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Utilización de Medicina Homeopática en el manejo de la fiebre infantil (página 2)

Enviado por celia.diaz


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No administraremos al niño antibióticos antes de ser valorado por el pediatra. En la gran mayoría de los procesos febriles de la infancia no es necesario dar antibióticos y la utilización incorrecta de éstos no está exenta de riesgos (reacciones indeseables en los niños como diarrea, molestias abdominales…) y se relaciona con la aparición de bacterias resistentes. Los antibióticos no sirven para que ceda la fiebre. El niño no debe ser forzado a comer. En la mayoría de las ocasiones sólo se conseguirá que el niño se enfade y vomite el alimento. Salvo que pida otra cosa, debe mantenerse con una dieta blanda (leche, zumos, yogures, galletas, etc.). Es frecuente que en el contexto de un proceso febril que dura 2-3 días, un niño pierda algo de peso y lo recupere posteriormente.

A pesar de estas medidas, resumidamente, entre las opciones terapéuticas se incluye la hospitalización, el tratamiento hospitalario con o sin antibióticos y la observación con seguimiento meticuloso.

La medicina homeopática es una opción terapéutica inocua, muy efectiva y de resultados seguros y duraderos. Sin embargo, es poco conocida.

La Homeopatía es un método terapéutico que consiste en administrar al paciente, a dosis muy diluidas y previamente dinamizadas, el remedio que a dosis ponderables o tóxicas, provoca los mismos síntomas que se observan en el transcurso o con ocasión de la enfermedad a tratar.

Se basa en la aplicación práctica de la Ley de la Similitud, expresada por Hipócrates de la Isla de Cos, 520 a.n.e "…la enfermedad es producida por los semejantes, y por los semejantes que se hacen tomar al paciente, éste vuelve de la enfermedad a la salud…" y añade: "La fiebre es suprimida por lo que la produce y producida por lo que la suprime."

El fundador de la Homeopatía, Samuel Hanemann (1755-1843) experimentó sobre sí mismo los efectos de la corteza de Quinina, a dosis primeramente ponderables y regularmente crecientes, y después de cierto tiempo comenzó a presentar todos los síntomas del paludismo: Elevación de la temperatura, con estremecimientos y sensación interna de frío intenso, acompañado de castañetear de dientes, abundante transpiración y dolores articulares. Se sabe que este medicamento era el que poseían los médicos de la época para combatir las fiebres. Reduciendo cada vez más la dosis de quinina y aplicándosela con finalidades terapéuticas, Hanemann constató la desaparición de los síntomas febriles artificialmente provocados.

Los medicamentos homeopáticos son sustancias puras altamente diluidas y dinamizadas que pueden pertenecer a cualquiera de los tres reinos de la Naturaleza. Al elegir un remedio, éste debe adaptarse al individuo enfermo, es decir que la Terapéutica homeopática no incluye propiamente remedios para la fiebre o antipiréticos.

Para los homeópatas, la fiebre es en primer lugar un mecanismo de defensa del organismo contra la invasión de factores patógenos, posición que se ha mantenido por más de 200 años y es hoy cada vez más evidente.

La elevación de la temperatura por sí sola no constituye síntoma de valor homeopático: se trata de una reacción a una causa, en último caso, un síntoma general de poco valor para la selección del remedio. Son los síntomas peculiares, las modalidades de reacción de los pacientes, los útiles para seleccionar el remedio, el cual de todas formas, suele ser muy efectivo, rápido y suave para combatir la fiebre.

Remedios más utilizados

Aconitum Napellus: Es un remedio vegetal y la droga de primera elección para combatir la fiebre de aparición aguda en niños. Sin embargo, es mucho más efectivo si la fiebre comenzó después de una exposición al frío seco, al viento o a un susto. Es útil para aliviar cualquier género de miedos o cualquier consecuencia de exposición al frío. Es remedio de la agitación y se caracteriza por la sed intensa, piel caliente y seca, con escalofríos y oleadas de calor. Pero el niño no suda. Para una cura suave con Aconitum, éste se suspende en cuanto aparece el sudor.

