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Interdisciplinariedad de la teología espiritual (página 2)


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En este escenario hace su aparición la espiritualidad como garantía en la búsqueda objetiva de la verdad. El alma humana puede ser turbada, inquietada e incluso manipulada: pero, la espiritualidad de esa alma siempre será la conciencia que eleve al hombre hacia la búsqueda del sendero extraviado. Para el científico, como para todo hombre, el espíritu viene a ser la brújula guiadora hacia la verdad. El científico tiene como fin último la categoría de verdad, y ésta, siguiendo nuestra reflexión hasta ahora planteada, no puede encontrarse fuera del área espiritual, por ser el espíritu la parte más clara en el hombre. Es muy fácil que el investigador concentre sus energías en un aspecto delimitado de la realidad, mientras que la espiritualidad le abre los campos de oportunidad epistemológica.

Baste advertir que, a diferencia de una economía de la fe planteado desde la visión espiritual, que implica una autoridad, un mensaje divino y una regla de vida, la investigación científica se centra en un sector de actividad muy delimitado y dejado por completo a la libre iniciativa del hombre, que no comporta principio alguno de autoridad, aceptación de verdades dogmáticas ni principios éticos autónomos. [19]

4.1.3.- El espíritu provocador de virtudes, actitudes, cualidades y dones en la búsqueda científica.

El grado de espiritualidad del científico será clave para la formación de virtudes y actitudes que le ayuden a su propio quehacer científico. Virtudes, actitudes, cualidades, y dones como confianza, ahínco, fuerza, determinación, opción, valentía, carácter, disciplina, orden, paciencia, discernimiento, ciencia, sabiduría, entre otros solo pueden brotar de una espiritualidad que ha encontrado cierto grado de madurez.

El estudio científico requiere de estas y otras tantas realidades necesarias para la objetivación de los presupuestos que coloque en su investigación. En este rubro la espiritualidad tiene mucho que decir a todo hombre, y el científico no es la excepción. Hacen falta dotes que son el orgullo del científico, pero que constituyen también el distintivo de las sólidas virtudes y de la honradez intelectual características de todo autentico cristiano. [20]

4.1.4.- La espiritualidad como ayuda en la clarificación de intencionalidades del científico.

Generalmente las ciencias experimentales hacen su análisis científico externo a la propia reflexión intrínseca del sujeto investigador. Poco o nada se reflexiona sobre las intencionalidades emotivas y espirituales del científico, por ello la espiritualidad ayudaría en gran medida a la clarificación de estas intencionalidades. Si el científico en sus investigaciones parte de intencionalidades destructivas que brotan en su ser psíquico no integrado, los resultados de sus investigaciones podrían ser utilizadas en detrimento de la sociedad. Por esta razón, la espiritualidad puede ayudar enormemente a que el mismo sujeto reconozca la etiología de tales o cuales motivaciones.

4.1.5.- El espíritu siempre actúa en el científico.

En muchas ocasiones puede ser que el mismo científico, como cualquier ser humano, ni siquiera se dé cuenta del proceso espiritual que lleva en su vida. El ser espiritual no es cuestión de gustos, modas o disposiciones. En nuestra antropología teológica aceptamos que el espíritu de Dios ha sido colocado en nuestros corazones. Somos creados a imagen y semejanza de Dios. Cualquier hombre en sus cinco sentidos sabe y entiende que no es una simple criatura, posee algo más que cualquier otro ser vivo. Aunque existan hombres que niegan hablar de Dios, saben que existe algo o alguien que les trasciende y que seguramente en momentos críticos buscaran que les escuche.

En muchas ocasiones podemos constatar el silencio del espíritu. Algunos quizá no sepamos como escucharlo, otros quizá no queramos escucharlo y otros preferimos no escucharlo. Tal parece que el espíritu guarda silencio, pero no es así, su manifestación tiene muchas variantes manifestadas en la misma bondad de los actos humanos. Realmente, "allí donde existe algo bueno debe existir el respaldo de una fuerza espiritual, por eso bastará referir esas verdades particulares a su fuente primitiva para reconocerlas como don de Dios".[21]

4.2.- Aportaciones de la Ciencia a la Espiritualidad.

4.2.1.- La ciencia puede ayudar a la espiritualidad a mantener orden y disciplina

En el libro del génesis encontramos que el universo ha sido creado en un orden. Cada día Dios se ha ocupado en crear algo específico, e incluso ha descansado uno de los días. La ciencia puede ayudar enormemente a la espiritualidad a no olvidar esta categoría de orden ya presentado en el génesis. La ciencia puede ayudar a la espiritualidad a que cada iluminación que ésta tenga sea organizada en un orden y disciplina.

4.2.2.- La ciencia ayuda a la espiritualidad en su sistematización.

