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El método como arte – por Alberto Marradi (página 2)


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Desde hace algún tiempo, esta tendencia a la especialización estrecha ha sido relevada y denunciada en los EE.UU. (por ej. por Hill 1970, 14): los metodólogos son en realidad especialistas en una o dos técnicas, y no están en condiciones de afrontar problemas más generales de la investigación. Se puede pensar que la super-especialización se desarrolla paralelamente a la tendencia al consumo de masas, porque presenta dos características estrechamente parecidas: la propensión a orientarse hacia el producto nuevo abandonando el antiguo cualquiera fuera su valor, y la propensión a orientarse hacia productos cada vez más artificiales y efectistas (que en nuestro caso quiere decir sobre todo computer intensive). Basta pensar en la rápida sucesión de modas que ha traído a la escena del análisis de datos: primero la regresión múltiple, luego el análisis factorial, luego el path analysis, luego los modelos loglineares, luego el análisis de las correspondencias, y así sucesivamente. Lo observaba de manera incisiva Labovitz: "Que en análisis de datos de las ciencias sociales imperen las modas es más que evidente. ¿Quién sigue usando el escalograma de Guttman? Esta técnica demodée ha sido substituida por otras… Se usa la técnica en boga, sea apropiada o no. La gente se pregunta: "quiero emplear el análisis factorial: ¿cuál es el problema?" O bien te dice: "quiero utilizar el último grito de la moda, el path analysis: ¿Tienes algunos datos?"" (1968, 221).

Se ha puesto como ejemplo el sector de análisis de datos porque ha sido el teatro de este reciente desarrollo. Ricolfi lo ha juzgado, un poco severamente, como un "progreso aparente" (1982, 338), y Davis piensa que "las técnicas estadísticas avanzadas no nos dicen mucho más que el análisis tabular de los tiempos de Lazarsfeld" (1987, 179). Pero, más allá del juicio sobre su utilidad, la opinión general es que las técnicas de elaboración matemático-estadística se encuentran actualmente mucho más desarrolladas que las técnicas de recolección de informaciones o de presentación gráfica de los resultados.[6]

"Los textos de metodología – ironiza Troy Duster – siguen afirmando que todas las técnicas tienen el mismo valor… De hecho, el programa de los cursos y el tipo de artículos aceptados para publicación pronto dan el mensaje a estudiantes y doctorandos: las técnicas están estratificadas!" (1981, 112).

Hace algunos años Capecchi lamentaba "el desequilibrio entre el desarrollo de estos métodos matemáticos y sus efectivas aplicaciones", sosteniendo que "el conocimiento de la matemática y de la estadística proporciona prestigio. Lo importante es que el investigador llegue a demostrar… que sabe dominar estos métodos" (1972, 39). También Davis dice que "ellas sirven más que nada como medallas para exhibir" (1987, 179).

Naturalmente, podemos preguntarnos acerca del motivo de este mayor desarrollo, y/o mayor prestigio de las técnicas de análisis de datos – tal que Van Meter, quien fuera largamente presidente del comité de metodología de la ISA, ha afirmado tranquilamente, en una reseña dedicada por la revista de la UNESCO a los diversos sectores de la sociología: "El término método significa habitualmente "método de análisis de datos" a menos que se especifique otra cosa" (1994, 19).

Se decía más arriba que la fascinación por las novedades es un motivo para la tendencia a la especialización; sin embargo, el mismo no es válido en lo que respecta a las técnicas de análisis en su conjunto: en los departamentos de ciencias sociales norteamericanos y norte-europeos las técnicas estadísticas no son novedad en los currículos desde hace al menos 30-40 años. Sin duda, vale en cambio el otro motivo, es decir, la propensión a procedimientos computer-intensive más bien que field-intensive (más similares a un juego electrónico que a un paseo con amigos por un bosque). Este factor actúa sea por fuerza propia, sea por vía de la imitación de las ciencias físico-naturales, en las que las simulaciones computarizadas tienen un rol cada vez más importante: por este motivo parece destinado a ejercer una influencia duradera.

