La conducta suicida en los últimos años ha tenido un peligroso incremento en la población a nivel mundial. El presente trabajo consiste en una monografía del tema, abordado en las etapas de la adolescencia y en adultos. Investigaciones recientes plantean que son estas etapas del desarrollo más vulnerables a tener esta conducta. Planteamos la necesidad tanto de profesionales como de la familia de incluirse al trabajo preventivo para impedir que se produzcan deficiencias en el desarrollo del individuo para que no existan consecuencias físicas, psicológicas o sociales negativas.
Palabras claves: Conducta suicida, factores de riesgos y Prevención.
El suicidio es una de las causas de defunción más frecuente a nivel mundial y como tal plantea un problema de salud a conocer y resolver. La palabra suicidio significa ¨SUI¨ sí mismo y ¨CIDIUM¨ matar; Abate Desfontaine utiliza este término en el siglo XVIII por primera vez.
La incidencia de esta conducta se remonta a la existencia misma del hombre y varían sus características de acuerdo con la cultura y la estructura socio-económica existente. Como fenómeno individual se ha conocido en todas las sociedades. A escala global, el suicidio representa el 1,4% de la carga mundial de morbilidad. En investigaciones realizadas sobre esta problemática se plantea que en este milenio los suicidios registrados en todo el mundo superan la cifra de muerte por homicidio y por guerras.
Las investigaciones realizadas recientemente sobre este tema, dentro y fuera de nuestro país, no revelan con certeza sus causas, se consideran un hecho multifactorial y conocer los factores de riesgo puede predecir en cierta medida la posibilidad de su ejecución.
Según la Organización Mundial de la Salud el suicidio se ubica entre las 10 primeras causas de muerte en el mundo, la cual estima que al menos 1110 personas se suicidan cada día y lo intentan cientos de miles, independientemente de la geografía, cultura, religión, etnia, etc y alerta sobre el incremento de las tasas de suicidio como una tendencia creciente sobre todo en la población joven, planteando que cada 42 segundos alguien hace un intento suicida con ocurrencia del suceso, cada 17 minutos sobre todo en jóvenes entre 5 y 14 años de edad, los que en determinado momento de su existencia sienten que la vida no tiene sentido por diferentes causas entre las que están: enfermedades físicas o mentales, la pérdida de una relación valiosa, un embarazo oculto o no deseado, las dificultades cotidianas de un mundo convulso; convirtiendo al suicidio en la mejor y única opción para ellos. En trabajos realizados en el mundo se han encontrado que la frecuencia del suicidio es mayor en los hombres que en las mujeres.Se han explicado diversas teorías para conocer por qué una persona intenta quitarse la vida. Las teorías psicológicas, sociológicas, etc. Pero el suicidio debe ser considerado un hecho de causa multifactorial en el que intervienen factores biológicos, psicológicos y sociales y se da por una falla de los mecanismos adaptativos del sujeto frente a su medio; por una situación conflictiva actual o permanente que genera un estado de tensión emocional.
Internacionalmente se reportan cifras de incidencia entre 10 y 25 por 100 000 habitantes. Países como Sri Lanka y Hungría presentan cifras superiores, mientras que Jordania aparece con la más baja tasa. Cuba, con una tendencia descendente, muestra en los últimos años una tasa inferior a 20 por 100 000 habitantes, aunque ocupa un lugar entre las primeras causas de muerte en las edades entre 14 y 49 años por los que nos hace pensar que constituye un problema de salud que debemos abordar.
Nuestro Ministerio de Salud Pública desde el año 1985 puso en vigor un programa de prevención de la conducta suicida, en el que se norman el desarrollo de un conjunto de acciones de salud, encaminadas a prevenir la conducta suicida. El concepto de prevenir es ampliamente utilizado en muchos campos de las ciencias sociales y médico, del cual se hace necesario detenernos en algunas definiciones, significa adoptar cuantas medidas sean necesarias para impedir que se produzcan deficiencias en el desarrollo del individuo para que no existan consecuencias físicas, psicológicas o sociales negativas. El Programa Nacional de Prevención y Control de Conducta Suicida, que fue establecido en 1989 señala que el mayor número de acciones deben ser ejecutadas por el médico y la enfermera de la familia, junto al psiquiatra, psicólogo y la trabajadora social dirigido hacia el individuo, su familia, y el medio ambiente. El objetivo de dicho programa es reducir la morbilidad de intento suicida, los lineamientos establecen: evitar el primer intento suicida, la repetición del intento suicida y el desenlace final.
Se considera conducta suicida cualquier acción mediante la cual el individuo se causa una lesión, independientemente de la letalidad del método empleado y del conocimiento real de su intención, se produzca o no la muerte del individuo.
Suicidio, cuando a consecuencia del intento suicida se produce la muerte.
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