3.3.2. La situación:
El contexto en el que una persona realiza una conducta determinada tampoco es aséptico ni cerrado en si mismo respecto a los otros dos elementos. Podemos pensar en la situación como circunstancias externas, fisicas y materiales, en que se ejecuta una acción, pero sobre todo si consideramos el contexto social interpersonal la interacción es especialmente clara e importante (R. Moos, 1986).
La situación social en la que va a realizarse esta conducta es consecuencia, hija y heredera, la mayoría de las veces, de las conductas anteriores de la persona en situaciones similares o contrapuestas. Las conductas precedentes son las que han dado lugar, en buena parte, a la situación actual. Y a su vez la conducta presente va a poder modificar o mantener el estado situacional posterior. Por otra parte. esta situación concreta no tiene un valor universal, no es independiente de la persona que se encuentra en ella no es la misma situación (aunque en abstracto lo parezca) para cualquier persona Ante todo, y esto es algo que ya planteó K Lewin (1935) y en lo que insiste actualmente D. Magnusson (1981), una situación determinada adquiere significado motivador o explicador de una conducta según cómo la perciba la persona afectada por ella. Esta vivencia de la situación es la que explica el hecho de que dos personas de trayectorias distintas reaccionen de manera diferente ante situaciones objetivamente idénticas. Y también explica el que haya semejanza de comportamientos ante situaciones ambiguas por parte de sujetos de trayectorias vitales parecidas.
La conducta:
Con lo dicho en los dos apartados anteriores no es difícil considerar que la conducta influye en y es influenciada por persona y situación. La conducta influye en la persona porque efectivamente después de cada conducta realizada el individuo sale reafirmado o modificado en sus características personales. Y la conducta es influida por la persona en el sentido de que va a ser ejecutada de una manera u otra en función de las habilidades, objetivos, etc. que el sujeto haya adquirido en su proceso madurativo y socializador anterior. La influencia de la situación en la conducta no requiere gran explicación. Dos situaciones distintas generarán conductas diferentes. Únicamente hay que tener en cuenta lo dicho antes: que no es la situación objetiva sino la vivencia por el sujeto la que tiene influencia en la conducta La conducta, a su vez, influye en la situación en la medida en que las situaciones subsiguientes van a depender de la conducta que ahora realice el individuo, de cómo la nueva conducta modifique el contexto. incluso, en la medida en que la conducta actual no es instantánea sino que es pensada, iniciada y captada la reacción del entorno, es decir, en la medida en que la misma conducta es un proceso va modificando el contexto situacional presente al mismo ritmo en que va siendo realizada. Conviene hacer notar aquí que la gama de comportamientos humanos es muy variada. El esquema interaccionad que exponemos aquí no es aplicable a las conductas más elementales, instintivas o reflejas, sino a las más complejas, y cuanto más lo sean más aplicable resulta: a los procesos de adquisición de lenguaje, al aprendizaje escolar, a la adquisición espontánea de conocimientos. a los comportamientos sociales y de convivencia.
4.- APLICACIÓN DEL MODELO INTERACCIONAL A LA CONDUCTA INFANTIL EN UN MEDIO SOCIAL DESFAVORECIDO:
Para llegar al análisis práctico y a la intervención, en el esquema interaccional que antes veíamos es necesario hacer un desdoblamiento de los dos elementos básicos determinantes de la conducta: la persona y la situación, o si se prefiere, organismo y medio ambiente.
(.- El desdoblamiento del organismo:
El primero de los polos, la persona o el organismo, presenta dos facetas claramente diferenciables, pero que en la práctica se confunden con facilidad. Por una parte tenemos el conjunto de sistemas orgánicos que configuran el cuerpo humano: sistema nervioso, motor, respiratorio,…, que están básicamente determinados por la herencia pero desarrollados a lo largo de la vida en función de circunstancias y experiencias muy diversas, según vimos antes. Por otra parte tenemos una serie de capacidades, aptitudes o habilidades, tales como el lenguaje, el razonamiento, la emocionabilidad, la impulsividad, agresividad, etc., que son inseparables de aquellos sistemas orgánicos, más aún son la expresión vital y comportamental del organismo. Ahora bien, este conjunto de capacidades y habilidades comportamentales (a las cuales llamaremos en adelante características o variables cognitivo reactivas, porque suponen las capacidades de conocer y reaccionar el individuo ante las situaciones) ya quedan más alejadas de la dotación genética que las estructuras y sistema que las sustentan, y más influenciadas, conforme avanza la vida, por las características del medio en que se desarrolla el organismo.
