Crónica. La Minorista, una pequeña urbe en la gran ciudad (página 2)
Enviado por Alejandra Toro Mesa
Fernando tenía un puesto de alquiler de películas y venta de música en uno de los locales que hoy pertenece a Clara, pero él no deja de ir allí a pesar de que hace cinco años trasladó su negocio a Belén – La Mota.
Sus amigos y sus recuerdos se encuentran en ella. Él va se toma un café y habla con todos, se entera de lo que pasa, todos son como una gran familia.
"Yo tuve mi negocio aquí como ocho años, pero con la reestructuración que sufrió la plaza, decidí irme.
En el sector en el que yo tenía mi negocio, lo volvieron de productos desechables y de cosas por el estilo, así que era mejor que todo estuviera organizado como estaba pensado. Lo mejor era irme, pues mi puesto ya no tenía cabida en el sector que se encontraba", cuenta Fernando, mientras con su mano muestra el local que antes fue suyo y entre risas le dice a Clara que ella se lo quitó.
Ahora todo es tan organizado que para montar un negocio nuevo se tiene que pedir permiso, no se puede llegar y poner el negocio que se quiera, como sucedía antes.
Desde hace ocho años la Cooperativa de Comerciantes de la Plaza Minorista, Coomerca, y actualmente la Policía, han ido organizando todo, tanto la parte física como social.
Según el reportaje "Plaza de todos, Plaza de nadie", de Luz María Tobón "la Policía había salido de la Minorista porque fueron acusados por los comerciantes de ser cómplices de las bandas atracadoras que antes azotaban al mercado".
Junto con la colaboración de la Secretaría de Gobierno se inició un proceso de paz en el que se buscó la resocialización de los diferentes grupos armados. Julio César Piedrahita, gerente de la Cooperativa, cuenta cómo estos jóvenes cambiaron su vida, se les dio trabajo a algunos, porque a todos era muy difícil darles y como hoy día lideran diferentes programas para el desarme y la no-violencia.
Estos jóvenes que ahora luchan por la convivencia pacífica, llegaron a la plaza buscando el poder, y con el fin de vencer a las bandas de atracadores que habían en la Minorista, por la violencia que se gestaba en sus barrios y que los hizo, a muchos de ellos, formar bandas, para defenderse de las otras, además esto les permitía tener un sustento económico.
"La gente desconoce porque uno es malo, todo el mundo dice que mira ese tan malo, y no piensan que tal vez no era malo, sino que lo volvieron así", dice Jhon Atehortúa, uno de estos jóvenes.
Como Jhon muchos jóvenes se dedicaron a matar, a robar y a cobrar venganza por todo lo que les habían hecho en sus barrios, siendo aún unos niños.
Él por ejemplo fue obligado a unirse a uno de estos grupos porque lo amenazaron de muerte, luego huyó de su barrio y formó su propio grupo para poder defenderse de los otros, no se podían dejar matar así porque sí. "Yo estudiaba y era muy juicioso, pero a los once años me sacaron de mi casa y no pude volver. Sólo cuando decidí buscar la paz y empezar un pacto de resocialización, pude volver".
Ahora el grupo de jóvenes de la Minorista no sólo se dedican a trabajar sino que además estudian. Muchos están terminando el bachillerato, otros haciendo estudios en primeros auxilios, tratamiento y procesos de alimentos y cursos con los bomberos para atender emergencias, y dos ya están estudiando en la universidad.
Pero la gente desconoce la mayoría de procesos que se han vivido en y alrededor de la Minorista y aún les da mucho miedo ir. Desde hace ocho años estos jóvenes decidieron iniciar un proceso de paz. Con la ayuda del Gobierno y la Policía, lograron sacar los diferentes grupos armados y crear una conciencia de tolerancia y solidaridad.
Ahora ellos hacen parte de la vigilancia del lugar, vestidos de civil, cada uno tiene una función. Pero ante todo tienen claro que lo principal es hacer de la plaza un lugar seguro y tranquilo, no sólo para sus visitantes sino para los dueños de los negocios.
Para que no se tenga que repetir lo que en años anteriores, como comentaba Clara " aquí uno parecía robándose la plata de su propio negocio para poder sacarla, ahora uno puede andar con toda tranquilidad nadie te roba y fuera de eso están los bancos"
Los jóvenes que participan en este proceso de resocialización saben que la justicia ya no la pueden hacer propia, como lo hacían antes, matando a todo aquel que representaba un conflicto. No, ahora ellos trabajan de la mano con la Policía. "Si cogemos algún pillo por ahí, se lo entregamos a la Policía, ellos ya verán que hacen con él. Pero ya no usamos la violencia. Prácticamente ya no tenemos ni armas, no vemos la necesidad de hacer uso de ellas", dice Alexander Vergara, otro jóven perteneciente a este grupo.
"El lugar es tan seguro, que yo vengo y entrego mi mercancía a los puestos a los que yo les distribuyo, el arequipe y la leche condensada y salgo con más de dos millones de pesos en efectivo y no me pasa nada", cuenta Luz Elena Puerta, una usuaria frecuente de la Minorista.
"Además, yo aprovecho y compro algunas cosas que necesito para la casa. Así que es mucho lo que me demoro en la plaza y aunque uno anda con miedo de que le suceda algo por la cantidad de dinero que uno tiene, nunca me ha pasado nada. Me da más miedo cuando voy en el carro, siempre está uno esperando que le salga algún motociclista con un arma o algo por el estilo", concluye Luz Elena, mientras saca de su carro algunas canastas con sus productos, que en ese instante se dispone a repartir.
Ahora la Minorista tiene dos bancos, AV. Villas y Colpatria. Todos los propietarios y clientes, pueden tener acceso a sus servicios sin mayores inconvenientes y con la máxima seguridad.
