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Algunas premisas para la formación de estrategias de aprendizaje en la tradición del pensamiento pedagógico cubano (página 2)


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4. Lograr la expresión cabal del pensamiento.

5. Lograr la aplicación de los conocimientos adquiridos (teórico y prácticos) a la transformación de la realidad natural y social y al propio hombre.

Junto al padre Varela otra figura que desde la enseñanza primaria, rechazó los métodos que conducían a la pasividad del estudiante en la actividad: José de la Luz y Caballero.

Luz desarrolló una importante teoría del conocimiento".empezar por lo concreto para elevarse a lo abstracto, la práctica antes de la teoría, para después, con el progreso de la ciencia, ser secundada después por el progreso de la teoría."[2]

Se aprecia en la filosofía del pensamiento pedagógico de Luz y Caballero, que "desde la ciencia misma hay que enseñar la estrategia"[3]. Si se analiza lo planteado por Luz puede apreciarse que existe una distinción sumamente importante en la estrategia de aprendizaje: "enseñarla" desde la clase.

En este mismo sentido, tanto Varela como Luz encuentran en el método una posibilidad importante en la acción del pensamiento. Transformar el método de enseñanza, implica transformar la estrategia de aprendizaje.

Se convierte por tanto en una valiosa arma de combate, pues comenzaba a gestarse los primeros intentos de lucha por transformar la incipiente sociedad de criollos nacidos en la isla de Cuba.

Las ideas reformistas fueron creándose como base de objetividad, por lo que las fuentes de cambio ya estaban identificadas. Evidentemente la transformación de la teoría educativa y su filosofía, gestó un nuevo pensamiento político en la época.

Puede apuntarse un aspecto relevante que marca la relación entre la formación de las estrategias de aprendizaje y el método de enseñanza.

Segunda mitad del siglo XIX hacia primera mitad del siglo XX

En este período José Martí (1853-1895) y Enrique José Varona (1849-1933), entre otros, constituyeron algunos de los principales exponentes del pensamiento pedagógico cubano.

Martí como figura cimera que aborda en su obra ideas acerca de las estrategias de aprendizaje, revela la evolución que han tenido las mismas en el pensamiento pedagógico nacional.

Es importante destacar que la corriente Humanista de Martí constituyó un pilar decisivo para el inicio de la segunda guerra por la independencia.

En él se expresaba la continuidad de una línea de pensamiento auténticamente cubano y estimulaba de hecho con su obra, la fecundación del espíritu independentista y su afán por la total separación de la metrópoli española.

En la fuente de su pensamiento pedagógico se aprecia la integración de los conocimientos y las habilidades a lo axiológico.

Martí consideró al igual que los maestros que lo precedieron la imperiosa necesidad de un pensamiento auténticamente revolucionario y una ética, en la formación de una estrategia de lucha que fuese común en su objetivo, pero singular en su acción.

El pensamiento de Martí constituye la expresión de una visión revolucionaria en la educación. Tanto Martí, como Varela y Luz consideraron la esencia de la enseñanza en el método que utiliza el maestro para dirigir la formación de sus alumnos y por ende de sus estrategias de aprendizaje.

Lograr un aprendizaje de calidad implica una enseñanza acorde con las exigencias del desarrollo de los estudiantes y su relación con el contexto histórico.

En el centro del proceso, el alumno es protagonista de su aprendizaje, y como guía, su maestro, que tiene que propiciar en el primero riqueza espiritual y garantizar que se apropie de los saberes para la vida. En tal sentido apuntaba el Maestro:

"Qué todo parezca fácil, que todo se haga agradable que todo se enlace: he aquí el trabajo de la enseñanza objetiva"[4]

Se aprecia la importancia de una enseñaza verdaderamente objetiva, que permita la comprensión y la articulación de todos los contenidos formativos de la educación. La importancia que la atribuye al método de enseñanza, premisa de una estrategia para aprender mejor.

Martí consideró en todo momento el valor del método y la formación de buenos hábitos en el aprendizaje. No cabe duda que una actividad verdaderamente formativa es aquella que permite la integración de todos los contenidos tanto sociales, políticos, éticos, estéticos y científicos.

Desde el propio acto del aprendizaje el maestro decide cómo es qué enseña a sus alumnos y propicia en él el acto de apropiación de la cultura en todas sus dimensiones.

El maestro deberá procurar que su alumno aprenda estudiando y en este sentido señala:

"El estudio es un mérito; pero la imitación es un error: más que un error, una dejación de la dignidad de la inteligencia" [5]

Aquí se evidencia una verdadera crítica al "Conductismo" como fuente del aprendizaje y vía de la enseñanza. También puede interpretarse como un acto de fraude. En este sentido el estudio constituye la vía fundamental del aprendizaje y a su vez del desarrollo.

Enseñar a estudiar, aunque no esté explícitamente declarado, es la expresión de la formación de una moral de aprendizaje alejada de la reproducción mecánica del conocimiento. Considera la imitación como la pérdida de los valores de la inteligencia.