(.El desdoblamiento de la situación:
Por lo que respecta al polo de la situación el desdoblamiento es igualmente imprescindible para entender la interacción y actuar sobre ella. Un contexto situacional en el cual se desarrolla un individuo presenta una serie de características estructurales, objetivas, que son las primeras que saltan a la vista. En el caso del medio social desfavorecido son las características sociológicas peculiares de la clase social más baja. Las llamaremos características objetivas del medio social por el fácil acceso que hay a ellas. Pero junto a estas características objetivas, si profundizamos en el conocimiento de ese medio social, veremos que hay una amplia gama de formas de desenvolverse o de estilos de vida peculiares de ese medio, que son inseparables de él y derivadas de las características objetivas anteriores. A estas formas de desenvolverse o estilos de vida las llamaremos características funcionales del medio social. Por tanto el planteamiento inicial de interacción entre herencia y medio ambiente, o entre persona y situación, queda matizado en cuatro variables que se influyen recíproca y escalonadamente según el siguiente esquema:
Veamos a continuación el contenido de cada una de las cuatro variables determinantes de la conducta, y la relación existente entre ellas, referidas al medio social desfavorecido en el que se desarrollan los niños de la calle.
4.1. Características objetivas de este medio social:
Estas características objetivas son las que se derivan directamente de la posición social del individuo dentro de la estructura de la sociedad en la que vive. Son, por tanto, características eminentemente sociológicas y demográficas. Son fácilmente constatables y a partir de ellas suelen obtenerse de manera objetiva los índices de características de estatus. Dentro de este conjunto de características, las primeras y más importantes son las que constituyen la situación económica: ingresos y trabajo. Los ingresos por definición y sin necesidad de establecer límites o comparaciones son siempre, en este medio sociales, reducidos e inciertos. Reducidos quiere decir insuficientes para cubrir satisfactoriamente las necesidades básicas de los miembros de la unidad familiar; nos movemos, por tanto, en situaciones de acusada pobreza. Inciertos porque o bien no responden a un empleo estable o porque este está sujeto a los frágiles mecanismos de regulación.
El trabajo, además de estar íntimamente vinculado con los ingresos, se caracteriza sobre todo por el hecho de ser exclusivamente manual, basado en la fuerza y resistencia física, nada cualificado y de contenidos sucios o desagradables a los sentidos. Al mismo tiempo, e inseparable de lo anterior, encontramos que se trata de trabajos eminentemente subordinados, el último escalón del proceso productivo, y repetitivos, rutinarios, sin un margen mínimo a la iniciativa personal y a la toma personal de decisiones importantes. Lo cual da lugar a una visión inmediatista, poco general, de la dinámica productiva. Un trabajo de tales características a la fuerza hay que considerarlo poco gratificante. La única gratificación es la del salario, pero este ya sabemos que es escaso y que puede faltar con facilidad. Es un trabajo que no puede considerarse "actividad creadora" sino que responde a la concepción del "ganarás el pan con el sudor de tu frente".
Íntimamente relacionadas con la situación económica están las condiciones de urbanismo y vivienda" y esto no por gusto sino por ley de la oferta y la demanda. La vivienda es forzosamente reducida, con escasez de piezas y servicios de hogar, y que no puede facilitar espacios de índole mínimamente personal. La ubicación de este tipo de viviendas se encuentra o en los sombríos barrios del casco antiguo de la ciudad o en las zonas suburbiales de la misma (la vivienda de zona rural. y en general toda la caracterización de ese medio, habría que verla desde parámetros distintos). En tales zonas, antiguas y suburbiales, de la ciudad es notable la deficiencia y carencia de servicios de barrio de todo tipo: materiales, culturales y asistenciales. Otra característica fácilmente constatable en este medio social, a su vez interrelacionada con la situación económica en reciprocidad de causa y efecto, es el nivel de instrucción de los adultos que lo componen y que rodean al niño: el analfabetismo total y los bajos niveles de escolarización y capacitación laboral de los miembros de la unidad familiar y del contexto barrial.
Entrando en otras facetas, encontramos, como característica objetiva de este medio, la unidad familiar con un elevado número de hijos, unido con frecuencia a la presencia de abuelos y, a veces, hijos de los hijos. Esta característica fácilmente constatable por observación y a nivel censal, combinado con el reducido tamaño de la vivienda nos da unos índices de hacinamientos notables que acentúan la falta de espacios personales y la conflictividad intrafamiliar. En la medida en que el medio social inmediato al niño está formado en gran parte por personas adultas, se han de incluir aquí las pautas de funcionamiento habitual de esos adultos. Hay que considerar una característica de influencia directa del medio la presencia en el mismo de padres y adultos (amigos también) imbuidos de las características funcionales de ese entorno. Es importante constatar esta circunstancia porque, además de la relación que enseguida veremos entre variables objetivas y funcionales del medio, buena parte de la interrelación entre ambas y de la asimilación que el niño hace del medio es a partir de esas figuras referenciales y de los procesos de aprendizaje directo y por modelos que ellas le facilitan. Estos adultos son un punto fundamental de unión entre características objetivas y funcionales, por eso todo planteamiento serio de intervención tendrá que incidir en ellos.
