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Planteamiento de lo bello y el arte en Platón (página 2)

Enviado por l0765


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Platón inicia sus reflexiones sobre la naturaleza, estableciendo en la esencia el basamento permanente de toda ciencia por diferenciarse de los seres sensibles. El filósofo denomina a las esencias, ideas -realidades suprasensibles- o entes espirituales, inmutables e imperecederos que se oponen a las cosas sensibles las cuales se encuentran fluyendo constantemente. Destaca también, que las ideas perfectas en su orden no lo son en relación a su perfección debido a que ellas poseen una jerarquía que parte de la idea del Bien como ente supremo y creador de las demás, que hace generar lo bueno, la ciencia, la verdad, el ser y la realidad. La idea del Bien que en Sócrates adquiere un carácter moral en Platón se transforma en una exaltación del origen de la naturaleza de las cosas; de allí que el Bien al cual tiende toda vida humana, sea el inicio de toda la existencia.

La cualidad de permanencia que poseen las ideas, está basada en el carácter de unidad que las distingue de la multiplicidad de los objetos sensibles. Así, la pureza y unidad de éstas, son la afirmación de su existencia, donde lo real en sí no es mezcla del No Ser. En consecuencia, es un error pretender adjudicarle a las cosas materiales la verdadera realidad, ya que los sentidos inducen al engaño dando a conocer sólo una apariencia cambiante ajena a toda realidad verdadera y única que se fundamenta en el mundo incorpóreo, impalpable e invisible que puede ser captado a través de la inteligencia.

A pesar de que ambas esferas se presentan como dos mundos distintos en su naturaleza, Platón atribuye al mundo inteligible de las ideas la causa de la existencia del mundo sensible al que éste tiende a parecerse; en su defecto, las cosas imperfectas y perecederas en sí mismas asumen su realidad de los modelos arquetípicos o esencias por los cuales son designadas.

… asimilar la región que, mediante la vista aparece, a la morada

de la prisión; la luz del fuego en ésta, a la potencia del Sol. Mas en cuanto a la ascensión allá Arriba, y a la contemplación de lo de Arriba, si pones que es camino ascensional del Alma hacia el lugar de lo inteligible no errarás acerca de mi pensamiento, ya que deseas oírlo. Pero dios sabe si, por suerte, es verdadero. Lo que me parece parécemelo así: en lo cognoscible está, Allá cual final, la idea de lo Bueno; y es dificultosa de ver. Mas, una vez vista, hay que concluir que es Ella causa para todo de todo lo correcto y bello, que en lo visible engendra ella la luz y al señor de ella; y que en lo inteligible es Ella la señora que aporta verdad e inteligencia, y que ha de verla quien se disponga a obrar sapientemente en privado o en público.1

2.- EL CONOCIMIENTO EN PLATON Y SU RELACION CON EL ARTE.

Para Platón, el conocimiento tiene su fundamento en la inmortalidad del alma, la cual en una existencia anterior ha tenido la oportunidad de haber contemplado el mundo de las ideas; en efecto, la percepción de los seres sensibles conlleva a que el alma conoció en una vida anterior las esencias inteligibles; de esta manera, el conocimiento que se obtiene del mundo contingente supone la existencia de un mundo ideal y la certidumbre de que la vida actual del alma no es la definitiva; debido a que el conocimiento no se puede generar si el alma no es inmortal. Por consiguiente, Platón expresa que todas las cosas poseen su contrario al cual le deben su realidad, por tanto:

Hemos convenido, según esto, en que los vivientes se engendran de los muertos, no menos que los muertos de los vivos; y, si las cosas son así, parece tenemos testimonio suficiente de que es necesario el que las almas de los muertos existan en algún lugar de donde puedan reengendrarse … Porque si no se alternaran, al engendrarse, unas cosas con otras, girando cual un círculo, fuera, más bien el engendramiento cual recta: de uno hacia su opuesto solamente, y no revirtiera una vez más hacia el otro ni diera la vuelta, ¿ no te es claro que todo lo muerto terminaría por tomar la misma forma, sufriría igual suerte y se acabaría el engendrarse?. 2

Otra de las características de la existencia del alma es su continua actividad, existiendo en sí misma porque nunca deja de moverse; de allí que todo ser que se confiere a sí mismo la movilidad, no puede desligarse de su propia naturaleza ya que es inmortal. Con este rasgo, el alma es igual en su ser a la Idea Inmortal simple e indisoluble lo que permite que aquélla pueda contemplar la esencia de las cosas y por ende, conocer la ciencia verdadera. El cuerpo por el contrario, pertenece al mundo de los seres visibles, mortales, múltiples y disolubles que conocen a través de los sentidos haciéndoles cometer errores que le impiden alcanzar la aprehensión de la verdadera realidad.

