- Objetivos
- Desarrollo
- ¿Qué es lo que no debemos hacer?
- Remedios más utilizados
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
Uno de los mayores y polémicos problemas a los que se enfrenta a diario el pediatra es la evaluación y el manejo de los niños menores de 3 años con fiebre sin foco aparente, con la posibilidad de que desarrollen una bacteriemia oculta o infección bacteriana grave.
La mayoría de profesionales mantiene una posición conservadora y prefiere hospitalizar a los lactantes febriles, sobre todo a los menores de 3 meses, prescribiéndoles antibióticos de manera empírica, aunque las investigaciones actuales han demostrado que para lactantes seleccionados, el seguimiento y tratamiento ambulatorio, si es necesario, es seguro siempre que se efectúe una valoración para enfermedad bacteriana y pueda asegurarse una vigilancia continuada.
Salvo muy raras excepciones, la fiebre es la respuesta del organismo a una infección. La causa más frecuente de fiebre en la infancia la constituyen las infecciones virales leves.
En ocasiones, la aparición de fiebre puede significar que un proceso viral previo se está complicando.
Puede ser el caso del niño que lleva varios días con una infección respiratoria de vías altas y que comienza con fiebre. Ésta puede deberse al proceso inicial sin más, pero, a veces, puede significar la aparición de alguna de sus complicaciones (otitis, neumonía…).
En muy raras ocasiones, la fiebre significa el inicio de enfermedades más graves.
Se define como fiebre la temperatura rectal mayor de 38ºC. La fiebre sin foco evidente es la aparición aguda de fiebre en un niño previamente sano en el que después de una historia y exploración cuidadosa, no es evidente la causa probable de la fiebre.
El grado de fiebre no es criterio de gravedad para los lactantes menores de 3 meses, sin embargo, en los lactantes mayores de 3 meses, la fiebre elevada (39-40º C) es criterio de riesgo.
La fiebre suele acompañarse de una sensación de frío, malestar, cansancio, disminución del apetito, etc., que un niño mayor refiere sin dificultad. Muchas veces, el padre de un niño mayor ya sabe que éste tiene fiebre antes de tomarle la temperatura. Los días previos, es posible que el niño tenga molestias como dolor de cabeza, cansancio, dolor de piernas o que se encuentre "algo raro".
Objetivos
Objetivo Final:
Recalcar el Uso de la medicina Homeopática en la Fiebre Infantil.
Objetivos Específicos:
Caracterizar la fiebre según la Semiología Homeopática.
Describir los remedios febriles y sus cuadros clínicos acompañantes.
Desarrollo
Al enfrentarse a un Síndrome Febril, el médico familiar debe observar y hacer observar a padres y familiares, una serie de medidas generales para manejar al niño con fiebre:
Antitérmicos
El antitérmico es más eficaz y actúa más rápido si se da por boca y en forma de suspensión ("gotas" o "jarabe"). En ocasiones, los niños pueden rechazar la medicación por su sabor, por lo que se puede administrar con un poco de agua azucarada, zumo, etc. La vía rectal ("supositorios") es menos útil. La absorción es más irregular y, en ocasiones, los niños expulsan el supositorio una vez administrado, así que, salvo que el niño vomite o rechace persistentemente el tomar el antitérmico por boca, siempre administraremos el antitérmico por vía oral.
Medidas físicas
En caso de aplicarlas, lo haremos siempre acompañando la administración de antitérmicos. Las medidas físicas más extendidas son el baño de agua tibia (jamás fría) o el uso de paños húmedos (humedecidos en agua y alcohol).
Administración de líquidos abundantes
El niño con fiebre tiene unas necesidades de líquidos superiores a un niño sin fiebre. Esto se debe a varios motivos: la elevación de la temperatura de la piel incrementa las pérdidas de agua del niño y la misma fiebre hace que la ingesta de líquidos esté disminuida. Es bueno administrar líquidos (agua, zumos, leche…) a un niño con fiebre, y el mejor momento para hacerlo es cuando ésta ceda parcialmente o siempre que el niño lo desee.
Aunque nos parezca que "bebe mucho" y "no come nada" no debemos limitar la ingestión de líquidos
¿Qué es lo que no debemos hacer?
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