemas sociales.

Que surjan espacios para jóvenes y niños, forjadores del porvenir.

Que las investigaciones culturales, sociales, científicas y educativas llevadas a cabo por diversos especialistas y entidades del municipio, sean reseñadas con toda la prioridad requerida.

Que se estimule a los colaboradores, cumpliéndose el pago de las colaboraciones, para que estas aumenten en cantidad y calidad.

Que en su apartado cultural, muchas veces inexistente, se le de el máximo de cobertura al elevado potencial creador, tanto de sus escritores, poetas, músicos, actores, artistas plásticos y artesanos, todos con gran auge y desarrollo en la zona.

Así, solo así, Arimao perdurará y llegará a convertirse en fiel, digno y genuino vocero de Manicaragua, la tierra de grandes hombres valientes.

 

Por

Ariel Lemes Batista

El autor es periodista, historiador, cientista social y profesor universitario cubano.

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