El papel de la escuela en la formación y fortalecimiento de los valores
Enviado por Niurka Hernández
El papel de la escuela en la formación y fortalecimiento de los valores
La educación constituye uno de los mecanismos fundamentales, empleados por las clases sociales para ser no solo dominantes e imponer sus valores a la sociedad sino también establecen su hegemonía y reproducen sus patrones y valores en el ámbito social; plantean su ideal no solo de lo que existe sino de lo que debe existir. Por esto, la formación de valores en los ciudadanos, es una de las necesidades más importantes a satisfacer en cualquier sociedad.
En Cuba, un fuerte impulsor a los objetivos de la educación y formación de la personalidad lo constituye las reflexiones epistemológicas, sociales y axiológicas del pensamiento pedagógico del Maestro José Martí Pérez. El Maestro, consideraba la educación como un derecho humano. También entendía que educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido; es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo para que flote sobre el, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida. En esta ultima idea se resume el carácter social de la educación e indica las múltiples actividades que el hombre puede desarrollar al desdoblarse como ser social, no solo entendida en su dimensión material sino en el desarrollo de su espiritualidad.
Destacó la importancia del trabajo como fuente de riquezas y de desarrollo cuando dijo que cada hombre debía aprender y hacer algo de lo que necesitan los demás y por esa vía obtener recursos para vivir honradamente y con decoro, enfatizó en que la educación prepara al hombre para el trabajo creador, garantizando una formación laboral activa y consecuente mediante el vínculo estudio trabajo, es decir que Martí subrayó en la importancia de educar la laboriosidad entre otros valores que están presente en su pensamiento axiológico.
Estos pensamientos martianos son realmente un himno a la educación, gran enseñanza legó a los maestros y profesores y a los que se forman como tales, dadas en el deber, el compromiso, la responsabilidad social y profesional. El humanismo martiano siempre confió en el hombre, lo vio como centro y protagonista en el sentido creador y transformador.
Sobre la base de estos argumentos se estima que existe otro referente martiano que se debe considerar: la relación dialéctica entre instrucción y educación. Martí fue explícito al valorar que la instrucción no es lo mismo que educación, aquella se refiere al pensamiento y esta principalmente a los sentimientos. Sin embargo, no hay buena educación sin instrucción. Las cualidades morales suben de precio cuando están realzadas por las cualidades inteligentes, es decir, no se limita solo al campo cognitivo. Fija entonces una clave que debe tenerse en cuenta en la educación de hoy, especialmente la que nos reclama el presente, la de los sentimientos. La educación de los sentimientos debe ir aparejada a la educación científica, ante todo, hay que suprimir el enfoque unidireccional que existe entre instrucción y educación. La educación intelectual sería vacía si no se le presta atención al desarrollo de los sentimientos, cualidades y valores vinculado esto a la realidad, a nuestra identidad, raíces, tradiciones y cultura, tanto universal como propiamente cubana.
Para Martí, estaba muy claro el concepto acerca de la formación integral del hombre, en todo momento debía presentarse la unidad dinámica que existe entre los conocimientos útiles, el desarrollo del pensamiento creador, la responsabilidad de actuar, de transformar el medio cultural y social que lo rodea, y la formación de valores morales positivos de todo hombre virtuoso. El proceso idóneo para obtener esos objetivos los percibía Martí en la conjugación dialéctica entre conocer, pensar, actuar y formar valores.
Al ser la formación de valores una misión de la sociedad, entre los agentes socializadores que intervienen está la acción educativa de carácter multifactorial, inciden la familia, la escuela, las organizaciones políticas, de masas y estudiantiles, los medios de comunicación masiva y la comunidad donde los jóvenes se desenvuelven.
Se reconoce, el papel primario de la familia y la coherencia que se debe lograr en las acciones que realizan todos los agentes socializadores, no obstante se destaca el lugar que le corresponde a la escuela en la formación de valores.
Las instituciones educacionales en Cuba al desarrollar a sus educandos en lo académico, laboral e investigativo, contribuyen a desarrollar la personalidad y cumplir con su papel principal de prepararlos para la vida. A la vez va formando en los estudiantes la imagen que se debe dibujar del maestro, creándole amor al trabajo y responsabilidad ante la vida.
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