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Análisis Lingüístico de un texto de Carilda Oliver (página 2)


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Carilda Oliver Labra nació en Matanzas, ciudad en la que ha vivido siempre en el número 81 de la Calzada de Tirry en el año 1922 ó en 1924 según otras fuentes (¿estará la coquetería femenina detrás de este misterio o serán errores de la fauna editorial?). Poeta. Obtuvo el título de Doctora en Derecho Civil en la Universidad de La Habana. Trabajó como abogada en su ciudad natal, y ocupó un cargo en la afamada biblioteca Gener y del Monte. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía en 1950, por su libro Al sur de mi garganta (1949) y el Premio Nacional en el Certamen Hispanoamericano, organizado por el Ateneo Americano de Washington, efectuado en conmemoración del tricentenario de Sor Juana Inés de la Cruz. Ha publicado Preludio lírico (1943), Canto a Martí (1953), Memoria de la fiebre (1958), Versos de amor (1963), Las sílabas y el tiempo (1983), Desaparece el polvo (1984), Calzada de Tirry 81 (1987), Los huesos alumbrados (1988), Sonetos (1991) y Se me ha perdido un hombre (1992), Antología poética (1994), Guárdame tiempo (1995) y Error de magia (2000).

En 1988 recibió la Distinción por la Cultura Nacional, en 1994 la Medalla "Alejo Carpentier", que otorga el Consejo de Estado. En 1997 fue galardonada con el Premio Nacional de Literatura.

Desarrollo

Este texto aparece en una compilación titulada Poemas para no envejecer, publicado en el año 2004 por la Editorial Extramuros.

Pongo otros dados en la misma suerte

Carilda Oliver Labra

Esquema fónico

Pongo otros dados en la misma suerte / – – / – – – / – / –

y no me importa el hambre del camino; – – – / – / – – – / –

asumo su misterio y lo ilumino, – / – – – / – – – / –

con este corazón que atiza muerte. – / – – – / – / – / –

Es tarde para todo, más quisiera – / – / – / – / – / –

hallar deslumbramiento en tantas cosas. – / – – – / – / – / –

Mi oficio no es cazar las mariposas – / – – – / – – – / –

sino rendir de amor alguna fiera. – – – / – / – / – / –

Me ocupo de los huesos inmortales. – / – – – / – – – / –

Aunque combato poderosos males – – – / – – – / – / –

ni luz me trata ni dolor me arreda. – / – / – – – / – / –

Sigo de pie, y cuando el viento arrasa / – – / – / – / – / –

es mi sed de vivir, mi propia casa – – / – – / – / – / –

que oculta su temblor bajo la piedra – / – – – / – – – / –

La mujer– poeta se arriesga una vez más en el juego de la vida o tal vez muy tenuemente nos lleva a crear intertextualidades…" el tiempo es un niño que juega a los dados…" (Azorín, Diez minutos de parada) y asume su destino, sin al parecer importarle qué le depara el camino por recorrer ¿Acaso la espera al final de sus días la soledad, esa suerte de hambre de afectos, de añoranzas por días más felices? Ella espera desentrañar e iluminar el acertijo del futuro con la luz de la poesía que está en su corazón, ese, que aunque ya pudiera tener lógicamente enfermo es aún el centro de su amor.

Ansía tanto de la vida que a pesar de haberla vivido intensamente, quisiera ser sorprendida nuevamente por un reto amoroso que vencer, por seguir siendo seductora a pesar del paso del tiempo.

Y he aquí que él, inexorablemente, se ha impuesto y no queda más remedio que atenderse los males propios del cuerpo, de la edad , los achaques, los dolores físicos que no la derrumbarán , que no le causarán miedo , mientras se ocupa de seguir legando para la posteridad su poesía ( sus huesos inmortales). Nos hace evocar a veces a la Avellaneda sobre todo en el uso del lenguaje: ni luz me trata ni dolor me arreda.

Sin embargo es indiscutiblemente Carilda la que plantea que su oficio "no es cazar las mariposas, sino rendir de amor alguna fiera"

Hay un grito de permanencia ? muy a pesar del viento que arrasa (el tiempo que pasa inexorable) ? en su sed de vivir que nos entrega desnudo a un ser humano poeta , mujer, presa del miedo, miedo que oculta tras su aparente fortaleza , comparable con la de su casa que internamente ya va sintiendo también el decursar de los años

Todo el poemario está dedicado a su casa ¡Qué bueno es olvidar, ay, tanta grieta, y ser la saludable voz secreta en Calzada de Tirry ochenta y uno!

Salvando las lógicas distancias entre ellas, parece ser que la casa que se habita físicamente es tema recurrente entre dos de las grandes poetisas cubanas.

Es evidente que estamos en presencia de un texto de estilo comunicativo literario estético, un soneto posmodernista que conserva las características de este tipo de composición poética sin grandes innovaciones. Hay una licencia poética en el primer verso, que constituye el título del poema, algo también común a esta tipología textual (Pongo otros dados) al convertir en sinalefa la misma vocal (en este caso la duplicación del fonema vocal, abierto y fuerte o)

Aparece el uso de marcadores textuales que indican relación lógico semántica de oposición: Es tarde para todo mas (equivalente a pero) quisiera hallar (perífrasis verbal de modo subjuntivo) deslumbramiento en tantas cosas.