Una vez recaudada información en el ámbito espiritual, la ciencia se convierte en una gran herramienta para sistematizarla. En este rubro encontramos las grandes obras espirituales de muchos de los santos en nuestra querida Iglesia. Quizá en su momento, el santo jamás pensó en sistematizar los tesoros que tocaron su vida, sin embargo, para poder entender un poco de dicha experiencia, algunos hombres cercanos al santo sistematizaron su pensamiento para las futuras generaciones. De otra manera, las obras de los santos no hubiesen sido conocidas por la mayoría de nosotros.

Una ayuda visible desde el ámbito científico a las cuestiones espirituales se ve muy marcada en la Época Medieval con las grandes Summas Theológicas de grandes pensadores de entonces. De hecho el método científico aristotélico de causalidad era utilizado perfectamente por religiosos y no religiosos. No había conflicto entre física y metafísica, entre ciencia y religión. Puesto que todos usaban la misma metodología, los monjes podían ser científicos y los científicos podían ser monjes, ambos empeñados en una búsqueda común de la verdad. [22]

4.2.3.- La ciencia ayuda a una mejor praxis espiritual.

Una vez que se tengan datos espirituales obtenidos de alguna reflexión o experiencia, la ciencia puede ayudar a plantear una mejor praxis espiritual. Por citar solo un ejemplo, la praxis espiritual sin una buena ciencia metódica y pedagógica puede quedar en reflexiones que no aterricen en la praxis pastoral. Así por ejemplo, la psicología ayuda enormemente para clarificar nuestros comportamientos y actitudes en la praxis parroquial.

4.2.4.- Ayuda de las ciencias humanas a la espiritualidad.

Las ciencias humanas, precisamente por realizar su estudio desde el estadio antropológico, ofrecen gran variedad de ayuda al tema de la espiritualidad. Tres notas claras al respecto: Las ciencias humanas proporcionan a la espiritualidad nuevos accesos al conocimiento de la experiencia religiosa y, en consecuencia, nueva y más abundante información. [23]

Es difícil, por no decir imposible, querer contener el conocimiento que brota de una experiencia espiritual ya que no puede ser medible de manera material, sin embargo, las ciencias humanas, al menos pueden arrojar algunos datos que indiquen el proceso de la praxis espiritual. Las ciencias humanas estudian el funcionamiento, el cómo de la experiencia espiritual, no su intencionalidad ni su sentido ni su contenido trascendente. Pero, por lo mismo, ayudan a situar la trascendencia en los dinamismos de la inmanencia. Lo cual es referencia esencial para su discernimiento. [24]

Quizá la ayuda más significativa de las ciencias humanas a la espiritualidad radique en la visión integral antropológica que éstas le proponen. Las ciencias humanas abogan por entender al ser humano en su ser histórico-cultura. Podemos decir que las ciencias humanas ayudan a la espiritualidad para que el abordaje que del hombre hace, sea también desde su ámbito humano y no solamente espiritual. Las ciencias humanas obligan a la espiritualidad a percibirse a sí misma en correlación con los procesos humanos. Lo cual, indirectamente, está creando una visión antropocéntrica de la espiritualidad. [25]

Conclusiones

La Teología Espiritual es una disciplina teológica reciente con carácter científico, antes solo era un corolario de la teología moral, es a partir de Vaticano II que se da un auge al estudio de la Teología Espiritual[26]entendida como una experiencia de la vida cristiana, que lleva a la maduración espiritual, hasta ser adultos en Cristo, así una persona espiritual es aquella liberada por el espíritu de Cristo, que camina a la perfección.

Se considera, que la teología espiritual es una disciplina teológica, que basada en los principios de la revelación, estudia la experiencia espiritual cristiana, describe su desarrollo progresivo y da a conocer sus estructuras y sus leyes, en este sentido tiene algo que decir a las demás disciplinas teológicas y a las ciencias en general[27]

Se discurre, que la vida espiritual, supone una experiencia de Dios y su misterio, percibido en lo interior, como existente y actuante y como salvador en la historia. Para que la experiencia de Dios sea completa y tenga la mínima garantía de veracidad, no puede reducirse a lo meramente personal, y mucho menos aun que hacer interiorizado; sino que empuja a la transformación del mundo, de la historia y a la liberación del pecado personal y social.

Por último, afirmamos que la Teología Espiritual no se reduce a una mera aplicación concreta de los principios de la Teología Dogmática, ni tampoco se reduce a una parte integrante de la Teología Moral, es verdad que se enriquece de estas disciplinas, pero la Teología Espiritual tiene su propio camino de reflexión, es una disciplina teológica que se relaciona con las demás disciplinas teológicas, se enriquece de ellas y al mismo tiempo da sus propias aportaciones. Además la Teología Espiritual se relaciona y toma elementos de las ciencias humanas y es capaz de dar sus propias aportaciones para ayudar a tener una mejor comprensión del hombre.

