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La Violencia Intrafamiliar, problemática de atención para el Trabajo Social en Cuba

Enviado por Anabel


  1. Introducción
  2. Referentes teóricos de la violencia intrafamiliar desde la perspectiva de la comunicación comunitaria
  3. Conclusiones

Introducción

Uno de los problemas fundamentales que afectan hoy las condiciones de salud de la población Mundial, lo constituye sin dudas el problema de la violencia intrafamiliar en menores (niños y adolescentes), en todas sus manifestaciones. Estudiosos de la materia opinan que este es un fenómeno psicosocial determinado por una multitud de fuerzas que actúan en el individuo y en la familia, así como también en la comunidad, en las cuales tanto el individuo como la familia están inmersos.

En la actualidad, los niveles de violencia intrafamiliar son superiores a las épocas pasadas. Estudios que se han realizado han permitido conocer que la violencia intrafamiliar tiene por características su multicausalidad, donde diversos factores producen efectos similares al formar parte de nuestra cotidianidad y ocupar un lugar fundamental en la vida del hombre actual.

La violencia ha sido definida como cualquier relación por la cual un individuo o grupo social viola la integridad física, psicológica, y social de otra persona. Es considerado como el ejercicio de una fuerza indebida de un sujeto sobre otro, siempre que sea experimentada como negativa. La familia como célula fundamental de la sociedad no está exenta de la práctica de violencia y la violencia intrafamiliar es considerada como una forma de violencia social, en tanto es una expresión de las relaciones sociales que acontecen a nivel particular.

Es considerada la violencia intrafamiliar como toda acción u omisión cometida en el seno de la familia por uno varios de sus miembros que de forma permanente ocasione daño físico, psicológico o sexual a otro de sus miembros, que menoscabe su integridad y cause serio daño a su personalidad y/o a la estabilidad familiar.

En las familias se ha, conocido diversas formas de vivir violencia. La violencia física es considerada como toda la lesión física o corporal que deja huellas o marcas visibles, incluyen golpes, bofetadas, empujones, entre otras.

La violencia psicológica se refiere al hostigamiento verbal entre los miembros de la familia a través de insultos, críticas permanentes, descréditos, humillaciones, silencios, entre otras. Es la capacidad de destrucción con el gesto, la palabra y el acto. Aunque no deja huellas visibles inmediatas sus implicaciones son más trascendentales.

En la literatura se conocen otras formas de violencia como el abandono y la negligencia en los cuidados físicos de los miembros de las familias que lo requieren, la falta de respuesta a las necesidades de contacto afectivo y estimulación cognitiva, falta de atención, descuido en la alimentación y vestuario.

Así mismo los investigadores han constatado que existen miles de niños que se encuentran en abandono total. Según datos de la UNICEF (organización de las naciones unidas encargada del cuidado en la infancia y la niñez).

Se estima que en América Latina al menos seis millones de niños son objeto de la violencia intrafamiliar. Por citar un ejemplo, se ha constatado, que en Chile una de cada cuatro familias vive violencia física y una de cada tres violencia psicológica.

Mientras más violencia reciben los niños de sus padres más proclive son a su vez, a ser violentos durante su edad adulta y por tanto, están predispuestos a ejercer la violencia porque ya lo han aprendido de acuerdo con la forma en que han sido educados. Este cuadro se completa con la violencia que ellos mismos observan en su hogar.

Los niños y adolescentes por sus características psicológicas son los más afectados por los hechos de violencia, la violencia aunque pocos se atrevan a conocerla, la violencia intrafamiliar es percibida y sufrida por niños y adolescentes. Contribuir al conocimiento de la violencia, conocer los tipos en que se presenta, identificar a quiénes la viven y sufren, permite no sólo una aproximación a su compresión, sino también reconocer su existencia, contribuir al conocimiento del tema y a la formulación de estrategias de intervención comunitarias educación familiar.

CAPÍTULO I.

Referentes teóricos de la violencia intrafamiliar desde la perspectiva de la comunicación comunitaria

Este capítulo se dedica al análisis de las concepciones teóricas sobre la violencia intrafamiliar en menores (niños y adolescentes) y la Estrategia de Comunicación Persuasiva, a partir de sus conceptualizaciones, causas, manifestaciones, daños que provoca y tratamiento legal que se le da en el país al fenómeno.

