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Las felicidades terrestre y celestial


  1. Definiciones
  2. Características
  3. Tipos de infelicidad
  4. Otros estados de ánimo
  5. La felicidad, un objetivo inagotable
  6. El sentido de la vida
  7. Pretensiones
  8. Felicidad una inexorable realidad
  9. La felicidad según el pensamiento clásico
  10. Fuentes

Definiciones

La felicidad es:

  • Un estado de ánimo positivo intermitente, no terminal ni continuo, que aparece cuando se inicia una acción para alcanzar una meta deseada y buena y cuando se termina de realizar. Proporciona paz interior, satisfacción y alegría y estimula a conquistar nuevas metas. Se entiende como un estado de ánimo positivo, la capacidad de emprender y realizar una tarea, que complace a la persona.

  • El principal objetivo al que se orienta casi todo el accionar de la vida, porque proporciona goce.

  • Alcanzar armonía entre las diversas actividades de la vida. Es decir llevarse bien consigo mismo y con el entorno. Llevarse bien consigo mismo es aceptarse como es, no esperar más de lo que razonablemente se puede alcanzar, no intentar expectativas desproporcionadas, no defraudar las propias ilusiones al intentar realidades inalcanzables, es obtener lo conveniente para satisfacer las necesidades.

  • Lograr las pretensiones, proyectos, sueños, deseos, aspiraciones…Se es feliz en la proporción en que lo logremos.

  • La conformidad intima de una persona entre lo que quiere, lo que tiene y lo que vive. Por ello hay personas felices en medio del sufrimiento e infelices en medio del bienestar y la abundancia.

  • Una sensación de alegría por algo que se tiene durante un periodo mediano o largo.

  • Objetivamente consiste en la consecución de bienes que resalten la abundancia, la magnificencia, el éxito, el progreso, bienes que sirvan de comprobación a los eslóganes de una vida buena, de una vida realizada.

  • Desde el punto de vista del "bienestar", consiste en conseguir calidad de vida en cuanto a circunstancias corporales y anímicas, tanto naturales como técnicas.

  • Desde el punto de vista de los "ideales", consiste en adquirir conocimientos y practicar las cualidades que se consideran buenas o correctas.

Características

  • La felicidad necesita de la imaginación que proponga nuevas metas y está acompañada del temor de no poder alcanzarlas.

  • La felicidad puede ser también sorpresiva, cuando de pronto nos encontramos con cosas que deseamos, pero para las que aún no habíamos emprendido acciones. Los amigos son las personas que suelen darnos este tipo de sorpresas y felicidad. Por ello quienes tienen bastantes amigos viven felices.

  • La felicidad es mayor cuando el objetivo ha sido buscado a más largo plazo y con mayor dificultad. Esta felicidad generalmente se manifiesta con descanso y celebración. Por ejemplo, para un atleta o deportista el superar una marca alta.

  • La felicidad tiene carácter festivo, por ello las personas buscan la risa, la alegría, lo cómico.

  • Supone esperar, esforzarse, limitarse y hasta sufrir por alcanzar un objetivo que se desea intensamente.

Tipos de infelicidad

La infelicidad. Consiste en el estado de ánimo negativo que se siente cuando no se encuentran objetivos que ofrezcan felicidad, o cuando se encuentran dificultades en conseguir aquellos que se cree la proporcionan.

El nihilismo. Para los nihilistas la vida carece de sentido y es inútil la búsqueda de la felicidad. Permanecen aislados de la realidad dentro de su propia soledad. Sin deseos, amores, pretensiones, ni amigos con quien comunicarse viven en una situación de desánimo.

La desesperación. Aquellas personas víctimas infelices a quienes la soledad, la indiferencia o el desengaño los lleva a la locura o los induce al suicidio.

El fanatismo. Aquellas personas pesimistas que creen que el dueño de su destino desgraciado es un ser sobrenatural o el azar.

El absurdo. Cuando la persona no le encuentra sentido a su vida, le resulta ilógica, hipócrita, falsa, manejada por grandes poderes, o por la masificación, se siente como un títere manipulado por fuerzas impersonales.

