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Procesos Cognitivos: Memoria, Pensamiento y Lenguaje (página 2)


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A través de investigaciones se sabe que cuando una persona ya ha aprendido un idioma y a continuación aprende otro nuevo, el área cerebral donde se guarda este último queda un poco apartada del área dedicada a almacenar el primero. Por el contrario, si los dos idiomas se aprenden a la vez, se depositan juntos en la misma área del cerebro.

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Corresponde al pie de la tercera circunvolución frontal del hemisferio izquierdo, muy cerca del área de la cara del homúnculo motor (área 44), pero existen otras zonas relacionadas (Pérez, 1998); en el modelo de Mesulam abarca:

  • Area 44 (córtex premotor).

  • Córtex premotor: área 6

  • Córtex heteromodal frontal: 45, 47 y 12

Se encarga de la producción de movimientos relacionados con el habla.

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La lesión de esta zona produce afasia de broca: disminución marcada de la fluencia verbal, trastornos de pronunciación (disartria), incapacidad de repetir, comprensión conservada.

Sustenta la función sintagmática: polo sintáctico articulario de la red neural para el lenguaje. Constituye un nódulo para la transformación de las representaciones neurales de las palabras (originadas en el área de Wernicke y en otras zonas cerebrales) en las correspondientes secuencias articulatorias.

  • Secuencia fonemas, morfemas e inflexiones en las palabras.

  • Secuencia las palabras en frases.

  • Actúa sobre la sintaxis. Ordena y organiza la pronunciación de las palabras seleccionadas por el área de Wernicke.

La lesión del área de broca comporta trastornos en la producción más dificultades en la comprensión de frases en las que el significado sea dependiente del orden de las palabras y del significado de las preposiciones. Suele acompañarse de hemiplejía derecha.

Área de Wernicke – (Un área general de interpretación).

Las áreas de asociación somática, visual y auditiva se reúnen entre sí en la parte posterior del lóbulo temporal superior, donde convergen los lóbulos temporal, parietal y occipital. Esta zona de confluencia entre las distintas áreas de interpretación sensitiva está especialmente desarrollada en el lado dominante del cerebro (el lado izquierdo en casi todos los diestros) y ocupa el lugar más importante entre todos los elementos de la corteza cerebral con vistas a alcanzar los niveles de comprensión más altos del funcionamiento cerebral que llamamos inteligencia. Por ello, esta región ha recibido diferentes nombres indicativos de su importancia prácticamente global: el área interpretativa general, el área cognoscitiva, el área del conocimiento, el área de asociación terciaria, etc. El más conocido es el área de Wernicke, en honor del neurólogo que describió por primera vez su especial trascendencia para todos los procesos intelectuales. (Guyton & Hall, 2006).

El área de Wernicke corresponde a las regiones posteriores de la primera circunvolución temporal, y alcanza zonas parietales adyacentes, especialmente el giro angular (Pérez, 1998).

  • Tercio posterior del giro temporal superior. Parte posterior del área 22.

  • Al córtex de asociación auditiva de la zona posterior del giro temporal superior se le añaden las zonas adyacentes de las áreas heteromodales 37, 39 (con papel en la lectura), 40 (giro supramarginal).

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Sustenta la función paradigmática: área del polo semántico – léxico de la red del lenguaje. Selecciona las palabras más adecuadas (Pérez, 1998).

  • Input: convierte las secuencias auditivas en representaciones neurales de las palabras. Luego se desencadenan las asociaciones que subyacen al significado.

  • Output: Vía final común para la transformación de los pensamiento en las palabras que se corresponden con el significado subyacente. La lesión altera la asociación de las palabras con los pensamientos y produce un habla vacía.

Los tipos de pensamiento que pueden aparecer abarcan complejas escenas visuales que podrían recordarse de la infancia, alucinaciones auditivas como una pieza musical específica, o incluso una frase pronunciada por una persona concreta. Por esta razón se cree que la activación del área de Wernicke es capaz de evocar patrones de memoria complejos que entrañen más de una modalidad sensitiva, aun cuando la mayor parte de los recuerdos particulares puedan estar almacenados en otros lugares. Esta idea encaja con la importancia que tiene esta área para interpretar los significados complicados presentes en los diferentes patrones de las experiencias sensitivas (Guyton & Hall, 2006).

