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La herencia e identidad protestante latinoamericana y su aporte al desarrollo social (página 3)

Enviado por Freddy Guerrero


Partes: 1, 2, 3

6. La superación de las dicotomías teológicas acerca de la fe en su relación con los desafíos contextuales y culturales. Esto supone la necesidad de construir una fe que conserva su legado "histórico, relacional y transformador". Esta es la fe que transforma vidas, relaciones, sociedades y que se construye –como lo plantea Berger- "socialmente". Esta interacción la protege del aislamiento social y le da a la fe un perfil dinámico, pertinente y contextual. Lo dicho supone que la fe evangélica y su realidad "se construye socialmente", en la interacción de los sujetos con su entorno de vida. Además, esta es una fe que respeta su cultura local y su identidad. No avasalla, respeta; no impone, dialoga y contextualiza; no desestima, valora lo local. El desarrollo pasa por el reconocimiento y valía de lo que somos y tenemos; y a partir de ahí construye nuestro futuro.

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Anexos

Anexo 1

Las 95 Tesis de Martín LuteroDisputa acerca de la determinación del valor de las indulgencias

Por amor a la verdad y en el afán de sacarla a luz, se discutirán en Wittenberg las siguientes proposiciones bajo la presidencia del R. P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Escritura y Profesor Ordinario de esta última disciplina en esa localidad. Por tal razón, ruega que los que no puedan estar presentes y debatir oralmente con nosotros, lo hagan, aunque ausentes, por escrito. En el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

  • Cuando nuestro Señor y Maestro Jesucristo dijo: "Haced penitencia…", ha querido que toda la vida de los creyentes fuera penitencia.

  • Este término no puede entenderse en el sentido de la penitencia sacramental (es decir, de aquella relacionada con la confesión y satisfacción) que se celebra por el ministerio de los sacerdotes.

  • Sin embargo, el vocablo no apunta solamente a una penitencia interior; antes bien, una penitencia interna es nula si no obra exteriormente diversas mortificaciones de la carne.

  • En consecuencia, subsiste la pena mientras perdura el odio al propio yo (es decir, la verdadera penitencia interior), lo que significa que ella continúa hasta la entrada en el reino de los cielos.

  • El Papa no quiere ni puede remitir culpa alguna, salvo aquella que él ha impuesto, sea por su arbitrio, sea por conformidad a los cánones.

  • El Papa no puede remitir culpa alguna, sino declarando y testimoniando que ha sido remitida por Dios, o remitiéndola con certeza en los casos que se ha reservado. Si éstos fuesen menospreciados, la culpa subsistirá íntegramente.

  • De ningún modo Dios remite la culpa a nadie, sin que al mismo tiempo lo humille y lo someta en todas las cosas al sacerdote, su vicario.

  • Los cánones penitenciales han sido impuestos únicamente a los vivientes y nada debe ser impuesto a los moribundos basándose en los cánones.

  • Por ello, el Espíritu Santo nos beneficia en la persona del Papa, quien en sus decretos siempre hace una excepción en caso de muerte y de necesidad.

  • Mal y torpemente proceden los sacerdotes que reservan a los moribundos penas canónicas en el purgatorio.

  • Esta cizaña, cual la de transformar la pena canónica en pena para el purgatorio, parece por cierto haber sido sembrada mientras los obispos dormían.

  • Antiguamente las penas canónicas no se imponían después sino antes de la absolución, como prueba de la verdadera contrición.

  • Los moribundos son absueltos de todas sus culpas a causa de la muerte y ya son muertos para las leyes canónicas, quedando de derecho exentos de ellas.

  • Una pureza o caridad imperfectas traen consigo para el moribundo, necesariamente, gran miedo; el cual es tanto mayor cuanto menor sean aquéllas.

  • Este temor y horror son suficientes por sí solos (por no hablar de otras cosas) para constituir la pena del purgatorio, puesto que están muy cerca del horror de la desesperación.