1.1. Consideraciones teóricas acerca de la violencia intrafamiliar.

Etimológicamente la palabra violencia proviene del latín violare, que significa: infringir, quebrantar, abusar, etcétera. Así, al hablar de violencia se hace referencia a toda conducta o acción del hombre que lleve consigo la utilización de la fuerza física o de la coacción psíquica-moral, donde se establezca poder sobre alguien situado en una posición de inferioridad.

La violencia es un fenómeno que ha sido tratado desde los mismos inicios de la humanidad, es considerada un problema histórico donde intervienen factores económicos, políticos, sociales, jurídicos y culturales. Suele aparecer en todos los contextos y a todos los niveles de cualquier esfera social, afectando al hombre sin distinción de razas, edades ni capas sociales. En la actualidad este fenómeno ha sufrido un recrudecimiento a escala mundial, por lo que se considera un reto para la salud pública, para la educación y para la cultura.

Su concepto abarca múltiples acepciones: "Expresión de agresividad manifiesta o encubierta que tiene consecuencias negativas para todo aquel que se pone en contacto directa con ella. La violencia es la agresividad destructiva". "Interacción directa o indirecta de uno o más actores produciéndoles daños a otros en grado variable, ya sea en su integridad física, psíquica o moral, en sus vienes o en su participación simbólica o cultural.

Comportamiento violento del hombre como ser social.

Han pasado siglos enteros para lograr lo que todos denominan civilización, pero bastan unos segundos para que un hombre se vuelva una fiera destructiva y peligrosa hacia su familia, y actúe como cavernícola con su mujer e hijos.

El hombre violento es un ser que se relaciona con todo lo arbitrario, represivo, cruel y temeroso que existe y ha existido durante siglos para tratar a la mujer y también a los niños.

Fue a finales de 1970 que comenzaron los estudios científicos sobre el hombre abusivo, con éstos y otros estudios se fue revelando que la apariencia del hombre violento, no es la de un matón de película; es un individuo formado en un sistema de creencias de valores que asocian la posesión de masculinidad con la de un poder privilegiado. Ha recibido una educación semejante a los demás, no se distingue de la normalidad masculina general. Puede ser simpático, seductor, atractivo, en fin, un ciudadano modelo, y esto le permite penetrar en el mundo exterior, en su familia y ejercer como actor, juez, médico, empresario, obrero, policía, deportista o científico, sin dificultad aparente alguna.

No causa asombro cuando un varón, desde chico, ha de responder agresivamente en sus actividades deportivas, en juegos rudos, por que las tensiones las descargan sobre los demás o contra objetos, y es entonces que la violencia se convierte en un ingrediente más en su estructuración de la masculinidad.

Que la violencia se desborde en el ámbito familiar no se justifica, pero puede entenderse, porque se pueden expresar necesidades o emociones que son definidas como ilegítimas o no recomendables en otros lugares.

El hogar se convierte en sitio seguro, para actuar de manera inadmisible, por la privacidad e impunidad en nuestros actos diarios y por la confianza en la seguridad con que actuamos entre el medio de la familia, ya sea con los adolescentes u otros componentes de la esfera familiar.

Existen procesos no advertidos, que permiten aclarar la dinámica de la violencia hacia la esposa y son fenómenos que contribuyen a que perdure la violencia. Entre ellos se encuentran en primer lugar, la permisividad, el clima, las costumbres, que tienden a " no responsabilizar" al agresor y su conducta es aprobada por la tradición, como las leyes que le daban la potestad al marido sobre la esposa, orden este que se traslada también a la víctima, la que encuentra difícil desafiar el comportamiento que la perjudica, pues participa en ese clima de maltrato y termina sometiéndose.

El segundo lugar es ocupado por la rutina, que está sustentada sobre la base de la permisividad y hace que las acciones violentas se vayan incorporando a la vida cotidiana, no dejando espacio ni tiempo para el cuestionamiento masculino o agresor, el hombre violento para justificar sus acciones, culpa a la mujer y se muestra sumamente ofendido en un intento de excusar su reacción exagerada la violencia se transforma en rutina y se mecaniza la conducta tanto del agresor como de la víctima.

