- Mitos. Definición de mito
- Milagros. Definiciones
- Sacramento. Definición de sacramento
- Deidificación o apoteosis
- Canonización
- Ordenación sacerdotal
- Posible procedimiento para la elaboración de los evangelios
- La obra del Espíritu Santo
- Fuentes
Para adelantar cualquier investigación bibliográfica se debe preferir los textos históricos a los textos religiosos. Los textos históricos serán siempre más fiables que los religiosos porque no están deformados por la fe y el afán proselitista. Cuando sobre un tema existe y sólo se usa información religiosa es conveniente advertirlo.
Mitos. Definición de mito
– Es un producto de la imaginación relatado con palabras o representado con imágenes.
– Es algo que no existe naturalmente sino en forma de palabras o imágenes.
– Explica una parte de la realidad, recurriendo a acciones de dioses o personajes de leyenda.
– Responde a inquietantes preguntas que se formulan.
– Magnifica personajes, hechos, sociedades.
– Representa el ideal de lo que se desea alcanzar, tener o ser.
– Distorsiona, exagera, infinitiza cualidades.
– Responde a deseos o sueños del momento o de un grupo concreto.
Todas las culturas disponen de relatos sobre cómo se formó el mundo o sobre qué nos sucederá después de la muerte. Este género de relatos existe desde tiempo inmemorial. Los mitos han jugado un importante papel en la historia del conocimiento. La mitología griega estuvo en el origen mismo de la filosofía.
Milagros. Definiciones
– Es una acción contraria al orden natural, a las leyes o fuerzas de la naturaleza.
– Es la violación de alguna ley de la naturaleza. Por ejemplo: Milagro sería que algún muerto resucitara, la ley natural es que los muertos no resucitan. Milagro sería que alguna fruta no cayera del árbol, que quedara flotando en el aire, la ley natural es que las frutas caen de los árboles, sin que queden flotando en el aire.
– Como las violaciones de la leyes naturales son imposibles, lo más seguro es que el testigo o narrador de un milagro fue engañado y nos engaña.
Sacramento. Definición de sacramento
Sacramentum proviene del verbo sacrare 'hacer santo' y el sufijo -mentum, "medio para". Entonces, sacramento es un instrumento para hacer santo.
Sacramentos cristianos.
Las Iglesias católica, ortodoxa y copta, reconocen siete sacramentos:
1. Ordenación Sacerdotal: Instrumento para dotar sólo a ciertos hombres de poderes divinos.
2. Bautismo: Instrumento para quitar el pecado original.
3. Eucaristía: Instrumento para convertir el pan en cuerpo y el vino en sangre de Jesús.
4. Confirmación: Instrumento para afianzar una persona en la fe cristiana.
5. Confesión: Instrumento para perdonar los pecados.
6. Matrimonio: Instrumento para unir según la ley divina a un hombre con una mujer.
7. Unción de enfermos: Instrumento para perdonar pecados a los enfermos.
Deidificación o apoteosis
Deidificación o apoteósis se llama a la ceremonia con la cual autoridades religiosas y/o civiles intentaban, o aún intentan convencer al pueblo de que la persona deidificada, viva o muerta, adquiere poderes o recibe gracias divinas.
Con esta ceremonia los antiguos colocaban en el panteón de los dioses a héroes, emperadores, emperatrices u otros mortales. O ensalzaban exageradamente a alguien con alabanzas y honores. En la actualidad algunas religiones usan ceremonias de deidificación para ordenar sacerdotes o canonizar santos.
Esta ceremonia se inició en Oriente, entre los asirios, los persas, los egipcios, pasó a los griegos y después a los romanos, y afirmaba la creencia de que los hombres virtuosos en vida y después de su muerte pertenecían a la categoría de los dioses.
Los antiguos tributaron homenaje primero al astro benéfico del que recibían la luz y fecundaba la tierra. Luego cuando empezaron a vivir en sociedad, distinguieron con su reconocimiento a aquellos que aumentaban su bienestar, considerándolos como nuevas divinidades. En base de ello, autoridades religiosas y civiles, se concedieron honores divinos, a sí mismos, o los concedieron a gobernantes, a veces despreciables o perversos, que no tenían ningún derecho al reconocimiento y respeto de los pueblos, y los colocaron entre los héroes inmortales:
La primera deidificación o apoteosis de que se hace mención es la de Osiris y luego la de Belo. Ciro fue el primer gobernante adorado como un dios aún viviendo. Alejandro Magno, ordenó que se le rindiesen honores divinos.
