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El envejecimiento poblacional, una realidad que nos atañe a todos


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Principios de las Naciones Unidas a favor de las personas Adultas Mayores
    3. Situación General del Envejecimiento en Cuba
    4. Programas revolucionarios dedicados a nuestros Adultos Mayores
    5. Conclusiones
    6. Bibliografía

    El presente trabajo trata sobre la situación general que tiene el envejecimiento en Cuba, así como de la manera que la Revolución Cubana ha contribuido a ayudar a este sector poblacional sobre el que en años anteriores recayó el peso general de la sociedad en los maestros, médicos, ingenieros, obreros, en fin en todos los jubilados que hoy disfrutan de un merecido descanso que puede ir acompañado de actividades beneficiosas a su nuevo estado y a su edad.

    El envejecimiento poblacional es un fenómeno natural y social que incumbe a todos. Es fruto del desarrollo de la humanidad. 

    Se afirma que el organismo humano está diseñado para vivir más de 100 años.  Mas el  reto consiste en garantizar la calidad  de  la vida. No basta con aumentarle años a la vida, sino fundamentalmente, vida a los años.

    Especialistas del Ministerio de Salud Pública aseguran que Cuba es el tercer país de América que elevó en casi 20 años la esperanza de vida de su población en las últimas cuatro décadas, sólo superado por Estados Unidos y Canadá. Según los expertos, la expectativa de vida se ha elevado a 75,5 años en los últimos 40 años -en 1959 era de 59,5 años.

    Se vaticina que unos cuatro millones de cubanos llegarán a los 60 años o más en las tres primeras décadas del siglo XXI, cifra que representará el 35 por ciento de la población total (actualmente es de un 14,5 por ciento).

    Asistimos a una situación singular: más y más personas sobrepasan las barreras cronológicas que el hombre ha situado como etapa de vejez y que convierte al envejecimiento poblacional en, quizás, uno de los retos más importantes para las sociedades modernas.

    En cuanto a este tema podemos decir que las Naciones Unidas han determinado una serie de principios a favor de las personas de la Tercera Edad y fueron adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas (resolución 46/91) el 16 de diciembre de 1991. Se exhortó a los gobiernos a que incorporasen estos principios en sus programas nacionales cuando fuera posible. Algunos puntos salientes de los Principios son los siguientes: Independencia , Participación,Cuidados, Autorrealización, Dignidad

    Independencia

    Las personas de edad deberán:

    • tener acceso a alimentación, agua, vivienda, vestimenta y atención de salud adecuados, mediante ingresos, apoyo de sus familias y de la comunidad y su propia autosuficiencia;

    • tener la oportunidad de trabajar o de tener acceso a otras posibilidades de obtener ingresos;

    • poder participar en la determinación de cuándo y en qué medida dejarán de desempeñar actividades laborales;

    • tener acceso a programas educativos y de formación adecuados;

    • tener la posibilidad de vivir en entornos seguros y adaptables a sus preferencias personales y a sus capacidades en continuo cambio;

    • poder residir en su propio domicilio por tanto tiempo como sea posible.

    Participación

    Las personas de edad deberán:

    • permanecer integradas en la sociedad, participar activamente en la formulación y la aplicación de las políticas que afecten directamente a su bienestar y poder compartir sus conocimientos y habilidades con las generaciones más jóvenes;

    • poder buscar y aprovechar oportunidades de prestar servicio a la comunidad y de trabajar como voluntarios en puestos apropiados a sus intereses y capacidades;

    • poder formar movimientos o asociaciones de personas de edad avanzada.

    Cuidados

    Las personas de edad deberán:

    • poder disfrutar de los cuidados y la protección de la familia y la comunidad de conformidad con el sistema de valores culturales de cada sociedad;

    • tener acceso a servicios de atención de salud que les ayuden a mantener o recuperar un nivel óptimo de bienestar físico, mental y emocional, así como a prevenir o retrasar la aparición de la enfermedad;

    • tener acceso a servicios sociales y jurídicos que les aseguren mayores niveles de autonomía, protección y cuidado;

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