- A manera de Prólogo
- Introducción
- El Aguinaldo del Municipio Benítez en el contexto nacional y regional
- Lo Folklórico y lo Popular en el Aguinaldo Venezolano
- Análisis de muestras de Aguinaldos venezolanos
- El Aguinaldo en la Región de Paria: variedad tradicional popular
- Variedad Creativa e Interpretativa del Aguinaldo en el Municipio Benítez
- Conclusiones
- Recomendaciones
- Referencias Bibliográficas
A manera de Prólogo
El presente trabajo, dirigido a los investigadores, promotores culturales, músicos, compositores, estudiantes y educadores, fue elaborado con la finalidad de contribuir con el estudio, promoción y difusión de las composiciones aguinalderas del Municipio Benítez, la subregión de Paria (Estado Sucre) y sus autores. Las conclusiones respectivas se desprenden del previo análisis de muestras de villancicos (españoles y otros países) y de aguinaldos nacionales, regionales y locales. Para tal fin, fue necesario contextualizar este género en el marco de su situación socio-educativa y cultural venezolana actual.
Desde hace algunos años, muchos investigadores, pensadores y defensores de la identidad cultural venezolana, han mostrado su preocupación por la pérdida de los valores venezolanistas, con la consecuente sustitución de los mismos por otros exógenos que no guardan ninguna relación con nuestra realidad pre y post hispánica, caso particular de las costumbres, tradiciones y modas, tanto europeas como norteamericanas (EEUU y Canadá).
En el caso de la celebración de la Natividad del Niño Jesús en Venezuela, nuestras costumbres se concretizan con la realización de las Misas de Aguinaldos, fabricación de la multisápida Hallaca, dulces caseros, elaboración del pesebre, cocción del chicharrón, reuniones y reencuentros familiares, composición y cantos de Aguinaldos, parrandas, diversiones, visitas y regalos a los niños el 24 de diciembre. Se une a esta feliz jornada la celebración del Día de los Inocentes (28 de diciembre), despedida de fin de año y celebración del Año Nuevo: "¡Feliz Año! "
Sin embargo, durante muchos años, las costumbres decembrinas venezolanas se han visto atacadas y disminuidas por el embate de los vientos exógenos del consumismo. Muchos de sus elementos característicos han sido modificados o sustituidos por extrañas y tentadoras ofertas de "progreso" (¿?) e imitaciones de costumbres culturales colonizadoras. Don Mario Briceño Iragorry (1897), preocupado como muchos venezolanos, denunciaba, en su "Mensaje sin destino" (1950), lo siguiente:
Pero hemos llegado todavía a más en nuestra inconsciente aventura de destruir la fisonomía de la nación. Todos los años en los alegres días pascuales, veo con dolor, y lo ven todos los que sienten en venezolano, cómo la destrucción de nuestro acervo popular llega hasta lo menudo que formó nuestro viejo espíritu. Lo antiguo, lo nuestro, lo que daba cierta fisonomía a nuestras costumbres, ha ido desapareciendo al compás de modas importadas. La ola del mercantilismo anglo-americano ha llegado a apoderarse de nuestros valores criollos para sustituirlos por símbolos exóticos, ante los cuales se pliegan fácilmente los curiosos y pedantes imitadores de novedades. Y así la Navidad no es hoy en Venezuela la antigua fiesta de los abuelos criollos. Es la fiesta de los intrusos abuelos yanquis. Durante ellas no se desean "Felices Pascuas", como lo hacían ayer no más nuestros buenos padres: hoy s envían tarjetas con versos en inglés para augurar "Merry Christmas". nosotros desalojamos las costumbres de nuestros mayores, para adoptar alegremente las que nos imponen los explotadores forasteros.
Si Simón Bolívar reapareciera en noche de Navidad.en lugar de la hallaca multisápida, que recuerda la conjunción de lo indio y lo español, y del familiar dulce de lechosa, le ofrecerían un suculento pavo, traído del Norte.No oiría los villancicos que alegraron su niñez triste; le cantarían, en trueque, una melancólica "carol" aprendido en discos "Columbia". Y Bolívar redivivo en su Caracas nutricia, pensaría cómo su obra quedó reducida.atada a un coloniaje. tal vez repetiría dolorido, ahora con mayor razón: "aré en el mar".(p. 311).
La inquietud melancólica y la denuncia venezolanista de Mario Briceño Iragorry actualmente se mantiene más viva que nunca. La misma coincide con los venezolanos prestos y decididos a luchar por encontrarnos nuevamente con nuestros propios valores y forjar la identidad que necesitamos para defendernos ante invasiones que sólo dejan tristeza y pobreza. Ha existido una lucha tácita y tenaz no declarada ante tales ciclones transculturales. La misma inocencia, ingenuidad y lealtad generacional de los valientes Cultores Populares han podido resistir con sus composiciones e interpretaciones, las costumbres decembrinas en sus humildes hogares, la muestra de afecto y amistad, su entusiasmo y creencias religiosas.
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