Antes en la época de los grupos armados, de tanta sangre y vandalismo había un banco, el Banco Popular, pero lo tuvieron que cerrar. Tenía ladrón propio y en la semana, lo asaltaban una o dos veces.
Clara insiste, en que después de todo ese infierno que fue la Minorista, ahora para ella es un paraíso. Para ella como para Fernando, la Minorista es más segura que el resto de la ciudad.
Blanca Rosales, empleada doméstica, no cambia mercar en la minorista por nada. " Mis patrones me mandan a comprar las verduras a la Minorista y a veces al Éxito, pero yo prefiero la plaza, uno se siente más en confianza.
No importa como esté uno vestido y uno habla con los vendedores y se entera de chismes. Es lo más de bueno. En cambio en los supermercados lo miran a uno de abajo a arriba, como si uno se fuera a robar algo" termina diciendo Blanca, con un gesto de indignación.
Como Blanca estos jóvenes también son mirados por la sociedad de una forma despectiva sin conocer qué los llevo a ellos a esa vida de violencia, como comenta Jhon "Nosotros venimos de una fase de guerras. Nosotros éramos unos pelados estudiosos, trabajadores.
Cuando empezaron esos problemas de bandas de milicias nos tocaba volarnos del colegio, uno tenía que estar a las seis de la tarde en la casa, sino tenía problemas con los de las bandas. Ya a lo último nos dijeron que nos teníamos que meter a esa organización o sino empezaban a matarnos o hacernos ir del barrio y eso fue un hecho, porque nos hicieron ir a casi todos del barrio."
Jhon se fue para un pueblo a estudiar, él era de Moravia, la decisión de enfrentar a estos grupos llegó cuando los jóvenes que habían sido sacados del barrio decidieron reunirse porque estaban cansados de que los estuvieran amenazando y matando, "Si ellos nos están haciendo la guerra nosotros también, nos tenemos que defender".
En ese barrio estaban sus familias y no podían verlas, por eso y por la violencia empezaron a declararles la guerra a los jóvenes armados.
De otra parte llegaron a la Minorista porque allí había un grupo llamado milicias, que por la mañana supuestamente cuidaban y por la tarde robaban a la personas. Entonces la gente se cansó y decidieron contactarlos a ellos. Llegaron hace ocho años a la Minorista y empezaron un proceso de paz con la ayuda de la Gobernación y el Pastoral Social, no sólo allí, sino también en el Bosque y en Moravia.
Empezaron un cambio en la plaza, se dedicaron a orientar a la gente, a explicarles que la violencia no lleva a nada bueno, ya que ellos ya lo habían vivido, y les podían hablar desde sus propias vivencias.
Estos jóvenes no sólo están en este proceso de paz también participan en otros movimientos, Jhon por ejemplo trabaja con el Pastoral Social y hace parte del Movimiento Solidario por la Vida y el Desarme No mataras. Él Trabaja con los jóvenes de los barrios de los que están y que no están en el conflicto.
La iglesia y Secretaría de Gobierno los ayuda mucho, en estos momentos hay 15 ó 16 muchachos terminando el bachillerato que les tocó dejar hace mucho tiempo, es un proceso que los llevó no solo a dejar la violencia también a poder desarrollarse como mejores personas y profesionales que le pueden aportar a la sociedad.
En la Minorista hay seis jóvenes que trabajan con la Cooperativa Coomerca y los otros trabajan en espacio público. Ayudan a controlar que no haya problemas. Ellos colaboran como operarios de seguridad vestidos de civil, y en todas partes hay seguridad uniformada; se comunican por radio y si ven a alguien extraño o alguno de los jóvenes que antes robaban en la plaza inmediatamente lo retiran.
Gracias a la nueva seguridad, el hurto a los negocios y a la gente a disminuido en un 95%.
La plaza ahora es visitada por mucha gente que antes no lo hacía por miedo, la gente ya viene tranquila, porque saben la seguridad que hay. "Los pillos ya dicen que la Minorista no, porque si no los coge la Policía los cogen los muchachos", cuenta Julio César.
"Esto es una ciudad dentro de la ciudad, y como en todas partes hay gente que lo quiere y no lo quiere, Si hay 100 personas que no nos quieren hay 900 que si, y si esas 100 no nos quieren no nos vamos a ir en contra de ellas, sino que antes les damos a conocer de lo que ellos están haciendo es mal", comenta Jhon, mientras toma un lápiz y empieza a jugar con el pasándolo de dedo en dedo. Además dice que las personas deben recapacitar para el bien de todos, ya que ellos entendieron hace mucho tiempo que es bien y que es mal, la gente es la que necesita entenderlo ahora.
En Medellín hay 3 procesos que llevan 8 años, y son los que han tenido más acogida en los jóvenes: Movimiento No Mataras, el de la Minorista y Casamia que es de Santander, son los que más han durado debido a las ganas de estos jóvenes de salir adelante y el respeto que ahora sienten por las autoridades.
Las autoridades o mejor el Gobierno también es en parte el responsable de toda la problemática que es la violencia según Alexander: "los conflictos son por las ganas del pobre de tener lo que tiene el rico, esa es la problemática del país. Y si el Gobierno no empieza ayudarle a la gente pobre y de bajos recursos, siempre va haber guerra en el país. Los pobres siempre van a querer lo que tiene los ricos y los ricos ya están hastiados de lo que tienen".
Como él muchas personas le echan la culpa al Gobierno de muchos de los problemas de violencia pero si como este grupo de jóvenes muchos más decidieran dejar las armas y empezar una vida diferente, no sólo funcionarían bien tres de los procesos de paz sino muchísimos más.
Por:
Alejandra Toro Mesa
Sharay Rueda Sánchez
sharaysrs[arroba]yahoo.es
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