El cinismo. Los cínicos son personas hipócritas, mentirosas, que viven de burla en burla, para obtener utilidades. Su felicidad también es aparente, fingida, simulada.

El pesimismo. El pesimista como consecuencia de alguna mala experiencia pierde toda ilusión y la confianza, no cree en nada y se encierra con su amargura u ofensa, vive decepcionado. Afirma que con los esfuerzos se obtienen solo fracasos.

El presentismo. Los presentistas viven el momento, disfrutan el día, tratan de vivir lo más intensamente posible cada momento, cada día. De aprovechar las oportunidades inmediatas. Confunden la felicidad con el disfrute del placer inmediato, repetitivo, continuo, que lleva al hastío. No cuentan con expectativas sino buscan goces fáciles. Apuntan por el presente, se conforman con lo que tienen, destruyen sus aspiraciones futuras. No esperan nada, viven desilusionados, infelices.

Otros estados de ánimo

El egoísmo. Es el excesivo aprecio que se tiene por sí mismo, la atención desmedida a los propios intereses, sin preocupación por los demás. Las personas egoístas tienen como finalidad de su vida solo el bienestar personal y la seguridad de sus vidas. Son individuos que solo se interesan por ellos mismos y no quieren saber nada de los demás. Creen que la felicidad consiste en conseguir y asegurar recursos y bienes. Tratan de llevar una vida cómoda, tranquila y segura, sin riesgos ni sobresaltos. Sus objetivos están encaminados a la consecución y aseguramiento de su propio bienestar. Esta tendencia proporciona solo una satisfacción inmediata y provisional derivada a veces solo de cierta seguridad.

El bienestar moderno. Consiste en la satisfacción que proporciona la comodidad. Se puede estar cómodo sin ser feliz. Identifica la felicidad, no con la satisfacción de estar haciendo algo que guste, que llene, sino con la ausencia de dolor, con la comodidad, no con lo bueno sino con lo útil. Busca hacer desaparecer la miseria, el dolor y el sufrimiento, mejorar la calidad de vida con desarrollo económico, tecnologías, adelantos, comodidades y sensaciones fuertes.

El poder. Es la capacidad que se tiene para actuar, para hacer algo. Es sinónimo de habilidad, fuerza o dinero.

El dinero. El dinero es un medio de intercambio, por lo general en forma de billetes y monedas, para el pago de bienes, servicios y todo tipo de obligaciones.

El dinero confiere la forma más directa y evidente de poder, es de uso amplio y flexible. No genera felicidad completa al no poderse compartir sino solamente repartir. Repartir es distribuir una cosa dividiéndola en partes. La felicidad no es divisible en porciones. Po ello genera discordia y la discordia impide la felicidad. Además la preocupación por acumular dinero vuelve a la persona avara y despreciable.

La avaricia es el afán excesivo de acumulación de riquezas. Puede incluir deslealtad, traición deliberada, estafa, robo y asalto, especialmente con violencia, engaños o manipulación de la autoridad.

El lujo. Es todo aquello que supera los medios normales de alguien para conseguirlo. Es una satisfacción que proporciona el dinero pero no es la felicidad.

La fuerza. Cuando triunfa la fuerza no hay justicia. Cuando la ley se impone por la fuerza sobre el más débil no hay justicia. La fuerza impone también la tiranía, el abuso, el atropello, el rechazo, el desprecio, por encima de los derechos, del respeto, la convivencia. Se trata de dominar a los demás, la justicia se cambia por la imposición del más fuerte, del más apto sobre los demás.

La felicidad, un objetivo inagotable

A pesar de que muchos opinan que la felicidad no existe en este mundo ya que es imposible alcanzarla, las personas necesitan ser felices y no renuncian al intento de lograrla a pesar de las adversidades. La felicidad constituye el móvil de todos nuestros actos, pero nunca logramos poseerla completamente. Es una necesidad obligatoria e irrenunciable pero lo que se consigue de ella es insuficiente para sentirnos plenamente felices.