Para que esta caracterización del medio que acabamos de hacer tenga el proceso de influencia en la conducta y en el individuo que estamos analizando, no puede ser un conjunto de circunstancias (tampoco tendría sentido uno o dos rasgos aislados de los demás) de aparición reciente y súbita. Por esta razón el esquema procesal no es aplicable al fenómeno actualmente derivado del masivo desempleo, a los así llamados >. Para que el esquema resulte explicativo hay que aplicarlo en el supuesto de que el niño nace y se cría en un medio social de las características enunciadas, y que, de alguna manera o grado, sus padres y figuras referenciales han vivido también antes en un medio similar. Podemos, en fin, sintetizar todas las características objetivas de ese entorno como un medio azaroso, incierto, duro e inclemente para la persona que se desarrolla en él.
Al mismo tiempo hemos de considerar, y cada vez más, que ese medio es valorado por las personas que viven en él no sólo en sí mismo sino también, y mucho, en relación y contrapunto a las características también objetivas de otros medios sociales distantes de él, pero cercanos y conocidos a través de la comunicación social. Estos otros entornos sociales podrán resultar, en ese contrapunto, admirados despreciados o envidiados, pero ciertamente inaccesibles para los miembros del estrato inferior.
4.2. Características funcionales del medio social desfavorecido:
Por características funcionales hay que entender ya formas de conducta, o mejor pautas de actuación, pero no del niño o niños que estamos estudiando, sino del entorno social en el que se producen los procesos interaccionales de socialización y maduración. las variables funcionales son aquellas formas de conducta, de organización del medio social, son aquellos estilos de vida que resultan más económicos, en términos de posibilidades de placer displacer. Imaginemos a una persona intentando vivir en un medio social como el que hemos descrito antes, pero con esquemas de clase media. Estará abocado a una frustración total y a un sentimiento radical de impotencia, ridículo y vergüenza.
Estas variables funcionales, o modo de funcionar en un medio social deprimido, se derivan en buena parte de las características objetivas de ese mismo entorno. Pero, a su vez, funcionar de esa manera contribuya a seguir viviendo en ese medio social y a ser considerado por los demás de tal estatus. Al mismo tiempo es la única forma de sobrevivir en él con las posibilidades que allí se dan. Ahí podemos apreciar la influencia mutua entre las características objetivas y las funcionales, y la dificultad para facilitar la promoción social desde dentro.
Entre las características funcionales de un medio social deprimido hemos de reseñar en primer lugar las relativas a pautas de alimentación: cantidad y calidad de alimentos, forma y frecuencia de los mismos, etc.. Junto a ella la higiene personal y ambiental, de vivienda y zona urbana; y los cuidados sanitarios suministrados tanto en el ámbito familiar como en el institucional. La alimentación, la higiene y la sanidad vienen mediatizadas por las circunstancias económicas y de instrucción de los padres, pero junto a estos determinantes básicos se asocian otras variables funcionales como las que incluimos en el grupo de o en el de ""comunicación familiar,,. Conviene caer en la cuenta de las fuertes implicaciones entre los diferentes elementos del conjunto.
Lo peculiar de estas primeras características funcionales enunciadas es la posibilidad que tienen, si llegan a situaciones extremas o muy prolongadas, de influir directamente (sin mediar los cognitivos reactivas) en el organismo a niveles muy diversos. Las consecuencias más evidentes se aprecian en la relación peso/talla, pero también en los déficits sensoriales, auditivos y visuales, por falta de higiene y por enfermedades, con frecuencia sencillas pero mal curadas (R. Alonso, A. Bueno y M.J. Frau, 1988). A nivel de maduración del sistema nervioso se pueden constatar repercusiones en la psico- motricidad fina y en el desarrollo del lenguaje (inmadurez, dislalias, dislexias). Lo importante de la influencia directa de estas variables funcionales en el organismo es que con ellas se crea un circuito corto de interacción entre medio social organismo conducta, donde las variables cognitivo reactivas quedan no entre el medio social y la conducta sino directamente entre organismo y conducta.
