El tema escogido para tener un idea general de cómo ha estado evolucionando la economía peruana en nivel macroeconómico; en su desarrollo observaremos que en mi país la inversión era mínima, observaremos que ahí productos que no eran tan demandados en una época con gran cantidad, y ahora lo son.
La idea de esta investigación es que la persona tenga en cuenta y sepa saber interpretar por qué se generan esos cambios en la economía, cuáles son los factores que permiten que las exportaciones aumenten.
- Período 1990-1995
Contexto Político-Socio-Económico.
El reto de crecer en los años noventa
La profundidad de la crisis que aquí se ha reseñado obligará a los responsables de conducir la vida del país, al margen de sus opciones políticas, a traspasar la barrera del diagnóstico y la urgencia de la coyuntura para incursionar en el desafío de lograr una meta mínima de crecimiento económico sostenido para los próximos diez años.
Estimaciones ecométricas recientes efectuadas para los propósitos de este trabajo, indican que para lograr un crecimiento económico anual de aproximadamente 5% en promedio en el período 1990-1995, el país demandará una inversión bruta total anual de aproximadamente US$ 4,400 millones. Esto representa aproximadamente el 20% del PBI de 1988. Esta meta, que a simple vista parece optimista, en las circunstancias actuales es una urgencia realista para un país que enfrenta una de sus más agudas crisis de las últimas seis décadas.
Dentro de la óptica de crecimiento económico y desarrollo social sostenido, crecer a 5% anual a lo largo de la década del 90 sólo permitirá la "posibilidad" de salir de la estrangulante recesión productiva del decenio de los 80, retomar los niveles de empleo y de ingreso per cápita de 1975, frenar el deterioro en la distribución de los ingresos personales, así como atender las necesidades elementales de la población más desprotegida del país. Enfrentar con eficacia este reto de crecimiento colocaría al país, además, en una posición de mayor solvencia crediticia frente al exterior y brindaría mayor estabilidad social y política, necesaria para estimular la inversión productiva nacional y extranjera con perspectiva de mediano y largo plazo.
El agudo desorden macroeconómico que aflige al país obliga a centrar la atención en cuatro aspectos cruciales interrelacionados.
Primero, en el muy corto plazo (primeros 18 meses) será inevitable la puesta en práctica de un serio programa de estabilización económica que esté dirigido a corregir los fuertes desequilibrios en los precios relativos que hoy amenazan provocar el colapso de la economía.
No es propósito de este trabajo analizar la composición interna de este programa de estabilización. Sin embargo, en esencia, este requiere ser orientado a cerrar las dos brechas que de manera insignificativa producen esos desequilibrios: la que proviene de la escasez de divisas o "brecha externa" y la que se origina en el déficit del sector público o "brecha fiscal" y que repercute en la pérdida del control de la emisión de dinero.
Segundo, teniendo como punto de partida el programa de estabilización y la voluntad política para llevarlo a cabo consistentemente, es necesario que simultáneamente se realicen las acciones dirigidas a una realista reinserción del país en la comunidad financiera internacional. Este proceso de reinserción exige un claro entendimiento de la interrelación, asimétrica pero interrelación al fin, del país con la economía mundial y, en consecuencia, la presencia de una fuerte dosis de pragmatismo es lo más aconsejable.
Tercero, a la luz de la primera y segunda consideración y de las exigencias financieras de muy corto plazo, el país tendrá la necesidad de recurrir al esquema de un crédito puente de aproximadamente US $ 1,500 millones. Existe la posibilidad que este crédito pueda obtenerse de algunos países amigos que han expresado su predisposición de apoyo en este sentido. Los recursos de este crédito estarían esencialmente dirigidos a cubrir los retrasos en los pagos al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial, al Banco Interamericano de Desarrollo y la diferencia, a cubrir retrasos con otros organismos bilaterales y regionales.
Cuarto, es de crucial importancia anotar que la ejecución de las tres consideraciones anteriores no garantiza que automáticamente el flujo neto de recursos externos en los primeros dos años sea positivo ni mucho menos masivo. Esto, al margen de quienes sean los conductores de la política nacional en esos períodos y de la favorable predisposición de los organismos financieros internacionales para atender la difícil situación del país.
Quinto, dada la delicada circunstancia del país, las cuatro consideraciones anteriores serán ineficaces y contraproducentes para el reto de crecer, si no están acompañadas de un sólido programa social de emergencia (PSE). Este PSE debe estar dirigido a proteger a los grupos sociales más vulnerables, de los efectos negativos que inevitablemente se derivaránn de la puesta en marcha de un programa de estabilización económica.
Estas consideraciones importantes de corto plazo sólo tienen sentido si se enmarcan en una perspectiva de mediano y largo alcance. En efecto, ellas sólo son prerrequisitos para sentar las bases de una inversión productiva nacional y extranjera que permita la obtención de aquel objetivo mínimo del crecimiento económico.
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