La lesión en esta zona produce afasia de Wernicke, caracterizada por pérdida masiva de la comprensión (sordera verbal), incapacidad de repetir, habla fluida pero llena de parafasias, que la hacen incomprensible. Existen grandes dificultades para la lectura, proporcionales a la afectación del giro angular. Tras una lesión grave en el área de Wernicke, la persona afectada podría oír perfectamente bien e incluso reconocer las diversas palabras, pero aún así ser incapaz de organizarlas en un pensamiento coherente. En este mismo sentido también puede ser capaz de leer palabras en una página impresa, pero no de identificar el pensamiento encerrado en ellas (Pérez, 1998).

Las áreas de Broca y Wernicke, están implicadas en los aspectos expresivos motores y receptivo – sensoriales del lenguaje oral y escrito (lectura y escritura).

También forma parte de los sistemas neurales para las praxis y la memoria verbal.

Existen otras estructuras necesarias para el lenguaje, así como sus conexiones con el resto del sistema para el lenguaje:

Fascículo Arqueado.

Es un haz de fibras que conecta el área de Wernicke con el área de Broca, vehiculizando la expresión verbal del lenguaje. Conecta el córtex temporal, parietal y frontal bidireccionalmente. Forma parte de la red necesaria para ensamblar fonemas en morfemas, operación imprescindible para la vocalización o la expresión interna de una palabra (Pérez, 1998).

Su lesión produce afasia de conducción, caracterizada por incapacidad para repetir lo oído, con habla fluida y conservación de la comprensión.

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Cuando se oye una palabra (a) la sensación procedente del oído es recibida en la corteza auditiva primaria. Pero la palabra no puede comprenderse hasta que la señal es procesada en la cercana área de Wernicke. Si la palabra ha de pronunciarse se ha de transmitir una representación de ella del área de Wernicke al área de Broca a través de un haz de fibras nerviosas denominado fascículo arqueado. En el área de broca la palabra evoca un programa detallado para la articulación que es posibilitada por el área de la cara de la corteza motora. A su vez la corteza motora dirige los músculos de labios, lengua, laringe, etc.

Cuando se lee una palabra escrita (b), la sensación se registra primero sobre la corteza visual primaria. Se cree que luego pasa al giro angular que asocia la forma visual de la palabra con el patrón auditivo correspondiente en el área de Wernicke

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Giro Angular.

Corresponde al área 39 de Brodmann. Constituye un relevo entre las zonas auditivas y visuales.

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Su lesión desconecta los sistemas implicados en el lenguaje auditivo y visual, alterando las lecturas y otras funciones.

Área motora suplementaria.

Corresponde a la zona premotora superior y medial, a la parte interhemisférica del área 6.

La lesión del área suplementaria izquierda provoca una afasia motora transcortical, caracterizada por escasa fluencia y preservación de la repetición. Aparece acinesia y mutismo. Se altera la motivación para la comunicación (Pérez, 1998).

El área motora suplementaria presenta importantes conexiones con el estriado. Parece ser una zona de "inicio del habla".

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Otras zonas corticales.

Las áreas heteromodales de asociación temporoparietal son cruciales para los proceso de enlace de las palabras con su significado.

El córtex prefrontal heteromodal participa en la recuperación de palabras desde sus categorías supra ordinadas.

El hemisferio derecho interviene en los aspectos prosódicos y paralingüísticos.

Áreas subcorticales que intervienen en el lenguaje.

Tálamo.

Existe un mecanismo talámico que modula específicamente el recuerdo de la información verbal.

Algunos núcleos talámicos son clave para el lenguaje, especialmente los anterolaterales izquierdos. La afasia es logorreica (elevada fluencia) con conservación de la repetición.

Aparecen alteraciones similares de la afasia de Wernicke.