Arsenicum Album: Remedio mineral que no existe en estado natural. El Ácido arsénico es el más importante de los derivados arsenicales. Tiene acción sobre todo el organismo, en especial en el sistema linfático. Como es un paralizador de las fuerzas vitales, como remedio se aplica cuando la fiebre ha sido prolongada y el paciente tiene postración. Otros autores lo administran en primera instancia si el niño presenta ansiedad y tiene dificultad para dormirse, además que está indicado para todas las infecciones. El paciente sensible al Arsenicum suele tener sed, que se mitiga al tomar sólo por pequeños sorbos de agua bien fría.

Belladona Atropa: Este remedio vegetal es conocido en la farmacopea, pero en homeopatía no tiene efectos secundarios. Se extrae de una planta solanácea que se da en las regiones cálidas de Europa. Está indicado cuando el síndrome febril es de aparición muy brusca y existan síntomas muy intensos con congestión activa, inflamación aguda, y si se sospecha que estamos ante los primeros estadios de una infección purulenta o piógena. El paciente tiene hipersensibilidad de todos los sentidos, y suele presentar ardor en las partes afectadas y de aspecto rojo brillante. Es útil en todas las "itis" agudas y violentas. Los dolores desaparecen tan bruscamente como comenzaron.

Bryonia Alba: Remedio de origen vegetal. Se trata de una cucurbitácea útil en inflamaciones agudas con sequedad de las mucosas. Asimismo, el paciente presenta la lengua amarilla y seca con labios agrietados. Se tratan con Bryonia las fiebres de niños que no desean realizar el menor movimiento, se encuentran irritables y acalorados y su sed es por grandes cantidades de agua fría, así como las fiebres prolongadas o remitentes.

Chamomilla (Matricaria Chamomilla): Potente remedio homeopático de gran utilidad en pediatría, confeccionado a partir de la popular Manzanilla. No es droga de primera línea para la fiebre, pero la trata con éxito si el niño es muy irritable, agresivo y caprichoso, con una marcada intolerancia al dolor más mínimo, sobre todo de oídos o garganta, con la modalidad de que sólo se alivia si lo llevan en brazos o lo trasladan en auto. El niño tiene la cabeza caliente y presenta sudores calientes, se mueve de un lado a otro de la cama y no deja que se le acerquen. Si el síndrome febril está asociado al proceso de la dentición, este es el remedio, así como para cólicos acompañados de flatulencia y diarreas nocturnas. La apetencia por agua fría es inextinguible.

China (Chinchona Officinalis): Se trata de la quina o quinina. Es útil en fiebre de comportamiento cíclico con escalofríos, calor y sudor, y además en síndromes debilitantes por pérdida de fluidos corporales.

Ipecacuana: Remedio vegetal muy reconocido que en dosis homeopática es muy útil para las fiebres intermitentes que se acompañan principalmente de síntomas gastrointestinales, particularmente, náuseas y vómitos.

Pulsatilla: Es la anémona de los prados. Para niñas y niños que se ponen mimosos cuando se enferman y tienen multiplicidad de síntomas que desaparecen y aparecen. Pero lo más característico es que la fiebre cursa sin sed. Remedio útil para otitis y amigdalitis con supuración amarillo-verdosa.

Conclusiones

En sentido general, el aumento de la temperatura corporal en edades infantiles no justifica en la mayoría de los casos la hospitalización o la toma de medidas como el uso de antibióticos de forma empírica, de manera rutinaria.

Existen medidas de carácter general que pueden ser adoptadas en el hogar, como las medidas físicas y la ingestión de abundante líquido.

Los medicamentos homeopáticos son inocuos, pues no interfieren con otra medicación que el niño requiera y su poder resolutivo actúa de forma rápida, suave y permanente.

Desde el punto de vista homeopático, la fiebre forma parte del sistema de defensa del organismo. Aunque bajar la temperatura es deseable para mejorar al niño, como es considerada un síntoma general, que puede ser tratada con gran número de remedios, es necesario atender a las particularidades de los síntomas acompañantes.

Al tratar la fiebre con Homeopatía se reducen grandemente los riesgos de complicaciones, dada la acción profunda del remedio, que pudiera llegar a abortar una invasión de gérmenes y hacer innecesaria la administración de antibióticos.

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Autora:

Dra. Celia M. Díaz Ontivero

Especialista de 2do Grado Medicina Física y Rehabilitación.

Máster en Medicina Bioenergética.

Master en Atención Integral al Niño

Instituto Superior de Ciencias Médicas C. H.

Facultad de Medicina 10 de Octubre.

Policlínico 14 de Junio

2007

Partes: 1, 2
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