Fue la sangre de Cristo, representando todo su sacrificio vicario, la que trajo la reconciliación, y fue su Espíritu el que trajo a los corazones de todos los verdaderos creyentes el aprecio de lo que la redención por medio de la sangre había logrado. Así que ciertamente fue por medio de la persona y obra del Salvador, apropiada por la fe, que se efectuó el acceso a este estado de gracia—esto es, el estado de justificación. Además, el acceso a este estado de gracia implica un acceso confiado al Padre (Ef. 2:8; 3:12) y a su trono de gracia (Heb. 4:16)
d. " y nos; regocijamos en la esperanza de la gloria de Dios".
Esta "gloria de Dios" indica la maravillosa salvación que Dios tiene reservada para los que ponen su confianza en él.[38]
En la opinión de Thiessen: "El pecador no sólo debe ser perdonado de sus pecados, sino también debe ser suplido con una justificación positiva antes que él pueda tener comunión con Dios. Esta necesidad es suplida en la imputación de la justificación de Cristo al creyente."[39]
Ryrie asegura que "siendo esta justificación real, sus consecuencias son oficiales:
1. Paz con Dios. No sólo la paz de Dios sino "con Dios". (v. 1).
El pecado destruyó el compañerismo entre Dios y nosotros.
Nada tengo contra Dios, es Dios quien tiene. (Juan 3:16-21; 36).
2. Favor de Dios. Entrada por la fe a esta gracia. (v.2).
Entrada aquí, significa presentación por Cristo, estamos firmes.
3. Gozo de Dios. Nos gloriamos en la esperanza o comunión (v. 2).
Un rebelde perdonado, justificado y declarado heredero.
Jamás se vio cosa igual entre los humanos, pero DIOS lo hace".[40]
Por medio de la justificación hay un cambio. "Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira" (Ro. 5:9). Gracias a Dios que su gracia es tan abundante que nosotros somos recibidos en su favor como si nunca hubiéramos quebrantado sus leyes.
Lo maravilloso de esta verdad teológica es que la lista de bendiciones como resultado de la justificación es explayada por Pablo, no solo en esta Epístola a los Romanos, sino también en otras de sus Cartas apostólicas según el siguiente resumen de Manser, M. H. (2012) en su diccionario:
Paz con Dios, acceso a su presencia y la esperanza de su gloria Ro 5:1-2; Ro 8:30; Tit 3:7.
La seguridad del perdón Ro 5:9; Ef 1:13-14.
Conocer a Jesucristo y participar de su resurrección Flp 3:10-11; Ro 6:5.
La libertad de la condenación Ro 8:31-34; Ro 8:1-4; Gl 3:13-14.
La libertad del dominio del pecado Ro 6:14,17-18.
La adopción a la familia de Dios Ro 8:15-17; Gl 4:6-7.
La justicia a los ojos de Dios Ro 5:17; Flp 3:8-9; Ro 3:20-22; 1 Co 1:30.
La justificación debe llevar a las buenas obras Stg 2:24; Ro 6:15-18; Gl 5:13-16; Stg 2:14-26.[41]
Aparente discrepancia entre Pablo y Santiago
¿Contradice Santiago 2:14-17 a la teología de Pablo en Ro. 4:1-6? Por supuesto que no; porque solo existen diferencias entre las perspectivas de ambos, pero no hay contradicciones teológicas.[42]
La justificación ante el tribunal de Dios se demuestra por la santidad de vida aquí en la tierra ante el tribunal de los hombres. Esta era la perspectiva de Santiago cuando escribió que somos justificados por las obras (Santiago 2:24). Fe no productiva no es fe genuina. Los creyentes han de mostrar por sus obras ante los hombres lo que son en Cristo. La fe sola nos justifica delante de Dios y nos permite entrar en el cielo. Las obras nos justifican ante los hombres.[43] Ambos hablan de justificación, uno por fe: raíz; otro obras: fruto. Pablo también habla de obras (2 Corintios 9:8; Efesios 2:10). Santiago de fe. Se complementan asegurando la salvación. (1:3, 6; 2:5; 5:15).
Para evitar confusión entre las enseñanzas de Pablo y Santiago, o que se imagine alguna contradicción, prestemos atención a lo siguiente: "Concluimos, pues", dice Pablo "que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley" (Rom. 3:28). "Vosotros veis, pues", dice Santiago, "que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe" (Stg. 2:24).