Los griegos deidificaban a sus héroes y líderes con magníficos funerales, les erigían soberbias tumbas, les rendían honores divinos, les elevaban altares, les inmolaban víctimas, como sacrificios y les organizaban fiestas o juegos anuales que celebraban con la mayor pompa.
Los griegos concedían las apoteosis o deificaciones por la autoridad de un oráculo, y los romanos por un decreto del senado.
Augusto renovó la ceremonia de apoteosis o deidificación a favor de Julio César. Esparció la voz de que Venus había llevado su alma a la morada de los dioses en el momento en que fue asesinado. Los siete días en que se celebraron los juegos fúnebres en honor de Julio César coincidieron con la aparición del cometa, stella crinita. Esta circunstancia dio mayor autoridad a la apoteosis y se creyó que aquel astro fuese la residencia o el alma de Julio César. Se edificaron templos al nuevo dios Julio César, se le ofrecieron sacrificios y su estatua fue siempre representada con una estrella sobre la cabeza. Hasta algunos observadores manifestaron que en todo el año inmediato a su muerte el Sol estuvo algo pálido.
Después de César todos los demás emperadores fueron deidificados a la categoría de dioses.
Muerto el emperador y enterrado con gran pompa y magnificencia, se celebraba una fiesta con mezcla de alegría y de tristeza, en toda la ciudad.
Se colocaba a la entrada del palacio imperial un lecho de marfil muy elevado, cubierto de tapices tejidos de oro, sobre el que se ponía una figura de cera que representaba al emperador pálido y enfermo. A la izquierda permanecía una gran parte del día el Senado vestido de luto, es decir, con vestiduras blancas, y a la derecha las más distinguidas matronas romanas, sin llevar dijes de oro ni otros adornos preciosos. Todos los demás podían visitar también al pretendido enfermo. Este luto se guardaba por siete días.
Al final de los siete días algunos jóvenes escogidos del orden ecuestre y senatorial tomaban el supuesto cadáver y lo llevaban sobre sus espaldas por la vía sacra al antiguo foro. En los dos lados del foro se armaban muchas gradas para que jóvenes y doncellas distinguidas cantaran alternativamente graves y melancólicos versos en honor del difunto.
De allí trasportaban la figura de cera, en el lecho, fuera de la ciudad al campo de Marte, donde habían construido un catafalco cuadrado con largas vigas. El catafalco era una plataforma elevada o tarima alargada en la que se colocaba el supuesto cadáver. El catafalco se decoraba en negro o en los colores propios del cargo del difunto, rojo en el caso de reyes y sumos sacerdotes. El supuesto cadáver ataviado también con el traje fúnebre correspondiente a su rango.
El interior del catafalco se llenaba de materias combustibles, y el exterior se cubría de tapices tejidos de oro, de estatuas de marfil y de ricas pinturas. Sobre el catafalco se elevaba otro más pequeño y adornado del mismo modo, como alegoría de un faro destinado, como en los puertos, a alumbrar y servir de guía.
Alrededor del catafalco se colocaban aromas, perfumes, flores, resinas, que exhalaban una suave y grata fragancia. Todas las naciones, todas las ciudades, todos los grandes del imperio hacían alarde al ofrecer estas últimas ofrendas a su antiguo señor, que se colocaban simétricamente junto al catafalco.
La caballería daba algunas vueltas en torno del catafalco, haciendo varias piruetas semejantes a danzas pírricas. Coches magníficos, dirigidos por personas distinguidas vestidas con ropas adornadas de púrpura, seguían los movimientos de la caballería. Finalmente el príncipe que seguiría al frente del imperio tomaba una tea y prendía fuego a la pira. Esta acción era secundada con alabanzas de alegría por toda la comitiva. Una vez que las aromas y las materias combustibles se encendían se hacía salir de lo alto del catafalco un águila que, volando lejos, decían llevaba al cielo el alma del deidificado, al que después de esta ceremonia se le tributaban los mismos honores que se rendían a los dioses más antiguos.
Canonización
La canonización es el acto mediante el cual la Iglesia Católica deidifica, o sea, declara como santo a una persona fallecida. Anteriormente, los individuos eran reconocidos como santos sin requerimientos o procesos formales.
Hay cinco pasos en el proceso oficial de la causa de los santos, transcurridos cinco años desde la muerte del candidato o candidata:
Etapa Inicial: "Se postula la Causa"
Primera etapa: la persona es declarada "Siervo de Dios".
Segunda etapa: la persona es declarada "Venerable".