Estando entonces, el alma unida al cuerpo, éste se presenta como una barrera para el conocimiento de la verdad.

Empero mientras vivamos, así parece, estaremos lo más cerca del Saber, si lo más posible dejamos de tratarnos con el cuerpo y de compartirnos con él, fuera de lo estrictamente necesario, y no nos dejamos empapar de su naturaleza; al contrario, nos purificamos de ella hasta que dios mismo nos separe. Y así puros, apartados de la insensatez del cuerpo, como es debido, conseremos y conoceremos por nosotros mismos todo lo puro, que es, tal vez, lo verdadero, pues no es lícito con lo no puro tocar lo puro. 3

La percepción del mundo sensible se hace posible gracias a que el alma ha conocido la esencia inteligible cuyo recuerdo o reminiscencia es el principio del progreso del conocimiento verdadero. La vía por la cual este proceso se cumple es la dialéctica, la cual es considerada por Platón, como el arte de conversar para extraer los conocimientos del mundo de las ideas; ésta no sólo obtiene el conocimiento verdadero, sino que sintetiza todas las cosas en cuanto se le aparecen en relación a la unidad o idea del bien.

El mérito de ella consiste en establecer la comunicación entre dos seres por medio de un diálogo, con el fin de provocar en el alma una anamnesia o recuerdo que le permitirá contemplar las esencias que perdió cuando entró en un cuerpo.

Dentro de este proceso se pueden percibir dos niveles: Una dialéctica ascendente que sube de idea en idea hasta arribar a la idea suprema ( idea del bien ), culminando con las definiciones – parte de lo múltiple a lo uno- y una dialéctica descendente que desarrolla por medio de la razón, los distintos efectos de la causa desprovista de hipótesis sobre la cual se sostiene, para ir produciendo las ideas sin depender de la existencia.

Todo lo antes enunciado va a tener su fundamento en la Teoría de la Reminiscencia la cual expresa que:

Por ser, pues, el alma inmortal, y muchas veces renacida, y haber visto todas las cosas: las de acá y del Hades, no hay cosa que no haya aprendido; de modo que nada es de sorprendente el que sea capaz de recordarse ella sobre Virtud y lo demás, ya que anteriormente lo supo. Por ser la naturaleza íntegra homogénea, y haber el alma aprendido todo, nada impide el que, rememorándose de una sola cosa -que es lo que los hombres llaman "aprendizaje"- reencuentre él, por sí mismo, todo lo demás, si uno es valiente y no se cansa de buscar. Porque buscar y aprender son, en total, reminiscencia. 4

En los niveles del conocimiento que el filósofo maneja, se encuentran la Doxa, la cual se subdivide en la Suposición o Conjetura, que es la que se refiere a las sombras e imágenes y la Opinión o Creencia relacionada con las cosas naturales, los seres vivos y los objetos artísticos. En el nivel de la Episteme, está la Dianoia que procede de hipótesis que parten del mundo sensible y la Nóesis, que a través de la dialéctica, penetra en el mundo del ser. En este sentido, el saber platónico consiste en la posesión del concepto universal de una cosa; en efecto la ciencia y la filosofía, se fundamentan en la contemplación de las ideas o formas transcendentes y el arte en sus múltiples manifestaciones, en la intervención posesiva del alma por un dios, destacando que a pesar de su distinción, ambas tienden hacia lo divino.

Ciencia y poesía se distinguirán por los grados de lo divino y la forma como el alma se relaciona con aquello. Así, la ciencia admite la realidad de ideas eternas y transcendentes que constituyen el Ser absoluto en su plenitud, luego la existencia de un alma racional imperecedera y celestial aunque de nivel inferior con relación a las esencias y por último, la aptitud del alma para establecer, a través de la contemplación, la relación directa con aquéllas.