Las lesiones del tálamo izquierdo alteran la memoria verbal y pueden provocar síndromes afásicos.

Núcleo caudado.

Esta zona es esencial para el procesamiento del lenguaje, y está conectada con áreas corticales relacionadas con audición, movimiento, memoria, toma de decisiones y emoción. Tiene un papel central en el aprendizaje de hábitos (procedimental). Forma parte del sistema necesario para el procesamiento automático de estructuras de frases empleadas frecuentemente.

La lesión de la cabeza del núcleo caudado izquierdo afecta a la expresión verbal y escrita, especialmente a su coherencia y organización.

Lesiones en la cabeza del núcleo caudado izquierdo y de la sustancia blanca en el brazo anterior de la cápsula interna provocan afasias con rasgos de diversas afasias clásicas.

Además del nervio vestíbulo coclear, los nervios craneales implicados en el lenguaje son:

  • El nervio vago: es un nervio mixto y se distribuye de manera muy amplia en cabeza, cuello, tórax y abdomen. Sus fibras motoras se originan en un núcleo de la médula oblongada y terminan en los músculos de faringe, laringe, vías respiratoria y corazón; esófago, estomago, intestino delgado, intestino grueso y vesícula biliar (Tortora, 1984).

  • El Hipogloso: también es un nervio mixto. Sus fibras motoras tienen origen en un núcleo de la medula oblongada, atraviesan el hipogloso e inervan los músculos linguales; estas fibras transmiten impulsos relacionados con la articulación del lenguaje y la deglución. La lesión del hipogloso da como resultado dificultad para la masticación, articulación del lenguaje y la deglución. Al llevar la lengua hacia delante esta se desvía hacia el lado afectado mismo que experimenta atrofia.

El corte de ambos nervios en la porción superior del cuerpo interfiere con la deglución, origina parálisis de las cuerdas bucales e interrumpe la transmisión de sensaciones provenientes de muchos órganos (Tortora, 1984).

Alteraciones del lenguaje

Las alteraciones del lenguaje, se originan por lesiones en los centros de control o producción del lenguaje, entre ellas se conocen la afasia, disartria y diprosodia.

Afasia.

García, López, Sánchez y otros, 2004, específicamente Sánchez Barbero, indica que el término afasia define cualquier alteración en la percepción y/o expresión del lenguaje, como consecuencia de una lesión cerebral. Sánchez manifiesta que dependiendo de la localización de la lesión y su extensión existen varios tipos de afasia, tal como se describen a continuación.

Tipos de Afasia.

Una forma práctica de describir las afasias es entendiendo la localización de la lesión.

Afasias Puras.

Esta denominación se emplea para describir aquellas afasias que afectan exclusivamente a la capacidad de recepción o a la expresión del lenguaje hablado o escrito. Entre las que figuran la alexia sin agrafia, la agrafia, la sordera pura y la anartria.

Alexia sin agrafia: afecta únicamente a la lectura, sin alteración de otras funciones verbales.

Agrafia: afectación exclusiva de la escritura, manteniendo con normalidad la capacidad de lectura y el lenguaje oral.

La sordera verbal pura o enfermedad de Lichtheim: cuando hay una desconexión entre las áreas relacionadas con la interpretación de los sonidos verbales, el área auditiva primaria y el área de Wernicke. El paciente oye lo que se dice pero no lo comprende porque es incapaz de traducir el contenido del mensaje. No obstante se conserva el lenguaje escrito, la capacidad de lectura y el lenguaje oral.

La anartria Pura: se corresponde con un síndrome fonético – articulatorio que dificulta la expresión, sin sufrir alteración de la comprensión, la lectura y la escritura. Su correlativo anatómico es una desconexión entre el área de Broca y las áreas motoras primarias dinamizadoras del movimiento de los órganos fono articulatorios.

En Alteraciones de la expresión verbal las lesiones más frecuentes son aquellas que tienen que ver principalmente con la afectación de la expresión verbal, de origen sensorial o motor y que repercuten en menor o mayor grado sobre la lectoescritura. Según García, López, Sánchez y otros, 2004; dos de las más estudiadas son las afasias de Broca y Wernicke.