En realidad no puede haber ninguna contradicción entre Pablo y Santiago porque ambos son inspirados por el mismo Espíritu Santo. Note que ambos están escribiendo sobre dos aspectos diferentes del mismo tema. Pablo nos dice que la salvación es solamente por medio de la fe y no por obras; mientras que Santiago insiste que la fe genuina resultará en buenas obras. Efesios 2:8-10 menciona ambos aspectos: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas." De ahí que la fe que salva sin obras resultará en buenas obras. La fe no se ve. Sólo puede ser juzgada por lo que el hombre hace. Por eso Santiago dice: "Muéstrame tu fe sin obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras" (Stg. 2:18). De Ahí la fe de Abraham, que "le fue contado por justicia" (Stg. 2:23), fue manifestado "cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar (Stg. 2:21). El acto exterior demostró la fe interior.[44]
Se puede resumir de la siguiente manera la argumentación de los dos autores inspirados: el pecador es justificado gratuitamente por la sola fe, antes de haber podido llevar a cabo obra alguna de ningún tipo (Pablo); desde el momento en que recibe la gracia de Dios, su fe produce obras que constituyen la demostración de la realidad de su justificación (Santiago). Si su fe permaneciera sin obras, ello demostraría que la pretensión de tener tal fe era vacía: «si alguno dice que tiene fe » (Stg. 2:14). Un árbol silvestre tiene que ser injertado a fin de que produzca buenos frutos; el creyente recibe una nueva naturaleza precisamente con el objeto de que pueda dar buenos frutos, y no porque poco a poco haya ido produciendo frutos satisfactorios. Pero si no produce buenos frutos, es que no hay naturaleza capaz de producirlos. No hay fe, se trata de una fe muerta. [45]
La justificación es gratuita, esto es, totalmente inmerecida (Ro. 3:24); sin embargo, se efectúa sobre una base de total justicia, por cuanto Dios no simplemente pasa el borrador sobre nuestros pecados con menosprecio de su santa Ley. Las demandas de su santidad han quedado plenamente satisfechas en Jesucristo que, no habiéndola jamás quebrantado, sino siendo Él mismo totalmente santo y justo, llevó en nuestro lugar toda la ira por la Ley quebrantada y por toda la iniquidad del hombre. [46]
Como resumen se puede indicar, al fin, que la justificación, según la enseña Pablo, no es de ninguna manera la obra del hombre. Por el contrario, ella es:
a. don de Dios (Ro. 5:15-18)
b. producto de su gracia (3:24; 4:16; 5:15)
c. gratuita (5:16)
d. no por obras (3:20)
e. lo opuesto a la condenación (8:1, 33, 34)
f. lo que priva al hombre de toda causa de jactancia (3:27)
g. apropiada por la fe, siendo esa fe misma un don de Dios (Ef. 2:8).[47]
Jesús nos justifica por su sangre (5:9) y por su pura gracia (Tit. 3:7). Así, la justificación se recibe por la fe, y nunca en base a las obras (Ro. 3:26-30; 4:5; 5:1; 11:6; Gá. 2:16; Ef. 2:8-10). Se trata de un acto soberano de Aquel que, en Cristo, nos ha llamado, justificado y glorificado: «¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica» (Ro. 8:30-34). El pecador acusado por la Ley (Gá. 3:10-14), por Satanás (Zac. 3:1-5; Ap. 12:10-11) y por su conciencia (1 Jn. 3:20), no queda solamente librado del castigo por el Juez Soberano: es declarado justo, y hecho más blanco que la nieve (Is. 1:18). Para él ya no hay condenación (Ro. 8:1), por cuanto Dios lo ve en Cristo, revestido de la justicia perfecta de su divino hijo (2 Co. 5:21). [48]
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Autor:
Efrain Lemus
[1] Charles Ryrie. Teolog?a b?sica, 2003, p. 339.
[2] Packer, J. I. (1993). Concise theology: a guide to historic Christian beliefs. Wheaton, IL: Tyndale House.
[3] Ventura, S. V. (1985). In Nuevo diccionario b?blico ilustrado (p. 648).
[4] Alfonso Lockward, Nuevo diccionario de la Biblia, 1999 p. 624.
[5] Packer, J. I. (1993). Op. Cit.
[6] Hendriksen, W. (2006). Comentario al Nuevo Testamento: Romanos (p. 147).
[7] Packer J. I. (2006). JUSTIFICACI?N. In E. F. Harrison, G. W. Bromiley, & C. F. H. Henry (Eds.), Diccionario de Teolog?a (p. 348).