Tercera etapa: beatificación, la persona es declarada "Beato", requiere de un milagro atribuido al candidato.
Cuarta etapa: canonización, la persona es declarada "Santa, requiere de la autenticación de otro milagro.
Siervo de Dios
El Obispo diocesano y el Postulador de la Causa piden iniciar el proceso de canonización. Y presentan a la Santa Sede un informe sobre la vida y las virtudes de la persona, en todos los casos debe morir perteneciendo a la Iglesia Católica.
La Santa Sede, por medio de la Congregación para las Causas de los Santos, examina el informe y dicta el Decreto diciendo que nada impide iniciar la Causa, con el cual el Obispo diocesano dicta el Decreto de Introducción de la Causa del ahora Siervo de Dios.
Venerable
Con este título de Venerable se reconoce que un fallecido vivió virtudes heroicas. Este reconocimiento lo hace el Cardenal correspondiente a la zona geográfica donde vivió esa persona, en la catedral o basílica más importante de esa zona.
Beato
Para este reconocimiento se requiere un milagro obtenido a través de la intercesión del Siervo de Dios y verificado después de su muerte. El milagro no es necesario si la persona ha sido reconocida mártir. Este reconocimiento lo hace el Papa o un Cardenal en nombre del Papa generalmente en la Basílica de San Pedro o en la Plaza de San Pedro del Vaticano. En algunos casos, puede que la Ceremonia de Beatificación, se efectúe en el lugar de nacimiento de la persona a beatificar.
Santo
Con la canonización, al beato se le da el título de santo. Para la canonización hace falta otro milagro, en total dos milagros o un milagro, más haber muerto como mártir, atribuido a la intercesión del beato y ocurrido después de su beatificación. Esta canonización la hace el Papa en la Basílica de San Pedro o en la Plaza de San Pedro del Vaticano. En el caso del Papa Juan Pablo II, las Canonizaciones las realizaba en el País de Origen del Beato a canonizar, durante sus Viajes Pontificios por el Mundo. En la actualidad, se efectúa en algunos casos en el País de Origen del Beato a canonizar.
Mediante la canonización se concede el culto público al santo en la Iglesia católica. Se le asigna un día de fiesta y se le pueden dedicar iglesias y santuarios.
Ordenación sacerdotal
Instrumento para dotar sólo a ciertos hombres de poderes divinos.
Funciones. Tres son las funciones principales recibidas por el sacerdote: predicación, celebración de los sacramentos y gobierno pastoral.
Mediante este sacramento se invita al clérigo a proclamar el evangelio, a celebrar los divinos misterios y a guiar al pueblo de Dios.
Administración del sacramento. Solo los obispos consagrados pueden conferir el sacramento del orden. En la ordenación de presbíteros para el clero diocesano, es el propio obispo, es decir, aquel que gobierna en la zona donde vive el ordenando, quien confiera la ordenación. Puede hacerlo fuera de su diócesis si tiene permiso del obispo correspondiente.
En la ordenación de un obispo, se pide que haya al menos otros dos obispos consagrantes. No es lícita la ordenación de un obispo sin el permiso expreso del Papa.
Sujeto. Para la validez de la ordenación dentro de la Iglesia católica, se requiere que el ordenando sea de sexo masculino. Que tenga las cualidades necesarias a juicio del obispo propio o del superior mayor de la orden religiosa. Que no le afecte una irregularidad o impedimento.
Efectos. Los efectos son de carácter indeleble. Quienes abandonan el ministerio o son suspendidos no pierden el carácter sacerdotal.
El rito de ordenación. La ceremonia consiste en la imposición de manos por un obispo y la oración ritual, signos del sacramento. A este rito esencial se le han añadido otros ritos, entre los que se pueden destacar la entrega de instrumentos o la postración. En la ordenación de un obispo debe de haber al menos tres obispos.
Posible procedimiento para la elaboración de los evangelios
El grupo de discípulos y amanuenses encargados de la redacción de cada evangelio, posiblemente tuvieron que realizar las siguientes tareas:
1ª. De las tradiciones escritas y orales de las culturas, judaica, romana y griega, hicieron un listado de: Creencias. Profecías. Milagros. Parábolas. Mitos. Dogmas. Sacramentos. Proverbios. Mandamientos.
2ª. Seleccionaron un determinado número y redactaron un texto para cada uno de estos elementos.
3ª. Redactaron un pasaje de la vida de Jesús en que se involucrara con cada uno de estos elementos.
Versículos del mito sacramental de la ordenación sacerdotal
Jesús llama a cuatro pescadores
Mc 1:16-20 (Mt 4:18-22; Lc 5:1-11)
1:16 Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.