No se puede dejar de lado, en fin, una explicación de corte kuhniano: buena parte de los jóvenes emergentes en las ciencias humanas en los años sesenta y setenta han percibido la preparación estadística como el canal privilegiado para constituir rápidamente un patrimonio de expertise que sus mayores no poseían, lo que les permitía hacerse imprescindibles, y demandar a mediano plazo una sucesión anticipada (Collins 1975, 54).

Metodología (y método) entre gnoseología y técnica

Existe un consenso general sobre el hecho que la metodología ocupa "la porción central de un continuum de análisis crítico… [entre] el análisis de los postulados epistemológicos que hacen posible el conocimiento social y… la elaboración de las técnicas de investigación" (Gallino 1978,465). Ocuparse de metodología es encontrarse en una continua tensión dialéctica entre los polos de este continuum, porque "si la metodología abandona su lado epistemólogico se reduce a una tecnología o una práctica que ya no controla intelectualmente. Si abandona el lado técnico, se transforma en una pura reflexión filosófica sobre las ciencias sociales, incapaz de incidir sobre las actividades de investigación" (Bruschi 1991, 41).

Resta agregar que en uno de los polos no se encuentra tan sólo la epistemología (reflexión sobre los fines, condiciones y límites del conocimiento científico) sino también la gnoseología (reflexión sobre los fines, condiciones y límites del conocimiento tout-court). La gnoseología ha sido y es frecuentemente olvidada en las enunciaciones como las mencionadas. Las razones pueden ser dos, una lingüística y otra substancial. El término gemelo (sería gnoseology) no existe en inglés, y por lo tanto nunca aparece en la imponente literatura anglo-norteamericana sobre el tema. En inglés, de hecho, se usa epistemology para designar la filosofía del conocimiento (gnoseología) y prevalecientemente philosophy of science por aquello que nosotros llamamos epistemología.

El segundo motivo puede derivar del hecho que todos los tentativos de dar un fundamento de certeza absoluta al conocimiento científico (los más recientes el fenomenismo de Schlick y del primer Carnap, y el fisicalismo de Neurath y del segundo Carnap) han fracasado frente a la constatación, inevitable en gnoseología, de que no puede haber nexos rígidos entre la esfera de los referentes (la realidad), la esfera del pensamiento y la esfera del lenguaje (Marradi 1994). Puede suceder que esta situación, aceptada con escaso entusiasmo por muchos de los que se ocupan de ciencia, haya provocado un sentimiento de turbación frente a una disciplina que pone en evidencia los límites de las pretensiones cognoscitivas de las otras.

Si la metodología se sitúa donde se ha dicho, ¿donde se sitúa el método? En la sección previa se ha planteado que el mismo consiste esencialmente en el arte de elegir las técnicas más apropiadas para enfrentar un problema cognoscitivo, eventualmente combinándolas, comparándolas, aportando modificaciones e incluso proponiendo alguna solución nueva. Aquello que no surgió en las secciones precedentes y que quisiera subrayar antes de concluir estas reflexiones, es que el metodólogo no realiza estas elecciones sólo a la luz de sus competencias técnicas y de las experiencias de investigación propias y ajenas. Su propensión a utilizar una u otra técnica y su manera de interpretar las experiencias de investigación están condicionadas por sus opciones gnoseo-epistemológicas: "Las soluciones técnicas presuponen soluciones metodológicas generales y estas últimas, por otra parte, implican que se den respuestas adecuadas a ciertas cuestiones epistemológicas" (Ammassari 1985, 178; véase también Gallino 1978, 464).

 

Enviado por:

Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo S.

"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"®

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Santiago de los Caballeros,

República Dominicana,

2015.

"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR SIEMPRE"®

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