Las restantes características de funcionamiento en un medio social desfavorecido tienen su influencia en la conducta y en el organismo a través de las variables cognitivo reactivas. Entre ellas las primeras que resaltan, y quizás las más estudiadas una a una, son las relativas a la organización del medio familiar (J. Lautrey, 1985), el estilo de disciplina imperante en ese medio social y las peculiaridades de la comunicación intrafamiliar (B. Bernstein, 1960, 1961, 1969; W. Labov, 1977). Es bastante lógico que la organización del medio familiar sea poco flexible en un contexto social como el descrito antes. Para que haya flexibilidad en la organización ha de haber pluralidad de posibles alternativas; hay que tener visión de largo alcance en los procesos; hay que disponer de muchos datos y posibilidad de ponderarlos todos,…Cuando todo esto no está disponible, la forma más adaptativa de organizarse es o la extremadamente rígida, inflexible, o la anómica. Supuesto que una organización flexible implica que hay, para las cosas importantes, una normativa básica (en comidas, sueño, ocio,…) pero que tal normativa puede ser exceptuada si se dan unas determinadas circunstancias. Esta organización del medio familiar abarca también la estructuración física y personal del espacio disponible, y ya hemos visto las limitaciones que este medio impone para ello.
Si pasamos ahora al estilo de disciplina imperante veremos que guarda una íntima relación con la organización del medio. No podía ser de otra manera. La disciplina ha de ser casi necesariamente rígida, basada en el refuerzo físico aversivo (castigo físico) fundamentalmente, y esto por un cúmulo de razones que están implícitas en las características objetivas dei medio, e íntimamente relacionadas con otros rasgos funcionales. Ahora bien, esta rigidez disciplinar con mucha frecuencia está asociada a la incongrurencia del criterio de aplicación. Por la acción que un día el chico recibe una paliza fenomenal al día siguiente no ocurre nada, o incluso se le ríe la gracia, o es el mismo adulto quien lo realiza.
La comunicación intrafamiliar suele resumirse en un código lingüístico peculiar, de vocabulario reducido, poco abstracto y poco matizador, con predominio de la frase afirmativa e imperativa. En cambio la comunicación no verbal es rica por la frecuente exteriorización de las emociones; siendo esta exteriorización, por lo general, explosiva tanto en formas como en intensidad. Todo esto va unido a una notable dificultad de intimidad personal, a la imposibilidad de aislarse consigo mismo, que permita la reflexión y la clarificación de los sentimientos que no se saben o no se pueden expresar.
Otro gran grupo de características funcionales en este medio social lo podemos denominar selectividad de experiencias, en el sentido de que el medio social en el que vive le selecciona forzosamente la gama de experiencias que va a poder vivir intensamente. Esta selección de experiencias tiene lógicamente su origen en las posibilidades que le ofrece el medio, tanto físico como social aquí íntimamente unidos. Entresacamos sólo algunas, como las más evidentes en relación con la caracterización objetiva anterior: predominio de las experiencias de manipulación de objetos frente a la difícil manipulación de palabras y conceptos; abundancia de experiencias de fuerza y de convivencia con el mundo animal; en otro plano, también muy importante, experiencias de ser rechazado y experiencias de frustración. La correspondencia e interacción de estas experiencias selectivas con las características objetivas del medio, por una parte, y con las variables cognitivo reactivas, por otra, no requiere mayor empeño. La diferencia con el niño de clase media radica en que este es posible que tenga acceso directo a las experiencias del niño de clase inferior, mientras que a la inversa es mucho más difícil.
Especial importancia tienen, como en cualquier contexto educativo y socializador, los modos de gratificación que se emplean preferentemente en el medio social deprimido. Ellos van a significar en el presente y en el futuro su forma habitual de establecer metas e incestados, así como sus mecanismos de autovaloración y recompensa. Encontramos que tales modos estás compuesto de pequeñas gratificaciones de satisfacción inmediata Y esto es así porque tal medio difícilmente puede ofrecer grandes medios económicos y de todo tipo, posibilidades de previsión y control de las circunstancias. Elementos todos ellos que no están precisamente muy al alcance de los estratos sociales inferiores por sus características objetivas y por la concepción de vida que veremos a continuación. Tan importante como la pequeñez e inmediatez de las gratificaciones, es el hecho de que estas lleguen con harta frecuencia más asociadas al azar y a la suerte que al esfuerzo dei propio individuo. Todo lo cual es, por una parte, coherente con las características directas del medio y con las variables cognitivo reactivas. Conductas aparentemente absurdas, como la de esa familia (todos conocemos alguna) que tras un golpe de suerte en los
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