  • Al parecer, el infierno, el purgatorio y el cielo difieren entre sí como la desesperación, la cuasi desesperación y al seguridad de la salvación.

  • Parece necesario para las almas del purgatorio que a medida que disminuya el horror, aumente la caridad.

  • Y no parece probado, sea por la razón o por las Escrituras, que estas almas estén excluidas del estado de mérito o del crecimiento en la caridad.

  • Y tampoco parece probado que las almas en el purgatorio, al menos en su totalidad, tengan plena certeza de su bienaventuranza ni aún en el caso de que nosotros podamos estar completamente seguros de ello.

  • Por tanto, cuando el Papa habla de remisión plenaria de todas las penas, significa simplemente el perdón de todas ellas, sino solamente el de aquellas que él mismo impuso.

  • En consecuencia, yerran aquellos predicadores de indulgencias que afirman que el hombre es absuelto a la vez que salvo de toda pena, a causa de las indulgencias del Papa.

  • De modo que el Papa no remite pena alguna a las almas del purgatorio que, según los cánones, ellas debían haber pagado en esta vida.

  • Si a alguien se le puede conceder en todo sentido una remisión de todas las penas, es seguro que ello solamente puede otorgarse a los más perfectos, es decir, muy pocos.

  • Por esta razón, la mayor parte de la gente es necesariamente engañada por esa indiscriminada y jactanciosa promesa de la liberación de las penas.

  • El poder que el Papa tiene universalmente sobre el purgatorio, cualquier obispo o cura lo posee en particular sobre su diócesis o parroquia.

  • Muy bien procede el Papa al dar la remisión a las almas del purgatorio, no en virtud del poder de las llaves (que no posee), sino por vía de la intercesión.

  • Mera doctrina humana predican aquellos que aseveran que tan pronto suena la moneda que se echa en la caja, el alma sale volando.

  • Cierto es que, cuando al tintinear, la moneda cae en la caja, el lucro y la avaricia pueden ir en aumento, más la intercesión de la Iglesia depende sólo de la voluntad de Dios.

  • ¿Quién sabe, acaso, si todas las almas del purgatorio desean ser redimidas? Hay que recordar lo que, según la leyenda, aconteció con San Severino y San Pascual.

  • Nadie está seguro de la sinceridad de su propia contrición y mucho menos de que haya obtenido la remisión plenaria.

  • Cuán raro es el hombre verdaderamente penitente, tan raro como el que en verdad adquiere indulgencias; es decir, que el tal es rarísimo.

  • Serán eternamente condenados junto con sus maestros, aquellos que crean estar seguros de su salvación mediante una carta de indulgencias.

  • Hemos de cuidarnos mucho de aquellos que afirman que las indulgencias del Papa son el inestimable don divino por el cual el hombre es reconciliado con Dios.

  • Pues aquellas gracias de perdón sólo se refieren a las penas de la satisfacción sacramental, las cuales han sido establecidas por los hombres.

  • Predican una doctrina anticristiana aquellos que enseñan que no es necesaria la contrición para los que rescatan almas o "confessionalia".

  • Cualquier cristiano verdaderamente arrepentido tiene derecho a la remisión plenaria de pena y culpa, aun sin carta de indulgencias.

  • Cualquier cristiano verdadero, sea que esté vivo o muerto, tiene participación en todos lo bienes de Cristo y de la Iglesia; esta participación le ha sido concedida por Dios, aun sin cartas de indulgencias.

  • No obstante, la remisión y la participación otorgadas por el Papa no han de menospreciarse en manera alguna, porque, como ya he dicho, constituyen un anuncio de la remisión divina.

  • Es dificilísimo hasta para los teólogos más brillantes, ensalzar al mismo tiempo, ante el pueblo. La prodigalidad de las indulgencias y la verdad de la contrición.

  • La verdadera contrición busca y ama las penas, pero la profusión de las indulgencias relaja y hace que las penas sean odiadas; por lo menos, da ocasión para ello.

