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El movimiento obrero argentino durante Dictadura 1976-1983

Enviado por Eduardo Corvalán


Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. El movimiento obrero ante el programa represivo y regresivo del PRN
  3. Dualismo sindical. Estrategia u orientación espontánea
  4. Consecuencias para la corporación obrero sindical
  5. Conclusión
  6. Bibliografía

Introducción

Desde que la clase obrera, y su organización sindical, poseen una plaza social de importancia se han sucedido intentos para limitar los alcances efectivos de la misma, siempre pensada como atentatoria de los intereses de las clases antagónicas sociohistóricamente construidas. La Argentina no es un renglón aparte a lo largo de su historia en cuanto a esos intentos, cada uno con sus propósitos, formas y efectos a cuestas, puesto que el conflicto social le ha sido inherente. Esto último quiere significar que el Proceso de Reorganización Nacional dista de ser una isla en dicha conflictividad, pero sus especificidades en el tratamiento a lo que se percibió como "el problema obrero" lo hacen plausible de acalorados estudios y debates académicos, y no tan académicos también.

Es porque consideramos historiográficamente inacabado el asunto del movimiento obrero durante la pasada dictadura militar que en estas líneas nos proponemos realizar un estado del arte, de ningún modo perentorio, pero que nos permita acercarnos a un objeto de estudio difícil de atrapar. La naturaleza de la organización obrera, del sindicalismo en sí, tanto como la de las opciones de clase enfrentadas, se pusieron de manifiesto en tiempos del Proceso, por lo cual hallamos allí la razón que nos estimula a analizar las condiciones que hicieron posibles no sólo lo actuado en ese período sino también en las secuelas que un proyecto autoritario tan reciente han dejado para la sociedad argentina.

Por tanto, desde el asunto obrero queremos articular nuestro trabajo en base a tres ejes interrelacionados; estos son, en primer lugar, el análisis de la respuesta que el sector dio al proyecto llevado adelante durante la etapa 1976-1983, sobre todo poniendo el acento en la tesis de la pasividad obrera y sus detractores; en un segundo momento, se profundizará en el papel que las diferentes vertientes sindicales jugaron en la relación de la corporación con el régimen militar, con centro en las opciones de oposición y negociación que se barajaron entonces; y, por último, dado que entendemos las dos cuestiones antes enunciadas, junto a la arremetida militar, como motores de una posible génesis, queremos detenernos en las consecuencias que terminado el período se advierten para la estructura obrera y sindical, y desde allí a la movilización popular en general.

El movimiento obrero ante el programa represivo y regresivo del PRN

Entre las primeras disquisiciones que se han hecho respecto al movimiento obrero y sindical en tiempos del Proceso de Reorganización Nacional, la "tesis de la pasividad" de la corporación fue objeto de debate ya a principios de la década del ochenta. En suma, el tema de la actitud tomada por el movimiento frente a las políticas represivas y regresivas implementadas por el régimen encontraba su espacio, dando claras muestras de la importancia que el sector, porqué no la clase obrera, había reunido en la historia argentina a lo largo del último siglo. Las formulaciones iniciales en torno a la cuestión fueron de Francisco Delich(1), quien postuló tempranamente la inmovilidad obrera y sindical durante la última dictadura, a causa de la desaparición de un conjunto de variables sociales y políticas que habían hecho pujantes a la clase trabajadora y a las organizaciones que las representaban desde el surgimiento del peronismo.

En otro texto, Delich(2) señala que la clase obrera y sus sindicatos se advierten inmóviles durante el período, tanto desde el punto de vista social cuanto a la actividad sindical en sí. El autor, más allá de lo que marca como una escasa movilidad obrero sindical, plantea que cuando efectivamente se movilizaron lo hicieron mutando sus formas de acción históricas. Pero, esta afirmación merece para Delich algún matiz, puesto que ni la movilización de bancarios, metalúrgicos o lo que encuentra como tentativa de paro general en 1979 alcanzan para cambiar la caracterización general en una coyuntura represiva que pondera un no proceder que debe ser analizado, sobre todo porque el autor encuentra una corporación sindical en el máximo de su fortaleza histórica para el tercer peronismo, situación que llama su atención debido al inmovilismo que destaca para el conjunto a partir del 24 de marzo de 1976(3). Con mayor precisión, Delich explica que esta merma en el poder corporativo del sindicalismo, que el autor señala en términos de fuerte movilidad obrera, es el mayor desde mediados de los "50. Instancia que Palomino(4) destaca como de fuerte poder y control de la dirigencia sindical previa al golpe basado en la adhesión política de los trabajadores con el peronismo.

En esa coyuntura de inmovilismo obrero, Delich encuentra una paradoja aparente en la intervención del régimen al proteger el empleo y, a la vez, hacer retroceder el salario real, cuestión que finalmente respondería a una estrategia específica para la contención de la protesta social y cubrir las necesidades del tipo de capitalismo impulsado, comandado por las transnacionales tras la crisis del petróleo de 1973, según Ernesto Ceballos(5).

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