Las personas necesitan ser felices, pero no logran serlo completamente. La pretensión a la felicidad es irrenunciable, pero el grado en que se logra nunca es completo. Por ello la felicidad se mide por la cantidad del logro en nuestras pretensiones. Los animales se muestran satisfechos, contentos cuando las condiciones de sobrevivencia son favorables, no sienten la necesidad de otras exigencias.

La diferencia de los seres humanos consiste en que nunca se sienten completamente satisfechos con los logros alcanzados, les queda siempre algo de descontento, de disconformidad con lo que van logrando poseer, pero este sentimiento es el que los mueve a seguir mejorando.

Nuestra vida es un constante esfuerzo para lograr metas, que nos proporcionan islas, parcelas de felicidad, nunca la felicidad plena. El deseo e intento de llegar a esas metas lo llamamos ilusión y es la parte inicial de la felicidad.

Se puede ser feliz en medio de sufrimientos, bienestar o placeres. Pero los sufrimientos y contrariedades son amenazas a la felicidad. La felicidad no depende solo de nosotros mismos sino también de las circunstancias. Si no hay una respuesta adecuada de ellas hay que modificar nuestras intenciones o propósitos o limitarlos optando por el más conveniente.

La felicidad es una utopía, un sueño de algo mejor posible, es necesaria para dar un sentido a la vida. La resignación a no tener ilusión y a intentar lograrlas es un suicidio lento. Los deseos tienen que vencer al miedo. Son claves para encontrar felicidad.

Valorar lo que se tiene para intentar amar y conseguir lo esencial para vivir. Colaborar en el establecimiento de una sociedad solidaria. Conseguir muchos amigos. Amar y ser amado hace felices a quien da y a quien recibe amor.

La intensidad de la felicidad depende de la extensión del logro deseado y alcanzado, desde las pretensiones personales, egoístas hasta la consecución de bienes para comunidades y pueblos enteros.

El sentido de la vida

El sentido de la vida depende de lo que queremos hacer, o ser, para ser felices y de lo que consigamos en ese horizonte.

La filosofía se ha preocupado de precisar los aspectos que realmente nos hacen felices. Hay dos tendencias generales:

La religiosa futurista, que nos da un patrón de vida para cumplir y así después de muertos tener derecho a una felicidad eterna. Y la felicidad terrena que se consigue con las satisfacciones y goces en esta vida, y no con la apasionada aceptación de un destino divino.

La vida tiene sentido cuando tenemos tareas que al cumplirlos nos proporcionan felicidad. El sentido de la vida se pierde cuando no se tiene claridad hacia donde conducen las tareas que queremos hacer o hacemos en la vida. Nos damos cuenta de ello cuando las tareas realizadas no nos proporcionan felicidad sino frustración.

La ausencia de motivación y de ilusión es el comienzo de la pérdida del sentido de la vida. Esto sucede cuando nuestras metas carecen de convicciones, ideales, valores en que inspirarse, cuando nuestros proyectos no son vitales. Sobreviene entonces la desmotivación, el desgano por obtener bienes, por alcanzar bienestar. Con la pérdida del sentido de la vida la persona se siente inútil, vacía, deprimida, frustrada, despreciable.

Quien sabe descubrir el sentido de la vida encuentra una dirección satisfactoria para vivir e incrementa considerablemente las expectativas de felicidad en la realización de las tareas ordinarias. Sabe lo que verdaderamente le importa, conoce lo que le da sentido a su vida y su consecución la emprende con la seriedad que merece.

Pretensiones

Entre las pretensiones de las personas que le aportan gran felicidad se encuentran:

El amor a uno mismo y a los demás. Darse a lo que se ama, destinarse a uno mismo a algo o alguien. Ejercer la capacidad humana de dar. La soledad, el abandono, el egoísmo no proporcionan felicidad.

La inmortalidad. El hombre desea intensamente trascender, ir más allá de la muerte. Por ello se compromete en acciones que le aseguren ser bien recordado después de que muera.

La felicidad como proyecto de vida. Articular este proyecto a largo plazo en base a convicciones y con el objetivo general de alcanzar felicidad.