  • Las indulgencias apostólicas deben predicarse con cautela para que el pueblo no crea equivocadamente que deban ser preferidas a las demás buenas obras de caridad.

  • Debe enseñarse a los cristianos que no es la intención del Papa, en manera alguna, que la compra de indulgencias se compare con las obras de misericordia.

  • Hay que instruir a los cristianos que aquel que socorre al pobre o ayuda al indigente, realiza una obra mayor que si comprase indulgencias.

  • Porque la caridad crece por la obra de caridad y el hombre llega a ser mejor; en cambio, no lo es por las indulgencias, sino a lo más, liberado de la pena.

  • Debe enseñarse a los cristianos que el que ve a un indigente y, sin prestarle atención, da su dinero para comprar indulgencias, lo que obtiene en verdad no son las indulgencias papales, sino la indignación de Dios.

  • Debe enseñarse a los cristianos que, si no son colmados de bienes superfluos, están obligados a retener lo necesario para su casa y de ningún modo derrocharlo en indulgencias.

  • Debe enseñarse a los cristianos que la compra de indulgencias queda librada a la propia voluntad y no constituye obligación.

  • Se debe enseñar a los cristianos que, al otorgar indulgencias, el Papa tanto más necesita cuanto desea una oración ferviente por su persona, antes que dinero en efectivo.

  • Hay que enseñar a los cristianos que las indulgencias papales son útiles si en ellas no ponen su confianza, pero muy nocivas si, a causa de ellas, pierden el temor de Dios.

  • Debe enseñarse a los cristianos que si el Papa conociera las exacciones de los predicadores de indulgencias, preferiría que la basílica de San Pedro se redujese a cenizas antes que construirla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas.

  • Debe enseñarse a los cristianos que el Papa estaría dispuesto, como es su deber, a dar de su peculio a muchísimos de aquellos a los cuales los pregoneros de indulgencias sonsacaron el dinero aun cuando para ello tuviera que vender la basílica de San Pedro, si fuera menester.

  • Vana es la confianza en la salvación por medio de una carta de indulgencias, aunque el comisario y hasta el mismo Papa pusieran su misma alma como prenda.

  • Son enemigos de Cristo y del Papa los que, para predicar indulgencias, ordenan suspender por completo la predicación de la palabra de Dios en otras iglesias.

  • Oféndese a la palabra de Dios, cuando en un mismo sermón se dedica tanto o más tiempo a las indulgencias que a ella.

  • Ha de ser la intención del Papa que si las indulgencias (que muy poco significan) se celebran con una campana, una procesión y una ceremonia, el evangelio (que es lo más importante) deba predicarse con cien campanas, cien procesiones y cien ceremonias.

  • Los tesoros de la iglesia, de donde el Papa distribuye las indulgencias, no son ni suficientemente mencionados ni conocidos entre el pueblo de Dios.

  • Que en todo caso no son temporales resulta evidente por el hecho de que muchos de los pregoneros no los derrochan, sino más bien los atesoran.

  • Tampoco son los méritos de Cristo y de los santos, porque éstos siempre obran, sin la intervención del Papa, la gracia del hombre interior y la cruz, la muerte y el infierno del hombre exterior.

  • San Lorenzo dijo que los tesoros de la iglesia eran los pobres, mas hablaba usando el término en el sentido de su época.

  • No hablamos exageradamente si afirmamos que las llaves de la iglesia (donadas por el mérito de Cristo) constituyen ese tesoro.

  • Esta claro, pues, que para la remisión de las penas y de los casos reservados, basta con la sola potestad del Papa.

  • El verdadero tesoro de la iglesia es el sacrosanto evangelio de la gloria y de la gracia de Dios.

  • Empero este tesoro es, con razón, muy odiado, puesto que hace que los primeros sean postreros.

  • En cambio, el tesoro de las indulgencias, con razón, es sumamente grato, porque hace que los postreros sean primeros.

  • Por ello, los tesoros del evangelio son redes con las cuales en otros tiempos se pescaban a hombres poseedores de bienes.

