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La oxitocina: La hormona del "amor" (página 2)

Enviado por Felix Larocca


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La magia, que sentimos, es tan invisible como cierta. Estimulada por las feromonas, la feniletilamina instruye la producción masiva de dopamina o norepinefrina, estimulantes cerebrales que producen una sensación de ansiedad y de anticipación gozosa.

El buen humor, la risa y los pensamientos positivos aguijonean en cierta medida una liberación de oxitocina

La respiración se acelera y un sudor casi imperceptible se pronuncia en axilas y en las ingles. El mismo cerebro reclama, vía la actividad de las cortezas pre-frontales, un módico cierto de control y, entonces, empezamos a segregar endorfinas y encefalinas que consienten una sensación de paz, calma y seguridad, a la vez que estimulan toda suerte de fantasías eróticas.

En este respecto, expertos italianos de la Universidad de Pavía han demostrado cuan inestable es esta situación del enamoramiento, que nos hace dormir poco, comer menos y pensar constantemente en la otra persona hasta culminar el proceso, en el mejor de los casos, con una relación sexual. Entonces, la oxitocina liberada durante el orgasmo acaba llenar su función ancestral.

Órganos afectados por la oxitocina.

Neuropéptido cerebral

La oxitocina es una hormona de función estimulante. Su liberación durante el orgasmo acaba ejerciendo un bloqueo absoluto del estrés. Se trata de un neuropéptido sintetizado por células nerviosas en el núcleo para-ventricular del hipotálamo para ser transportada de inmediato a la neurohipófisis, desde donde aborda el torrente sanguíneo.

Es esta hormona, la misma oxitocina que al fin del parto y en conjunto con la prolactina causa que la leche suba a los senos de la madre, estimula en el recién nacido la succión refleja del pezón. Como del mismo modo estimula los genitales y la distensión del cuello uterino (reflejo de Ferguson).

En el transcurso del orgasmo, la oxitocina estimula la circulación del esperma y la contracción de la musculatura pelviana femenina con el objetivo doble de causar placer y asegurar la reproducción.

Cuando en 1953 el estadounidense Vincent du Vigneaud diera el nombre de oxitocina a un péptido corto que contenía 9 residuos de aminoácidos y un puente bisulfuro entre dos mitades de cistina en posición 1 y 6, logrando la síntesis de dicha sustancia, por lo que obtuvo, dos años más tarde, el premio Nobel de Medicina.

Base de compañerismo

El equipo de Ernest Fehr en Suiza, ha profundizado en los efectos de la oxitocina sobre el comportamiento humano, llegando a la conclusión de que niveles elevados de oxitocina en la sangre mejoran capacidad de los individuos para confiar en otras personas.

«La oxitocina es capaz de promover la actividad social y ayuda a superar el temor a la malicia», asevera el investigador. Fehr, llega lejos, cuando nos asegura que vivimos en un entorno social en el que la felicidad se impone sin que seamos capaces de producir suficiente oxitocina de forma natural.

Chacun son goût…

Evelyn de Morgan

Los investigadores helvéticos, no obstante, han descubierto que el buen humor y la risa, junto a los pensamientos positivos, incitan en cierta medida una liberación de oxitocina; lo suficiente para conseguir un clima de confianza en relación con los demás. Como actividades proclives a la química hormonal de la oxitocina, los científicos aconsejan huir de la crítica sistemática, fomentar un clima agradable en torno a las personas con las que se convive, exhibir valores sociales como la tolerancia, el respeto o el agradecimiento, desarrollar la empatía, reír y disfrutar de la vida.

Buenos consejos, aunque suenan simplistas…

En Escocia, en cambio, investigadores de la Universidad de Edimburgo han trabajado con ratones a fin de averiguar qué ocurre con la oxitocina tras su liberación en el transcurso del orgasmo.

A las 48 horas del orgasmo los niveles de oxitocina permanecen todavía con valores elevados y los ratones se muestran sumamente fieles y apegados, unidos como en un vínculo de por vida… Pero al cabo de unos meses o con un año de separación, con niveles ostensiblemente más bajos de la hormona, la pasión se agota.