Afasia de Broca.

Conocida también como afasia verbal, afasia motora o eferente, afasia no fluida, afasia de expresión o afasia anterior, se origina por una lesión en la parte posterior de la tercera circunvolución frontal izquierda que se corresponde con el área 44 – 45 de Brodmann o área de Broca. La lesión de esta área que junto con el área 40 del lóbulo parietal, participa en la coordinación de los movimientos de los órganos fonoarticulatorios, da lugar a movimientos desorganizados (apraxia) que entorpecen la expresión oral.

En esta afasia, se presentan dos fases: "fase aguda" en la que tras una hemorragia, trombosis o traumatismo cerebral, se caracteriza por la suspensión total del lenguaje espontáneo. "fase de estado", conforme la persona se recupera, inicia un lenguaje característica de reducido vocabulario y con graves problemas sintácticos: emisión de frases sencillas y cortas, casi telegráficas, utilizando sólo aquellas palabras imprescindibles, nombres y adjetivos en singular, verbos en infinitivo y supresión casi completa de artículos, preposiciones, conjunciones, etc.

Aquellas personas afectadas si son conscientes de su enfermedad emplean una expresión verbal lenta y premeditada, lo que unido a su dificultad articulatoria hace que repita palabras, frases y exclamaciones sobre aprendidas (estereotipias verbales), a veces sin sentido, para manifestar cualquier idea o sentimiento.

La alteración de la comprensión auditiva es mínima respecto a la expresión. Más afectada está la comprensión del lenguaje escrito y la expresión escrita, en ocasiones abolida o reducida a sencillas estereotipias gráficas como cruces o círculos. Así también la afasia de broca se ve acompañada de una baja capacidad para denominar objetos, que pueden mejorar si se le dan pautas fonéticas o de contexto. Acompañando las manifestaciones lingüísticas, la afasia motora se presenta acompañada de dificultades para realizar movimientos bucofaríngeos que pueden dificultar la deglución.

Afasia de Wernicke.

Conocida también como afasia acústica, sensorial, receptiva o sintáctica y se debe a la lesión de la zona posterior de la circunvolución temporal superior izquierda, área 22 de Brodmann o área de Wernicke. Por ser un área perceptiva su lesión origina una agnosia referida a la información verbal; el paciente oye pero no comprende las palabras.

En este tipo de afasia falla la identificación del sonido con los fonemas correspondientes y la asociación de los fonemas con s significado, es decir fallas la estructura básica de la propia lengua, el lenguaje interno, aprendido mediante la asociación sonido-fonema. Resulta de ello la falta de comprensión verbal y la incapacidad para transformar los sonidos en un habla coherente. En la emisión oral se confunde las características fonéticas, tanto por problemas de selección como de control, cometiendo frecuentes equivocaciones que afectan a un fonema dentro de una palabra (parafasia literal o fonémica) o de palabras completas (neologismos), que originan una jerga propia sin sentido. La persona no es consciente de sus errores (anosognosia) y al contrario que el afásico de Broca se muestra cordialmente "dicharachero".

La afasia de Wernicke está acompañada de errores en la escritura similares a los del lenguaje verbal, así como alteraciones en la verbalización de la lectura y en la comprensión de lo escrito.

Afasias de conducción.

Cuando las alteraciones del lenguaje se originan por la interrupción de las fibras que conectan dos centros corticales diferentes.

Afasia Central o afasia motora aferente: por lesión de las fibras arqueadas del fascículo longitudinal superior que unen el área sensorial de Wernicke y el área motora de Broca. La característica principal es la dificultad para la repetición de lo que se oye y se comprende perfectamente, en casos graves hay la imposibilidad de repetir simples fonemas.