  • Los tesoros de las indulgencias son redes con las cuales ahora se pescan las riquezas de los hombres.

  • Respecto a las indulgencias que los predicadores pregonan con gracias máximas, se entiende que efectivamente lo son en cuanto proporcionan ganancias.

  • No obstante, son las gracias más pequeñas en comparación con la gracia de Dios y la piedad de la cruz.

  • Los obispos y curas están obligados a admitir con toda reverencia a los comisarios de las indulgencias apostólicas.

  • Pero tienen el deber aún más de vigilar con todos sus ojos y escuchar con todos sus oídos, para que esos hombres no prediquen sus propios ensueños en lugar de lo que el Papa les ha encomendado.

  • Quién habla contra la verdad de las indulgencias apostólicas, sea anatema y maldito.

  • Mas quien se preocupa por los excesos y demasías verbales de los predicadores de indulgencias, sea bendito.

  • Así como el Papa justamente fulmina excomunión contra los que maquinan algo, con cualquier artimaña de venta en perjuicio de las indulgencias.

  • Tanto más trata de condenar a los que bajo el pretexto de las indulgencias, intrigan en perjuicio de la caridad y la verdad.

  • Es un disparate pensar que las indulgencias del Papa sean tan eficaces como para que puedan absolver, para hablar de algo imposible, a un hombre que haya violado a la madre de Dios.

  • Decimos por el contrario, que las indulgencias papales no pueden borrar el más leve de los pecados veniales, en concierne a la culpa.

  • Afirmar que si San Pedro fuese Papa hoy, no podría conceder mayores gracias, constituye una blasfemia contra San Pedro y el Papa.

  • Sostenemos, por el contrario, que el actual Papa, como cualquier otro, dispone de mayores gracias, saber: el evangelio, las virtudes espirituales, los dones de sanidad, etc., como se dice en 1ª de Corintios 12.

  • Es blasfemia aseverar que la cruz con las armas papales llamativamente erecta, equivale a la cruz de Cristo.

  • Tendrán que rendir cuenta los obispos, curas y teólogos, al permitir que charlas tales se propongan al pueblo.

  • Esta arbitraria predicación de indulgencias hace que ni siquiera, aun para personas cultas, resulte fácil salvar el respeto que se debe al Papa, frente a las calumnias o preguntas indudablemente sutiles de los laicos.

  • Por ejemplo: ¿Por qué el Papa no vacía el purgatorio a causa de la santísima caridad y la muy apremiante necesidad de las almas, lo cual sería la más justa de todas las razones si él redime un número infinito de almas a causa del muy miserable dinero para la construcción de la basílica, lo cual es un motivo completamente insignificante?

  • Del mismo modo: ¿Por qué subsisten las misas y aniversarios por los difuntos y por qué el Papa no devuelve o permite retirar las fundaciones instituidas en beneficio de ellos, puesto que ya no es justo orar por los redimidos?

  • Del mismo modo: ¿Qué es esta nueva piedad de Dios y del Papa, según la cual conceden al impío y enemigo de Dios, por medio del dinero, redimir un alma pía y amiga de Dios, y por que no la redimen más bien, a causa de la necesidad, por gratuita caridad hacia esa misma alma pía y amada?

  • Del mismo modo: ¿Por qué los cánones penitenciales que de hecho y por el desuso desde hace tiempo están abrogados y muertos como tales, se satisfacen no obstante hasta hoy por la concesión de indulgencias, como si estuviesen en plena vigencia?

  • Del mismo modo: ¿Por qué el Papa, cuya fortuna es hoy más abundante que la de los más opulentos ricos, no construye tan sólo una basílica de San Pedro de su propio dinero, en lugar de hacerlo con el de los pobres creyentes?

  • Del mismo modo: ¿Qué es lo que remite el Papa y qué participación concede a los que por una perfecta contrición tienen ya derecho a una remisión y participación plenarias?

  • Del mismo modo: ¿Que bien mayor podría hacerse a la iglesia si el Papa, como lo hace ahora una vez, concediese estas remisiones y participaciones cien veces por día a cualquiera de los creyentes?