Este proyecto bien planteado le da dirección y sentido a la vida. El sentido de la vida aparece entonces como las tareas a realizar para alcanzar la felicidad. En este proyecto se distingue los siguientes elementos fundamentales:

  • La ilusión, o imaginación anticipada de la consecución de nuestros deseos. Proporciona optimismo, esperanza, gozo, vitalidad, energía y ganas de emprender acciones que nos impulsan hacia adelante.

  • El iniciador, estímulo o impulso inicial que nos pone en marcha.

  • Los recursos, los recursos iniciales para iniciar cada tarea y los recursos complementarios o faltantes para poder culminarla. Estos recursos generalmente son las amistades que nos dan orientación, aliento y soporte en situaciones difíciles.

  • Los riesgos, son los obstáculos y dificultades que se presentan durante la realización de las tareas. Hay que preverlos y aprontar soluciones.

  • La influencia, de cada tarea en otros. Es necesario que los resultados de mis esfuerzos influyan en las personas del entorno en forma benéfica. Si no hay beneficiarios de mis tareas, éstas serán aburridas, egoístas, carentes de sentido, es decir, no proporcionan felicidad.

Tres momentos de felicidad. En estos proyectos de búsqueda de felicidad se diferencian tres momentos felices: el inicial con la ilusión que da sentido al futuro. El intermedio durante el proyecto, proporciona la felicidad de estar construyéndolo o realizándolo, y el final que da la satisfacción de haber podido terminarlo, de poder disfrutar de sus resultados y la placidez del descanso que se siente cuando hemos terminado bien algún compromiso.

Felicidad una inexorable realidad

La felicidad está asociada al bien a la perfección, la infelicidad al mal a la imperfección. Elementos como irrealidad, imaginación, futurición, proyecto, pretensión forman parte de la realidad humana. Por ello la idea de felicidad tiene un carácter indeterminado que obliga a las personas a proceder por tanteo para alcanzar una condición de tristeza o felicidad. Los seres humanos buscan la felicidad incesantemente. Todo lo que hacen es para conseguir felicidad o conservarla. La felicidad puede ser parcial, deficiente, insegura. La pretensión puede ser el punto de partida para alcanzar la felicidad.

Según algunos teólogos es una equivocación religiosa renunciar a la felicidad terrenal a favor de otra ultraterrena, de una vida eternamente venturosa, porque esto significa aplazar la pretensión actual a la felicidad. La pretensión a la felicidad fácil e inmediata no es difícil de alcanzar y la persona logra la oportunidad de sentirse satisfecho. Cuando la pretensión es muy elevada y a largo plazo, es posible que no perdure o que no se llegue a ella, lo cual genera descontento, insatisfacción.

La felicidad depende en principio, de sí la persona presiente que es fácil o difícil conseguir su aspiración. Cuando la felicidad a la que se aspira es muy alta e intensa, se puede sentir es infelicidad por la dificultad de alcanzarla. Las finalidades inmediatas que se deben buscar en la vida deben ser las satisfacciones por el cumplimiento de tareas que le dan sentido a la vida. La felicidad es una recompensa que no todas las veces se alcanza. Las buenas acciones no siempre tienen como consecuencia una felicidad inmediata. Hay que evitar caer en este error. Lo importante es que cada persona sepa pedirle algo a la vida cada día. El tiempo en que debemos intentar ser felices es el presente, contar con una actualidad llena de ilusiones, proyectos y esperanzas.

La altura e intensidad de la felicidad se encuentra en relación directa con el ejercicio de las principales potencias humanas, inteligencia y voluntad, y en conocer la verdad y practicar el bien. Además en procurar estar junto a las personas y cosas que se aman para disfrutar de su interacción.

La felicidad consiste en un proceso permanente y continuo de autoconquista, y para alcanzarla hay que renunciar a veces a satisfacciones parciales. La búsqueda de la felicidad es algo irrenunciable, que involucra intenciones, voluntad y actos de las personas. El júbilo de indagar en lo que anima y reconforta la felicidad da satisfacción a las personas, verdadera dicha y tranquilidad. La verdadera y única felicidad consiste en el bienestar corporal y espiritual.