Alexia con agrafia: Surge de la desconexión entre el área de wernicke y el área 39 o de Déjerine. La persona oye y entiende lo que se dice, pero se rompe la asociación aprendida grafema – fonema, lo que dificulta tanto la lectura de letras y números, como la escritura donde se observa desorden de palabras y frases dentro del espacio escritural (escritura torcida, alteración de los márgenes, etc.). En su manifestación más aguda se anula totalmente la capacidad de leer y escribir y no es infrecuente que estos trastornos se entremezclen con parafasias y anomias.

Afasias marginales o transcorticales.

Hablamos de aquellas lesiones que afectan los bordes o los márgenes de los centros del lenguaje, aislándolos del resto de la neocorteza, sobre todo prefrontal, y se dividen en dos grupos, afectación a las áreas posteriores (afasia sensorial transcortical) o a las áreas anteriores (afasia motora transcortical).

Afasia sensorial transcortical: hay una expresión oral y de repetición normales que permiten un lenguaje fluido, a veces ecolálico, pero con una pobre comprensión de lo que se dice. Sus características son similares a los del afásico de wernicke, pero con conservación de la comprensión auditiva, porque la falla es el paso del significante sonoro al significado. La lectura es casi normal, incluso en voz alta, si bien está afectada la comprensión de lo que se lee. La escritura conserva los grafismos normales, pero es mejor la realizada al dictado que la espontánea.

Afasia motora transcortical: denominada también adinamia verbal, afasia dinámica o síndrome de aislamiento anterior; se caracteriza por la falta de iniciativa para la expresión oral o escrita espontánea, llegando en los casos graves a un mutismo total. Contrario a la afasia transcortical sensorial, en la motora hay una dificultad para pasar de los significados (conceptos) a los significantes (palabras), aunque la comprensión de los sonidos verbales y de los grafemas leídos son normales y la repetición buena, si bien a veces es ecolálica.

Dentro de la afasia transcortical motora se presenta una variante que es la afasia anómica, amnésica o semántica, se presenta por lesión difusa o parcial de las áreas 37 y 39; su síntoma clave es la anomia, que acompaña a la mayoría de las afasias. Hay dificultad para encontrar y seleccionar el vocablo adecuado a lo que quiere expresar, especialmente los sustantivos asociados a un objeto. Pese a ello hay un mejor recuerdo de conceptos abstractos, las desinencias verbales y las partículas que dan forma a la oración, como las preposiciones. Se presenta lenguaje con frases inacabadas, pobres en sustantivos, vocablos mal seleccionados, lo que sorprende frente a una buena comprensión auditiva, una buena repetición y una lectura normal, aunque en la escritura si repercute.

Afasia transcortical mixta o síndrome de aislamiento del lenguaje: se origina por lesiones masivas a nivel fronto – parietal. Implica comprensión muy alterada del lenguaje espontáneo, tanto oral como escrito, pero se preserva la capacidad de repetición a menudo ecolálica.

Afasias Subcorticales.

Las lesiones de la sustancia blanca subcortical originan varios subtipos de afasias denominadas comúnmente afasias subcorticales. Se caracteriza por su naturaleza transitoria y por afectar a las zonas talámicas y cápsulo-putaminales. En primer lugar pasan por un estado de mutismo que puede evolucionar hacia una expresión verbal con parafasias, hipofonía, etc. Y en algunos casos con síntomas neorológicos graves, como la hemiplejia.

Otras afasias.

Son pocas las personas cuyos centros de lenguaje no se encuentran ubicados en el hemisferio izquierdo del cerebro, aproximadamente sólo un 5% de las personas diestras y un 30% de los zurdos. En ellos la representación de las funciones del lenguaje se ubica en el hemisferio cerebral derecho; menos frecuentemente existe una lateralización incompleta. Las alteraciones del lenguaje en estos individuos se han denominado afasias cruzadas.

Pero la afectación del lenguaje más grave corresponde a la afasia global.

Afasia Global: resulta del daño masivo de todos los centros del lenguaje, que determina la anulación prácticamente total de la expresión y una fuerte reducción de la comprensión verbal. Del mismo modo la escritura suele quedar casi bloqueada. Por lo que algunos autores la definen como la "suma de las afasias de Broca y de Wernicke".

