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Instituciones y mercados en un mundo dinámico

Enviado por Vladimir Isaza


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    1. Siete proposiciones sobre el cambio técnico, mercados e instituciones
    2. Dinamismo económico y tecnológico: el rol de las instituciones y políticas
    3. Algunas conclusiones

    Traducción del documento original llamado " Institutions and markets in a dynamic world"

    Introducción

    Este artículo trata del rol de las instituciones y las políticas y su relación con los procesos de mercado en economías abiertas, caracterizadas por varias formas de cambio tecnológico.

    El enfoque que es más familiar a la disciplina económica contemporánea esencialmente consiste en una prosa de la reducción de los aspectos institucionales y de política a excepciones, anomalías y casos particulares, de un marco general centrado alrededor de las condiciones de equilibrio del sistema económico postulado por la teoría. El impacto de las políticas y las instituciones es evaluado sobre las bases de un criterio – El equilibrio , el cual la economía podría alcanzar si se la deja actuar por sí misma- bajo unas hipótesis muy especiales y algunas veces algo torpes, cuyas propiedades, sin embargo, son tales como para producir resultados "óptimos". Dentro de esta bien trabajada y ampliamente aceptada estrategia, cualquier asunto normativo, fenómeno o comportamiento es comparado con aquel criterio fundamental y, por diferencia, uno también define las rutinas mecánicas[1]e impactos de las políticas. En consecuencia, el economista comúnmente usa conceptos como "externalidades", "fallas de mercado", "información limitada", "mercados imperfectos", etc., para catalogar las características "sub-óptimas" más comunes del mundo empírico, en comparación con el modelo teórico. En una muy peculiar superposición de las sentencias o juicios positivos y normativos, estas "imperfecciones" del mundo real también delimitan el dominio de la intervención institucional, el cual – se afirma- debería hacer que el mundo sea más similar a la teoría. Generalmente, la profesión económica asimismo trata de manera similar los problemas relacionados al cambio tecnológico y económico, evaluando, por ejemplo, el grado de "falla de mercado" asociada con la incertidumbre tecnológica, la "imperfección de mercado" derivada de los derechos de propiedad sobre la innovación, etc.

    El salto desde el modelo teórico básico, en el cual las conclusiones sobre el bienestar están generalmente basadas en las propiedades de los actuales sistemas económicos, es uno grande: a pesar de que la correspondencia entre las hipótesis fundamentales del modelo (sobre comportamientos, tecnología, interacción entre agentes, etc.) y los " hechos estilizados" del mundo son a menudo tratados de una manera casual, y algunas veces con la irritación que las discusiones sobre los aspectos metodológicos provocan dentro de los profesionales de la disciplina. Sin embargo, en la historia de la disciplina económica esto no siempre ha sido así.

    Hace dos o tres siglos, cuando la economía política estaba emergiendo como una disciplina autónoma, más o menos contemporánea a el surgimiento de una "sociedad de mercado" y de un modo capitalista de producción, una de las preocupaciones intelectuales era el estatus, función e implicaciones sociales de la libre búsqueda de los intereses privados y su relación con otras formas de coordinación social. La mano invisible de Adam Smith, relacionada a la suposición fundamental sobre los mecanismos de coordinación impersonal, ocurriendo en mercados descentralizados. A pesar de todo, estaba claro entre los escritores clásicos que las variables e instituciones estrictamente no económicas establecieron reglas particulares de interacción y "Meta-códigos" de comportamiento los cuales eran condiciones necesarias para un resultado colectivo satisfactorio de las actitudes egoístas individuales, en términos de un bienestar colectivo y un comportamiento dinámico de la economía. No obstante, aquellas condiciones de fondo las cuales permitían la consistencia de los comportamientos individuales y su progresividad dinámica (en cierto sentido, los factores considerados por la "moral" y la constitución política de sociedades de mercado relativamente eficientes) en general, sigue siendo una preocupación de los pensadores políticos, filósofos, sociólogos y antropólogos (desde los pensadores sociales escoceses hasta Hegel y Tocqueville y, después, Weber, Polanyi y Luhmann) pero constantemente desaparece de la atención explicita de los economistas.

    En concordancia con algunas ideas de los primeros economistas políticos y bosquejos de unas contribuciones más recientes, vamos a sugerir un marco de análisis de instituciones el cual es en su esencia no reduccionista. La heurística[2]de esta segunda clase de aproximaciones que estamos pensando está basada en cuatro hipótesis fundamentales, a saber:

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