La felicidad según el pensamiento clásico

En la cultura griega

Aristóteles dice:

  • Lo más necesario en la vida es la amistad. Belleza es armonía, simetría, proporción. Todo lo que es integralmente bello es bueno. La salud moral consiste en unificar y ejercitar todas las virtudes. La necesidad de la amistad hace que las personas no sean autosuficientes, sino menesterosas y complacientes. La bondad de las acciones individuales o políticas dependen de que favorezcan, o no, a la felicidad. La felicidad es también armonía entre individuos y sociedades.

  • La felicidad es tener suerte y prosperidad. Obrar bien y vivir bien, y todos los hombres aspiran a la felicidad. Desmesura de la felicidad, es sentirnos rebosantes de contento.

  • Felicidad es el bien supremo al que aspiramos los seres humanos. Es sinónimo de contento de bienaventuranza. Eudaimonía, llamó Aristóteles en griego a la felicidad. Etimológicamente Eu significa bueno y Daimon demonio, es decir tener un buen demonio, o sea tener suerte y prosperidad. La felicidad es un deseo terminal, no un deseo intermedio. La felicidad también está relacionada con privaciones, suficiencia y autenticidad. La felicidad aparece cuando se consigue algo que se deseaba y no se tenía. Cuando se obtiene algo y se disfruta de ello, pierde importancia y valor. Esto debido a la insuficiencia e insatisfacción constantes que caracterizan a las personas. La autenticidad consiste en que cada uno construye su propia vida y no copia la de otros. Elegir como modelo de la propia vida, la vida de otro es destruir la posibilidad de felicidad.

Para Platón:

  • Felicidad es sinónimo de buen vivir, de desarrollo racional y moral del ser humano, de relación armónica, entre su cuerpo y su mente. Como en las personas también actúan los instintos, el acceso a la vida intelectual no se da de forma espontanea, sino que requiere esfuerzo. Las personas con una educación adecuada creen en la supremacía de la razón y pueden conducir a las comunidades hacia la búsqueda de un orden justo y de felicidad.

En la cultura romana

Se asocia felicidad con fecundidad, fertilidad, prosperidad y plenitud.

Plenitud significa colmar, llenar, evitar que falte algo, poseer cosas buenas en abundancia. Vivir felices es tener una vida fructífera y plena.

Para los cristianos la felicidad plena es la beatitud que se logra con la contemplación de dios en el cielo, la felicidad eterna que los justos disfrutarán en el cielo por su unión con dios.

La felicidad para otros es un sentimiento de placer individual, de bienestar mental y corporal.

Para Séneca la vida feliz es la que esta en armonía con la naturaleza.

Para Jesús la felicidad es sinónimo de bienaventuranza, o sea, la promesa de un bien que ha de venir en compensación por una actitud anterior. Las ocho bienaventuranzas enseñadas y prometidas por Jesús son las felicidades que se pueden lograr en esta vida, no otras como la posesión de bienes temporales.

Los teólogos escolásticos reconocen dos especies de bienaventuranzas:

  • Las naturales, o sea, los bienes naturales alcanzados por una persona con sus propios esfuerzos.

  • Las sobrenaturales, alcanzadas solo con auxilio divino. Pueden ser:

La terrestre, unión de la persona con dios durante su vida terrestre.

La celestial, unión con dios en el cielo que llena y sacia toda la capacidad de alegría del alma humana.

Con las bienaventuranzas se intenta dar certeza a cada cristiano de alcanzar la felicidad suprema al poder contemplar a dios.

"Felices los que lloran, porque recibirán consuelo". Lloran quienes sienten profunda amargura por sus desgracias y dolores. Los que lloran esperan ser consolados en la vida eterna con la presencia de dios.

Fuentes:

Wikipedia.com

http://www.monografias.com/trabajos76/felicidad/felicidad2 de Pablo Nicolás Britte

 

 

Autor:

Rafael Bolívar Grimaldos