1:17 Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.
1:18 Y dejando luego sus redes, le siguieron.
1:19 Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan su hermano, también ellos en la barca, que remendaban las redes.
1:20 Y los llamó; y ellos dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, y le siguieron.
Jesús llama a Mateo o Leví
Mc 2:13-14 (Mt 9:9, Lc 5:27)
2:13 Después volvió a salir al mar; y toda la gente venía a él, y les enseñaba.
2:14 Y al pasar, vio a Leví hijo de Alfeo, sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo: Sígueme. Y levantándose, le siguió.
Jesús deidifica a doce apóstoles
Mc 3: 13-19 (Mt 10:1-4, Lc 6:12-16)
3:13 Después subió al monte, llamó a los que él quiso, y vinieron a él.
3:14 Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar,
3:15 y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios:
3:16 a Simón, a quien puso por sobrenombre Pedro;
3:17 a Jacobo hijo de Zebedeo, y a Juan hermano de Jacobo, a quienes apellidó Boanerges, esto es, Hijos del trueno;
3:18 a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananista,
3:19 y Judas Iscariote, el que le entregó. Y vinieron a casa.
Mc 6:7-12, 16:15
6:7 Después llamó a los doce, y comenzó a enviarlos de dos en dos; y les dio autoridad sobre los espíritus inmundos.
6:10 Y les dijo: Dondequiera que entréis en una casa, posad en ella hasta que salgáis de aquel lugar. 6:12 Predicad que los hombres se arrepientan.
16:15 Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
Llamamiento y deidificación de setenta discípulos
Lc 9:2, 10:1-12, 22:31-33
9:2 Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.
10:1 Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir.
10:2 Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
10:3 Id; he aquí yo os envío como corderos en medio de lobos.
10:4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni calzado; y a nadie saludéis por el camino.
10:5 En cualquier casa donde entréis, primeramente decid: Paz sea a esta casa.
10:6 Y si hubiere allí algún hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si no, se volverá a vosotros.
10:7 Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa.
10:8 En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante;
10:9 y sanad a los enfermos que en ella haya, y decidles: Se ha acercado a vosotros el reino de Dios.
10:10 Más en cualquier ciudad donde entréis, y no os reciban, saliendo por sus calles, decid:
10:11 Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros.
10:12 Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma, que para aquella ciudad.
22:31 Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo;
22:32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.
22:33 El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte.
Deidificación de apóstoles por Jesús resucitado
Mc 16:14-18
16:14 Finalmente se apareció a los once, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó su incredulidad y dureza de corazón a los que le habían visto resucitado, porque no habían creído.
16:15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
16:16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. 16:17 Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
16:18 tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Mt 28:16-20;
28:16 Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
28:17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.
28:18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
28:19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
28:20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Lc 24:36-49
24:36 Mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
24:37 Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu.
24:38 Pero él les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos?
24:39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
24:40 Y diciendo esto, les mostró las manos y los pies.
24:41 Y como todavía ellos, de gozo, no lo creían, y estaban maravillados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer?
24:42 Entonces le dieron parte de un pez asado, y un panal de miel.
24:43 Y él lo tomó, y comió delante de ellos.
24:44 Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos.
24:45 Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras;
24:46 y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día;
24:47 y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.
24:48 Y vosotros sois testigos de estas cosas.
24:49 He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.
Jn 20:19-23
20:19 Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana, estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos, vino Jesús, y puesto en medio, les dijo: Paz a vosotros.
20:20 Y cuando les hubo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
20:21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.
20:22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
20:23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.
Mt 10:20
10:20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros.
La obra del Espíritu Santo
Jn 16:5-15
Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros.
16:5 Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas?
16:6 Antes, cuando os he dicho estas cosas, la tristeza ha llenado vuestro corazón.
16:7 Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.
16:8 Y cuando él venga, suministrará al mundo pecador, justicia y juicio.
16:12 Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar.
16:13 Pero cuando venga el Espíritu Santo, él os guiará a la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará a todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
16:14 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
16:15 Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Fuentes
http://es.wikipedia.org/wiki/Apoteosis#
http://milenioscopio.blogspot.com
http://classicgrandtour.files.wordpress.com
http://amigo-ignis.blogspot.com
http://www.fsspx-sudamerica.org
http://www.paroquiasantana-saojoaquim.com.br
http://3.bp.blogspot.com
http://iglesia.net/biblia/libros/
http://biblelessonsite.org
Autor:
Rafael Bolívar Grimaldos