Concentraciones sanguíneas de ß-hidroxibutirato, NEFA, colesterol y urea en cabras lecheras de tres rebaños con sistemas intensivos de producción (página 2)
Enviado por R. Felmer, B.Q, PhD.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se trabajó con tres rebaños caprinos lecheros de raza Saanen y mestiza Saanen ubicados en la Región Metropolitana de Santiago, Chile. Los animales eran mantenidos en confinamiento permanente, donde recibían una dieta basada en forraje (alfalfa fresca, heno y silo de maíz), concentrado comercial y subproductos de frutas (orujo, cáscara de almendra, desecho de pasa) en proporción promedio de 60, 10 y 30% respectivamente.
En cada plantel se escogieron 21 cabras de dos o más lactancias, sometidas a dos ordeñas mecánicas diarias en los rebaños A y B y tres el rebaño C, con promedios de producción que fluctuaron entre 2 y 3,3 litros/día, las que se distribuyeron en los siguientes grupos:
Siete animales a finales de gestación, correspondientes al grupo preparto (PP); siete entre la 3a y 6a semana de lactancia, correspondientes al primer tercio de lactancia (T1); siete entre las 16 y 20 semanas de lactancia, correspondientes al segundo tercio de lactancia (T2). A los animales seleccionados se les registró la producción promedio de leche (L/día) y condición corporal (CC), esta última mediante escala visual (1 a 5) según el método descrito por Chunleau (1994).
Durante el período de mayo a noviembre del año 2000 se obtuvieron muestras de sangre durante la primera ordeña del día de los animales seleccionados mediante venopunción yugular, utilizando tubos al vacío sin anticoagulante. Estas fueron transportadas a temperatura de refrigeración al Laboratorio de Patología Clínica de la Universidad Santo Tomás, donde fueron centrifugadas para la obtención de suero (3.000 rpm x 10 min), el que fue congelado (-20°C) para su posterior análisis en serie al final del período de recolección.
Para cada etapa de lactancia analizada se recolectaron muestras de los insumos que componían las distintas raciones y se estimó el consumo diario de alimento por animal (kg/día), basándose en la fórmula de cálculo de capacidad de consumo entregada por ITOVIC (1982).
Análisis de laboratorio: En las muestras de suero se efectuó la determinación de las concentraciones de: ß-hidroxibutirato (ßHB) mediante método UV enzimático NAD dependiente (Randox, art. 1007), ácidos grasos no esterificados (NEFA) mediante método enzimático colorimétrico (Randox, art. 115), colesterol (COL) mediante el método colesterol-oxidasa (Stambio, art. 1010) y urea mediante el método ureasa/NADH (Roche, art. 1360604). Las muestras se procesaron en un analizador bioquímico semiautomático Microlab 200 (Merck ).
Para determinar la composición nutritiva de la ración se utilizó el método convencional de Análisis Químico Proximal (AQP), donde se determinaron los porcentajes de materia seca (MS), extracto etéreo (EE), proteína cruda (PC, macro Kjeldahl), cenizas, fibra cruda (FC) y extracto no nitrogenado (ENN), según los métodos convenconvencionales de la AOAC (1984). Para obtener el aporte de Energía Metabolizable (EM, Kcal/g alimento) de la ración se utilizó la ecuación de predicción para forrajes y concentrados a partir de la composición de la materia seca (IICA, 1992).
Para el cálculo de los requerimientos de EM (Mcal/ día) y Proteína Total (PT, g/día) de mantención y producción se utilizó la tabla de requerimientos descrita para cabras por el NRC (1981), considerando un porcentaje de grasa láctea de 3,5%.
Se estimaron las diferencias porcentuales entre aportes y requerimientos energético-proteicos de las raciones suministradas y su posible relación con las variables sanguíneas analizadas.
Las variables sanguíneas fueron analizadas individualmente y descritas mediante promedio y desviación estándar (DE). La comparación de los valores entre las etapas productivas (PP, T1, T2) dentro de cada rebaño se realizó mediante análisis de varianza (ANDEVA), con un 95% de confianza, identificando las diferencias entre etapas productivas mediante la Prueba de Tukey. En los casos en que la distribución de los datos no fue normal, se utilizó la Prueba de Kruskall-Wallis (P<0,05). Para lo anterior se utilizó el paquete estadístico S.A.S/STAT (1985).
