La Moralidad del Poder de Castigar (Sobre "Vigilar y Castigar" de Michel Foucault, Veinte Años Después)
Enviado por Jorge Dávila
- Del suplicio al castigo
- El nacimiento de la prisión
- La disciplina: condición de posibilidad de la prisión
- El sistema carcelario y la sociedad normalizadora
- Veinte años después: a modo de conclusión
Este es un resumen interpretativo del texto de Michel Foucault "Vigilar y Castigar" que tiene como subtítulo "El nacimiento de la prisión". Es un libro publicado en 1975 siendo el resultado de un proceso de investigación de varios años, ligado al tema de la prisión y concentrado, fundamentalmente, en el caso de Francia.
Es uno de esos textos que no se debería resumir, porque, además de no poder decir todo lo que dice el texto, se corre el riesgo de insinuarle a futuros lectores que no lean el libro, sino que se queden con el resumen. Es un libro que hay que leer varias veces. Sin embargo vamos a romper la norma, mediando en ello el juego riguroso de la interpretación.
La interpretación que aquí se presenta es ampliamente sesgada. Fácilmente se pueden encontrar varios caminos distintos para resumir ese libro y muchos niveles de especificación conceptual en los que se puede concentrar el resumen. Se puede hacer una lectura estrictamente metódica, o estrictamente técnica teniendo en cuenta el análisis de documentos historiográficos, y hasta una lectura estrictamente filosófica. La interpretación que acá se presenta está resumida en esta frase tomada del mismo texto:
Les "Lumières" qui ont découvert les libertés ont aussi inventé les disciplines.
Esta frase puede traducirse de varios modos, haciendo cambios en una sola palabra, la que Foucault coloca entre comillas. El traductor de la versión en español traduce así:
"Las luces que descubrieron las libertades también inventaron las disciplinas"
Hay otras dos traducciones que se pueden hacer variando simplemente el término "Lumières":
"La ilustración que descubrió las libertades también inventó las disciplinas"
O se pudiera leer:
"La modernidad que descubrió las libertades, también inventó las disciplinas"
Esta frase, así traducida, resume esencialmente el modo como aquí se interpreta el texto; es decir, todo el trabajo de "Vigilar y Castigar" se puede entender como el esfuerzo intelectual por mostrar lo que está comprendido en esa frase. Desarrollaremos la interpretación siguiendo estas cuatro etapas:
1. Del Suplicio al Castigo: Surgimiento del "problema" de la moralidad de castigar. El asunto que se plantea Foucault para investigar es el surgimiento del
"problema" de la moralidad de castigar. Por eso, el título de esta interpretación sugiere que el tema es la moralidad del castigo. Tal surgimiento ocurre en el salto del suplicio al castigo, que presentaremos en esta primera etapa.
2. La "hipótesis" foucaultiana sobre el nacimiento de la prisión. En esta etapa mostraremos, utilizando algunas expresiones del mismo autor, cuál es la hipótesis sobre el nacimiento de la prisión.
3. De la Disciplina como condición de posibilidad de la prisión. La tercera etapa es
el despliegue de esa hipótesis; es decir, mostrar cuál fue la condición que hizo posible que surgiera esa institución tan particular que llamamos prisión; y esa condición que la hizo posible queda resumida en la noción de Disciplina (o de Poder Disciplinario).
4. Del "Sistema Carcelario" a la "Sociedad Normalizadora". Finalmente mostraremos que Foucault entiende esa raíz de posibilidad de la prisión, a saber la Disciplina (el Poder Disciplinario), como expresión de lo que da en denominar un "Sistema Carcelario", e insinúa, finalizando el texto, que ese sistema carcelario inunda o se esparce por todo el ámbito social conformando lo que llama una "sociedad normalizadora".
I. DEL SUPLICIO AL CASTIGO.
El autor se propone hacer un estudio histórico sobre la prisión y limita el asunto, como es inevitable para cualquier historiador, en el tiempo y en un cierto espacio geográfico. Cronológicamente el estudio abarca el período desde finales del siglo XVII hasta mediados del siglo XIX; es decir, la época clásica y la transición de la época clásica a la contemporaneidad que estamos viviendo. Por otra parte, Foucault restringió el material historiográfico que revisó al caso francés, con algunas pequeñas referencias a otros casos europeos, e incluso algunas muy breves al caso norteamericano, sobre todo a mediados del siglo pasado.