Los verbos en presente de indicativo: pongo, asumo, ilumino, atiza, me ocupo, combato, me trata, me arredra, sigo, arrasa, es, oculta, nos ubican en el tiempo/espacio objetivo de su vida, pero hay mayor uso de sustantivos (un total de veintidós) lo que nos hace coincidir con Shishkova en que…" la poesía española y latinoamericana demuestra una tendencia firme sustantiva, lo que permite el valor estilístico de crear imágenes, trasmitir pensamientos…" (Shishkova y Popov et al)

Casi todos los verbos del poema (con excepción de ser) se refieren a un sujeto no expreso o indeterminado (sujeto lírico). En el primer cuarteto aparecen cinco oraciones gramaticales: las cuatro primeras son copulativas, que a su vez se enlazan por medio de la yuxtaposición. La última de estas, tiene dentro de sí a una subordinada adjetiva.

En el cuarteto posterior sí hay una intención de parte de la autora de separar (posiblemente para lograr un efecto conclusivo) a través de un punto y aparte el verso anterior: Mi oficio no es cazar las mariposas (y aquí reitera el enlace oracional con el uso de otra conjunción) sino (es, elidido) rendir de amor alguna fiera, ambas de predicado nominal.

Vuelve a repetirse la fórmula en los dos tercetos.

Es interesante la construcción: Aunque combato poderosos males / ni luz me trata ni dolor me arredra (en este último verso es en el que decíamos con anterioridad que aparece el espíritu rondante de la excelsa camagüeyana), que se torna un tanto oscura en el segundo y último terceto:

Sigo de pie, y cuanto el viento arrasa

es mi sed de vivir, mi propia casa

que oculta su temblor bajo las piedras

Si seguimos atentos a la puntuación se produce una suerte de criptograma: cuanto (todo lo que) el viento arrasa es ¿su sed de vivir? o ¿es su sed de vivir su propia casa?

Una lectura ordenada de los textos de Carilda según su fecha de escritura o publicación, nos revela una reiterada referencia a la edad cronológica del sujeto lírico femenino, hecha a través de su propio cuerpo, acentuadamente femenino, avisada por la aceptación masculina: …" Como Silvia Pinal en un tiempo, Rita Hayworth, Liz Taylor, o Greta Garbo y la Bardot, tú has sido un ideal. Callarlo impediría penetrar las razones por las cuales tú y tu poesía han sido un mito. Como para todos los de mi generación, caballeros blancos en canas ya algunos de ellos, y otros gordos, barrigones y hasta calvos … para los muchachos de mañana, y de siempre, continuarás siendo una novia: la novia que todos quisieran tener … ya no dormirán los muchachos con tus fotos debajo del colchón , pero dormirán con tus poemas y esa será la prueba suprema de tu autenticidad y de tu designio de permanecer …" ( Rafael Alcides, prólogo de la antología Poemas para no envejecer .)

Así es posible encontrar en toda su obra símbolos y atributos tradicionalmente empleados para referirse a sí misma como sujeto erótico: cabello, caderas, boca, senos, fruta, primavera, sobre todo en sus obras de juventud como Al sur de mi garganta, Libreta de la recién casada y Memoria de la fiebre.

El poema Pongo otros dados en la misma suerte, aparece antologado – no por gusto – en Poemas para no envejecer, pues forma parte de la obra escrita por Carilda después de los sesenta años.

La poetisa enfrenta y asume la realidad de la vejez pero con un optimismo no exento de nostalgia por el tiempo que se fue, por lo que quedó por hacer, sin embargo no niega que aún quiera sentir nuevas emociones, todo muy a tono con el ser carildeano auténtico, que se refugia y se compara a la vez con su propia casa.

Conclusiones

Carilda Oliver Labra mantiene una misma proyección discursiva, un distanciamiento del sujeto lírico, no con relación a su ciclo de vida, al que alude directa y reiteradamente, sino a la semantización socio-cultural del mismo, lo que no impide que la escritora vuelque en su poesía escrita a partir de los sesenta años, toda su nostalgia por los tiempos idos, que no son solamente los de su juventud, sino los de la unidad familiar. En ella no hay el recuento elegíaco de Darío sobre la juventud que se va para no regresar. Ella lleva a cabo un recuento del desmoronamiento de su orden afectivo y de sus lazos parenterales más íntimos, lo que posee además la fuerza expresiva de lo testimonial. Sus poemarios escritos entre sus 65 y 69 años de edad exhiben como balance las líneas temáticas, ideas, emociones e imágenes de identidad, esa misma filosofía del sujeto lírico ante la vida y esa fervorosa voluntad de permanecer en plenitud.

En su canto de amor y muerte Se me ha perdido un hombre (Calzada de Tirry 81), concluye con otra declaración de fe en la consonancia del género humano: Para que siempre seamos lo estupendo: hombre y mujer/ girando/ nueva especie del mundo.

Bibliografía

Alcides, Rafael: Prólogo a la primera edición de Calzada de Tirry 81. La Habana 1987

Barquet, Jesús. J: Escrituras poéticas de una nación Dulce María Loynaz, Juana Rosa Pita y Carlota Caulfield. Ediciones UNION ,1999

Cámara, Matilde: Homenaje a Dulce María Loynaz. Universal Miami 1993

Montero Sánchez, Susana A.: Un reto más allá de la poesía. Prólogo del poemario Poemas para no envejecer. Ediciones Extramuros. La Habana 2004

Shishkova,T:H. y Popov,J.K.L. Estilística Funcional. Tomado de Stilistika Ispanskogo Iazika. Minsk. Vishaya Skola, l989.

 

 

 

Autor:

María E. Ramos Yervilla

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