  • Dado que el Papa, por medio de sus indulgencias, busca más la salvación de las almas que el dinero, ¿por qué suspende las cartas e indulgencias ya anteriormente concedidas, si son igualmente eficaces?

  • Reprimir estos sagaces argumentos de los laicos sólo por la fuerza, sin desvirtuarlos con razones, significa exponer a la Iglesia y al Papa a la burla de sus enemigos y contribuir a la desdicha de los cristianos.

  • Por tanto, si las indulgencias se predicasen según el espíritu y la intención del Papa, todas esas objeciones se resolverían con facilidad o más bien no existirían.

  • Que se vayan, pues todos aquellos profetas que dicen al pueblo de Cristo: "Paz, paz"; y no hay paz.

  • Que prosperen todos aquellos profetas que dicen al pueblo: "Cruz, cruz" y no hay cruz.

  • Es menester exhortar a los cristianos que se esfuercen por seguir a Cristo, su cabeza, a través de penas, muertes e infierno.

  • Y a confiar en que entrarán al cielo a través de muchas tribulaciones, antes que por la ilusoria seguridad de paz.

Wittenberg, 31 de octubre de 1517.

Oración de Lutero

Señor Dios, Tú me has puesto en tarea de dirigir y pastorear la Iglesia. Tú ves cuán inepto soy para cumplir tan grande y difícil misión, y si yo lo hubiese intentado sin contar contigo, desde luego lo habría echado todo a perder. Por eso clamo a Ti. Gustoso quisiera ofrecer mi boca y disponer mi corazón para este menester. Deseo enseñar al pueblo, pero también quiero por mi parte aprender yo mismo continuamente y manejar Tu Palabra, habiéndola meditado con diligencia. Como instrumento Tuyo utilízame. Amado Señor, no me abandones en modo alguno, pues donde yo estuviera solo, fácilmente lo echaría todo a perder. Amen.

"Comentario documentado y edificante del Génesis".Edición Walch 1739, tomo II, página 404

 

 

 

 

 

 

Autor:

Freddy Guerrero

Prof.: Carlos Van Engen, P.hD.

Trabajo final del curso: Análisis histórico-social de la Iglesia en América Latina

Diciembre, 2005

PRODOLA

[1] El tema se ha delimitado al tratamiento de la herencia histórico (luterana) y avivamentista (wesleyana). En otro trabajo se recogerá el rico aporte del calvinismo desde el campo educativo a la sociedad y la iglesia para la formación de una nueva generación de líderes evangélicos y la transformación de la sociedad.

[2] Lamentamos no incluir los aportes del calvinismo por razones de tiempo. Pero a la vez, reconocemos que por la tendencia wesleyana del autor, el esfuerzo está centrado en la recuperación de su propia herencia en diálogo con la matriz protestante luterana.

[3] Esta es la hipótesis desarrollada por el autor en su tesis de maestría: "Misión y ética social"

[4] Cf. Escritos de Larisa Lomnitz, Richard Foster, otros)

[5] cf. Yergan-Stanislaw. Pioneros y líderes de la globalización: Las claves de la transformación del mundo actual. Javier Vergara Editor. Buenos Aires, 1999 (Páginas 143-190).

[6] Comunicación personal electrónica mantenida con el autor. Además, se sugiere analizar el artículo del mismo autor titulado "Desafíos a la ética social evangélica en la América Latina de cambio de siglo". En ¿Hacia dónde va el protestantismo? FTL. No. 16, páginas 101-125.

[7] Ver, J.D. Macomber "East Asia´s Lessons for Latin American Resurence", en The World Economy, Vol. 10 (4): 469-481; R. Villamizar & J.C. Mondragón. Zenshin: Lecciones de los países del Asia Pacífico en tecnología y competitividad, Norma, Bogotá, 1995.

