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La diferencia entre el animal y el hombre

Enviado por samidejsj


    1. Desarrollo del tema
    2. Conclusión
    3. Bibliografía

    "la diferencia entre el animal y el hombre no esta en la presencia o ausencia del alma , ni en las diversas estrategias de conservación, está en la diferente dialéctica que se establece entre el cuerpo y el ambiente. El animal se adapta al ambiente natural, el hombre se relaciona con él para trascenderlo, en este sentido es que podemos entender la expresión nietzscheana de que el hombre es un ser indeterminado.

    El alma está en la capacidad humana de ir más allá del ambiente natural para hacerse uno virtual que, a su vez, se hará real gracias a la técnica que frente a la inadecuación de lo dado, promueve la pasión por lo posible".

    Relación alma y cuerpo en Gelhen

    Introducción

    El siguiente ensayo tiene como objetivo, analizar la relación entre alma y cuerpo según las categorías de Gelhen, teniendo como base el párrafo anterior que se ha escrito a manera de epígrafe, con el propósito de tener una ventana que nos vaya dejando entrar el rayo de luz con el que veremos las pistas para realizar el análisis sobre lo que pretendemos, utilizando por supuesto las categorías con que Gelhen nos presenta su teoría.

    Desarrollo del tema

    Antes de adelantarnos a buscar las pautas que nos ayuden para el desarrollo del tema, sería necesario anotar en primer lugar, que Gelhen parte de un presupuesto por el cuál, trata de aclarar previamente la definición sobre la esencia del hombre, partiendo de las premisas en las que argumenta que, naturalmente ni las religiones, ni las ciencias, ni los modos de entender el mundo, salen airosos cuando se trata de responder efectivamente a la cuestión planteada, es decir, la esencia del hombre.

    Para Gelhen es necesario tener en cuanta que existe un ser vivo que adopta una postura con respecto así mismo, (imagen), es decir, debido a los impulsos y propiedades que percibe en sí mismo y a través de sus semejantes. Pero aun así, el hombre no puede ser comprendido desde sí mismo, sino que tiene que interpretarse con categorías extrahumanas.

    Ahora bien, si nos preguntamos por la necesidad de hacer una interpretación de la esencia del hombre, la entenderíamos si el hombre fuera un ser que se encuentra de antemano, "en sí mismo y consigo mismo una tarea, que tuviera que hacer comprensible y poner en claro al llevar a cabo su propia interpretación". Todo depende si es posible desarrollar un análisis empírico del hombre. Entonces el hombre no sería solo el ser que ha de tomar una posición por cualquier tipo de motivos humanos, sino que, también sería en cierto modo un ser inacabado, es decir, un ser que estaría situado ante sí o ante ciertas tareas que se le habrían dado por el mero hecho de existir.

    Según Gelhen, la tarea de tratar de describir al hombre no se ha conseguido y la causa es porque no se presentan conjuntamente el exterior y el interior, la morfología y la psicología, el alma y el cuerpo, pues estos han sido siempre mundos extraños, más aún, la afirmación de que el hombre es una unidad cuerpo-alma-espíritu, sigue siendo bastante abstracta.

    Ahora bien, siendo de gran importancia la idea de un ser práxico no terminado, entraríamos al campo de la physis del hombre. Pues según Gelhen, la definición sola como ser espiritual no permite ver claramente una conexión entre lo corporal y la razón o espíritu, a sabiendas de que el hombre morfológicamente como contraposición con los otros mamíferos, está determinado biológicamente por muchas carencias, entre ellas como el revestimento de pelo, órganos de ataque, o de huida, etc. Por esta razón, tiene una carencia mortalmente peligrosa para su vida. Es así, como podemos observar que desde el punto de vista biológico- evolutivo, el hombre parecería un ser muy primitivo, mientras que el animal por tener órganos aparentemente más desarrollados, se vería biológicamente como un ser más desarrollado; pero la clave está en que el hombre por ser un ser carencial desde el punto de vista orgánico, es como está abierto al mundo, y que además le es imposible por su naturaleza, vivir en un ambiente fragmentario concreto.

    Según Gelhen, cabría plantearse la pregunta ¿cómo un ser que por esencia no es comparable con ningún otro animal? Entonces vemos que efectivamente la apertura al mundo es una carga, por estar el hombre sometido a una sobreabundancia de estímulos de tipo no animal. Entonces, desde aquí el hombre está enfrentado a una tarea de urgencia física y vital, es decir, el hombre debe transformar esas condiciones carenciales en oportunidades que le permitan prolongar su vida.

    En efecto, para Gelhen, la esencia de la capacidad humana, desde la más pequeña hasta la más alta, es desarrollada por el mismo hombre en polémica con el mundo, esto lo hace mediante su industria propia, en un sistema de pilotaje y coordinación, que hace que la capacidad de operar se alcance después de que haya pasado largo tiempo.