Al respecto, en lo referente a la poesía y las artes en general, éstas conllevan a la existencia de fuerzas divinas inferiores en relación a las ideas transcendentes, la existencia de un alma racional la cual se encuentra unida a un cuerpo y a un alma no racional y la incursión en la esfera no racional, de las divinidades inferiores. Se infiere que científicos y filósofos, según Platón, contemplan y participan de las ideas, mientras que los artistas y poetas, además de no relacionarse con ellas, se dejan dominar pasivamente por una deidad inferior respecto a las ideas, pero superior en relación al sujeto.

De allí, que plantee que los verdaderos poetas son los filósofos y que los poetas y pintores ocupen el sexto rango, por debajo de los adivinos y encima de los artesanos.

El alma, por el contrario, que haya visto con -vista-de-ideas la mayoría de las realidades de verdad, injértese en simiente de varón nacido para amante de lo bello, para músico o para enamorado; el alma de segundo rango, en simiente de rey justo, de guerrero o de gran capitán; la de tercero, sea alma de político, intendente o financiero; la de cuarto, séalo de gimnasta, amigo de trabajos o de hombre nacido para la cura de cuerpos; la de quinto rango tenga vida de adivino o de iniciador; con la sexta armonizará poeta o cualquiera otro de los dados a imitación; con la séptima, artesano o labrador; con la octava, sofista o demagogo; con la novena, tirano. 5

Esto se debe principalmente, a que la poesía está dirigida a objetos y sujetos particulares altamente predispuestos a dejarse impresionar por ella. Por tal motivo, la poesía va a carecer de mérito aunque sea de naturaleza divina, así como los políticos, adivinos y profetas que expresan verdades sin tener conciencia de lo que están diciendo, por ser presas de un furor divino, el cual se define por.

… una súbita turbación del alma, causada por la penetración del espíritu divino, que obliga al poeta a cantar y a enunciar versos, sin que medie preparación ni intención previa algunas. Los poemas están compuestos sin técnica, y los dioses se esfuerzan en escoger como portavoces a los hombres poco preparados y que no destacan por la perfección de sus composiciones, a fin de que no quepa duda sobre la autoría divina del poema. 6

Por otra parte, las artes para Platón, no valen por sí mismas, sino que están supeditadas a la filosofía que es la vía por la cual se puede obtener la verdad, determinando así, el que contribuyan al bien y la verdad. Cabe resaltar, que la subordinación a la filosofía dependerá del acatamiento de las artes, en especial de la poesía, a las leyes y al Estado, recalcando su valor como instrumento pedagógico para la socialización y político para robustecimiento del régimen.

Y bien lejos se ha de estar de contarles esos mitos de combate entre gigantes, o adornárselos; y lo mismo, otras querellas, numerosas y variadas, entre dioses y héroes contra sus parientes domésticos; sino que, si hemos de persuadirlos de que jamás un ciudadano ha de reñir con otro y que esto no es piadoso, esto es lo que han de relatar más bien ancianos y viejas a los niños; y en favor de éstos, llegados a mayores de edad, obligar a los poetas a que compongan relatos a tenor de esto." 7

Esta inquietud va referida según Platón, a que los poemas o pinturas comportan un proyecto intencional que contribuye a propagar falsas creencias y a incentivar el caos moral del pueblo. De esta manera, el contacto directo con imágenes orales o figurativas que indujeran a comportamientos considerados como viciosos, eran altamente censurados porque no siempre proporcionaban la representación verdadera de la divinidad. " Cuando en la palabra se imita malamente lo que los dioses o héroes son, cual pintor que pinta algo sin parecido alguno con aquello que quería pintar semejante." 8

La crítica platónica al discurso poético y plástico se basa en la percepción de estos elementos como un engaño de la realidad. Así, la verdad artística y filosófica, se constituyen en ejemplos de la relación existente entre la búsqueda de conocimiento (episteme) del Ser y la del mundo de la opinión (doxa). De allí, que Platón, al postular una filosofía idealista, distinga una realidad verdadera de una realidad aparente, ilusoria e inexistente; con ello admite, que las manifestaciones artísticas, por estar constituidas de signos aparenciales, se ubican en el ámbito de la ilusión y no de la realidad verdadera y trascendente, en vista de lo cual, las repudia por inducir al engaño.