En el ser humano (como hemos visto en previas ponencias) este fenómeno dura los tres años necesarios para asistir a la hembra con el producto de la concepción que él (supuestamente) causara.

El azúcar hace su meliflua aparición

¿Puede una caja de bombones conseguir la misma oxitocina derivada de un orgasmo satisfactorio? Para lamento de los románticos, todo apunta en esa dirección… En la Universidad de Pittsburgh, los farmacólogos Janet Amico y Regis Vollmer han demostrado que la oxitocina está también detrás de la adicción a dulces, golosinas y chocolate. (Véase mi artículo acerca de la adamantina, el chocolate y la marihuana).

Empleando de nuevo ratas de laboratorio, ambos farmacólogos, arriba citados, descubrieron que los animales con menor tasa de oxitocina en la sangre desarrollaban un apetito especial por las dietas ricas en azúcares y, mediante su consumo, reproducían las conductas maternales propias de animales con un buen nivel de oxitocina (y sin necesidad de tomar parte en actos sexuales). (El libro para aquí leer es: The True History of Chocolate por S. D. Coe y M. D. Coe).

Lo malo aquí, resaltan los investigadores, es que la saciedad se pierde y los animales quedan enganchados en una dependencia permanente de dulces — lo que los engorda, haciéndolo así, no por el mismo mecanismo que logra hacerlo el sexo.

No es ningún secreto tampoco que el chocolate, alimento rico en feniletilamina, ayuda a suplir las carencias de oxitocina debidas a una abstinencia sexual, o que un ejercicio físico regular permite liberaciones de adrenalina y serotonina que disimulan lo que en verdad falta. Amico y Vollmer no han extrapolado todavía su experimento animal en la clínica humana, pero advierten ya del peligro de que niveles anormales e indetectados de oxitocina estén detrás de muchos síndromes metabólicos y obesidades. (Aquí se recomienda, de nuevo, mi ponencia acerca de la adamantina la "molécula de la felicidad").

Como tanto hemos recalcado: Por su proximidad hipotalámica, la actividad de comer y la sexual a menudo coinciden. Algo que nos explica la razón y el porqué todo romance conduce de la mesa romántica al tálamo amatorio.

Nota:

Para quienes desean un resumen de las actividades biológicas de la oxitocina, aquí presentamos lo que nos explican los científicos de la Universidad de Medicina y Odontología de Nueva Jersey.

Comienzan por alejarnos del alcohol para los asuntos del sexo, recordándonos a Shakespeare quien nos dice que este último: "Provokes the desire, but takes away the performance". (Macbeth).

Así nos instruyen los doctos de Nueva Jersey;

"Oxitocina, por su parte, hormona secretada por la parte posterior de la glándula pituitaria, influye, de manera todavía imprecisa, los mecanismos en que la dopamina, los estrógenos, la serotonina, las prostaganglinas, la testosterona y otros agentes que actúan como vaso dilatadores y relajantes/constrictores del tono muscular.

"La oxitocina (continúan los investigadores en su exposición) aumenta en sus niveles durante el coito y el orgasmo, no queda ninguna duda de que este agente bioquímico es parte muy importante de nuestro repertorio vasto de afrodisíacos naturales o endógenos.

"Lo que la convierte en candidata potencial y razonable para el tratamiento de las disfunciones sexuales y asimismo para incrementar el gozo de la actividad sexual en los seres normales.

"Por ahora, (lamentan los investigadores) la única manera demostrada de obtener esta hormona es la actividad sexual…"

Los fabricantes del citrato de sildenafil, acogerían la síntesis de esta sustancia con mucha anticipación comercial.

Mientras tanto, no olviden que la oxitocina desempeña un rol importante en el apego materno.

Bibliografía

Asimov, I: Asimov’s Guide to Shakespeare (1978) Avenel NY

Referencias científicas se suministran por solicitud.

 

Dr. Félix E. F. Larocca

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