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Disartria.

Es un trastorno específico de la articulación del lenguaje y la voz. Las bases del lenguaje (gramática, comprensión, etc.) están intactos (García, López, Sánchez y otros, 2004).

Diprosodia.

Es una alteración en la modulación y ritmo del habla (García, López, Sánchez y otros, 2004).

Las lesiones que afectan a las áreas correspondientes a las del lenguaje en el hemisferio no dominante, refieren Guyton & Hall (2006), producen:

Aprosodia sensitiva.

Incapacidad para comprender las cualidades emocionales del lenguaje.

Aprosodia motora.

Incapacidad para impartir un contenido emocional al lenguaje.

Terapias de lenguaje

La terapia del lenguaje tiene que ver con todo lo que se refiere a comunicación. Esto significa que trata con temas relacionados con lenguaje (sistema de comunicación), habla (la manera en que cada ser humano utiliza la lengua nativa para comunicarse), y la voz (palabra o vocablo que espira una persona para comunicar).

Hay que tener presente que si una persona no emite sonido existen otras formas de comunicarse. Es ahí donde interviene activamente el terapeuta del lenguaje para proveer de herramientas y crear un método conveniente para que exista interacción. En el caso de los sordos con su lenguaje de señas, el papel específico del terapeuta del lenguaje no es enseñarle dicho lenguaje signado, sino llevarlo a controlar sus órganos fono articulador para utilizar la voz y desarrollar una lectura labial y dar significado a las palabras para potenciar lo que posean de audición y enlazar una conversación. En el caso de una persona que perdiera su capacidad para mover el cuerpo con facilidad por causa de un derrame o una parálisis cerebral, se le puede adaptar un sistema de comunicación alternativo que basará la expresión de sus ideas y necesidades en la combinación de señalamientos con afirmaciones (un "si") o negaciones (un "no").

Entonces, el terapeuta del lenguaje buscará maximizar las capacidades de una persona para comunicarse, dará pautas para cuidados de la voz en personas con actividades que implican un esfuerzo vocal como predicar, cantar, hacer locución, impartir clases, entre otros.

Los problemas más frecuentes del lenguaje son:

Dislalias (problemas de articulación).

Disfemias (problemas de tartamudez).

Retrasos del lenguaje.

Disfasias, afasias, apraxias.

Ejercicios de soplo.

Soplar una corneta o silbatos.

Aprovechar el baño para soplar las burbujas del jabón.

Inflar globos.

Hacer bolitas de papel y pedirle que las sople en una superficie plana como juego.

Ejercicios de labios.

Apretar los labios y aflojarlos sin abrir la boca.

Separar ligeramente y juntar los labios con rapidez.

Sonreír sin abrir la boca y posteriormente reír.

Proyectar los labios hacia la derecha y hacia la izquierda.

Oprimir los labios uno con otro, fuertemente.

Sostener un lápiz con el labio superior a modo de bigote.

Inflar las mejillas y al apretarlas con las manos hacer explosión con los labios.

Abrir y cerrar la boca como si bostezara.

Ejercicios de lengua.

Sacar la lengua lo máximo posible y volverla dentro de la boca en movimientos repetidos a distintos ritmos.

Mover lateralmente, la punta de la lengua, al lado izquierdo y derecho.

Sacar la lengua y levantarla lo más posible y luego, bajarla al máximo.

En el interior de la boca, llevar la lengua en todas las direcciones.

Tocar la cara inferior de las mejillas interiores con la punta de la lengua.

Movimientos giratorios de la lengua, siguiendo toda la superficie de los labios, primero en un sentido y luego en el contrario.

Movimientos rápidos de salida y entrada de la lengua, vibrando sobre el labio superior.

Acartuchar la lengua doblando los laterales de la misma.

Sacar y meter la lengua alternadamente, primero con lentitud y luego con rapidez.

Ejercicios de mandíbula.

Abrir y cerrar la boca.

Hacer como si mascaramos chicle.

Imitar el movimiento de bostezo.