RESULTADOS
Los valores promedio y desviación estándar (DE) de las variables productivas (producción de leche, CC) y metabolitos sanguíneos analizados en los tres rebaños y según etapa de lactancia se muestran en el cuadro 1. Con respecto al producción de leche (PL), esta no presentó diferencias significativas (P>0,05) entre las etapas de producción en ninguno de los rebaños. A pesar de ello, se aprecian valores más altos de PL en T1 en los rebaños A y C, los que coinciden con una disminución significativa de CC (P<0,05) en el rebaño A. En el rebaño B se observa el mismo comportamiento de PL y CC en T2.
Los promedios de ßHB fueron mayores en T1 en el rebaño A e igualmente altos en PP y T2 en el rebaño B. En el rebaño C no se presentaron diferencias entre las distintas etapas de producción (P>0,05).
En los rebaños A y C se presentó un aumento significativo de NEFA en T1, que en el rebaño A coincide con la disminución significativa de CC. En el caso del rebaño B, este aumento de NEFA se presenta en T2.
El colesterol no presentó diferencias entre las etapas analizadas en los rebaños A y B, existiendo un aumento significativo de su promedio en T2 en el rebaño C.
La concentración de urea presentó sus promedios más altos en PP y T2 en el rebaño A y en T1 y T2 en el rebaño B (P< 0,05). El rebaño C no presentó diferencias entre las etapas analizadas (P>0,05).
En el cuadro 2 se señalan los requerimientos de PT y EM y los aportes de la ración para los distintos rebaños y etapas estudiadas. Al respecto, se puede observar que para los tres rebaños en las tres etapas estudiadas existen aportes de PT por sobre los requerimientos de los animales que fluctúan entre 16% y 70%. Por el contrario, los aportes de EM fueron insuficientes para cubrir los requerimientos entre un 14 y 38%. La excepción la constituye el rebaño C en T2, que presentó un exceso de proteína y energía.
Cuadro 1. Promedios (± DE) de producción de leche, condición corporal y de las concentraciones séricas de ßhidroxibutirato, NEFA, colesterol y urea en caprinos de tres rebaños determinados en los períodos de preparto (PP), inicio de lactancia (T1) y mediados de lactancia (T2). Mean values (± SD) of milk production, body condition score and blood metabolites in three dairy goat herds in three different productive stages (PP, T1, T2).
Letras diferentes en una misma fila indican diferencias significativas entre grupos (P≤0,05).
Cuadro 2. Requerimientos* y aportes de proteína total y energía metabolizable y su diferencia porcentual en los períodos de preparto (PP), inicio de lactancia (T1) y mediados de lactancia (T2) en caprinos de tres rebaños lecheros. Protein and metabolizable energy requirements in three herds of dairy goats and its difference (%) in prepartum (PP), early lactation (T1) and middle lactation (T2).
* Requerimientos según NRC, 1981; ( )= valores negativos.
Los aportes energéticos y proteicos de la ración junto con los valores de los metabolitos sanguíneos obtenidos en el estudio se presentan en el cuadro 3. En él se aprecia que los altos valores de NEFA, ßHB y urea coinciden con dietas con excesiva proteína y escasa energía.
Cuadro 3. Relación entre los aportes de proteína (P) y energía (E) con la concentración sérica de ßHB, NEFA, colesterol y urea en los períodos de preparto (PP), inicio de lactancia (T1) y mediados de lactancia (T2) en caprinos de tres rebaños lecheros. Protein and energy intake and its relationship with serum ß-hydroxybutirate (ßHB) in three dairy goat herds in three different production stages (PP, T1, T2).
DISCUSIÓN
Al analizar la producción de leche se puede observar que los promedios de producción son similares a los descritos por Marín y col (2000) para cabras Saanen estabuladas de la zona central. Estos mismos autores describen los máximos de producción alrededor de la sexta semana de lactancia, lo que no se observó en este estudio, ya que no se presentaron diferencias significativas en las distintas etapas de producción. Con respecto a la CC, esta presentó una disminución significativa en el rebaño A en T1, lo que es atribuido principalmente a la movilización de reservas para sostener los niveles de producción en una etapa en que los requerimientos nutricionales son altos (Cabiddu y col 1998). En este mismo rebaño, la disminución de la CC coincide con un aumento significativo de NEFA, el que se asocia con un déficit en el aporte energético de la ración, lo que sumado a los altos requerimientos de la cabra en la primera etapa de lactancia o en el período de mayor producción lechera, provoca una movilización de reservas corporales con el consecuente aumento de los ácidos grasos libres (Hussain y col 1996). Si bien en los rebaños B y C no se presentan variaciones de la CC, existen aumentos significativos de NEFA en las diferentes etapas de producción, lo que puede ser atribuido al déficit de alrededor de un 20% en el aporte energético de la ración.