    La relación del hombre con el medio natural se hace efectivamente para trascenderlo, ya que por ser un ser que tiene un primitivismo orgánico y carencia de medios, es incapaz de adaptarse a cualquier esfera de la naturaleza, en forma realmente natural y original. Es así, como desde el punto de vista de Gelhen, el hombre es un ser práxico porque es no-especializado y carece de un medio ambiente adaptado por naturaleza. A su vez, la naturaleza transformada por el mismo hombre en algo útil para la vida se llama cultura y este es el mundo humano. Ahora bien, el que exista un ser no especializado y por tanto abierto al mundo, es lo que apunta a la acción, -según Gelhen- por la mutación pragmática y cautelosa de las cosas desde el punto de vista medio.

    De otra parte, encontramos que mediante la acción y el lenguaje, se ve solucionada la tarea de orientarse en el mundo de tal manera que éste quede a su disposición y al alcance de su mano. Es entonces una operación de descarga que según Gelhen, rompe con la inmediatez; de ahí, que las cosas entren en la experiencia y se abran comunicativamente siendo apartadas hasta que el ojo humano sólo domina un mundo ordenado y neutralizado. De las complexiones morfológicas del hombre se sigue la transformación de lo elemental en medio que permite la prolongación de la existencia.

    Para Gelhen, en el lenguaje la comunicación sensomotora acontece una vez más concentrada. En este tipo de comunicación se acrecienta el estado real del mundo siendo el menos penoso y el más descargado, pues ahí está la dirección de procesos sensomotores que al ser asumida por el lenguaje, es llevada a la perfección y a partir de aquí es de donde se realiza continuamente el paso de lo físico a lo espiritual y por tanto se puede realizar y entender. Entonces según Gelhen, "el proceso descrito que llega hasta el lenguaje, guía la tarea antropológica hasta la cima". En resumen, dice Gelhen, que en el lenguaje se encierra todo el comprender de los hombres, siguiendo la dirección de una actividad, un mundo y un futuro común.

    Es preciso también reconocer que, para Gelhen, hay un punto muy importante en el que debemos fijarnos al realizar este análisis, y es en lo que se refiere a las acciones y a las pulsiones. Según Gelhen, como la conciencia y el obrar del hombre trabajan siempre más allá de lo inmediato, es decir, hacia el futuro, se hace necesario pues, que las indigencias y las pulsiones funcionen en dirección del conocimiento, de la acción y de la previsión. Así pues, el hombre es entonces un ser práxico en el que la vida pulsional debe tener una estructura, o sea debe ser orientable, a decir, contener no sólo indigencias de necesidad, sino también circunstancias con las que debe ir a la par su variabilidad. Entonces, dice Gelhen, "la clave para comprender la estructura pulsional es la acción" .

    Ahora bien, nos hemos acercado a un hecho importante sobre el cuál encontramos que, entre lo más elemental de las indigencias y las satisfacciones exteriores está ubicado el sistema que orienta en el mundo y la acción o en otras palabras el mundo de la praxis y la experiencia objetiva que discurre a través de los sentidos. Es pues, la reducción de los instintos, la que de una parte se ve desmontado el automatismo directo y por otra, un nuevo sistema de comportamiento descargado de la presión de los instintos es liberado. Según Gelhen, en este sistema "existe una dilatada dependencia tanto de las acciones, como de la conciencia pensante y percipiente con respecto a las indigencias y pulsiones elementales". Es en efecto, una facultad que desengancha las dos partes, o expresado de otro modo, es la facultad de crear un hiato. El hiato según Gelhen, es el que descubre una inversión de pulsiones extraordinaria. Nuestro comportamiento racional tiene todos los días la meta de partir y comer, pero también se puede prescindir de eso saliéndose de lo cotidiano e introduciendo un estado subjetivo mas acá del hiato.

    En un ámbito particular, como por ejemplo, en los pueblos primitivos cuando realizaban cultos o poseían artes que hacían para provocar estados de trance, es donde encontramos una inversión de las pulsiones que hay que entender como lo formula Gelhen, un acrecentamiento progresivo del dominio de las pulsiones, y que se realizan simbólicamente como medios para expresar hechos internos y estáticos del hombre. Es entonces, en esa facultad de retener las pulsiones y de variar el comportamiento donde se pone al descubierto un estado interior y es aquí donde nos topamos con que la base vital de ese fenómeno llamado alma está según Gelhen en el hiato.

    Conclusión

    Finalmente, podríamos argumentar que en Gelhen, la relación de alma cuerpo, está efectivamente en la capacidad humana de ir más allá de lo meramente natural. Y como dice el mismo Gelhen: "en el lenguaje normal se llama alma aquello que se da a conocer en imágenes o representaciones, siendo esta la capa o estrato de las pulsiones; también en las indigencias conscientes y en los interese orientados". En el hiato se orientan paulatinamente las indigencias y las acciones. Determinando que, las indigencias se satisfacen con contenidos que se toman del entorno y por ende son dotadas y alimentadas por imágenes a través de la experiencia; y como fin último el hombre puede tener un objetivo en una actividad concreta y después una indigencia de ella; mientras tanto la imagen y la pulsión hacia la meta de esa actividad y sobreviviendo a toda mutación inmediata se refugian o descansan en su alma.

    BIBLIOGRAFÍA

    GELHEN Arnold. EL HOMBRE, Edit. Sígueme Salamanca, 1997.

     

     

    Samuel Darío Moreno Rincón

    Pontificia Universidad Javeriana

    Facultad de Filosofía

    Antropología Filosófica