El tercer proceso es la idealización y doble moral, en el cual la víctima, el victimario y el público tienden a confrontar los hechos denigrantes con las ideas tradicionales. Su finalidad es negar lo malo y resaltar lo bueno y que quede oculta la violencia, y se hace presión a la víctima para que tolere lo que sucede.

Con el argumento de una supuesta obligación o compromiso moral asumido por la víctima, se le demanda atenerse a la obediencia o derechos excesivos del marido victimario.

El entorno familiar desempeña un importante papel en el desarrollo de la personalidad del hombre y en el progreso de la sociedad, en él individuo encuentra, antes que en cualquier otro sitio, un ambiente educativo, no sólo en sentido individualista, sino también en sentido social, porque persona y sociedad se condicionan recíprocamente.

En resumen, el maltrato tiene múltiples causas, se presenta y se manifiesta en muchos ámbitos de nuestra sociedad, sus actores son numerosos y en muchas oportunidades con comportamientos no individuales, siendo un hecho incorporado a nuestra vida cotidiana, en cierta medida viene formando parte de nuestra cultura.

De ahí que se defina Maltrato Social como: todas las formas de comportamiento sociales, institucionales, colectivas e individuales, que se originan y actúan en la vida cotidiana de todas las esferas o ámbitos de la vida social, y pública; son el resultado de múltiples causas que interactúan de un modo complejo y cuya consecuencia es conocida o no por sus autores, es la instalación de condiciones que impiden, retrasan o deforman el desarrollo individual y en especial el de los niños, que ocasionan deterioro a la calidad de vida de los mismos.

Muchas personas tienen la impresión de que en Cuba no se manifiesta la violencia doméstica, y que los cubanos no son violentos en su comportamiento cotidiano. Otros piensan exactamente lo contrario. El primero de los juicios quizás se asienta

en informaciones provenientes del exterior o por medio de películas foráneas que recrean realidades de extrema tensión en ciudades con delincuencia organizada y en contextos políticos-sociales convulsos. Si el punto de referencia es aquel, la respuesta de que no hay violencia en Cuba sería probablemente la adecuada.

No obstante, Cuba a pesar de los logros que ha alcanzado, no es ajena a las manifestaciones de las conductas violentas por la propia personalidad del cubano, con su explosividad, muchas veces del carácter, su impetuosidad y firmeza hacen que adopten actitudes que generan y constituyen actos violentos, no solo en el marco mas privado, es decir, la familia, sino también en el entorno social, aunque, poco se sabe acerca de los múltiples aspectos que conforman el diario vivir, donde ocupan espacios numerosas expresiones que lesionan, ofenden, abusan, amenazan, producen inseguridad o perjudican la autoestima y la integridad anímica, física o emocional de otros, las cuales en oportunidades no son registradas como manifestaciones de violencia, ni siquiera por los sujetos que son víctimas de las agresiones.

Por otra parte, la sociedad cubana asediada constantemente por diversas presiones económicas: el bloqueo, la escasez que padece, y la manifestación indudable del período especial en los últimos años, la convierten, sin dudas, en una sociedad muy activa, donde la dinámica y la premura son palabras de primer orden y, en consecuencia, son frecuentes la manifestación de actos y conductas violentas. Muchos son los motivos que exteriorizan e inciden en el actuar violento del cubano, los que hasta en su idiosincrasia no son nada pasivos, como ya habíamos apuntado,

pero destacamos entre otros factores importantes: el machismo, los celos, la intransigencia, el alcoholismo y la prepotencia.

Conclusiones

La violencia es un fenómeno que ha existido desde los mismos inicios de la humanidad. Sus manifestaciones son tan múltiples, como negativas las consecuencias que provoca, la violencia intrafamiliar como un caso particular, expresada en: violencia física, psicológica y social. Una posible vía para prevenir la violencia intrafamiliar en menores (niños y adolescentes) es fomentar en ellos los conocimientos sobre las manifestaciones de la violencia intrafamiliar.

 

 

Autor:

Irelys Fernández Reyes

País: Cuba

Centro de Trabajo: Dirección Municipal de Trabajo Social Pinar del Río.

Enviado por:

Anabel