[8] Nos referimos a los portes de Toynbee y el estudio comparativo entre Asia Pacífico y América Latina

[9] El autor recomienda la lectura del libro de Washington Padilla sobre la Historia de la Iglesia en Ecuador; Tomas Bamat ¿salvación o dominación? Las sectas religiosas en el Ecuador; y el Cuaderno Doctrinal No. 2: Iglesia y fe en América Latina. Reflexiones desde el Ecuador de INEDES. Además, Escobar, Bonino, Stoll.

[10] En lo posterior usaremos la designación rostros para significar a "ramas, expresiones o corrientes" principales del movimiento protestante. Así mismo debo reconocer mi deuda en la construcción de éstas reflexiones al libro de José Miguez Bonino: "Rostros del protestantismo latinoamericano".

[11] La designación denominaciones en símil equivale al uso católico de "órdenes religiosas" con la sustancial diferencia que no reconocen un primado protestante o algo parecido, pues cada una tiene una figura autoritativa con la que establece su relación institucional y administrativa. A su vez, establecen relación con Dios a través de una línea directa sin mediación de un pontífice protestante.

[12] El autor reconoce su dependencia del aporte de José Miguez Bonino en la articulación de la presente unidad. Toma prestada las categorías usadas por él en su libro: "Rostros del protestantismo latinoamericano".

[13] Panamericanismo, movimiento que pretende fomentar las relaciones y la colaboración entre los estados de América, en el cual algunos observadores han querido ver la peculiar vinculación entre Estados Unidos y el resto de las repúblicas del continente. El Nacimiento del Panamericanismo. Cierta forma de asociación panamericana nació con la independencia (emancipación) de las distintas colonias españolas y portuguesas en torno al primer cuarto del siglo XIX. Simón Bolívar presintió que el mayor riesgo al que se enfrentaban las nuevas naciones era su desunión, por lo que propugnó la federación de todas ellas en una estructura de carácter supranacional. En la Carta de Jamaica (1815) ya había expuesto la idea de unir toda Sudamérica, desde Chile hasta México. Pero fue en 1826 cuando se convocó por vez primera, a instancias del propio Bolívar, una reunión de las recién creadas repúblicas, que se celebró en Panamá. Estados Unidos, a pesar de ciertas dudas iniciales, se desinteresó en la participación en el proyecto bolivariano de federación hispanoamericana. En 1823, había proclamado la Doctrina Monroe y no tomó parte activa en el movimiento, prefiriendo esperar una mejor oportunidad. La Unión Panamericana. Acabada la Guerra Civil estadounidense (1861-1865), Estados Unidos se mostró cada vez más interesado en el comercio con Sudamérica, dada la presencia cada vez más activa de Gran Bretaña en la zona. Entre 1889 y 1890 se celebró en Washington, debido a la iniciativa del secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) estadounidense James G. Blaine, la I Conferencia Panamericana, a la que asistieron los representantes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Estados Unidos, Uruguay y Venezuela. Esta reunión sentó las bases para el moderno sistema de cooperación panamericana y creó la Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas, convertida tras el Congreso de Buenos Aires (1910) en la Unión Panamericana. No hay que olvidar, no obstante, que Estados Unidos venía aplicando desde los primeros años del siglo XX la denominada política del Big Stick (€˜gran garrote€™) e interviniendo militarmente en diversas repúblicas. Antes de la I Guerra Mundial se celebraron tres conferencias panamericanas o interamericanas, en las que estuvo representada también la República Dominicana, que aprobaron resoluciones sobre cuestiones legales, comerciales y económicas. En el periodo de entreguerras (transcurrido desde 1918 hasta 1939), se celebraron cuatro conferencias más, centradas en aspectos militares de defensa y cooperación mutua. La reunión celebrada en Santiago de Chile (1923) aprobó la denominada Convención Gondra (que recibió ese nombre por haber sido el ex presidente paraguayo Manuel Gondra su principal promotor), cuyo fin era evitar enfrentamientos bélicos entre los países americanos. En la Conferencia de Lima (Perú) de 1938 se hizo pública la llamada Declaración de Lima, que establecía la solidaridad entre las naciones americanas y la ayuda entre los diversos estados en caso de agresión de un país extranjero. La Organización de Estados Americanos (OEA). La IX Conferencia Panamericana, celebrada en Bogotá (Colombia) en 1948, fue la primera tras la II Guerra Mundial y en ella, mediante el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas, o Pacto de Bogotá, quedó constituida la Organización de Estados Americanos (OEA). La antigua Oficina Internacional de Repúblicas Americanas se convirtió en su secretaría permanente con sede en Washington, por lo que Estados Unidos ejercería gran influencia sobre ella. La OEA marcó como objetivo impedir la expansión del comunismo en el continente americano. En 1962, Cuba fue expulsada de la OEA tras la instauración del régimen liderado por Fidel Castro, quien comenzó a propugnar un tipo de panamericanismo paralelo e independiente caracterizado por abogar a favor de la lucha de los estados americanos contra el imperialismo estadounidense a través de la revolución. La X Conferencia Panamericana, celebrada en Caracas (Venezuela) en 1954, adoptó resoluciones sobre la propaganda y actividades subversivas, la abolición de la segregación racial y el fin del colonialismo en América. Ésta fue formalmente la última conferencia panamericana. Las posteriores reuniones de los estados americanos han adoptado la forma de reuniones de los ministros de Asuntos Exteriores de cada uno de los países, según establecen los estatutos de la OEA, o de conferencias especiales, también bajo la tutela de la OEA, para discutir cuestiones específicas. La Comunidad Andina, el Mercado Común Centroamericano (MCCA), la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), el Sistema Económico Latinoamericano (SELA), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el MERCOSUR son otros organismos supranacionales de ámbito americano (Microsoft ® Encarta ® Biblioteca de Consulta 2002. © 1993-2001 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