Recomendaciones.

Es importante que el niño realice estos ejercicios de manera divertida, a manera de juego, la motivación es la principal aliada para el logro de los objetivos propuestos.

Deben ser lo suficientemente breves para evitar el cansancio del niño/a.

Acudir a un especialista o terapeuta cuando se tenga dudas sobre el normal desarrollo del lenguaje del niño, él será la persona más indicada para detectar cualquier problema o anomalía y orientarnos sobre cuáles son las terapias más convenientes.

Procesos que se llevan a cabo en la terapia

  • Se debe realizar diversos ejercicios de movilización de órganos que intervienen en producción del habla, especialmente la lengua, labios y mandíbula.

  • El orientador muestra a la persona un dibujo de la palabra a pronunciar.

  • El orientador realiza la pronunciación de la palabra.

  • La persona observa el movimiento labial.

  • La persona pronuncia la palabra viéndose en un espejo.

  • El orientador escucha la pronunciación realizada por la persona.

  • El orientador corrige su pronunciación.

  • La persona realiza el proceso nuevamente.

Conclusiones

La memoria influye de manera significativa en el desarrollo de otras actividades cognitivas, como por ejemplo, en el lenguaje la memoria ayuda a que una persona pueda almacenar palabras, reglas, conceptos, etc., que conforman un idioma determinado, también para mantener la ilación de una conversación. A su vez puede sufrir alteraciones que afectan la vida de la persona, como es el caso del Alzheimer.

El pensamiento es un patrón global que transmite señales por todo el cerebro, en las cuales interviene la estimulación del Sistema Límbico, el Tálamo y la Formación Reticular; el área de asociación pre frontal se le considera un área de asociación importante para la elaboración de los pensamientos. Algunos trastornos del pensamiento se asocian típicamente con algunos trastornos psiquiátricos del pensamiento, los cuales se dividen en trastornos del curso y trastornos del contenido del pensamiento.

El lenguaje es uno de los procesos más complejos que se llevan a cabo en la corteza cerebral, en el que están implicadas las áreas de Broca (formación de las palabras) y de Wernicke (comprensión del lenguaje), así mismo éstas áreas se conectan con otras zonas corticales y subcorticales para hacer posible la producción del lenguaje y expresión del habla. El lenguaje tiene dominancia en el hemisferio izquierdo, son pocas las personas en las que el centro del lenguaje se ubica en el hemisferio derecho. Las alteraciones en áreas que participan en la producción del lenguaje pueden provocar diversos trastornos dependiendo del área afectada. Siendo las más conocidas las afasias y disartria. Mediante terapias de rehabilitaciones físicas y psicológicas es posible ayudar al sujeto a revertir estos trastornos, aunque en casos muy graves se puede perder tanto la capacidad de comprensión del lenguaje, así como la expresión verbal.

Referencias

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Guyton, A. (1987). Fisiología Humana. México: Ed. Interamericana.

Guyton, A. (1992). Tratado de fisiología médica. España: EDIGRAFOS

Icardo, J. (2004). Neuroanatomía humana: aspectos funcionales y clínicos. España: Editorial Elsevier.

Morris, C. & Maisto, A. (2001).Introducción a la psicología. México. Pearson Educación:

Pérez, M. (1998). Psicobiología II. Barcelona: Ediciones Universidad de Barcelona.

Reyes, M. & Camacho, M. (2007). Patologías del lenguaje: Lingüística, afasias y agramatismos. Madrid: Editorial Centro de Estudios Ramón Areces S.A.

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Tortora, G. & Grabowski, S. (1984). Principios de anatomía y fisiología. México: Oxford University Press.

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Vidal, G. (1986). Psiquiatría. Argentina: Medica panamericana.

Worchel, S. y Shebilske, W. (1998). Psicología: Fundamento y Aplicaciones. España: Ed. Prentice Hall Iberia.

 

 

Autor:

Sheyla Yanina Guerrero Puelles

Universidad Particular De Chiclayo

Facultad De Ciencias De La Salud

Escuela de Psicología

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