3.- CONCEPCION METAFISICA DE LA BELLEZA.

En el pensamiento de Platón, el estudio de la belleza constituye un aspecto fundamental, quizá porque una de las cualidades del mundo griego, ha sido la valoración de este aspecto en relación con las representaciones divinas en sus más puras y perfectas formas. Se parte entonces, según la concepción metafísica platónica, que lo bello absoluto es el Ser que contiene en su esencia todas las realidades por las cuales las cosas son bellas determinando finalmente el hecho de ser una idea o esencia que posee sus reflejos en el mundo sensible. Por consiguiente, lo bello en sí no será lo visible, sino lo que trasciende al nivel de la idea o espíritu.

Sin embargo, Platón expresa que el inicio de la captación de la belleza suprema y absoluta está en partir de la belleza visible -hermosura de los cuerpos- para luego ir ascendiendo a la intuición de la belleza espiritual -intelectual y moral- culminando con la contemplación de la belleza suprema en sí.

Cuando, pues, alguno, ascendiendo desde las cosas de acá, mediante enderezado amor a los donceles, comience a ver con sus ojos la Beldad aquella, estará ya a un paso del fin. Porque en esto consiste ir derechamente en cosas de amor o dejarse guiar así por otro: en comenzar por las bellezas de acá y, sirviéndose de ellas como peldaños, ir ascendiendo con aquella Beldad por meta, desde un cuerpo bello a dos, y desde dos, a todos; desde todos los cuerpos bellos, a todas las bellas hazañas, a las bellas enseñanzas, para, desde éstas, terminar en aquella otra Enseñanza que no lo es de otra cosa alguna, sino de aquella otra belleza en donde, por fin, se conoce lo que es en sí mismo lo Bello. 9

Resulta claro que la belleza, de origen espiritual en la filosofía del autor, excluye el arte en el sentido en que actualmente se le conoce. Para el pueblo griego, la actividad artística estaba constituida por obras poéticas y visuales siendo la belleza, considerada sólo como componente en los cuerpos humanos especialmente en los masculinos y adolescentes.

Con respecto a lo bello absoluto, Platón considera contenido en él, la medida y la proporción, las cuales al no estar incluidas en las obras de arte, hace que éstas pierdan su eficacia porque tienden a " … la deformidad, la falta de mesura y de armonía; siendo por ello portadoras del mal espíritu y del mal corazón; sus contrarios son los hermanos y las imitaciones de su respectivo contrario, la naturaleza prudente y buena." 10

Platón expresa además el error de enjuiciar la belleza que producen las obras artísticas según el placer que causan y no por la verdad contenida en ellas. Según el filósofo, el verdadero artesano es el que imita en igualdad -cantidad y cualidad- al objeto que le sirve de modelo. Por esta razón, la tesis platónica rechaza los medios de que se valen los artistas para aparentar la verdad deformando sus obras con proporciones que aparentan ser bellas.

Cabe considerar, por otra parte que las opiniones de Platón sobre lo antes mencionado tienen su fundamentación en la influencia que recibió del Pitagorismo que concibe el Cosmos como la causa del orden – igualdad geométrica que permite mantener unido al Todo, configurándolo a través de aquel. Así Schuhl, expresa cómo el filósofo concede primacía a los números. " Después de haber hablado de esta manera de las bellezas geométricas -la preferencia que les acuerda no tiene nada de sorprendente, pues ellas permiten adivinar las Ideas y los Números, con cuya ayuda el Demiurgo dio forma definitiva a los elementos." 11

Se explica entonces, que Platón no considere una obra bella si ésta carece de armonía y orden, aspectos que conducen al bien y a la verdad y que se identifican con el principio pitagórico de la Kalokagathía -término que funde la idea del bien con la idea de la belleza-. Este planteamiento es retomado por Platón asumiendo la belleza como semejante al bien y a éste como algo indisoluble del conocimiento y la ciencia.

