Cuando David me dijo que lo presentara, un escalofrío recorrió mi ser: "¡Desnúdame el alma!" El amigo de los medios de comunicación y la poesía, insistía; quería ser poeta, más allá de los Secretos del Ayer, el título de su primer libro, que tanto me había gustado por esa especie de ultimátum poético que entrañan sus metáforas, era el mismo David lleno de frases nobles que de repente hacen pedazos su alma, pero que va subiendo de tono, y ahora nos pide que se la desnudemos. Bien. Era una tarea que había que emprender y algo dentro de mí, me dijo: "Hazlo bien".
Yo tenía ya mi teoría sobre él y sus poemas. Pero ahora había que sentarse, expresarla y llevarla a cabo. David es un ser práctico que comunica, no se queda en sí mismo y anhela para su arte aquello que algunas tardes lluviosas en aquella Europa decimonónica se le oyó decir a Beethoven: "Que salga del corazón y llegue al corazón". Cuando menos a mí me llegó al corazón. Lo primero que leí fue el poema mismo intitulado "Desnúdame el alma", aquello de "sujeta fuerte los hilos míos", y pienso; sí, así es el alma, algo que nos fluye, que se nos pierde en su osadía, estamos, lo señala David: inmersos en el océano del todo, y debemos confiar en nuestra mente, ya que ella estabiliza la materia.
El poeta siente el talle de la criatura que ama, redacta el perfume de su rostro y le dice: "si te has convertido en mi vida,/ tienes mi cuerpo, te doy mi alma,/ descubre lo que hay detrás del harapo,/ mira el interior, desnúdame el alma.
La vida es siempre un signo, un signo de amor, que David va desnudando y en reciprocidad ella, lo desnuda a él. Todos tenemos una historia que creemos, la que nos han contado los demás de nosotros mismos, esa que en palabras de David se propone "estandarizar sentimiento", y la que nosotros nos hemos fabricado, distinta de la que es. Buscador de sonrisas, dice a su novia: "las sonrisas tuyas me hacen vivir mejor", y su imaginación evoluciona a partir de este encuentro, gana en sentido, en mirada, en conciencia. Entonces confiesa: "Pierdo un sentido para desarrollar otro que no siente sino hace sentir, mi imaginación evoluciona". Cuando uno está enamorado, se vuelve un perseguidor, aun de los muertos. Uno va por el cielo como David en el poema en que se pierde en el cielo y le confiesa a su ser querido ya lejano: "intenté ser pintor de tu sonrisa", y aquí en tierra persigue a la criatura que le gusta, la voz que lo seduce, como dice David: "Persigo afanosamente tu voz de sol", fíjate que en las Excelencias de la Ley de Dios está escrito: "Tu palabra es para mis pies una lámpara/ luz de mi sendero". El que se deja llevar de una pasión podrá ser preso por ella, pero es libre para la vida eterna. Por eso dijo San Agustín "Ama, y haz lo que quieras". El que entiende de pasiones sigue su rastro en el sol. Por ello en el poema de ese nombre: "Tu rastro en el sol", relata: "Miro al cielo, el sol me recuerda tus huellas,/ me mira y dice que estás bien, te cuida/. El amor es siempre ponerse cómodo, aunque sea en medio de piedras, adoptar la postura del que se aquieta en brazos de lo amado: Cito a David: "Sabes mi postura y me completas,/ tiras de ti la palabra precisa,/ eres entonces mi única musa… haces mi mundo, haces mi vida.// Soy lo que quieras que sea,/ te beso y miro, te hablo, te amo…"
Cuando el enamorado se adentra en sí mismo, descubre tesoros, que a otros le parecen simples, pues como dice David y lo repetiremos adelante: "Es simple reconocer al hombre que ama", el hombre que ama, lo decimos es el hombre que sueña, y el hombre que sueña, dice la poetisa moderna Reina María Rodríguez, "el hombre que sueña tiene / el poder de los espejos". Por la mente del hombre que ama se tejen selvas, ríos, bosques de pasión, va viendo los paisajes del alma, y eso fue lo que le pasó a David, que ha recorrido, como dice él: "ese pasillo", por donde pasan todos los que están hirviendo "en el calor de Dios"… ¿Qué poeta no desea en ese pasillo, que se detenga el tiempo, es así que le pide a su amor: "Detén el tiempo y hazlo tuyo". Claro que en ese deslumbramiento, las palabras no lo son todo, y he ahí un problema, que en poesía no tenemos nada más que las palabras. Dependemos en todo de ellas para lo que queramos transmitir, todo poeta debe casarse con ellas, en un matrimonio arduo, difícil, que le espera a David en las próximas décadas. Aguantar a la palabra, dormirse con ella, hacerle la barba, tiene sus riesgos, pero también, sus beneficios. La palabra, David, es celosa, si uno se aparta de ella, tú lo dices en tu "Petición al alma", llega a la insipiencia de perderse en mente ajena. Ya perdido, uno añora volver a su hogar, que es la palabra. Como el hijo pródigo, volver. Podríamos poner aquí la frase de Ortega y rellenarla con la palabra "palabra". En vez de decir tan sólo como él, "yo soy yo y mi circunstancias, y si no las salvo a ellas, no me salvo yo", decir: "yo soy yo y mis palabras, y si no las salvo a ellas, no me salvo yo".