[8] F. Lacueva (2001). In Diccionario teol?gico ilustrado (1. ed. espa?ola., p. 391).
[9] Mather, G. A., & Nichols, L. A. (2001). In Diccionario de creencias, religiones, sectas y ocultismo (p. 278).
[10] Justo L. Gonz?lez, Historia del Cristianismo, Obra completa, Tomo 2, 2009, P. pp, 37-38.
[11] Mart?n Lutero, ?La Libertad Cristiana? 1520.
[12] Beeke, J. (2008). La espiritualidad puritana y reformada: Un estudio teol?gico y pr?ctico tomado de nuestra herencia puritana y reformada. (J. S. Llamas & A. Valdez, Trans.) (Primera Edici?n., p. 87).
[13] Deiros, P. A. (2008). Historia del Cristianismo: Las reformas de la iglesia (1500?1750) (p. 78).
[14] Beeke, J. (2008), Op. Cit. p. 5.
[15] Charles Ryrie. 2003, Op. Cit. p. 339.
[16] In LBLA indice de topicos (electronic ed.). La Habra, CA: Foundation Publications, Inc. (2000).
[17] Duffield, Guy P y Nathaniel M. Van Cleave, Fundamentos de Teolog?a Pentecostal. 2002, pp. 240-245.
[18] Manser, M. H. (2012). Diccionario de temas b?blicos. (G. Powell, Ed.). Bellingham, WA: Software B?blico Logos.
[19] Ryrie, C. C. (2003). (pp.340-341).
[20] Ib?d. (p. 339).
[21] Hendriksen, W. (2006). Op. Cit. (p. 145).
[22] Somoza, J. S. (1997). Comentario b?blico del continente nuevo: Romanos (pp. 80?81).
[23] Runge, S. E. (2014). Comentario de alta definici?n: Romanos. (R. G. Medina & J. Terranova, Trans., R. G. Medina & J. Terranova, Eds.) (Ro 3:21?26).
[24] Runge, S. E. (2014). Ib?d.
[25] Hendriksen, W. (2006). Op. Cit. (pp. 146-147).
[26] Runge, S. E. (2014). Op. Cit.
[27] Hendriksen, W. (2006). Op. Cit. (pp. 148-149).
[28] Cevallos, J. C. (2006). Comentario B?blico Mundo Hispano tomo 19: Romanos. (pp. 90?91).
[29] Citado por Greathouse, W. M. (2010). La Ep?stola a los Romanos. In Comentario B?blico Beacon: Romanos hasta 2 Corintios (Tomo 8) (pp. 96?97).
[30] Runge, S. E. (2014). Op. Cit.
[31] Citado por Duffield, Guy P y Nathaniel M. Van Cleave, Fundamentos de Teolog?a Pentecostal. 2002, p. 248.
[32] Alfonso Lockward, 1999. Op. Cit. p. 624.
[33] Duffield, G. P., & Van Cleave, N. M. (2006). Op. Cit. (p. 249).
[34] Wiersbe, W. W. (1983). Justos en Cristo: Estudio Expositivo de la Ep?stola a los Romanos (pp. 32?38).
[35] Hendriksen, W. (2006). Op. Cit. (p. 166).
[36] Ib?d. (pp. 166?167).
[37] Wiersbe, W. W. (1983). Op. Cit. (pp. 32?38).
[38] Hendriksen, W. (2006). Op. Cit. (pp. 190?192).
[39] Introductory Lectures in Systematic Theology (Discursos Introductorios en Teolog?a Sistem?tica) por Henry Clarence Thiessen (Gran Rapids, MI: Wm B. Eerdmans Publising Company, 1949, P, 363, citado por Duffield, Guy P y Nathaniel M. Van Cleave, en Fundamentos de Teolog?a Pentecostal. (2002, p. 243).
[40] Ryrie, C. C. (2003). Op. Cit. (p.341).
[41] Manser, M. H. (2012). Op. Cit.
[42] Sangoquiza, J. (2012). Panorama del Nuevo Testamento (p. 362).
[43] Ryrie, C. C. (2003). Op. Cit. (p. 341).
[44] Duffield, Guy P y Nathaniel M. Van Cleave. Op. Cit. p. 246-247.
[45] Ventura, S. V. (1985). Op. Cit. (pp. 645?648).
[46] Ib?d. (p. 645).
[47] Hendriksen, W. (2006). Op. Cit. (p. 154).
[48] Ventura, S. V. (1985). Op. Cit. (p. 646).
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