Ahora bien, la estética platónica se concibe como una jerarquía que se eleva de nivel a nivel hasta lograr la contemplación de la idea suprema –Kalokagathía-, donde el bien y la belleza se asemejan. La síntesis de todo lo expuesto se resalta en el diálogo el Banquete donde expresa claramente los tres niveles de belleza en su escala ascensional.

Por otra parte, en el Hipias Mayor, se exponen las tres definiciones que realiza en torno a lo que Platón considera como bello. En primer lugar, se tiene la identificación de la belleza con la conveniencia en el sentido de estar destinado para una finalidad, "… es más apropiado el cucharón de palo que el de oro, será también el más bello, Sócrates puesto que conviniste en que lo más apropiado es más bello que lo inapropiado. ¿ Convendremos, Hipias, en que el palo es más bello que el de oro? … Bueno; si insistes, respóndele que el hecho de palo de higuera". 12

En segundo término, se da la relación de lo bello con lo útil en el sentido de la capacidad de poder hacer una cosa, "… Considera, pues, si te parece ser lo Bello lo que voy a decir; y digo que lo Bello es … -considéralo y pon en ello toda tu atención, que no voy a divagar-; sea, pues para nosotros bello lo útil. Y lo dije pensando en esto: afirmamos que son ojos bellos no los que parezcan ojos sin que puedan con todo ver, sino los que puedan utilizarse para ver." 13

La tercera de estas definiciones identifica la belleza con el placer, limitándola a este aspecto. "… nos agrada ver hombres bellos, adornos bellos, pinturas y esculturas que sean bellas; y tanto los sonidos bellos como la música entera, los razonamientos y las mitologías hacen eso mismo … lo bello es lo que nos deleita haciendo de medianeros oídos y vista." 14

Debe señalarse que los diálogos de Platón presentan alternativamente tres grados de belleza de manera jerarquizada: Primero, la belleza de los cuerpos, siendo ésta considerada como belleza inferior, –Hipias Mayor-; segundo, la belleza de las almas expresada a través de la virtud –Fedro-; y la Belleza en sí como idea suprema junto al Bien –Banquete-.

Esto explica la diferencia entre lo que Platón concibe como Belleza y Arte, aspecto relevante debido a la transición que estaba sufriendo éste entre finales del período arcaico posterior -imágenes como las Koré en el caso femenino y los Kouros en el masculino, que se representaban según las reglas establecidas en la época una de las cuales era la ausencia de todo movimiento, hieratismo- y el período clásico superior en el mundo griego, donde escultores tratan de conferir movimiento a sus obras además de investigar y desarrollar técnicas e ideas ya conocidas. Este momento coyuntural, será para Platón el motivo de su descontento por todos los avances en el sector artístico calificándolo como la causa de la desestabilización del Estado. " Tampoco admite Platón que se introduzca ningún cambio, especialmente en los juegos de los niños, pues así se los habitúa, sin sospecharlo, a despreciar lo antiguo y estimar lo nuevo, y se modifican sus sentimientos. Tal es igualmente el efecto que producen las innovaciones artísticas, especialmente las musicales." 15

Esto tuvo su aplicación en la normativa que se creó en el estado griego prohibiéndole a los artistas realizar obras visuales o literarias para los templos que no se ajustaran con la tradición artesanal acumulada durante el tiempo. Retomando la belleza como esencia, se distingue en ella el rasgo de claridad y esplendor, significando con ello que lo bello se puede manifestar o comunicar a través de las bellezas terrenales o predicamentales.

Por consiguiente, esta cualidad de resplandor la hace ser una de las ideas más perceptibles en las manifestaciones sensibles, siendo la vista, el sentido que mejor la capta. " Como decíamos, pues, entre aquellos seres de verdad, resplandecía la Belleza; mas, llegados acá, tenemos atisbos de ella, la esplendorosísimamente clara, a través de la más clara de nuestras sensaciones; porque es la vista de ojos la más aguda de las sensaciones que mediante cuerpo nos llega." 16

4.- CONCEPCION FILOSOFICA DEL ARTE EN PLATON.

El aspecto filosófico del arte en Platón expresa el carácter mimético o imitador de la naturaleza de éste, mostrándose a través de la representación y reproducción; las cuales a su vez, se ajustan a las proporciones del original. De allí, que la imitación deba ser absoluta a pesar de que la cosa que se imita no sea agradable por sí misma.