Pues bien, David Solís, he aquí tu vocación y he aquí mi consejo: sujetar, amarrar a las palabras. ¿Cómo? En tu caso, el camino es claro: mediante el amor. Tú sabes dirigir tu mirada al amor, justo en esa figura de lo humano donde se ve un solo ser, con dos espaldas: donde el hombre y la mujer hacen un solo ser, es, para decirlo con nuestro poeta "la historia de dos en función de uno": "un ser que mira hacia sí mismo, un amor compartido por dos corazones". Esta suerte de abrazo que se dan los amantes, dáselo también a las palabras. Fúndete con ellas, sé uno, si puedes, con cada una de ellas, para que te quedes a dormir con la mejor. Con la mujer, pues para ti la palabra, poeta, indiscutiblemente es mujer. Es ahí donde está tu futuro, pero es un futuro de selección y de elección. Ya tienes lo mejor de los sentidos, el erotismo, como un sexto sentido, por eso dices a tu chica: "dime que me amas con un beso en mis ojos; dime que me amas, no con la boca, dímelo con el timbre de un beso". Sal de paseo con ella para que reconozcas como en "Secuela de mañana": "Nos sembramos, nos hacemos amor", desarrolla ese estado "que permite al corazón pertenecer al otro de un modo extraordinario". ¡Qué falta le hace al que ama esa guía que tú le das, y que si sabe leer con cuidado, él va a encontrar! Esa guía que pasa por el reparo de ver qué añora el ser amado, "descubrir qué canción te arrulla", dice en su "Desvío del corazón", anhela "ser el consejo que buscas, ser lo que no encuentras", todo eso que le ocurre al que ya cayó en las garras del amor, que lo lleva derechito al éxtasis, a lo mejor del mundo: "Amo tus días, amo tus palabras y tu alma. No busques más algo que ves a simple vista, no hay filosofíaambigua, es simple reconocer al hombre que ama, al que se olvida de sí para concentrarse en ti. Mis ojos no representan códigos escondidos, son sinceros, mi sensibilidad es la respuesta…" y en vía de animación a la amada sugiere: "Sólo mírame bien, no busques algo que tú también sientes, y ponle amén a la duda, víveme, hazme tuyo…" Dentro de esta intensidad, lo mueve el deseo de, como dice a su novia: "Tocarte el alma", y al dejarse llevar por el "Instinto de amor", recomienda: "¡Toca, incita a la belleza!". Pero es éste un destino que se obtiene queriendo ser poeta, con sentimiento y de corazón, por eso exclama en el poema llamado "Quiero ser poeta": Latir es el verbo del corazón". Eso lo saben sólo los enamorados. La poesía de David Solís cuenta a su manera, desbordada, inmensa, desgarbada tal vez, el frenesí de estar enamorados.
Quizá en esta aventura de hacerse poeta, al correr de los años muchas voces a uno lo abandonan. Muchas palabras, porque muchas de ellas son también o participan de, la hipocresía. Así en tu poema "Desvío del corazón", ese desvío del corazón que es como un desvío de poder, se tuerce ante el paso de una amada ingrata, cruel, que pasa lentamente junto al poeta y hace que su boca finja al pasar, una sonrisa. Ahí nos confiesa: "Hablé con palabras de la brasa: / calientes por decir tu nombre/ haciéndose trizas…"
Todo hombre que se enamora siente de pronto que su alma está en trizas. Que las palabras lo han abandonado, lo van dejando y uno tiende a quedarse con aquellas que alumbran, no que deslumbran; que no fallan, que no lo dejarían morir solo. Porque uno añora la verdad. ¿No quería un enamorado, el Orlando Furioso, que la luna nos devolviera los olvidos? Todo lo que había olvidado el ser humano, en esa simpática obra de la humanidad, estaba en la luna, y ahí se conservaba el juicio de los cuerdos, en unos frasquitos, que al olerlos los locos iban recobrando la cordura. Por eso tú cuando te animas a vigilar el alma de tu amada, estableces: "Allá en la luna no hay mentiras, /hay una blanca luz de convicciones". Y la luna señoras y señores, se ve de noche. De día es más difícil verla. Se ve de noche, por eso David tiene una "Diosa Nocturna" a la que en su poema de ese nombre, le suele decir: "Eres la diosa de los seres; / seres que succionas con tu voz,/ seres nocturnos y elocuentes". Es a esa Diosa a quien él seduce: "Estoy sediento de la sangre tuya/ sediento de la brisa de tu aliento,/ hambriento de tu voz que arrulla/ hambriento del respiro de tu viento", para culminar en su fusión con la diosa: "soy tuyo, vuélveme tuyo. Tu noche quiero tener…"
Este destino es algo que se añora y se hace presente. No es aquí el lema de que el presente no existe, sino al contrario, el poeta yendo en pos del "magnánimo día de hoy".