Bibliografía

BERNARD Charles A, Introducción a la Teología Espiritual, Ed. Verbo Divino, Pamplona 1997.

BERNARD, Charles A., Teología Espiritual, Ed. Sígueme, Salamanca 2007.

D. SARTORE- A. M. TRIACCA- J.M. CANALS, Nuevo Diccionario de Liturgia, Ed. San Pablo, 3ª edición, España 1987.

JOHNSTON, William, Teologia Mistica: la ciencia del amor, Herder, 1997.

GAMARRA, Saturnino, Teología Espiritual, BAC, Sapientia Fidei 7, Madrid 1997.

GARRIDO, Javier, Proceso Humano y Gracia de Dios: apuntes de Espiritualidad Cristiana, Sal Terrae, Santander 1996.

RIVERA, José-IRABURU, J. María, Síntesis de la Espiritualidad Católica, Fundación Gratis, Pamplona 1999.

S. de FIORES-T. GOFFI-Augusto GUERRA, Nuevo Diccionario de Espiritualidad, Ed. San Pablo, 4ª edición española, España 1991.

CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA, Dei Verbum,  sobre la divina revelación, Roma 1965.

Síntesis de Espiritualidad Católica (14/nov/2013) en,

http://www.comunidadsiembranueva.org/ sintesis_de_espiritualidad_catolica.pdf.

La Teología espiritual en (26/11/13) http://www.itda.es/documentos/licenciatura_tema_15.pdf.

 

 

Autor:

Cornelio Mulatillo Ruiz

 

[1] GS n° 5.

[2] Cfr. Síntesis de espiritualidad católica (14/nov/2013) en, http://www.comunidadsiembranueva.org/ sintesis_de_espiritualidad_catolica.pdf

[3] Cfr. RIVERA, José-IRABURU, J. María, Síntesis de la Espiritualidad Católica, Fundación Gratis, Pamplona 1999 p. 9

[4] Nació en Berck-sur-Mer (Francia) en 1923 y murió en Roma el año 2001, Después de completar el curso de estudios en la Compañía de Jesús y obtuvo su doctorado en filosofía y uno de teología, durante muchos años fue profesor en la Universidad Gregoriana. Profesor de teología, dedico toda su vida al estudio y a la enseñanza de la espiritualidad, la exploración de todas las áreas de investigación, para comprender mejor la vida y la experiencia espiritual.

[5] Cfr. BERNARD, Charles A., Introducción a la Teología Espiritual, Ed. Verbo Divino, Pamplona 1997, pp. 9-14

[6] Cfr. Ibíd., pp.65-66.

[7] Cfr. BERNARD, Charles A., Teología Espiritual, Hacia la plenitud de la vida en el Espíritu, Ediciones Sígueme, Salamanca 2007, pp.66-ss.

[8] Cfr. BERNARD, Charles A., Introducción a la Teología Espiritual, p.71-ss

[9] Cfr. Ibíd., pp.69-70. p.9

[10] Cfr. Ibid., p.73-ss

[11] Cfr. BERNARD, Charles A., Teología Espiritual, pp. 63-64

[12] Cfr. GAMARRA, Saturnino, Teología Espiritual, BAC, Sapientia Fidei 7, Madrid 1997, pp. 11-13

[13] Cfr. Ibíd., 15-17

[14] Cfr. S. de FIORES-T. GOFFI-Augusto GUERRA, Nuevo Diccionario de Espiritualidad, Ed. San Pablo, 4ª edición española, España 1991, 1493-1494

[15] Cfr. D. SARTORE- A. M. TRIACCA- J.M. CANALS, Nuevo Diccionario de Liturgia, Ed. San Pablo, 3ª edición, España 1987, 676-677

[16] Cfr. BERNARD, Charles A., Teología Espiritual. Hacia la Plenitud de la Vida. p. 71-72

[17] Cfr. S. de FIORES-T. GOFFI-Augusto GUERRA, p. 246

[18] Cfr. Ibíd., p. 249.

[19] Cfr. Ibíd., p. 247

[20] Cfr. Ibíd., p. 246

[21] Ibid., p. 250

[22] Cfr. JOHNSTON, William, Teologia Mistica: la ciencia del amor, Herder, 1997, p. 124

[23] Cfr. GARRIDO, Javier, Proceso Humano y Gracia de Dios: apuntes de Espiritualidad Cristiana, Sal Terrae, Santander 1996, p. 76

[24] Cfr. Ídem

[25] Cfr. Ídem

[26] Cfr. CHARLES A Bernard, Introducción a la Teología Espiritual, p. 56

[27] Cfr. La Teología Espiritual en (26/11/13) http://www.itda.es/documentos/licenciatura_tema_15.pdf. 1

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