De esta manera, Platón divide la mimética en dos vertientes: Primero, el arte de la Copia –Eikastikén– lo cual se explica cuando el artista realiza su reproducción ajustándose en el largo, el ancho y la profundidad, a las dimensiones del modelo y a todos los atributos –colores– que le correspondan. Una segunda vertiente la conforma el arte fantasmagórico o arte de la apariencia que es el que se adhiere a apariencias engañosas que no se corresponden con la realidad existente, así como por la creación intencional de ilusiones ópticas.

Luego, la ilusión tendrá más efecto de lejos que de cerca y dependerá de la habilidad y exactitud en la ejecución. A partir de esto, se puede citar el ejemplo de las esquiagrafías ejecutadas por Apolodoro, las cuales no son " … sino decorados o cuadros donde el juego de sombras y colores reproduce las apariencias y da, de lejos, la ilusión de realidad: por primera vez, se veía reproducido el mundo exterior en una superficie plana, con su profundidad y coloración." 17 En relación a lo antes citado, Platón expone que toda imitación se distancia de la verdadera realidad concediéndole el carácter de falsedad.

Se plantea entonces, la concepción de que la realidad platónica es jerarquizada, debido a que la realidad empírica no es más que un reflejo de la realidad absoluta –idea-. Eso explica porqué la teoría de la imitación o mímesis se relaciona con este planteamiento de ser una apariencia de una representación del mundo eidétic.o

" Pues bien: ¿ hay como tres lechos: uno, el que está siendo en su naturaleza, del que diríamos, cual yo creo, que dios lo ha hecho ?, ¿ o algún otro ?. Ningún otro creo. Otro, el hecho por el carpintero. Uno más dijo. Uno, el hecho por el pintor.¿ Es así ?. Sea. Así que pintor, carpintero, dios: tres entendidos en tres eídoses de lechos. Sí tres. Pues bien: dios, o si no quiso, o si alguna necesidad se le impuso de no hacer más que un solo lecho en la naturaleza, hizo así tan sólo uno: el lecho "que lo es". Pero de dios no

proceden ni procederán no dos lechos ni más." 18

De este modo se explica que Platón considerara las producciones artísticas – pictóricas o poéticas- como imitaciones de segundo nivel de aquéllas imitaciones de la naturaleza que son al mismo tiempo representaciones del mundo ideal. Por consiguiente, se dan tres realidades que serían la realidad en sí o ideas perpetuas, la realidad de las formas sensibles – del mundo fenoménico- y la realidad artística a la que se le atribuye el tercer nivel y el rasgo de ser mera ilusión.

En el análisis precedente que Platón expone se puede apreciar el carácter descendente que se le atribuye al mundo, ya que la realidad involuciona de arriba hacia abajo, representando el arte, la última descomposición de la realidad eterna o de las ideas. El rechazo del filósofo a la imitación pictórica, se basa en el carácter ilusionista de ésta, acentuada particularmente porque se establece a partir de las percepciones de los sentidos, los cuales proporcionan confusión; entre ellas, se encuentra la experiencia óptica en la que se sustenta la pintura, deduciéndose por consiguiente, que el uso de la perspectiva y de la policromía fueran consideradas en la filosofía platónica como un fraude. Así se observa cómo se le atribuye al arte un carácter mágico, prestidigitador y demás artificios. " Parece, pues, que nos hemos honorablemente convenido en esto: que el imitador no sabe nada digno de mención acerca de lo que imita, y que la imitación es, por otra parte, cosa de juego y no seria, y que todos los tratantes la poesía trágica con versos iámbicos o épicos son, más que nadie, imitadores." 19

Un ejemplo lo constituye el telón de Parrasio y las uvas de Zeuxis donde se aprovecha el recurso de la ilusión óptica "… pintadas en forma tan bien lograda que los pájaros se acercaban volando al escenario". 20

Además de ser la imitación artística inferior dentro del lugar que posee la imagen en la jerarquía de la realidad verdadera, está el hecho de que el imitador, ajustado a las apariencias no conoce la cosa que representa.