Con respecto al ßHB, el valor promedio de las 63 cabras analizadas fue de 0,47 mmol/L con un rango de 0,01 a 1,26 mmol/L. Este promedio coincide con el descrito por Chang y col (1997) para cabras en lactancia de 0,52 mmol/L. Los mayores valores encontrados en T1 en el rebaño A coinciden con el aumento de NEFA y disminución de CC, lo que concuerda con el déficit energético presentado por estos animales, puesto que este es un cuerpo cetónico producto de la oxidación parcial de los ácidos grasos y su determinación se ha descrito como un indicador confiable de desbalance energético (Contreras y col 1996). Si bien algunos de los valores encontrados se podrían relacionar, según los autores antes mencionados, con la presentación clínica de cuadros de cetosis, estos no fueron pesquisados por estar más allá de los objetivos fijados para el presente estudio.
El comportamiento del colesterol no presentó diferencias entre las distintas etapas analizadas en los rebaños A y B, encontrándose valores promedio similares a los descritos por otros autores (Matthews 1999, Chiofalo y col 2000, Khaled e Illek 2000). En el rebaño C se vio un aumento significativo de esta variable en T2, coincidiendo con que esta fue la única etapa en que el aporte energético de la ración excedió a los requerimientos. Si bien este valor de colesterol no supera los rangos descritos como normales por los autores antes mencionados, Bertoni (1999) describe en bovinos lecheros un aumento del valor de colesterol asociado a dietas con un mayor contenido energético.
Los valores promedio de urea encontrados en el presente estudio fluctuaron entre los 10,05 y 16,25 mmol/L, superiores a los señalados en otros estudios, los que fluctuaron entre 7,2 y 8,8 mmol/L (Bed y col 1998, Khaled y col 1999, Tanwar y col 2000). Diversos autores han señalado que valores altos de urea se encuentran en rebaños que utilizan dietas con alto aporte proteico, describiendo también una estrecha relación entre la concentración de urea y la relación proteína-energía de la dieta de vacas, ovejas y cabras (Oltner y Wiktorsson 1983, Gustafsson y Carlson 1993, Wittwer y col 1993, Bed y col 1998, Cannas y col 1998). Lo anterior es debido a que tanto los aumentos de proteína dietaria como los déficit de energía determinan un aumento de la concentración de amonio ruminal y la urea se sintetiza en el hígado a partir del amonio, en cantidades proporcionales a la concentración ruminal de éste (Cunningham, 1996). En el cuadro 2 se puede observar que los aportes proteicos superan en los tres rebaños y en todas las etapas estudiadas los requerimientos de las cabras, fluctuando estos excesos entre un 16 y un 70%. En el rebaño B, el promedio de urea de los animales estudiados estudiados fue de 14,0 mmol/L, cercano al valor máximo del rango descrito en este estudio (cuadro 3), siendo éste el predio que presentó los mayores excesos en el aporte proteico (59-70%). Una situación similar fue descrita por Ríos y col (2001), quienes encontraron altas concentraciones de urea tanto en sangre como en leche de cabras Saanen estabuladas, atribuyéndolas también a excesos de aporte proteico de la dieta.
Los cambios en los metabolitos sanguíneos descritos en este estudio concuerdan con Greppi y col (1995), quienes señalan que valores altos de NEFA, cuerpos cetónicos y urea en los primeros meses de lactancia en cabras lecheras se asocian con déficit energético e inducen cambios metabólicos considerables en cabras lecheras de alta producción.
Los resultados permiten concluir que los aumentos de metabolitos sanguíneos indicadores del balance energético (NEFA, ßHB) coinciden con un déficit en el aporte energético de la ración y los altos valores de urea encontrados pueden ser atribuidos a un exceso de aporte proteico y, en algunos casos, a déficit energético. Por lo tanto, los indicadores productivos y metabolitos sanguíneos analizados permitieron identificar la presencia de desbalances, de distintas magnitudes, entre aportes y requerimientos de energía y proteína en los rebaños caprinos lecheros analizados.
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