En todo proceso formativo se reconoce que paralelamente a la asimilación del conocimiento, en la formación de las habilidades, se forman hábitos, valores, sentidos de la moral, sentidos estéticos, sentimientos patrios que constituyen las directrices de la enseñanza.

Por último puede apuntarse que en la obra de José Martí se ilustra el modelo de hombre a formar, la concepción de hombre de la cual se parte, como filosofía del pensamiento pedagógico revolucionario. Sin ideas concluyentes el Maestro se dirigía hacia una visión universal de la educación, la cual expresa el carácter transformador de la enseñanza.

Para él, el aprendizaje debía darse de manera autodirigida, en este sentido apuntó:

".no hay mejor sistema de educación que aquel que prepara al niño a aprender por sí.

"Asegúrese a cada hombre el ejercicio de sí propio." [6]

He aquí la máxima expresión de una concepción de la formación verdaderamente integral, donde se aprecia la importancia de la independencia como rasgo fundamental en la preparación del hombre para enfrentar la vida.

No cabe duda, que en este planteamiento Martí convoca a formar en el estudiante aquellas estrategias que le permitan aprender por sí mismo. Esto garantiza un hombre socialmente útil.

También es importante considerar los aportes del pensamiento pedagógico de otros maestros latinoamericanos. En este sentido Simón Rodríguez (1771-1854), maestro de Simón Bolivar, planteó "Aprender a ser hombre; aprender a aprender."[7], constituyó parte de sus objetivos educativos, por lo que se puede interpretar que desde el punto de vista pedagógico existía en él una intención en educar a sus estudiantes en las formas y procedimientos que utilizan para aprender.

Conclusiones

Hasta aquí se pueden identificar en la historia de la educación cubana algunos puntos de contacto entre el pensamiento pedagógico y la formación de estrategias de aprendizaje que constituyen algunas de las premisas para fundamentar esta propuesta: el valor del método (en lo fundamental los métodos productivos) como vía para la formación de las estrategias de aprendizaje, el principio ético de un aprendizaje responsable, basado en la reflexión crítica y la toma de conciencia sobre el proceso de aprendizaje, la clase como espacio fundamental para la formación de las estrategias de aprendizaje y el fin último de la formación de las estrategias para aprender considerado la educación integral del hombre en correspondencia al momento histórico en que vive y a sus necesidades individuales.

Es preciso tener en cuenta que en el sentido filosófico de la educación, se aprecia una tendencia en las bases de la enseñanza de la época a propiciar la formación de un estudiante independiente, responsable y protagonista de su aprendizaje[8]

Sin dudas pudiera profundizarse aún más en el estudio histórico desde el punto de vista pedagógico para una teoría de la formación de las estrategias de aprendizaje. Solo cabe apuntar que este artículo pretende estimular a sus lectores para que continúen abordando esta importante dimensión del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Bibliografía

  • Chávez J. A. y otros. Acercamiento necesario a la Pedagogía General. Edita Pueblo y Educación. La Habana, 2005.

  • Chávez J. A. Bosquejo histórico de las ideas educativas en Cuba. Edita Pueblo y Educación. La Habana, 1996.

  • Guerra R. Diccionario del Pensamiento Martiano. Edita Ciencias Sociales. La Habana, 2002

  • Sosa E. y Penabad A. Historia de la educación en Cuba. Tomos 3 y 4. Editan Pueblo y Educación y Ediciones Boloña. La Habana, 2001.

  • Varea V. y otros. Antología de la Historia de la Pedagogía Universal II. Edita Pueblo y Educación. La Habana, 1988.

 

 

 

Autor:

Lic. Camilo Boris Armas Velasco

Profesor Asistente

Departamento de Formación Pedagógica General

Universidad Pedagógica para la Educación Técnica y Profesional

"Héctor A. Pineda"

La Habana, Cuba

Diciembre de 2008

[1] Chávez J. Bosquejo histórico de las ideas educativas en Cuba. Edita Pueblo y Educación. La Habana 1996. p.23

[2] Ibídem, p.30

[3] Chávez J. Conferencia en el Curso Doctoral. ICCP, 2007

[4] "La enseñanza objetiva y la biblioteca Didáctica mexicana", Revista Universal, México, 12 de enero de1876; Obras completas. Edición crítica, Centro de Estudios Martianos, 1985, t.2, p. 251. (En Valdés R. Diccionario del Pensamiento Martiano. Edita Ciencias Sociales. La Habana, 2002

[5] "La poesía. A Heriberto Rodríguez". El Federalista. México, 11 de febrero de 1876, t. 6, p. 368. (en Valdés R. Diccionario del pensamiento Martiano)

[6] "Botes de papel". La América , Nueva Cork, noviembre de 1883. t. 8 p.421

[7] Chávez J. Bosquejo histórico de las ideas educativas en Cuba. Edita Pueblo y Educación. La Habana 1996. p.38

[8] Cuestión que no es tratada de forma explícita y literal por estas figuras.

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