Con respecto a la técnica en el arte, Platón la considera mera destreza sin diferenciar las distintas manifestaciones que se puedan generar dentro de éste. Así, el filósofo relata que las habilidades se dividen en: Adquisitivas y Productivas, siendo estas últimas, a su vez subdivididas en: productivas de objetos reales tanto de origen humano -utensilios, vivienda- como divino –plantas y elementos- y productivas de imágenes; las cuales también son de origen humano – realizaciones pictóricas- y divino -reflexiones y sueños-.

De estas últimas, las imágenes -imitaciones de sus originales-, se subdividen en: representaciones genuinas o copias –eikon– con propiedades iguales a las del modelo y

las representaciones aparentes –phantasmata– las cuales solo se parecen al modelo. En cuanto a las representaciones aparenciales, se cita el caso de los arquitectos y escultores de obras de grandes dimensiones. En efecto, los artesanos se valían de procedimientos extraídos de la ilusión óptica para representar no las proporciones justas que coincidían con el modelo sino las que aparentaban serlo. Esta actividad era realizada tanto por los pintores, escultores como arquitectos para lograr el fin de que a gran distancia fueran percibidas como en realidad eran

La palabra tékhne en el arte, es la capacidad de realizar alguna actividad basada en el conocimiento. Con respecto a ello, Platón diferencia tres estadios: Primero, el arte que se genera de la capacidad de usar un objeto porque sabe su origen y su finalidad. Segundo, el arte del artesano que se adecúa a las reglas establecidas por el cliente y por último, el arte del pintor, el cual toma como modelos los productos del artesano. Estos tres niveles están bellamente figurados en el proceso de creación del mundo sensible, el cual parte de las ideas -dios-, luego el demiurgo, de origen similar al de la idea -pero inferior por cuanto no es la causa del primero-, imita las esencias manifestándolas en la constitución del universo. Por último, el poeta y el pintor, con sus obras artísticas, producen las imitaciones parciales de los seres sensibles creados por el demiurgo. Debe señalarse que los estudios sobre la imitación de la naturaleza frenaron a los artistas en el plano creativo y en autonomía para ejecutar las producciones que ellos desearan. Paralelamente, contribuyó, también el hecho de que las diferencias entre imitación y modelo, no lograban solucionar el carácter ilusorio de las artes, atribuyéndoles como tal, el rechazo en el orden intelectual y moral.

5. CONCLUSIONES.

Platón, en su concepción de la belleza y el arte, expresa la relevancia que le confiere a ambas; para él, lo bello es el culmen de un proceso de ascensión que van a experimentar las almas, partiendo de las bellezas sensibles hasta el encuentro con una realidad verdadera a través de la contemplación, lo cual permite experimentar el conocimiento de las esencias. El hecho de pertenecer a un orden ideal, inmutable e imperecedero, le confiere rasgos fundamentales que corresponden con el planteamiento metafísico del autor, manifestándose y comunicándose a través de las bellezas predicamentales o sensibles.

Las manifestaciones artísticas en cambio, están ligadas a la esfera terrenal o visible, ubicándose en el último escalafón del conocimiento debido según el filósofo, a ser imitaciones o imágenes de las imitaciones del mundo sensible, las cuales a su vez son reflejos de los arquetipos que se encuentran en el mundo de las ideas y que constituyen todo el basamento doctrinal de la doctrina platónica. El arte al estar constituido por signos aparenciales, pierde el carácter unívoco para prestarse a la confusión. Por consiguiente, Platón subordina el arte -fuente de engaño e irracionalidad-a la filosofía, por ser la ciencia que le confiere al alma racional la posibilidad de indagar en las esencias y porque ella es la que está en capacidad de determinar lo que es moralmente beneficioso o dañino a los intereses del Estado.

El Estado apoyado en la filosofía, establece una serie de normativas o cánones que van a prefijar la realización de las producciones artísticas, en el ámbito ético a fin de evitar en lo posible, que el arte promueva los vicios y malas costumbres que desvirtúen el buen funcionamiento de la sociedad griega. Es así como lo artístico se convierte en un instrumento socializador y garante del régimen, permitiéndole a éste, asegurar su permanencia durante el tiempo.

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Arbeláez González, Lucrecia María

Maracaibo, Enero de 2004.

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