[14] Este aspecto representa una semilla incipiente, pero al final una semilla para sembrar cambio y desarrollo social. Me refiero a la educación teológica. Sin embargo, es lamentable que esta no lograra pasar el lindero de lo religioso para considerar a la educación teológica como una herramienta para formar a las generaciones de servidores para transformar al individuo y su sociedad.

[15] Según Bastián, la "atomización de los protestantismos" representa el proceso que se da en los años 1949 a 1959. Sin embargo, en lo personal creo al igual que M. Bonino que esta atomización se incuba en dicha década, pero se manifiesta estructuradamente a fines del siglo XX. No obstante, el misiólogo David Bosch afirma que: "las iglesias protestantes se encuentran desafiadas por desarrollar lo que el llama "el paradigma ecuménico", de lo contrario las iglesias no podrán subsistir con sentido de pertinencia evangélica y social. Las iglesias no podrán seguir su ruta atomizada. Por el contrario el fenómeno de la globalización, ya no como desafío bíblico-teológico nos obliga a considerar la necesidad de nuclearnos para ser efectivos en el cumplimiento de nuestra misión.

[16] Este movimiento no será tratado, no obstante, recomendamos la lectura de los escritos producidos por el mismo: Iglesia y Misión, Boletín Teológico, y la Serie Colección FTL.

[17] Aquí hay que reconocer la fuerte carga pietista. Aunque se ha ubicado mayoritariamente entre los empobrecidos en América Latina, su propuesta y discurso no ha ido mas allá de los planteamientos individualista pietista, ni ha construido un nuevo imaginario colectivo que logre articular la utopía del proyecto progresista de avanzada. Tal vez, se podría calificar como un proyecto religioso seudo liberador, pero más que nada populista con un discurso conservador.

[18] Esto plantea la necesidad de trabajar teológicamente lo concerniente a la "identidad indígena" para acompañar sus procesos de movilización. Pero a la vez, plantea la necesidad de profundizar en el "Evangelio" en sí. De modo, que se produzca una sinergia teológico-antropológica cultural.

[19] Tal y como lo destacó Max Weber en "Etica protestante y el espíritu del capitalismo"

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