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Hambre, alta tecnología y desigualdad social


  1. Viejas preguntas, ¿futuras respuestas?
  2. El problema del hambre: ayer y hoy
  3. Producción y abastecimiento de alimentos industriales

Viejas preguntas, ¿futuras respuestas?

Miles de seres humanos mueren cada año de inanición. Ante un contraste tan dramático surgen interrogantes elementales. ¿Estamos ante un límite de la naturaleza o frente a una inequidad social básica? En otras palabras, ¿se trata de un problema de disponibilidad de alimentos o de una distribución regresiva del ingreso que impide a determinados segmentos sociales acceder a ellos? Hace más de treinta años este problema fue planteado crudamente en la polémica entre el Club de Roma y el Modelo del Mundo de la Fundación Bariloche.

A partir de la década del sesenta, cuando el problema logró mayor visibilidad mundial, se ha incrementado el abastecimiento de alimentos por encima del crecimiento poblacional. En los últimos 15 años la cifra creció algo más del 8%

La distribución del ingreso no mejoró sustantivamente, lo que ha afectado negativamente la accesibilidad, especialmente en los segmentos poblacionales menos favorecidos. Consecuentemente, el problema global del hambre no sólo sigue vigente, sino que se ha tornado más complejo y más grave. Examinaremos estos temas en lo que sigue del trabajo, comenzando por la identificación de la magnitud, pasada y reciente, del problema

El problema del hambre: ayer y hoy

El hambre es la forma en que el cuerpo señala que se está quedando sin comida y advierte que necesita alimentos. El hambre puede llevar a la malnutrición, término que se utiliza para referirse a una dieta inadecuada o insuficiente. La malnutrición puede significar tanto desnutrición como sobrenutrición, aunque es más común que se utilice para la primera de las dos opciones

Desde mediados del siglo XX, retomando ideas maltusianas, el problema del hambre fue visto, principalmente, como una batalla entre la producción de alimentos y el crecimiento de la población

Los esfuerzos conjuntos de diversos países e instituciones en materia de investigación y difusión de nuevas tecnologías agrarias -semillas de alto rendimiento, fertilizantes, sistemas de riego, herbicidas y maquinaria- derivaron en un aumento de la producción de productos primarios y de alimentos.

El crecimiento económico y la evolución de lo que denominaban la "huella ecológica" de la población en la tierra para los siguientes cien años (Meadows et al, 1972).

En otro orden, poco y nada se decía acerca de los problemas de la distribución del ingreso, una clave para explicar la accesibilidad a los alimentos. En tal sentido, la creciente disponibilidad de alimentos fue acompañada por una regresiva distribución del ingreso, especialmente en sociedades menos desarrolladas, donde se acentuaban los problemas de accesibilidad en simultáneo con la creciente sofisticación en el aprovisionamiento de alimentos: nuevos envases, alimentos industrializados y marcas comerciales, entre otras novedades. Esta situación generó la reacción de un grupo de científicos latinoamericanos, en el marco de la Fundación Bariloche, cuya posición crítica fue plasmada en el Modelo Mundial Latinoamericano (Herrera et al, 1977).

En la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996, la FAO oficializó el concepto de seguridad alimentaria. Lo definió como "la disponibilidad de alimentos suficiente, estable, autónoma y sustentable en el largo plazo, así como el acceso universal a los alimentos necesarios para el pleno desarrollo de las potencialidades de los individuos" (FAO, 1996).

Datos más desagregados permiten ahondar sobre el proceso en su conjunto:

  • En los inicios de los sesenta y el primer lustro del siglo XXI la población creció 2,18 veces, la disponibilidad de cereales y oleaginosas lo hizo 2,75 veces.

  • Además en la producción alimentos finales, en índices globales en base a valores monetarios, creció tanto por encima de la producción de cereales y oleaginosas como de los niveles poblacionales.

  • Los alimentos disponibles per cápita -estimados en valores- crecieron algo más de un 30% en el lapso analizado, refutando las predicciones pesimistas basadas en ideas maltusianas.

Por lo tanto, pese a que en los últimos años ha aumentado la producción de alimentos y la riqueza mundial, el hambre no sólo no ha disminuido, sino que ha crecido. En algunas regiones del mundo, el hambre crónico -que persiste aún con buenas condiciones climáticas para la producción agrícola- es, fundamentalmente, un problema asociado a la pobreza y a la mala distribución de la riqueza entre y dentro de las naciones, en un sistema con inequidades e ineficiencias en la distribución de los alimentos o en las políticas (Christensen, 1978; Sen, 1982; 2004; Solbrig, 2009).

Producción y abastecimiento de alimentos industriales:

La mayor parte de la producción de granos, carne y leche no se traduce de manera automática en oferta de alimentos disponibles para los consumidores, menos aún si éstos son urbanos.

Existe en el medio una larga serie de pasos de transformación industrial, acondicionamiento, concentración, transporte, logística y comercialización hasta llegar a los consumidores. Este segmento de la oferta ha ido ganando en complejidad pari passu con la maduración de la denominada revolución verde y los primeros desarrollos del paradigma biotecnológico. Como consecuencia, el precio pagado por los consumidores refleja cada una de estas etapas con sus rasgos dominantes: concentración de la oferta, existencia de barreras tecnológicas, controles estatales y escalas productivas. A medida que se suman etapas se "agregan" participaciones en el precio, lo que lleva a su consecuente aumento y sofisticación. Estas etapas agregadas son funcionales a la exclusión. Un esquema genérico, que denominaremos cadena de valor, de estas estructuras de producción y distribución puede verse a continuación

El estadio siguiente se conforma por quienes desarrollan la agricultura, debiéndose en este caso distinguir entre quienes poseen las tierras y las empresas de producción, ligadas por una muy diversa gama de contratos y acuerdos comerciales,  ya que existe un peso creciente de la agricultura bajo contrato. Centradas en el "cómo producir", estas unidades van desde emprendimientos de muy baja escala, (cuyo límite es la agricultura de subsistencia, hasta grandes empresas con ingentes niveles de capital fijo y conocimientos. Se trata de estructuras productivas muy heterogéneas, generalmente desconcentradas y dispersas territorialmente. Sus producciones ingresan al mundo industrial y comercial de diversas maneras. Si se trata de productos cuyo consumo no demanda transformación industrial -frutas y verduras, entre otros-, la figura del concentrador cobra relevancia en función de homogeneizar productos, lograr escalas y "regular" el acceso al mercado. A menudo esta función da lugar al establecimiento de marcas propias, acondicionamiento de productos y control de los canales de distribución. Nuevamente, conviven grandes empresas de acopio y distribución a nivel internacional con otras más desconcentradas, circunscriptas a mercados regionales o locales. Estos nodos de comercialización inducen tecnologías "blandas" y como tales participan en la captación de la renta de la actividad

Como es de esperar, cada una de estas configuraciones, si bien dirigidas a segmentos poblacionales distintos, interactúan, dado que compiten, de manera directa o indirecta, por el uso de los recursos naturales que son escasos

 

 

Autor:

José Rodolfo García Esquivel

Maestra: Verónica Alonso Aguilar

Materia: Informática III

Grado: 3 Grupo: C N.L: 7

Directora: Araceli Ramírez

Escuela Secundaria Técnica #74

"Profr: Carlos Tijerina Torres"

Ciclo Escolar 2012-2013

4º Bimestre