Como todo atrapado por el amor, persigues el nombre. Vas hacia la carne que te agrada y le dices: "Tu nombre debería hacerse himno, hurtarte sin insomnio en días cálidos/ con tranquilidad". Sales del escaparate, la estrategia de un poeta que ama es salir del escaparate, a la persona que de veras él quiere, la hace salir del escaparate, la defiende, en una defensa contra el tiempo, rasga su signo y su tiempo; "Pienso en ti, te doy mi embeleso/ te digo te amo, hago que no huyas".
Ese "te amo, que se dice honestamente, ese "te amo" que se dice intensamente, ese "gran frenesí de estar enamorados".
"David Solís plasma en su poesía su ser eterno: sintiendo, respirando y sufriendo. Su voz habla desde los repliegues más íntimos del espíritu. Él ha volcado su corazón sobre el mundo".
Claudia Vela, poetisa.
"En un primer plano, David Solís, poeta, resume la vida de muchos. A este nivel pertenecen lo cotidiano, y otros mundos, aun los tres que él se inventa y reconoce como verdaderos, como suyos: el de la dicha, la ilusión o la duda. de Mas paralelamente a esta visión, el poeta presiente, adivina lo que es y será, hacia el mañana, su misión".
Carlos Santibáñez, poeta.
"Tal vez haya tres mundos distintos. Probablemente está el mundo de la dicha, que es el que nos permite sentirnos humanos; el de la ilusión, que por lo menos los que vivimos aún no conocemos; pero hay un mundo más, el de la duda, aquel con el que muchos conviven la mayoría del tiempo, el que recordamos con la práctica del vivir, el que nos hace olvidarnos de la oportunidad suspicaz de respirar".
"La educación compromete, despierta la necesidad de aprendizaje constante en estos tiempos de cambios y oportunidades que nos llevan hacia un nivel de comunicación objetivo, autónomo e investigativo, principales aspectos que configuran las exigencias paradigmáticas de la sociedad actual.
Este libro es en voz del autor "…un trabajo encaminado al dominio de las herramientas y recursos que nos provee la web 2.0 para ir de la mano con el avance de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)." Por consiguiente se observa un sentido práctico que pone a disposición del alumno y del docente los instrumentos de explicación, análisis y desarrollo que potencien las habilidades comunicativas para enfrentar la cultura virtual de nuestros días.
No cabe duda que nos hallamos ante una era de entes hiperconectados, donde las redes de información nos unen a través de vínculos con los medios electrónicos. El uso de la tecnología ha sido relevante para el progreso de las naciones, las comunidades informadas y con conocimiento tienden a un mejor estilo de vida.
Esta guía plantea escenarios didácticos, investigación y productos de aprendizaje con un elemento motivador como lo es el uso de las TIC, además de otorgar aspectos a evaluar que van acorde al desarrollo de competencias. Adéntrate, crea y sumérgete en nuevas experiencias comunicativas."
Podcasting fácil para docentes y alumnos
David Solís Sánchez nos muestra el camino, tal vez un primer paso para el dominio de la Escuela 2.0 donde es inevitable un presente tecnológico, una realidad en la vida cotidiana. Las nuevas tecnologías son valiosos recursos didácticos para los nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje, es esta cultura tecnológica, que a través de la Sociedad de la Información integra entornos virtuales y redes de comunicación permitiendo el desarrollo de competencias, eliminando las barreras espacio-temporales dentro de entornos con aprendizajes cooperativos como un apoyo a la enseñanza presencial y a distancia.
Gracias a la presencia de los medios de comunicación y de manera relevante del internet, la Revolución Digital se ha establecido dentro de la sociedad, a decir verdad, la tecnología ha puesto a las sociedades en progreso, transformando la economía, la cultura y la educación misma.
Surge entonces de entre la gran variedad de recursos 2.0 el podcasting, una elección acertada en la enseñanza dentro y fuera del aula -la clave de la retroalimentación multidireccional-, con la facultad de reproducir archivos de audio para ser generados también por los mismos alumnos, el profesor dará pautas creativas para su realización, el alumno las llevará a cabo por medio de proyectos, tareas, potencializando destrezas comunicativas y cognitivas.
Podcasting fácil para docentes y alumnos, encamina a profesores y alumnos al terreno de la exploración e investigación en el entorno web dentro de formas variadas de aprendizaje: una educación inclusiva, colaborativa, participativa y compartida, que se adapte a un intercambio de ideas. Es una invitación a ser verdaderos transformadores educativos, desarrollando al máximo nuestras habilidades por medio del mayor poder que tiene el hombre, la comunicación.
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