Realmente esto no hace falta decirlo, porque la pretensión no es la de un estudio que explique, con rigurosidad de "ciencia histórica", cómo surgió el fenómeno y porqué se dio en el caso francés. La precisión histórica es una excusa para reflexionar sobre un tema más grande; es lo que hemos querido expresar sugiriendo que el tema fundamental de la obra es el asunto de la moral del poder del castigo. Más que la reconstrucción de un pasado perdido, se trata de la "historia del presente", del modo como hemos sido constituidos históricamente en lo que concierne a la moral del castigo.
El problema relativo a que el castigo ha de tener una justificación, una legitimación, una moral, lo ve surgir Foucault en el tránsito de un modo de organizar el castigo en la sociedad, a otro modo de organizar el castigo en la misma sociedad. Dicho tránsito se ubica entre dos momentos históricos, antes de 1789 y después de 1789 (antes de la Revolución Francesa y después de la Revolución Francesa). En otras palabras, entre el momento histórico correspondiente al régimen político monárquico y, después de la caída del régimen monárquico, el momento histórico correspondiente al régimen político republicano. 1789 es finales del siglo XVIII; durante la Revolución Francesa y después de la Revolución Francesa cunde en Europa el espíritu de lo que damos en llamar Las Luces, La Ilustración y que ahora hemos dado en llamar Modernidad.
¿Cómo caracteriza, esquemáticamente, Foucault esos dos modos organizativos? El castigo en el régimen político de la monarquía, cualquiera fuese el atentado contra lo que está establecido, asumía, por excelencia, la forma del suplicio. El suplicio es cualquier horror que se le hace a un cuerpo humano para que termine en la muerte (la horca, el patíbulo, la guillotina, etc..). Ocurre que en un cierto espíritu –por así llamarlo– comienza a hacerse problema el que el hombre tenga que ser sometido a la tortura o al suplicio.
¿Porqué un cuerpo humano tiene que ser sometido a semejantes horrores?
¿Porqué no castigar de un modo que no sea el suplicio? El suplicio obviamente es el exceso o el abuso –por así decirlo– del castigo. Con el término castigo2 va a denotar Foucault la modalidad de imponer una pena sobre un acto cometido que resulta inaceptable para algo que se halla establecido; no se puede aceptar tal acto, pero su rechazo no amerita llegar al extremo de proceder según el suplicio. La justificación de lo inaceptable del acto, es la raíz del problema de la moralidad.
Utilizaremos algunas expresiones del mismo autor para intentar mostrar ese momento; es decir, ese surgimiento del problema de la moralidad.
El autor expresa el modo como surge, digamos en la mente, en el espíritu de una época, esa idea de un castigo que sustituye al suplicio en una forma que nosotros seguimos arrastrando; es la misma idea actual. Dicho en sus términos: "La necesidad de un castigo sin suplicio se formula, en primer lugar, como un grito del corazón o de la naturaleza indignada: en el peor de los asesinos, una cosa al menos es de respetar cuando se castiga: su ‘humanidad’…"
No en vano los que llamamos "derechos humanos" tienen su carta de nacimiento en la declaración de los derechos universales del hombre, sentenciada en la primera República francesa. ¿Cómo en esa época, llamada de la Ilustración o de Las Luces, se forja esa idea de que la ‘humanidad’ hay que respetarla? Se hace, francamente, en oposición a lo que era la práctica de la monarquía, –del tipo de castigo de la monarquía– a saber, por excelencia, el suplicio. "En esta época de las Luces… se le niega el hombre a la barbarie de los suplicios… como límite de derecho: frontera legítima del poder de castigar". Se instaura una norma, una norma que está colocada en el derecho, y que se presenta como una restricción. Se da en forma negativa y no en forma positiva. ¿Qué es lo que no hay que hacer? Dicho por el autor, "No es aquello sobre lo que tiene que obrar si quiere modificarlo, sino lo que debe dejar intacto para poder respetarlo". ¿Qué es eso? Su humanidad, la que "marca el límite puesto a la venganza del soberano". Como se verá más adelante, en un resumen comparativo sobre los modos de organizar el poder de castigar, la forma típica del castigo en el suplicio se entiende como una venganza, y es siempre la venganza del Rey aunque la ejecute el verdugo. "El "hombre" que los reformadores3 han opuesto al despotismo del patíbulo, es también un hombre-medida; no de las cosas sino del poder". ¿Hasta dónde el poder puede castigar a un hombre? Hasta que no atente contra su humanidad.
Página siguiente |