Comportamiento del consumo de tabaco en los profesionales sanitarios del Centro Neumológico
Enviado por Ricardo Antela G.
Resumen
Introducción: El tabaquismo constituye en nuestros días la principal causa de muerte evitable en toda la urbe. Existen evidencias de que el papel de los profesionales de la salud es muy importante a la hora del cambio social respecto al tabaquismo y que su propio hábito tabáquico tiene una influencia relevante en ello.
Material y métodos: Se presentan los resultados de una investigación, cuyo objetivo fue conocer el comportamiento del consumo de tabaco en los profesionales sanitarios del Centro Neumológico Benéfico Jurídico en el año 2006. Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal que incluyó 98 fumadores en activo, a los cuáles se les entrevistó personalmente, aplicándole el test de Fageströn, así como una planilla confeccionada por los autores.
Introducción
El Tabaquismo no puede reducirse a un fenómeno cerebral bioquímico o como el resultado de la mercadotecnia; su comprensión requiere de un enfoque multidisciplinario que permita una mejor caracterización del problema y promueva una adecuada estrategia de control.
La planta de tabaco se conoce desde hace más de 500 años y es originaria de América, pero fue introducida en Europa y el resto del mundo por colonos españoles y portugueses; la inhalación del humo del tabaco se empleaba en el tratamiento del Asma, la cefalea migrañosa, la mordedura de animales y la colitis. Fué Jean Nicot quien propagandizó en la corte francesa sus "propiedades medicinales", de ahí que se le diera luego en la nomenclatura botánica al género de esta planta el nombre de nicotiana. No obstante desde sus inicios surgieron voces que señalaban ya los efectos nocivos del producto; se cita en China al Filosofo Fang Yizhi quien en 1701 señaló: "Muchos años de fumar, quema los pulmones" (1).
El tabaquismo constituye en nuestros días la principal causa de muerte evitable en toda la urbe. En el año 2000 el tabaco causó la muerte a casi 5 millones de personas, tan sólo en el continente americano las enfermedades asociadas al consumo de tabaco fueron responsables de aproximadamente 1 millón de defunciones, más de la mitad de esas muertes (600,000) ocurrieron en América Latina, lo que representa el 18% de todas las muertes. Actualmente el tabaquismo es responsable de más muertes que las ocasionadas de manera conjunta por el SIDA, el abuso de alcohol y otras drogas ilegales, accidentes de tránsito y otras muertes violentas. Si las tendencias actuales no se revierten, para el año 2030 cerca de 10 millones de personas morirán en todo el mundo por enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, incluyendo tanto a los fumadores activos como a quienes se exponen de manera involuntaria al humo de los cigarrillos. De acuerdo a la OMS la prevalencia de tabaquismo a nivel mundial se sitúa alrededor de un 30 % (2, 3).
Se considera que el tabaquismo y otras adicciones con las que comparte mecanismos neurofarmacológicos llenan huecos producidos por las mismas sociedades como: la marginación, la privación social, la pobreza y la falta de expectativas. El convenio Marco de lucha contra el tabaquismo, promovido por la OMS reclama la necesidad de un componente de organización internacional que uniforme legislación y cooperación antitabaco. Algunos pasos se han dado ya a favor de esta cooperación que ha conseguido limitar la propaganda protabaco en medios electrónicos y de difusión masiva, el establecimiento de leyes antitabaco, días y semanas sin humo, así como la prohibición de fumar en lugares públicos y otros sitios de asistencia masiva.
Cuba como parte de esta campaña internacional emitió a partir de enero del 2005 una declaración del comercio interior que aparece en la Gaceta Oficial donde se prohíbe fumar en lugares públicos cerrados, escuelas y hospitales, se limita el consumo de tabaco en lugares públicos abiertos y se veta su venta en menores de 16 años.(1)
Controlar el tabaquismo y sus consecuencias es tarea de políticos, económicos y dirigentes mediáticos, pero sobre todo de los profesionales de la salud, los cuales se encuentran en una situación de privilegio que les permite aconsejar y promover cambios en el estilo de vida, no hacerlo constituye a todas luces una negligencia profesional.
La influencia que puede ejercer el profesional de la salud se expresa de 4 maneras: como educador sanitario, como ejemplo o modelo, promoviendo la aplicación de la legislación sobre el consumo de tabaco y sensibilizando a la sociedad sobre los males que ocasiona este hábito.
Existen evidencias de que el papel de los profesionales de la salud es muy importante a la hora del cambio social respecto al tabaquismo y el propio hábito tabáquico de estos profesionales tiene una influencia relevante en cuanto a sus actitudes al respecto, los médicos que fuman intervienen mucho menos para aconsejar-ayudar a los pacientes fumadores a abandonar el hábito y además se involucran menos en los programas de prevención y control del tabaquismo.
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